31 julio 2012

Tres series para el verano

Siempre se dice que el verano televisivo, esos meses entre mayo y septiembre, son la época más apropiada para ponerse al día con títulos que dejaste en invierno, o con esos otros que nunca viste y a los que puedes dar una oportunidad ahora que, en teoría, hay menos series en emisión. Sabemos que eso de que hay menos oferta estival es una falacia, porque entre el cable y la BBC (y este año, los Juegos Olímpicos), podemos acabar teniendo un calendario tan repleto como en enero. Pero por si nos apetece dedicar parte de nuestro tiempo a algún título que hasta ahora había pasado desapercibido para nosotros, vamos a recomendar tres que a lo mejor pueden ser interesantes.

- "Rubicón" (AMC. 2010): Ahora que tenemos "Homeland" destacando con una trama de espías, supuestos traidores y terroristas planeando atentados en suelo estadounidense, no está de más recordar este primer intento de AMC en el que los protagonistas no son agentes de la CIA, sino los analistas que "filtran" la información que llega luego a los responsables de decidir qué acciones hay que tomar. Sólo tuvo 13 capítulos, quizás porque su ritmo más bien lento y su aire a thriller de los 70, sobre todo al principio, dejó fríos a bastantes espectadores, pero resulta apasionante justo por esa lenta construcción y evolución de la trama y sus personajes.

- "Forbrydelsen" (DR1. 2007-2012): Del original de "The Killing" ya hemos hablado en bastantes ocasiones, pero no está de más traerlo a colación para uno de esos visionados veraniegos. En realidad, tiene tres temporadas, cada una con un caso independiente, pero la que casi todo el mundo conoce es la primera, la de la investigación del asesinato de Nanna Birk Larsen. Y no vamos a decir nada más sobre ella, más que Sara Lund merece una oportunidad.


- "Little Dorrit" (BBC. 2008): La temática que toca esta miniserie, adaptación de un libro de Charles Dickens, no puede ser más actual, con gente ahogada por las deudas y banqueros que hacen fortuna gracias a estafas piramidales de libro. No es tan redonda como "Bleak House", aunque comparte con ella su esquema de los 15 capítulos, casi todos de media hora, y su realización, pero las aventuras y desventuras de la familia Dorrit alrededor del dinero resultan sumamente entretenidos. Y, como es habitual en estas series, tiene un plantel de actores envidiable.

30 julio 2012

El último caso de Linden y Holder

A estas alturas, ya todos estaréis enterados de que AMC ha cancelado "The Killing". El remake de la serie danesa "Forbrydelsen" ha debido ser una de las series que más rápido perdió el favor de los críticos de los últimos años, y que generó las opiniones más polarizadas y radicalmente opuestas. En especial, lo que sorprendió fue el nivel de odio vertido por sus detractores, que se sintieron profundamente decepcionados tras el final de una primera temporada que no era como la promoción hecha por la cadena (y nuestras propias suposiciones) prometían. De semejante vapuleo es muy difícil recuperarse, así que es bastante normal que AMC optara por no continuar con "The Killing" después de ver que la audiencia de su segunda temporada fue bastante mediocre y que la crítica pasó de ella por completo.

Es una lástima porque en lo que la serie sí acertó de pleno es en la construcción de la relación de sus dos policías protagonistas, Sarah Linden y Stephen Holder, hasta el punto de que serían bienvenidos si hicieran apariciones especiales en otras series como, no sé, "El mentalista", para ver cómo se medían sus métodos de la vieja escuela (mucha calle, mucho interrogatorio, mucho mirar las pruebas y mucho método de prueba y error) con la magia deductiva de Patrick Jane. En una serie tan dominada por la angustia y el dolor como "The Killing", Linden y Holder conseguían ofrecer algo menos oscuro. Y eso que los dos cargaban con sus propios demonios y, de hecho, Linden se bastaba ella sola para hundirse por completo la vida.

Lo que hay que reconocer, eso sí, es que el final de su segunda temporada es un final de serie bastante claro. El caso de Rosie Larsen se resuelve y Linden parece tomar una decisión sobre su vida (o sobre parte de ella), asi que si hubiera habido una tercera entrega, tendría que haber empezado todo de nuevo (que es el sistema que utilizó la danesa entre sus dos primeras temporadas, y que es el sistema habitual de casi cualquier serie de policías en antena), así que alguno tenéis curiosidad por ver de qué iba todo el jaleo, sabéis que la historia se desarrolla completa en esos 26 capítulos.

Razones detrás de la "muerte" de la serie hay unas cuantas. Entre los propios errores de la serie, la engañosa campaña de marketing con la que AMC la lanzó, su tono oscuro y frío y quién sabe cuántas cosas más, "The Killing" tenía difícil lograr una oportunidad para regresar a la parrilla la próxima primavera. Pero no penséis que esto ha desanimado a las cadenas estadounidenses de intentar nuevos remakes de policiacos escandinavos. El próximo en llegar, si no hay inconvenientes, será el de "The Bridge", en el que sus protagonistas investigan el asesinato de una mujer cuyo cadáver aparece en medio del puente que une Suecia y Dinamarca. Si FX traslada la acción a la frontera entre Estados Unidos y México, pueden tener algo potencialmente muy interesante.

29 julio 2012

Resistencia a los spoilers

Matthew Weiner es tan controlador y tiquismiquis en todo lo referente a los spoilers, que cualquiera pensaría que "Mad Men" es una especie de "Alias" de la publicidad. Y Joan Harris lo sabe todo, pero le falta el entrenamiento para ser Sydney Bristow. No deja de resultar gracioso que Weiner se resista hasta a dar el año en el que comienza cada nueva temporada, cuando su serie debe ser la más resistente a los spoilers de la parrilla estadounidense actual. O, al menos, así lo veo desde mi experiencia con ella. Como creo que ya hemos comentado más de una vez, me he subido al carro de Sterling Cooper bastante tarde, y habiendo leído mientras tanto casi todo lo que se había ido publicando sobre ella. Lo que quiere decir que muchas de las cosas que pasan en la tercera temporada, por ejemplo, ya las sabía, del mismo modo que sabía hacia dónde evolucionaban en la cuarta y hasta en la quinta, y eso no ha disminuido la experiencia de verla.

De hecho, diría que, a veces, hasta le otorga otra capa a la serie; no se ve igual el episodio en el que Betty conoce a Henry Francis si sabes lo que el futuro le depara a él. Es cierto que disminuye el factor sorpresa, pero no todas las semanas alguien pierde un pie en un accidente con un cortacésped. Y, aun así, luego Peggy se va a la cama con quien se va a la cama y resulta ser totalmente inesperado, porque no es algo que los fans y los críticos estuvieran discutiendo sin cesar mientras esos episodios se estuvieron emitiendo. De todos modos, quizás lo más curioso que he notado con este visionado atrasado, y más comprimido, de la tercera temporada no es tanto que pasa más desapercibida esa lentitud de la que se quejaron los fans originalmente, sino de que la sutilidad que siempre se elogia de la serie no es tal.

Sí, en "Mad Men" siempre hay personajes en los que es más importante lo que se callan que lo que dicen, y en otros hay muchas cosas que se insinúan, pero la sutileza se pierde por completo cuando decide hacer metáforas entre hechos históricos y algunos de los cambios más importantes que sufren esos personajes. Utilizar bahía de Cochinos o el asesinato de Kennedy para "explicar" decisiones como esa divertida conspiración de Don, Roger y Cooper puede resultar pretencioso y, además, explicita hasta el punto de ser tan sutil como un martillazo el "mensaje" que Weiner quiere hacernos llegar. Semanalmente, probablemente algunas de estas cosas no se noten, pero vista en modo pseudo-maratoniano, terminan por hacerse evidentes.

Música de la semana: Poco a poco, parece que la trama de las chicas y la de Michelle y Fany van integrándose en "Bunheads", que como buena serie de Amy Sherman-Palladino, de vez en cuando tiene selecciones musicales realmente curiosas. La última, la versión de They Might Be Giants de "Istanbul (Not Constantinople)", una canción que hicieron conocida los Four Lads en los 50, y que los fans de "Raising Hope" han escuchado también en su serie.

27 julio 2012

"Errores" de la naturaleza

ALERTA SPOILERS: "Alphas" ha vuelto a Syfy, y como no sé si a alguno de vosotros le importa que se puedan destripar algunas cosas del principio de su segunda temporada, mejor os aviso de que es posible que eso pase a partir de ahora.

Una de las pequeñas sorpresas del verano pasado fue "Alphas", la serie de Syfy sobre gente con habilidades especiales que tanto remite no sólo a "X-Men", sino a todo lo que "Héroes" pudo y nunca quiso ser. A lo largo de la primera temporada se fueron presentando a esos alfas y a las divisiones entre ellos por esa duda, tan de Xavier y Magneto, sobre su verdadera naturaleza: ¿Son humanos? ¿Son más que humanos? ¿O errores genéticos, como dice uno de ellos en el inicio de la segunda entrega? ¿Tienen por eso derecho a "esclavizar" a los seres humanos sin habilidades y considerarlos inferiores? Sí, todas esas preguntas se las ha hecho la saga de la Patrulla X desde su inicio, allá por los 60 en pleno movimiento por los derechos civiles de la comunidad negra en Estados Unidos, pero no por ello dejan de ser interesantes y de plantear interesantes cuestiones para la serie.

