30 diciembre 2014

Orgullo de clase

Entre los 90 y principios de los 2000, el cine británico tuvo bastante éxito fuera de sus fronteras con lo que podríamos denominar "comedias sociales". Eran historias sobre personajes de clase trabajadora, que se veían en alguna situación difícil que tenían que superar, y que se contaban desde una óptica más humorística que si fueran un drama de Ken Loach (aunque éste tiene la muy divertida "Looking for Eric"). Cintas como "Billy Elliot" o "Tocando el viento" son algunos de sus exponentes más populares y, curiosamente, ambas están ambientadas en el mismo ambiente; las minas del norte de Inglaterra, los cierres forzados por el gobierno de Margaret Thatcher y las huelgas de los mineros contra éstos en la década de los 80. Es una temática que comparten con "Pride", una de las pequeñas revelaciones cinematográficas de 2014 (aunque en España todavía no tiene fecha de estreno confirmada), y clara seguidora de esa tradición de comedias sociales.

La película cuenta una historia real poco conocida de la historia reciente del Reino Unido; la de un grupo activista homosexual de Londres que decide apoyar económicamente a los mineros de un pequeño pueblo del sur de Gales durante la huelga que el sector protagonizó en 1984. El enfrentamiento entre los trabajadores y el gobierno (y los tabloides) fue violento y buscaba forzar a los mineros a volver al trabajo ahogando todo lo posible sus vías de financiación. Como contaba The Guardian antes del estreno de la cinta en su país, en septiembre, Mark Ashton, el miembro más activo del grupo LGBT, vio reflejada su propia lucha por los derechos de los homosexuales en la represión policial de los piquetes y las manifestaciones de los mineros, y embarca a sus amigos en un viaje en el que tienen que superar prejuicios, barreras sociales y culturales y buscar un terreno común en la lucha de clases.

Porque, aunque "Pride" puede ser una comedia muy humana, con muy buenas intenciones y poblada por unos personajes (y unos actores) sensacionales, su mensaje no es tanto de tolerancia entre dos grupos de personas que se miraban de recelo, sino de la importancia de la denuncia de la opresión, de la unión de esfuerzos para luchar por derechos que se creían ya consolidados, y que corren el riesgo de ser arrebatados. Ese apoyo de la pugna de la clase trabajadora es lo más sorprendente de la cinta porque es un tema que casi no se trata ya en el cine (y cuando se trata, como en "Dos días, una noche", te quedas fuera de la pre-selección a ser nominada al Oscar a mejor película extranjera). Lo que lleva a Mark y Dai a conectar, a trabajar juntos por un bien común es ese reconocimiento de la solidaridad entre personas que saben que tienen que pelear por lo que creen que es correcto.

29 diciembre 2014

El equilibrio de Korra

En 2005, el canal infantil Nickelodeon estrenaba "Avatar: The last airbender", una serie con una animación y unos temas más en la línea de las series japonesas de guerreros y samurais que de la estadounidenses, aunque sus creadores fueran norteamericanos. Contaba la historia de Aang y el resto de benders, personas con la especial habilidad de manejar y manipular a su antojo los elementos de la naturaleza. Los principales eran los benders (o maestros) del aire, la tierra, el fuego y el agua, y quien pudiera dominarlos todos era el avatar, el elegido para llevar el equilibrio y la paz al mundo. Aquella primera serie tuvo un gran éxito en sus tres temporadas, hasta el punto de que, en 2010, M. Night Shyamalan dirigió una adaptación al cine que todo el mundo prefiere olvidar.

Nickelodeon, sin embargo, no quería abandonar el mundo de los avatares tan pronto, así que ordenó una secuela, "The legend of Korra", que iba a ser inicialmente sólo una miniserie de doce episodios sobre la siguiente avatar en la línea, una niña llamada Korra capaz de dominar el fuego, la tierra y el aire, y a la que se encuentra de un modo no demasiado diferente de cómo se elige al nuevo Dalai Lama. Korra tiene que asumir el puesto de Aang como garante de la paz en el mundo, una garantía que, en un estilo muy fiel a la filosofía oriental, sólo se consigue mediante el equilibrio no sólo de los elementos, sino de las diferentes naciones que componen dicho mundo. Pero, por supuesto, siempre hay gente que quiere romper ese equilibrio por sus venganzas personales o su sed de poder.

Lo que estas dos series, creadas por Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko, han logrado en la última década para un canal infantil es realmente curioso, especialmente en el caso de "The legend of Korra". De ésta última, que terminó hace unos días, se han leído críticas sobre su final en los sitios más insospechados, desde un artículo de Vanity Fair que comentamos hace poco a blogs más centrados en la ciencia ficción y la fantasía, como io9, a la web de medios en principio tan alejados como Forbes. Está dirigida a niños un poco mayores de diez años, y DiMartino y Konietzko la crearon siguiendo una petición de Nickelodeon de hacer algo similar a "El Señor de los Anillos" o "Harry Potter". Pero ellos optaron por poderes más orgánicos, que hay que aprender a manejar como si fueran un arte marcial, y decidieron cuán lejos podían llevar las tramas de un título infantil.

El libro 1 (así es como llaman a las temporadas) lidia con temas como el peligro del totalitarismo detrás de revoluciones que pueden tener un barniz éticamente correcto, el abuso psicológico, hasta la virtud de la paciencia y la contención en determinadas situaciones. En su momento, la muerte de un personaje en su último capítulo generó bastante controversia, y algunos fans creen que fue el inicio del lento declive en Nickelodeon, que no en fandom,  que vivió la serie, que ha terminado emitiendo casi sus dos últimas temporadas en la web de la cadena. Paradójicamente, esa mudanza fuera de antena parece haberle dado más visibilidad entre un sector de la crítica, que ha hecho todo lo posible para hacer llegar al público lo que "The legend of Korra" estaba haciendo bien. Entre esas cosas, por ejemplo, figura un universo steampunk que los creadores afirman que es una mezcla entre Shanghai y Nueva York en los años 20, incluyendo una logradísima banda sonora que aúna instrumentos orientales con el jazz. Es un mundo que