Después de que Rosen decidiera airear, contra los deseos del gobierno, la existencia de los alfas, ahora vamos a tener un villano definido contra el que tendrán que pelear, ese Stanton Parish que casa tan bien con la figura del archienemigo del héroe de los cómics, o del psicópata muy inteligente que no quiere que el detective que lo persiga sufra ningún percance porque así tiene un rival a su altura y disfruta con la "caza". Parish está, claramente, en un camino de dominación mundial que ofrece un claro objetivo contra el que tienen que luchar nuestros protagonistas, al mismo tiempo que intentan atrapar a todos esos alfas criminales que escaparon de Binghamton. Si en algo "Alphas" acierta desde el principio es no buscarles identidades secretas ni disfraces pijameros a ninguno de sus superhéroes; sus habilidades forman parte de quienes son, no son un accesorio aparte que puedan guardar en un armario hasta que las necesiten y, además, también son interesantes las contrapartidas que tienen algunas de ellas, como que Bill, que es el Hulk del grupo, tenga problemas cardiacos justo por toda la presión que se corazón sufre cada vez que se "amplifica".

Como decimos, tener un conflicto claro en el horizonta va a ayudar mucho a "Alphas", pero hay curiosidad también por ver cómo van a tratar el hecho de que todo el mundo sepa de la existencia de estas personas especiales. En el primer episodio, ocupado como está en sacar a Rosen de la cárcel y poner en marcha el enfrentamiento entre Parish y él, apenas vemos más que a un perturbado mental gritando que los alfas se metieron en su cabeza, pero es de suponer que no será el único vistazo que ofrezcan a ese nuevo mundo, y más teniendo en cuenta que Rosen aboga por la transparencia total. El modo en el que su equipo lidie con esa nueva situación puede ser también muy interesante.

26 julio 2012

Un almacén de noticias

Durante tres temporadas, "Warehouse 13" ha sido la serie de mayor éxito de Syfy, la primera que se estrenó con su cambio de nombre, y una que ha ido manteniendo esas buenas audiencias sin cambiar su estrategia de buscar la diversión y la aventura sin más pretensiones. Sin embargo, ya en la anterior entrega empezaron a insinuar que trabajar en el almacén podía tener consecuencias indeseables para sus agentes, algo que Lattimer y Bering experimentaron, junto con Artie, al final de la tercera temporada. Esas consecuencias, ese "gran malo" que tenían cada año solía ser alguien externo, un villano muy fácilmente identificable, pero para iniciar su cuarta temporada parecen haber optado por otro camino; el de hacer que las acciones de uno de los protagonistas desemboquen en la potenciación del lado oscuro de otro de ellos.

Así dicho igual suena muy complicado, pero "Warehouse 13" nunca ha sido difícil y no lo va a ser ahora de repente. Como se notó desde la mitad de la primera temporada, Artie es más el centro de la serie que Pete y Myka (aunque ellos dos sean muy divertidos juntos), así que no es extraño que cierto demonio personal suyo vaya a ejercer el papel de malo de la temporada. De todos modos, como ocurre con todas estas series más escoradas hacia la comedia tontorrona, el drama no suele ser su fuerte. Veremos cómo siguen después de un primer episodios que no estuvo mal, y que contaba con Brent Spinner de tipo inquietante, por decirlo de algún modo.

Aaron Sorkin ha proclamado en más de una entrevista su amor por las comedias de los años 30 y 40, comedias de diálogos vertiginosos y gags precisos y veloces, que por algo le ganó al género el nombre de screwball comedy. En "The Newsroom", Sorkin parece estar haciendo su propia screwball series, con esas mujeres excéntricas a lo Katharine Hepburn en "La fiera de mi niña" y esos hombres serios que las necesitan para darle algo de sal a sus vidas. A veces, en bastantes escenas (especialmente, muchas de las interacciones entre Will y Mac), se nota esa intención, pero los resultados no están a la altura de dicha intención. En lugar de como excéntrica y adorable, Mac termina viéndose como una histérica desequilibrada incapaz de separar su vida personal y profesional, y en cuanto a Maggie, podríamos perdonarle sus nervios y su inseguridad porque es la nueva, pero el retrato de Mac no le ofrece ningún contrapunto. Y que Jim, su interés amoroso, sea un sabelotodo torpe tampoco ayuda,

Es una serie en la que se aprecian las piezas individuales del puzzle que Sorkin quiere montar, pero éste no termina de cuadrar y todo queda un poco exagerado. Los intentos de comedia y la faceta "aspiracional", como dice él, de "The Newsroom" no casan bien, y cuando un personaje se te presenta diciendo que son la élite de los medios, lo menos que esperas es que la serie sea una conjunción de los niveles de calidad de "Los Soprano", "The Wire", "Mad Men" y "El ala oeste de la Casa Blanca". Un poco menos de pretenciosidad no le vendría mal, porque es muy cierto que cada vez que vemos uno de sus informativos, lleva un gran ritmo, y Jim y Maggie podrían ser realmente adorables y simpáticos. Ese "No lo es. Pero podría serlo" que aplican a Estados Unidos en el piloto es también totalmente aplicable a la serie.

P.D. podcastero: Con la colaboración de Adriana Izquierdo, y de cierta invitada perruna con mucho afán de protagonismo, la disección de "The Newsroom" es uno de los temas que tocamos en el nuevo programa de "Yo disparé a J.R.". Los otros son "Political Animals" y nuestras impresiones sobre las nominaciones de los Emmy. Ahí os dejo el menú del día:

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- 0': Nominaciones de los Emmy.
- 27': "The Newsroom"
- 57': "Political Animals"

24 julio 2012

El Doctor de Russell

La evolución y el cambio es algo inherente a "Doctor Who". El truco de que su personaje principal se regenerara periódicamente en otro cuerpo facilitaba el cambio de actores cuando llegaba la hora de que éstos se marcharan y también ayudaba a que hubiera renovación entre los encargados de poner en pie la serie detrás de las cámaras. Desde la encarnación moderna de 2005, los espectadores hemos sido testigos de uno de esos cambios, en el que Russell T. Davies dejaba de ser el productor ejecutivo de la serie y el puesto lo ocupaba Steven Moffat, acarreando al mismo tiempo la sustitución del anterior Doctor, David Tennant, por el actual, Matt Smith. Davies tuvo la difícil tarea de volver a poner en marcha una institución como "Doctor Who" después de casi 20 años fuera de antena, y siguió supervisándola durante cuatro temporadas. Moffat lleva ya dos como jefe supremo, y es bastante más sencillo ver en qué aspectos la serie es diferente bajo uno y otro.

Pero discernir esas diferencias, y hasta discutir si la serie era mejor o peor entonces o ahora, no interesa aquí. Davies y Moffat le aportan sus propios intereses y sensibilidades, y el Doctor evoluciona en consecuencia. Lo interesante es ver cómo la sucesión entre ambos guionistas coincidió con el momento en el que la popularidad de la serie explotó definitivamente a nivel internacional y, muy especialmente, en Estados Unidos, donde pasó de verse en Syfy a hacerlo en BBC America, y a tener una mayor presencia en lugares como Comic-Con. Más periodistas de entretenimiento comenzaron a seguirla y a escribir sobre ella, y aunque ese mayor éxito empezó a verse en la cuarta temporada (la última de la era Davies), fueron la quinta y la sexta las que terminaron de cimentarlo. El resultado es que da la sensación de que, de algún modo, se hace de menos la época de Davies frente a la de Moffat, que se ve como cool e inventiva y más digna de elogio.

Como decíamos antes, es evidente que la "Doctor Who" de uno y otro era distinta. A Davies le iba más pensar a lo grande y su Doctor a veces era más corazón que cabeza. O igual deberíamos decir que, como han apuntado en algún blog cuyo título ahora no recuerdo, las acompañantes aportaban esa mayor conexión emocional y, al tratarlas más como iguales ante el Doctor, ese aspecto ganaba más peso. Moffat, por su parte, tiene gran querencia por los misterios y los puzzles a largo plazo, y su Doctor es, mayoritariamente, más cerebral y en control de sus emociones, y Amy y Rory no cumplen tanto esa función de equilibrar sus tendencias a convertirse en un semidiós. Esto no quiere decir que una aproximación sea mejor que la otra, aunque está claro que cada uno tendrá sus preferencias, sino que simplemente son diferentes.

Desde luego, la era de Davies no merece ese desprecio de ponerla por debajo de la de Moffat. Las dos tienen sus aciertos y sus fallos, y el sentido de la aventura y la diversión que Nueve y Diez aportaron fueron decisivos para que "Doctor Who" sobreviviera a su estreno en 2005 y volviera a convertirse en un fenómeno pop, primero en el Reino Unido y luego en el resto del mundo. Yo he de confesar que, aunque bajo Moffat la serie me sigue gustando mucho, sí echo de menos esos toques de humor totalmente inesperado, con referencias pop realmente peculiares, que Davies se marcaba de vez en cuando. Sí, lo he enlazado muchas veces, pero aquella aparición especial de Raffaella Carrá en, por cierto, uno de los mejores y más tensos episodios de las cuatro primeras temporadas es uno de los mejores ejemplos de ese humor travieso. Y, en mi opinión, bajo el mando de Davies se vieron los dos episodios que mejor tratan sobre la naturaleza del Doctor vistos hasta ahora: "Human nature" y "Family of blood". Veremos qué nos tiene reservado Moffat para la temporada del 50º aniversario del estreno de la serie.

P.D.: A todo esto, curioseando por Tumblrs varios por ahí di con esta comparación entre las cuatro principales acompañantes y cuatro personajes femeninos muy famosos de la literatura. Es realmente curioso.

23 julio 2012

Los matices del sexo

Hace algunos meses, se organizó una especie de debate cruzado acerca del tratamiento del sexo en "Juego de tronos" en esta entrada de "¡Vaya Tele!" y en ésta de "Diamantes en serie". Lo que se intentaba diluciar es si el modo en el que se muestran los desnudos y las escenas de sexo, siempre bastante explícito, era una exploitation, que dicen los anglos, algo totalmente gratuito que se utiliza sólo para atraer la curiosidad de los espectadores, o si tenía un propósito dentro de la historia. Como quedó claro en los comentarios de aquellas entradas, sobre este tema es complicado tener un debate que vaya más allá del blanco y el negro, de las acusaciones de puritanismo o de perversión, y a veces se pierde de vista que lo que hay que hacer es ver la manera en la que la serie en cuestión presenta ese tema, más que discutir sobre nuestros puntos de vista personales sobre él (aunque es difícil que unos no coloreen la otra. Ninguna crítica es objetiva).

Cómo los personajes utilizan el sexo los retrata a veces mucho más acertadamente. "Mad Men", por ejemplo, al estar contada desde una óptica actual del siglo XXI, se permite mostrarnos que los trucos políticos del sexo permean casi todas las interacciones de muchos de los personajes ("Political animals" parece que va a mostrar eso de modo más claro, pero habiendo visto sólo el primer episodio, es difícil saberlo con certeza). Los casos de Joan en la quinta temporada y Salvatore en la tercera muestran bien a las claras que un revolcón a tiempo con un cliente (o potencial cliente), o la falta de él,  formaba parte de las artimañas de Sterling Cooper (y de Sterling Cooper Draper & Pryce) para medrar en los negocios. Teniendo en cuenta cómo tratan los hombres blancos heterosexuales de la oficina a todos los que no son como ellos, como nada más que meros objetos que utilizar en sus propósitos, esto no es nada extraño.

El sexo (aunque en AMC no se pueda ser tan explícito, aunque sí directo) ayuda a caracterizar el pantano moral en el que se mueve "Mad Men" (aún estoy en shock de cierto "rollo" de Peggy en la tercera temporada, porque no lo veía venir), del mismo modo que en "Juego de tronos", que puede permitirse ser mucho más gráfica, caracteriza un mundo en el que cualquier arma a disposición de los personajes puede usarse para lograr poder. El sexo en esta serie no tiene ningún tipo de erotismo ni emoción ni nada que se le parezca, es más bien frío y hasta desagradable porque es una herramienta de poder, ya sea para obtenerlo o para ejercerlo. Hasta en el burdel de Meñique está impulsado por ese mismo motivo. Aunque podamos poner reparos a ese tratamiento, al menos tiene cierto propósito, que no es algo que se pueda aplicar a "Magic City".

Y luego, por poner un punto y final en alguna parte, tenemos series como "Roma", en la que el sexo y los desnudos son muy explícitos para mostrar de un modo más próximo a la realidad cómo era la vida cotidiana de los romanos de la Antigüedad. Tenían muchas menos inhibiciones y, por supuesto, también utilizaban el sexo como arma y como acto simplemente recreacional. De "Spartacus", como no la veo, no puedo opinar, pero me gustaría que los que la seguís me dijérais si su tratamiento del sexo está justificado en la historia o si no es más que espectáculo gratuito.

22 julio 2012

Los pluriempleados de Sterling Cooper

A estas alturas, todos sabéis de mi peculiar relación con "Mad Men". Voy viéndola con bastante retraso, a mi ritmo (estoy casi al final de la tercera temporada), pero leo buena parte de lo que se publica sobre ella y, a grandes rasgos, sé todo lo que pasa hasta el final de la quinta entrega, la última emitida hasta ahora. Es una serie bastante resistente a los spoilers (por mucha fobia que Matthew Weiner les tenga), y a veces, verla sabiendo lo que va a pasar más adelante hasta le da una capa más interesante al visionado de algunos episodios. Pero eso no es lo que interesa en esta entrada. Con este visionado tan atrasado que llevo, termino viendo a algunos de sus actores en otras cosas antes de verlos en "Mad Men", o más o menos al mismo tiempo, y resulta curioso ver a qué se dedican algunos cuando no están enfundados en esos trajes de impecable corte sesentero.

Uno de los que se buscó un pluriempleo más alejado de su imagen en "Mad Men" es Jared Harris, flamante nominado al Emmy a mejor secundario de drama como ese Lane Pryce siempre constreñido por un montón de deberes y obligaciones. Quienes lo hayan visto también en "Fringe", se encontraron con David Robert Jones, un villano brillante y manipulador que no podía ser más diferente de Lane. De hecho, confieso que, cuando lo veo en "Mad Men", me pregunto si no tendrá por ahí un portal interdimensional escondido bajo la mesa de su secretaria.

De todos modos, tal vez el caso más conocido de este pluriempleo es el de Alison Brie. Desde la primera temporada de la serie interpreta a Trudy, la esposa de buena familia de Pete Campbell, un papel que no podría estar más lejos de todas las tontunas que hace como Annie en "Community". Ese trabajo, por cierto, le llegó después de haber conseguido el papel de Trudy.


Hay que, de todos modos, en cuanto a cambio de imagen entre "Mad Men" y otros proyectos, Jon Hamm se lleva la palma, y no tanto por sus comedias en cine o sus apariciones en "Saturday Night Live", sino por todas las locuras que ha hecho en "30 Rock". Originalmente sólo era un novio guapo, pero tonto, de Liz, y han ido recurriendo a él para otras cosas, como sus capítulos en directo o el caso de la imagen, una alucinación de Liz provocada por la anestesia del dentista, en la que ve a sus ex novios como enfermeras jamaicanas.

No es nada raro encontrarse con algún actor de "Mad Men" en algún procedimental (yo recuerdo haber visto a Rich Sommer en "Burn notice", por ejemplo), algo que Christina Hendricks hizo la temporada pasada. Aprovechando que Geoffrey Arend, su marido, trabajaba en "Body of proof", se dejó caer por ahí interpretando, creo, a dos gemelas, una de las cuales es la víctima cuyo asesinato investigan en ese episodio.

Música de la semana: Ya sabéis que el jueves se anunciaron las nominaciones a los Emmy, y entre esas categorias muy secundarias en las que casi nadie repara se encuentra la de mejor secuencia de títulos de crédito (no confundir con música original de los títulos de crédito). Entre las candidatas de este año figura "Strike back", una serie de acción de Cinemax que en realidad es una continuación de una británica protagonizada por Richard Armitage. Su cabecera está realmente muy bien, a cargo de la misma compañía responsable de la de "Luther", por ejemplo, y la canción que usan de sintonía es "Shortchange hero", de The Heavy.

20 julio 2012

Compuestos y sin Emmy



El día después del anuncio de las nominaciones de los Emmy, incluso las horas después, es el momento para que surjan los análisis más en profundidad sobre lo que quieren decir las candidaturas. Dicho así, parece que vamos a explicar qué es el bosón de Higgs, y tampoco es eso, pero es cierto que, a veces, echar un vistazo a las ausencias o a las nominaciones muy secundarias (las que ni siquiera se entregan en la ceremonia principal) puede ayudarnos a ver un poco por dónde cojea la Academia de televisión cada año. Entre esas categorías secundarias está la de mejor coreografía, por ejemplo, que se disputan dos realities como "So you think you can dance" y "Dancing with the stars" con "Smash" (por números como el de arriba), y hasta podría incluirse en ese término de secundarias a las de guión, ya que, como han indicado varios críticos estadounidenses, parece haber una extraña desconexión entre las series nominadas como mejor comedia, principalmente, y los guiones candidatos.

De los cinco nominados sólo uno, "Girls", es candidato también a mejor comedia. Los otros, con "Louie", dos guiones de "Parks & Recreation" y, atención, "Community", no. De hecho, ésa es la única nominación para "Community". ¿Cómo se explica eso? ¿Los mejores guiones no son las mejores series? ¿Y las mejores series, como "Modern family", no tienen nadie que las escriba, las improvisan sus actores? Los Emmy utilizan estas categorías de guiones más como premio de consolación que otra cosa (aquí tuvieron sus pocas candidaturas series como "Battlestar Galactica" o "The Wire"), una costumbre que los Oscars han seguido también en ocasiones con las películas independientes más exitosas del año, con lo que parecen estar haciendo de menos lo que se supone que es la piedra de toque sobre la que se construye todo.

Luego, claro, tenemos el caso de los olvidos de todas las ediciones, en los que habría que diferenciar entre las series que, por la razón que sea, se caen de las listas de otros años y las que nunca han contado realmente para los premios. En el primer apartado está, por ejemplo, "Justified", que el año pasado hizo que Margo Martindale ganara como mejor secundaria, y que ahora tiene que conformarse con ver a Jeremy Davies candidato a mejor invitado de drama. En el segundo están la ciencia ficción y los culebrones, géneros que nunca le han gustado a los Emmy. Para que alguna serie de ese estilo se cuele, ha de ser un fenómeno de dimensiones incalculables. Quizás por eso "Expediente X" pudo rascas alguna que otra nominación (y un premio para Gillian Anderson) y "Dallas" es la única soap opera que fue candidata a mejor drama, y lo fue creo que por su tercera temporada. Por eso mismo, y como hemos comentado muchas veces, cosas como "Fringe" y "Revenge" no tienen posibilidades de entrar en el radar de los académicos. Lo de "Fringe" queda todavía más claro cuando vemos que "Pan Am" está nominada a los mejores efectos visuales por su piloto y, sin embargo, "Fringe" ni siquiera pudo entrar por escenas como ésta o todas sus secuencias con los döppelgangers. Hasta "Battlestar Galactica" ganó varios Emmy por sus efectos especiales.

Es, por otro lado, lógico, conociendo a los Emmy, que las únicas nominaciones de "The Walking Dead" y "Once upon a time" estén en maquillaje, vestuario y esas cosas, porque para que se las tomen en serio tienen que emitirse en HBO, razón por la que "Juego de tronos", además de figurar en las categorías técnicas, puede además aspirar a premios más importantes. Pero no todo van a ser quejas. Confieso que me ha hecho bastante feliz ver a "Downton Abbey" entrar cual huracán en las categorías de drama, y no porque crea que la segunda temporada lo merezca o no, o porque considere que, probablemente, tenga demasiadas nominaciones; es difícil no alegrarse, aunque sólo sea un poco, por que una serie emitida por la televisión pública estadounidense, un canal que vive de las donaciones de los espectadores y de los patrocinios y que cada año recibe menos dinero del Gobierno federal, esté asustando de verdad a las que parecían intocables, a los dramas que todo el mundo adora y cuyas cadenas pueden gastarse millones de dólares en promoción. Una vez que los Grantham se han colado ahí nunca hay que descartar que pase cualquier cosa.

19 julio 2012

Las chicas de los Emmy

Al final, sí ha habido cierta renovación en las nominaciones a los Emmy de este año, y en gran parte ha llegado en las categorías de interpretación femenina y, sobre todo, en drama, donde la PBS acertó de pleno al mover a la pelea principal a "Downton Abbey" porque se ha hinchado a candidaturas (y teniendo en cuenta lo fenómeno que ha sido este año en Estados Unidos, igual ella desbanca a "Mad Men", y no "Homeland" o "Breaking Bad"). La visibilidad que una serie tenga (su popularidad, vamos), que sea vista como prestigiosa o cool y la eficacia de su campaña de promoción es lo que consigue nominaciones a los Emmy, más que su calidad, así que, a la hora de comentar las candidaturas, deberíamos dejar de lado cuestiones emocionales que, en mi caso, me llevarían a lamentar, de nuevo, las ausencias de "Fringe" o "Justified", que este año se ha quedado con dos palmos de narices después de lograr meter la cabeza el año pasado.

Los Emmy también son un negocio y, como tal, se mueven por su propia lógica y sus propias inercias. Como dice Alan Sepinwall, la mejor táctica para estar nominado o ganar un Emmy es que hayas estado nominado o hayas ganado previamente, pero de vez en cuando hay espacio para las sorpresas. Vamos a ver por encima las posibilidades que hay en las categorías principales, y si queréis verlas todas, podéis encontrarlas aquí.

DRAMA: Tres series repiten del año pasado, "Mad Men", "Juego de tronos" y "Boardwalk Empire", y con la caída de "The good wife", las networks se quedan sin representantes. Pero aquí entra PBS con "Downton Abbey", una favorita de la crítica como "Breaking Bad" y el estreno más alabado del año pasado, "Homeland". Las primeras predicciones dan a los Grantham como los únicos con posibilidades de romper la racha de Emmys consecutivos de la serie de AMC, pero nadie se atreve a apostar seguro por ninguna de las dos. Sería divertido ver que un culebrón de época co-producido por NBC Universal e ITV, y emitido en la televisión pública estadounidense, deja a Matthew Weiner a verlas venir.

ACTORES: Damian Lewis y, sorpresa, Hugh Bonneville ponen algo de aire fresco en la categoría de protagonista, en la que Bryan Cranston vuelve a ser el gran favorito. De hecho, parece tener poca competencia, y lo mismo ocurre con sus dos compañeros de "Breaking Bad", Giancarlo Esposito y Aaron Paul, entre los secundarios. O Peter Dinklage revalida premio, o se lo llevará uno de los dos. Aquí, "Downton Abbey" la ha liado parda también, porque nadie esperaba que entraran Jim Carter y Brendan Coyle. Y resulta refrescante que haya sido Jared Harris, y no John Slattery, quien represente a "Mad Men". A lo mejor utiliza algunos de los trucos de David Robert Jones en "Fringe" y roba la estatuilla.

ACTRICES: El cacao que ha organizado aquí la serie de PBS ha sido fino. Aunque Claire Danes es la clara favorita para ganar en protagonista (con Julianna Margulies en segunda posición), Michelle Dockery ha dado la campanada y se ha colado entre la nominación por inercia de Kathy Bates y el regreso de Glenn Close por "Damages". Y Patty Hewes siempre da mucho miedo. En las secundarias, da la sensación que Maggie Smith es la gran favorita, pero se agradece ver por ahí las caras nuevas de Anna Gunn (eternamente olvidada hasta ahora por "Breaking Bad") y Joanne Froggat.

COMEDIA: Finalmente, "Girls" hizo valer su emisión en HBO y ha sido la otra gran sorpresa de estas candidaturas. "Modern family" continúa siendo favorita, pero Lena Dunham ha tomado definitivamente el testigo de Tina Fey porque también está nominada en inteprertación y en guión. También se ha colado "Veep", y regresa "Curb your enthusiasm", que siempre que emite temporada logra unas cuantas candidaturas.

ACTORES: Es probable que la categoría de principal sea una de las más "aburridas" de esta edición. Don Cheadle, por "House of lies", es la única cara nueva, y muy mal tiene que dársele a Jim Parsons para perder su tercer premio seguido. O a lo mejor Louis C.K. consigue dar la sorpresa. En los secundarios, todos los de "Modern family" están nominados, pero es una pequeña alegría ver también a Max Greenfield y toda una sorpresa encontrarse a Bill Hader, cuando parecía que sólo las actrices podían ser candidatas por "Saturday Night Live".

ACTRICES: Lena Dunham y Zooey Deschanel aportan aquí la frescura a unas nominaciones dominadas por viejas conocidas, incluida Julia Louis-Dreyfus, que regresa gracias a "Veep". Intentar adivinar la favorita es más complicado de lo que parece. Y, por cierto, Amy Poehler no sólo es candidata aquí, sino también por el guión del capítulo que dirigió en "Parks & Recreation". Y en las secundarias, Mayim Bialik ("The Big Bang theory") y Merritt Wever ("Nurse Jackie") son las sorpresas de una categoría en la que Kathryn Joosten pone la nota emocional, y la única nominación para "Mujeres desesperadas".

En las miniseries, como era de esperar, "American Horror Story", "Game change" y "Hatfields & McCoys" se la jugarán entre ellas (con permiso de "Hemingway & Gellhorn"), aunque no sería raro que Idris Elba y Benedict Cumberbatch se disputaran el Emmy a actor principal. Y en otras categorías, al final "Smash" ha colado a Uma Thurman entre las invitadas de drama (donde Martha Plimpton es candidata por "The good wife") y figura en los apartados en los que sí destacó, como coreografía y canción original ("Let me be your star"). Pero cuidado, que ahí compite contra la canción de introducción de los premios Tony del año pasado y hasta la que Jason Segel compuso para su presentación de "Saturday Night Live".

Y sólo como curiosidad, los nominados a mejores títulos de crédito: "American Horror Story", "Grandes esperanzas", "Magic City", "Strike back" y "New Girl".

18 julio 2012

Cuando los créditos engañan



Los títulos de crédito son siempre una parte muy interesante de cualquier serie (cuando deciden tenerlos todavía). Muchas veces hemos repetido ya que ofrecen un vistazo a cómo va a ser la serie, a su tono, su temática, a cómo van a verse los capítulos. Cuando la BBC estrenó "The Hour", sus créditos ya dejaban claro que iba a tener un tono algo más ligero de lo que habíamos supuesto al saber que era una serie sobre periodistas a mediados de los 50, pero a veces, hay secuencias de presentación que despistan, que no se ajustan a cómo es la serie. En "Tuned In" se acuerdan hoy de esas series buenas con malos títulos de crédito y viceversa, y lo hacen poniendo como ejemplo "Bunheads", que es muy cierto que no tiene unos créditos especialmente inspirados.

También apunta "The Newsroom", pero en este caso yo sí que creo que su presentación está acorde con cómo es la serie. Parece de un programa de la NBC de hace un par de años, no de algo que emitiría HBO si no fuera de Aaron Sorkin, y eso es exactamente lo que es la serie también, así que, en ese caso, no están engañando a nadie. El ejemplo más flagrante de título malo en serie buena es el de "Nurse Jackie", especialmente por esa musiquilla, mientras en el otro extremo, el de una serie que no merece los créditos que tiene, encontramos los de la primera temporada de "Human Target", antes de que decidieran cambiar esa cinematográfica música por otra más genérica (y más barata). Y algo parecido puede decirse de "True Blood".

Siempre estamos haciendo listas de los mejores títlos de crédito, pero a veces tampoco está mal acordarse de los peores o, como decíamos antes, de los que menos van con su serie. Muchos espectadores, por ejemplo, consideran que los de "Homeland" no están a la altura del show, mientras yo creo que muestran bien el estado mental de Carrie. Al mismo tiempo, los de "Mad Men" nunca me han parecido especialmente buenos, normalitos, como mucho, pero bastantes de vosotros seguro que no estáis de acuerdo conmigo. Tampoco los de "Luck" terminaban de cuadrar bien con la serie, y la canción de los de "Boardwalk Empire" al principio desconcierta mucho. ¿Y qué os parecen los de "Sons of Anarchy"? ¿Son acordes con la serie, o esa canción parece más de algo tipo "One Tree Hill"?

17 julio 2012

Bitch is the new black

A la hora de enfrentarse a "Political animals", hay que tener en cuenta cuatro términos que definen la miniserie: Greg Berlanti, Hillary Clinton, USA y Sigourney Weaver. Con esos cuatro podemos hacernos una idea más o menos clara de lo que nos vamos a encontrar, que no es una especie de homenaje a "El ala oeste de la Casa Blanca". El título de Berlanti es un culebrón político entretenido, ni muy serio ni muy ligero, con una Weaver que asume casi sin esfuerzo el centro de toda la historia, basada muy claramente en la trayectoria vital de Hillary Clinton. Clinton fue Primera Dama cuando su marido, Bill, fue presidente en los 90; sufrió las repetidas infidelidades de él (hasta estuvo en peligro su puesto por mentir acerca de su relación con Monica Lewinsky), perdió después las primarias demócratas para elegir candidato a presidente y acabó de Secretaria de Estado del hombre que las ganó. El camino vital de Elaine Barrish es muy parecido al de Hillary, y el propio Berlanti lo ha reconocido en alguna entrevista, añadiendo que también ha metido toques de Madeleine Albright. Sin embargo, suponemos que sólo es un punto de partida para todo lo que venga después.

Esta miniserie de seis episodios, en realidad, parece que va a tener dos grandes protagonistas. Por un lado tenemos a Elaine y, por otro, a Susan Berg, una periodista que ganó un Pulitzer cubriendo las infidelidades del presidente Bud Hammond y que ahora quiere escribir un perfil de la Secretaria de Estado, para lo que pide convertirse en su sombra durante la semana en la que su hijo mayor anuncia su compromiso matrimonial. Desde el principio, las conversaciones entre Barrish y Berg son lo más entretenido del primer episodio. No se caen bien, intentan sonsacarle a la otra información a cada momento, pero también sienten cierto respeto la una por la otra, y Sigourney Weaver y Carla Gugino deben disfrutar enormemente en esas charlas que, a veces, parecen combates de boxeo. Cada una en su lado, van a representar las dificultades que a veces atraviesan las mujeres cuando son ambiciosas y tienen que abrirse camino ante las reticencias de sus colegas masculinos, que por ser mujeres no acaban de contar del todo con ellas, y la posibilidad que se abre con las dos al final del capítulo apunta a cosas entretennidas.

"Political animals" no pretende más que mostrar las intimidades de los Hammond, esa Primera Familia de Estados Unidos que nunca se aparta de la política porque, en realidad, es lo único que saben hacer y lo único que da sentido a sus vidas, y aunque los dilemas éticos en los que intentan meter tanto a Elaine como a Susan pueden no estar todo lo bien trazados que sería deseable, las maquinaciones por la espalda y los secretos que todos guardan van a ser, probablemente, lo que le dé vidilla a la miniserie. El Berlanti de "Cinco hermanos" es el que está presente por aquí (hasta hay una cena familiar encaminada al desastre, y un hermano homosexual con muchos demonios personales), el mismo Berlanti que ya mostró su interés por la política en "Jack & Bobby", y que puede crear dinámicas familiares llenas de problemas pero muy entretenidas de ver. Como hemos comentado, sólo van a ser seis episodios, y tengo curiosidad por ver si Elaine y Susan logran sus objetivos, y si Ellen Burstyn acaba compitiendo con Maggie Smith en "Downton Abbey" por el título de la anciana más deslenguada de las familias bien de la televisión actual.

Y antes de que se me olvide, el título viene de un sketch de "Saturday Night Live" hecho durante las primarias demócratas de 2008, y en el que Tina Fey y Amy Poehler hablan sobre las acusaciones que se le habían hecho a Hillary Clinton de ser una "bitch", una zorra, frente a un Barack Obama que se veía como más digno de confianza. Si tenéis oportunidad, y os manejáis con el inglés, echadle un ojo, porque es realmente genial.

16 julio 2012

Entre San Diego y Will McAvoy

Las peripecias de "Cómo conocí a vuestra madre" para mantenerse en antena a lo largo de siete temporadas (ocho en cuanto llegue septiembre) siempre han sido de lo más peculiar. De tener que esperar casi hasta el día antes de los upfronts para conocer su futuro, pasó a una renovación por dos años al final de la sexta y, ahora, cuando la octava aún no se ha estrenado, la CBS y su estudio, Fox, ya están hablando sobre la posibilidad de que haya una novena entrega. Cualquiera podría pensar que están lanzándose mucho a la piscina comenzando las negociaciones tan pronto, pero los actores terminan contrato al final de la octava y, al mismo tiempo, se acaba el acuerdo por tres años que Carter Bays y Craig Thomas firmaron con Fox en 2010, razón por la que no es de extrañar que quieran ir adelantando trabajo.

Además, los dos creadores de la serie llevan ya tiempo diciendo que están adentrándose en el tercer acto de la historia, el que culmina con Ted conociendo a la Madre, y más de una vez han expresado su deseo de que CBS les anuncie con antelación cuándo va a acabar "Cómo conocí a vuestra madre", para así planear adecuadamente el final. Con la renovación por dos años en 2010, mucha gente asumió por defecto que la octava sería la última temporada de la comedia, cuando nadie afirmó que fuera a ser así, pero con estas negociaciones tan tempranas, no habría que descartar que se terminara anunciando que el final llegará en la novena.

Cada lunes desde que HBO estrenó "The Newsroom", todas las tardes se repite por Twitter la misma cantinela. Sus seguidores leen las críticas (habitualmente demoledoras) que se publican en los blogs estadounidenses, ven después el episodio y, acto seguido, tuitean que a ellos no les ha parecido tan horrible y que, de hecho, creen que ha sido una buena hora de televisión. Comentando justo esto esta tarde con "Basura and TV", al final parece que "The Newsroom" ha sustituido a "The Killing" y "Smash" como la serie contra la que los críticos del otro lado del charco tienen montada su particular campaña de backlash, algo cuyas razones van más allá del mero "Sorkin se mete con ellos y les molesta". Da más la sensación de que todo se reduce a un asunto de expectativas y de las propias pretensiones de la serie.

Viniendo de Aaron Sorkin, el estándar con el que se mide a "The Newsroom" es bastante más alto que el del resto de series, incluyendo las de HBO y, de hecho, para estar en HBO parece más una serie de las que la NBC emitía antes a las 10 de la noche. Además, es bastante evidente que sus pretensiones van más allá de las de mostrar simplemente cómo trabaja la redacción de un informativo en un canal de noticias por cable; los discursos de Will McAvoy y de Mackenzie McHale van encaminados a mostrarnos qué está mal del periodismo y de la sociedad y por qué hay que cambiarlo. Por otro lado, las primeras críticas que han aparecido sobre "Political animals", la miniserie de USA sobre la familia de una secretaria de Estado bastante similar a Hillary Clinton son más benévolas. ¿Por qué? A lo mejor porque los críticos creen que el título de Greg Berlanti aspira a menos que "The Newsroom" y cumple más con su objetivo. Las expectativas siempre son problemáticas.



ConComic-Con ya finalizada, no está de más recordar este artículo del Los Ángeles Times que explicita algo que estaba haciéndose muy patente en los últimos años, y que es que son las series las que están convirtiéndose en las verdaderas estrellas de la convención. Con los cómics desplazados del centro de atención por los grandes blockbusters de Hollywood, estos han terminado también teniendo que ceder su parcela de "poder" ante unos productos que llevan tras de sí legiones de fans realmente fieles y obsesionados, y que como dicen en el artículo del diario angelino, piden a sus esoectadores (y consiguen) un nivel de implicación y seguimiento semanal sólo comparable al de los lectores de los cómics. Este año, desde luego, la convención se ha rendido a esa evidencia colocando en su sala más grande, el famosos Hall H de los 6.500 asientos, a series como "Juego de tronos", "The Walking Dead", "The Big Bang Theory" y hasta "Fringe", que se despedía de Comic-Con para siempre.

15 julio 2012

Una mente no tan maravillosa

Uno de los Oscars a la mejor película más discutidos de los últimos tiempos es el de "Una mente maravillosa", que derrotó en 2002 a "La comunidad del anillo", "Moulin Rouge" o "Gosford Park". La cinta, dirigida por Ron Howard y protagonizada por Russell Crowe y Jennifer Connelly, contaba las peripecias del matemático John Nash, cuya mente es realmente brillante pero, al mismo tiempo, sufre de esquizofrenia. La sombra de esa película es una de las muchas que se nota sobrevolando "Perception", la nueva serie de Eric McCormack para TNT, en la que es un neurólogo muy prestigioso que da clases en una universidad en Chicago, y que también es esquizofrénico (aunque, en el piloto, en ningún momento se identifica su dolencia como tal). El doctor Daniel Pierce es muy bueno resolviendo puzzles, está peor dotado para las relaciones sociales y tiene un ayudante que le ayuda a saber si está tienendo algún tipo de alucinación. Todo remite inevitablemente a "Una mente maravillosa" (hasta a la doctora Brennan, de vez en cuando), y depende de otros factores, más que de la originalidad de la propuesta, que la serie vaya a ir a alguna parte.

Porque original, lo que se dice original, no es. Pierce es reclutado por una antigua alumna, ahora agente del FBI, para que la ayude a resolver un asesinato, y entre los dos tenemos la dinámica, vista ya mil veces, del hombre excéntrico y peculiar y la mujer seria y profesional. De hecho, la agente Moretti deja unos cuantos dejà vús a Kate Beckett al principio de "Castle", cuando era demasiado estirada y hasta sosa. El punto de vista de Pierce es que las fuerzas del orden no suelen tratar correctamente a los sospechosos con trastornos mentales, y entre los diversos discursos que suelta tenemos hasta una representación del ejemplo de los afásicos como algo así como detectores de mentiras humanos que cuenta Oliver Saks en "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero" (sólo que cambiando un discurso de Ronald Reagan por otro de George W. Bush).

"Perception" no es un soplo de aire fresco a los procedimentales de pareja formada por el serio y el "raro", y su único valos puede estar en que se vaya generando un retrato que nos interese de Pierce y Moretti. Sí, él tiener varios aspectos, a causa de su enfermedad, que pueden picar nuestra curiosidad, pero tampoco llegan en el piloto a presentarse como de verdad intrigantes, y ya hemos comentado que Moretti es bastante monocroma. En estas series, son los personajes los que tienen la capacidad de enganchar o no al espectador y, de momento, a "Perception" le falta lo que le sobra a "Rizzoli & Isles", otro procedimental muy genérico y más bien del montón que sólo destaca por la enorme química entre sus dos protagonistas.

Música de la semana: Con unos cuantos meses de retraso estoy viendo la segunda temporada de "Shameless", una temporada que igual por estar ambientada en verano se nota un poco más acelerada, como si dijéramos (pero muy divertida). En uno de esos primeros episodios, Debbie se obsesiona con la muerte y, de todas las canciones que podría escuchar, le da por "#1 Crush", la aportación de Garbage a la banda sonora de "Romeo y Julieta", de Baz Luhrmann.

14 julio 2012

La experiencia de Comic-Con

El tercer fin de semana de julio, el centro de convenciones de San Diego se convierte en la capital de los frikis gracias a Comic-Con, la reunión anual de todas las cosas consideradas "de género" en la que se venden y se compran cómics pero, principalmente, en la que se presentan todos los grandes taquillazos, relacionados con la ciencia ficción, la fantasía y los superhéroes, del próximo año de los grandes estudios, y en la que las series de televisión con el seguimiento más apasionado acuden al encuentro de sus fans.

Todos los relacionados con la convención afirman siempre que cada año se hace más grande, que cuesta más conseguir hoteles y entradas, que el aspecto promocional ha invadido en demasía el espacio que antes ocupaban los autores y los fans de cómics y que, como explica Kevin Smith en un documental de Morgan Spurlock, es como si se mezclaran y concentraran los festivales de Cannes y Sundance juntos. Ese documental es "Comic-Con. Episode IV: A fan's hope", grabado durante la convención de 2010, y que aspira a mostrar cómo es la experiencia de ir cada julio al centro de convenciones de San Diego. Porque a pesar de todas esas críticas, Comic-Con sigue siendo un lugar al que los geeks van para disfrutar durante cuatro días de la compañía de otras fans como ellos, de obsesionados con "Star Trek", o con el anime, o con el coleccionismo de juguetes. Y también es el lugar donde algunos van en busca de una oportunidad profesional.

Spurlock organiza la película alrededor, principalmente, de cuatro de esos asistentes; dos dibujantes aficionados que esperan que alguna editorial se interesa por su trabajo, una pareja de novios que se conoció en la Comic-Con del año anterior, una fan del videojuego "Mass Effect" que quiere participar en el concurso de disfraces y el dueño de una tienda de cómics, que lleva más de 30 años yendo a San Diego y que ha visto de primera mano la transformación y masificación del evento. Intercaladas con declaraciones de gente como Kevin Smith, Joss Whedon, Stan Lee o Grant Morrison, las historias de todas ellos nos muestran la cara que se ve menos en los grandes medios de la convención. En lugar de ver los paneles de las películas y las series, vemos el día a día de los vendedores de cómics, que ven cómo su negocio se queda más en los márgenes en favor del merchandising, el de los artistas que se recorren las cabinas donde las editoriales revisan portfolios, y también el de los fans de a pie, que están a las seis de la mañana ya haciendo cola en la puerta del salón H y que se tiran allí dentro toda la mañana, soportando paneles de cosas que no les interesan, para ver, por ejemplo, a Kevin Smith.

El resultado es un documental que acerca un poco lo que representa este evento para sus participantes. Algunos quieren encontrar una vía de entrada profesional a un mundo que les apasiona; otros sólo quieren vivir al máximo su afición por un videojuego, un cómic, o una película; para otros es parte de su negocio... Spurlock va contando cada una de las historias con unas cortinillas de viñetas de tebeo bastante simpáticas, y consigue algunos momento divertidos y otros hasta con cierta emoción. Si alguna vez has querido asistir a Comic-Con, la película te ofrece un vistazo a cómo es, aunque no puede abarcar la enormidad de eventos y actos que tienen lugar allí entre el jueves y el domingo. Captura lo que significa para los fans, para los que no paran de repetirnos que está hecho todo. Y a veces, cuando se ven los vídeos del final del panel que celebraba el décimo aniversario de "Firefly", hasta es fácil creerlo.

12 julio 2012

El clan MacGuffin

Aunque lo parezca, no vamos a hablar de la nueva película de Pixar, "Brave", que tiene unos personajes apellidados MacGuffin, y tampoco vamos a dar autobombo de este rincón bloguero; vamos a hablar de aquel truquito narrativo que Alfred Hitchcock explicaba utilizando este ejemplo. Imaginaos dos viajeros en un compartimento de un tren en el Reino Unido. Si queréis pensar que van vestidos un poco a la moda de "Downton Abbey", podéis hacerlo. Van los dos hablando animadamente sobre sus cosas y sobre el motivo de sus respectivos viajes en tren y, de repente, uno de ellos se fija en que el otro tiene un paquete alargado colocado en el portaequipajes situado sobre su asiento. Curioso, el viajero pregunta: "¿Qué es ese paquete que llevas ahí arriba?" El otro le responde: "Un macguffin". "¿Un macguffin?", dice el viajero, extrañado, "¿Y eso qué es?" "Oh, no es nada. No es más que un aparato para cazar leones en Escocia". Su interlocutor se queda callado un rato y, al cabo de un momento replica: "Pero si en Escocia no hay leones". A lo que el dueño del paquete contesta: "Pues entonces no es un macguffin".

De este truco se ha hablado muchas veces en multitud de sitios. No es más que una excusa para hacer que la trama avance, un objetivo para los personajes que es importante para ellos pero no para la trama y que, de hecho, podría cambiarse por otra cosa a mitad de la historia y ésta no sufriríacvon el cambio. Los ejemplos más claros son la famosa maleta de "Pulp Fiction", el uranio de "Encadenados" o el misterioso Kaplan de "Con la muerte en los talones", que para algunos es el macguffin más perfecto porque no existe. Como excusa, no debe distraer de lo importante, que muchas veces es la interacción entre los personajes. En el famoso caso de "Encadenados" (expuesto hasta la saciedad cuando se toca este tema), las minas de uranio que buscan los personajes de Cary Grant y  Claude Rains no importan lo más mínimo; lo que le interesa a la película es la relación entre Grant y el personaje de Ingrid Bergman.

En televisión, también hay varios ejemplos de series que utilizaban un macguffin para echar a andar la trama. El misterio alrededor del suicidio de Mary Alice en "Mujeres desesperadas", por ejemplo, podría ser un macguffin, pues son las vidas de las vecinas de Wisteria Lane y las fracturas en sus fachadas lo que importa de verdad. Hay quien dice que los monstruos de "Buffy, la cazavampiros" entran en esta categorización. Hasta podría discutirse que la isla de "Perdidos" cumple la misma función, aunque en esta serie había incluso macguffins dentro del macguffin (como los números). Era la historia de redención de sus "náufragos" lo que se quería contar. Suele ser un recurso más habitual, eso sí, en historias de suspense y thrillers; la amenaza a la que los protagonistas deben hacer frente o el objetivo que deben conseguir da la excusa para que entremos en la historia, pero después son esos personajes y su evolución lo que importa, y no tanto si se consigue recuperar el cuadro robado en los primeros duez minutos.

Hitchcock, de todos modos, no le concedía demasiada importancia al macguffin. Al ser sólo un truco, una excusa, para él no era fundamental, y llegó a describirlo una vez como "directamente nada", algo en lo que no había que perder demasiado tiempo. Si la historia estaba bien hecha, el macguffin cumplía su función, no llamaba demasiado la atención y no distraía del verdadero centro de todo. Aunque también se puede optar por la vía de Quentin Tarantino, que es la de usarlos casi como un chiste recurrente, como la famosa maleta.

11 julio 2012

El último universo de Walter Bishop

El 28 de septiembre, Fox estrenará en Estados Unidos la quinta y última temporada de "Fringe", que va a ser también una de las series con mayor presencia en la Comic-Con de San Diego, que empieza oficialmente mañana. Del gran éxito que parecía ser en su estreno, allá por 2008, y cuando la "factoría J.J." todavía paladeaba las mieles del fenómeno de "Perdidos", ha terminado siendo más bien un título de culto, una serie que ha aguantado en la parrilla porque, de algún modo, se convirtió en la niña mimada de los ejecutivos de la cadena, aunque su audiencia cada vez fuera más baja y acabara cayendo en esa noche que tanto miedo da a la audiencia, la del viernes. Sea por la razón que sea, "Fringe" cerrará su historia en cinco temporadas, y justo que se encuentre a punto de iniciar su volumen final es tan buen momento como cualquier otro para recomendarla a quienes no le hayan dado todavía una oportunidad.

Es muy cierto que ésta no es una serie "desconocida" o que ha pasado casi desapercibida para el gran público como le pasaba a, por ejemplo, "Battlestar Galactica" cuando estrenó su última temporada (curiosamente, el mismo año que empezaba "Fringe"), pero sí puede ser que la naturaleza más procedimental de sus capítulos espantara a cierto sector del público. Porque, inicialmente, Abrams, Roberto Orci y Alex Kurtzman pretendían hacer algo así como un procedimental de ciencia ficción que siguiera las investigaciones de una agente del FBI, Olivia Dunham, obligada a trabajar junto a un científico con un estado mental muy frágil, por haber pasado 17 años encerrado en un psiquiátrico, y su hijo, con el que tiene una relación digamos que distante. Ese científico, Walter Bishop, estuvo durante mucho tiempo desarrollando todo tipo de proyectos muy avanzados, y también peligrosos, junto a su socio, William Bell, y cuando la serie arranca, parece que alguien ha estado desempolvándolos y convirtiéndolos en realidad.

Rápidamente se nos apunta una mitología de fondo, con ese extraño Patrón y esos calvos impecablemente trajeados que aparecen por todas partes (los Observadores), pero dicha mitología tarda en entrar en acción de verdad hasta casi el final de esa primera temporada, momento en el que muchos espectadores se bajaron del carro. Además, Fox experimentó aquel año con capítulos de mayor duración (unos 50 minutos frente a los 42 habituales) y menos cortes publicitarios, y algunos podían hacerse algo largos. Pero esa veintena inicial de episodios es la que pone las bases de todo lo que está por venir, de los universos paralelos, la revelación de dolorosos secretos del pasado, de la formación de esa peculiar unidad familiar alrededor del laboratorio de la universidad de Harvard, de los homenajes a "Alias", "Expediente X" y "El prisionero"...

"Fringe" fue animándose más y más a probar cosas nuevas y a adentrarse más por el camino de la serialización y la ciencia ficción más "cuántica", si me permitís la expresión, conforme fue dándose cuenta de que atraer nuevos espectadores ya no estaba a su alcance. Se marcó un tramo entre la mitad de la segunda temporada y los primeros episodios de la tercera que fue realmente memorable, de las mejores cosas emitidas en la televisión estadounidense en los últimos años, y ha podido disfrutar de una gran interpretación en su centro como es la de John Noble (bien asistido por Anna Torv en las últimas temporadas). Se ha equivocado en no pocas ocasiones por su voluntad de arriesgar y evolucionar (el "reseteo" de la cuarta temporada, por ejemplo, que aun así ha tenido cosas muy interesantes), pero ha sido siempre una experiencia muy disfrutable.

10 julio 2012

Patrones de repetición


Una de las cosas de las que más se está acusando a Aaron Sorkin a raíz de "The Newsroom" es que se repite. Seguro que os habéis hartado de leerlo por todas partes y de ver esos vídeos con los diálogos reciclados (como el de los "Sorkinismos" de arriba). A Sorkin le dicen que siempre toca los mismos temas, que siempre tiene en su centro hombres que van dando lecciones de cómo debería ser el mundo, que siempre repite los mismos arquetipos de personajes y relaciones (Maggie y Jim en la serie de HBO podrían ser Josh y Donna en "El ala oeste de la Casa Blanca") y que, en general, casi no introduce aspectos nuevos de una serie a otra. A "The Newsroom" se le pueden criticar bastantes cosas, pero ésta, quizás, sea la menos indicada, porque patrones repetitivos se encuentran en la obra de prácticamente cualquier creador con un punto de vista muy personal en la televisión estadounidense.

Por ejemplo, Ryan Murphy incluye siempre, de "Popular" a "American Horror Story", historias sobre inadaptados y gente que es diferente y tiene que aprender a abrazar esa indiferencia. En gran parte de las series de la productora de J.J. Abrams, los protagonistas tienen algún tipo de problema con su padre (o esta figura no ha existido para ellos), y en las dos creaciones que hemos visto hasta ahora de Kyle Killen, "Lone Star" y "Awake", sus protagonistas intentan conjugar la vida entre dos mundos diferentes. Hasta podemos encontrar estos patrones de repetición, si nos ponemos a buscarlos, en las series de Shonda Rhimes, que cuentan con repartos corales de profesionales en los que casi importan más las relaciones sentimentales entre ellos que sus problemas laborales.

No es tan extraño que un autor recicle temas y personajes que le gustan de un proyecto a otro. Son aspectos que sabe que le funcionan y que le pueden servir como puntos de partida para derivar después hacia otras cosas. Es como los realizadores que utilizan siempre que pueden al mismo equipo o casi a los mismos actores; la familiaridad ayuda a que construyan sus obras. Hay que reconocer, no obstante, que estos patrones pueden percibirse como algo gastado y poco original si la serie en cuestión no tiene demasiado a lo que agarrarse, o si esas herencias de proyectos pasados se notan más que el resto de aspectos que la componen.

09 julio 2012

Los sospechosos de Brenda

Esta noche, TNT empieza a emitir los últimos seis capítulos de "The Closer", la serie que los puso en el mapa en cuestión de la ficción de producción propia. A lo largo de las siete temporadas que ha estado en antena, Brenda Leigh Johnson ha detenido e interrogado a un buen número de personas, algunas de las cuales después pasaron a ser algo más conocidos porque consiguieron un papel más importante en otra serie. Hasta el protagonista, a veces.

Con esa pinta chunga, igual cuesta un poco reconocer a la detective Kate Beckett de "Castle", el papel que ha hecho conocida a Stana Katic. Lo cierto es que con ese nombre y ese aspecto (herencia de sus padres procedentes de la ex Yugoslavia, aunque ella sea canadiense) no es raro que, al principio de su carrera, estuviera encasillada en los papeles de tipa extraña de Europa del Este. En ese capítulo, por cierto, tenemos un tres por uno, porque por ahí también andaban John Pyper-Ferguson (que igual recordáis los fans de "Cinco hermanos") y Seth Gabel, antes incluso de "Sexy Money".

Brenda ha tenido alguna que otra némesis memorable a lo largo de la serie, siendo una de las más inquietantes el pirómano Billy Croelick. Interpretado por un Jason O'Mara que, la verdad, había hecho ya bastantes cosas tanto en el Reino Unido como en Hollywood, es de esos villanos de los que Brenda sabía que eran culpables, pero no lograba probarlo. Croelick tuvo dos apariciones memorables en "The Closer", y es una pena que no pudieran repescarlo una tercera vez.

Entre sus musicales en Broadway y "Smash", Megan Hilty decidió irse a Los Ángeles a probar suerte, y entre las cosillas que hizo allí figuran unos pocos episódicos, dese "CSI" a "Eli Stone" y "Mujeres desesperadas". Uno de sus primeros trabajos en televisión fue, precisamente, un capítulo doble de "The Closer" en el que era la recepcionista de una tienda que sufría un atraco (creo que era un concesionario de coches), y que jugaba a conciencia la carta de la "rubia tonta explosiva". En otra edición de "Casi famosos" ya la vimos sufriendo a Zack y Cody.

Lo cierto es que, cuando salió en la serie como la hermana de Fritzy, Amy Sedaris ya era famosa en Estados Unidos, pero quizás por la blogosfera seriéfila no se la ha conocido más hasta que no la hemos visto en "The good wife". Sedaris tiene en su haber una comedia de culto llamada "Strangers with candy". Y la última no es una casi famosa, pero no deja de ser un añadido simpático a la serie.

En la quinta temporada, creo, Brenda recibe la visita de su sobrina, con la que no deja de discutir y a la que, por supuesto, utiliza en sus investigaciones. Lo divertido del asunto es que la sobrina estaba interpretada por Sosie Bacon, hija en la vida real de Kyra Sedgwick y Kevin Bacon. Y de hecho, no puede negar que es hija de su padre.

08 julio 2012

El agente del año

La sombra que "The Wire" y "The Shield" arrojan sobre buena parte de las series actuales queda muy clara en "Line of duty", estrenada hace poco por BBC 2. Creada por Jed Mercurio (otro de esos nombres de la televisión británica que siempre hay que seguir), intenta ser un mosaico de cómo es el trabajo diario de un policía en una gran ciudad del Reino Unido, siempre agobiado por trabas burocráticas y recortes de personal y equipo, mezclando esto con la investigación de Asuntos Internos (lo que allí se llama AC-12) de un detective considerado hasta el momento el niño bonito del departamento, y que nada más comenzar la serie es nombrado agente del año por sus impresionantes estadísticas de casos resueltos.

Son tan impresionantes, que el jefe de esa brigada anticorrupción sospecha que no pueden ser reales, así que pone a su nuevo agente, un chico traspasado desde la brigada antiterrorista después de una operación que salió trágicamente mal,, a investigarlas en busca de cualquier cosa que pueda ser sospechosa. Por supuesto, ni esa investigación, ni la vida del detective estrella Tony Gates ni del nuevo miembro de AC-12 van a transcurrir por los caminos previsibles, y un a priori pequeño incidente involucrando un accidente de coche puede hacer que todo salte por los aires.

Mercurio ha reconocido en alguna entrevista que una de sus series favoritas es "The Shield", así que no es raro que "Line of duty" recuerde a ella en más de una ocasión, aunque también tiene algún diálogo que podría haber dicho Omar Little, Pero, por ahora, es justo cómo se muestra el peso de las reglas y de la burocracia lo que distingue esta serie de las dos estadounidenses que comentábamos al principio (y eso que en "The Wire" era muy habitual que se hablara de manipular estadísticas de crímenes). Antes de dedicarse a la televisión, su creador era médico en el sistema nacional de salud británico (experiencia de la que salieron "Cardiac arrest" y "Bodies"), y siempre le sorprendió la cantidad de papeleo que había que hacer para cualquier cosa.

Con sólo dos capítulos emitidos, "Line of duty" apunta a algo interesante, al menos, y a la que puede ser más fácil engancharse que a "The shadow line", otra de corruptelas policiales que se vio el verano pasado y que iba bastante más a su ritmo. Como no podía ser de otro modo, todos los personajes tienen sus secretos, y en cada episodio hemos tenido revelaciones que llevan la historia hacia derroteros más amplios, uniendo todas las subtramas que maneja en su intento de desenmascarar al policía perfecto.

Música de la semana: En "True Blood" tienen, desde luego, un buen oído para elegir canciones, empezando por sus títulos de crédito. El año pasado, además, consiguieron reunir a Nick Cave y Neko Case para que hicieran una peculiar versión de "She's not there", de The Zombies, y parece que la experiencia les gustó porque han vuelto a repetir su táctica de juntar a dos intérpretes que, quizás, a priori podrían no pegar. Esta vez, son Iggy Pop y Bethany Cosentino, la cantante de Best Coast, que le ponen voz a una canción escrita para la serie por su supervisor musical, Gary Calamar, que además explica aquí cómo surgió la idea. La canción en cuestión es "Let's boot and rally".

06 julio 2012

Lo mejor de los no mejores

Como era de esperar, la "guerra de series" de El País se ha convertido en fuente inagotable de discusiones y polémicas en Twitter (para eso se hacen estas iniciativas, ya lo comentamos en su momento), unas polémicas que suelen resumirse siempre en el mismo argumento, a veces un tanto snob: ¿por qué ha ganado esta serie, que consideramos una basura, y ha perdido esta otra que creemos que es una obra maestra? ¿En qué nos basamos para despreciar unas series y elevar a los altares otras? A veces, confieso que las discusiones sobre cuáles son las mejores series de televisión, las imprescindibles que todo el mundo deber, me agotan porque no ha y manera de que la conversación salga de Aaron Sorkin, "The Wire", "Los Soprano" y "A dos metros bajo tierra" (y, entre las más recientes, "Mad Men" y "Breaking Bad"). Y, la verdad, son muy buenas, ¿pero no os parece un poco cansado ver cómo, cada vez que sale este tema sea en el sitio que sea, no se da entrada a ningún otro título? Y no sólo eso, sino que, en ocasiones, sus defensores tampoco admiten que ninguna otra serie sea puesta ni siquiera a un nivel mínimamente similar al de ellas.

No vamos a ponernos a discutir ese podio porque, la verdad, da bastante pereza meterse en estas discusiones bizantinas. Pero lo que sí puede resultar más interesante es hacer una "guerra de series" alternativas, como si dijéramos, algo así como un canon de títulos que no sean los típicos que se mencionan siempre. E incluso podríamos intentar que tampoco estuvieran ni "Perdidos" ni "Mujeres desesperadas", que también son las clásicas que se mencionan habitualmente. ¿Con cuántas nos quedaríamos entonces? ¿Empezamos sólo por los 90? ¿Damos entrada a las de los 80, como "Canción triste de Hill Street"? ¿O deberíamos mencionar las más influyentes? Porque si hay que confeccionar algo parecido un canon de las series con mayor influencia posterior, no podríamos olvidarnos de algunas que casi causan urticaria a los que comentan esos canon de "las mejores de la historia", como "CSI". Porque "24", "Expediente X", "Friends" o "Will & Grace" causan menos recelos (bueno, la última igual sí que daría urticaria a alguien también).

¿Por qué unas series y otras, no? Y no estamos hablando de si "Xena, la princesa guerrera" es merecedora de entrar en ese grupo selecto (aunque fue pionera, y fundamental, en la introducción de los personajes femeninos centrales fuertes y decididos), sino de si cosas como "Friday Night Lights" o "Batlestar Galactica" no deberían al menos considerarse con una mirada más abierta, y con menos condescendencia. Muchas veces, se ignoran series que han jugado un importante papel en hacer que la ficción televisiva actual sea como es simplemente porque no son cool, como quien dice.

P.D.: ¿Por qué hay una foto de "Los Simpson" ahí? Porque creo que, por longevidad, influencia y fenómeno desatado, es la que debería ganar la "guerra de series".

04 julio 2012

Un trabajo interno

Ian Rankin ganó hace dos años el premio Pepe Carvalho de novela negra con "Puertas abiertas", una historia sobre tres amigos de Edimburgo, aficionados y coleccionistas de arte, que por aburrimiento y mera diversión planean un día un robo en el almacén de la National Gallery escocesa, aprovechando la jornada anual de puertas abiertas. Lo que al principio no es más que un entretenimiento, acaba convirtiéndose en realidad ante el convencimiento de los amigos de que puede hacerse y, además, hasta puede ser el atraco perfecto, pero en estas historias, el atraco nunca es perfecto y siempre hay algo que sale mal. Ese libro guarda sus puntos de contacto con "Inside men", una miniserie de cuatro episodios de la BBC que cuenta, precisamente, el robo de un almacén en el que se guarda la recaudación, en efectivo, de diferentes entidades, un robo que también tiene la apariencia de un golpe casi perfecto. La clave, como siempre, está en el casi.

Empezamos viendo el robo en sí, obra de un grupo de hombres enmascarados eficientes y, en ocasiones, algo violentos, y conocemos también desde el principio a las víctimas. ¿O no lo son? Porque la miniserie, enseguida, nos lleva desde el momento del delito hasta varios meses atrás para mostrarnos las circunstancias que llevaron a su planificación y su puesta en marcha, y a los motivos detrás de él. Conocemos a dos trabajadores del almacén, uno que intenta llevar una vida honrada a pesar de un entorno familiar no muy halagüeño, otro que es un cabeza loca al que se le ocurren un montón de ideas de ganar dinero que nunca tienen éxito. Junto a ellos conocemos también al director del almacén, un hombre gris y apocado, un funcionario cuya única emoción es ser elegido empleado del mes con regularidad y al que todo el mundo cree que pueden "torear".

Pero lo interesante de "Inside men" es que, con esa maniobra narrativa tan de "Damages", nos va cambiando la perspectiva desde la que vemos a los tres protagonistas, revelando facetas de ellos que, al principio, no habíamos detectado. La función pertenece casi por entero a Steve Makintosh, que en la primera temporada de "Luther" demostró que podía interpretar perfectamente a un tipo con dos caras, y que aquí va erigiéndose poco a poco en el centro de la trama con su evolución hacia otro tipo de persona del que era en el primer capítulo. Es complicado comentar la miniserie sin revelar más de la cuenta y, de ese modo, fastidiar la diversión de ir descubriéndolo todo por nosotros mismos, pero aunque lo supiéramos todo, el visionado de "Inside men" resistiría.

Maneja muy bien la tensión hasta en las partes más típicas de las historias de robos, y no sólo Makintosh, sino también Ashley Walters, Warren Brown y Kierston Wareing están estupendos en sus respectivos papeles. Lo que interesa aquí no es cómo lograr robar el dinero, o quién está implicado, sino por qué cada uno hace lo que hace.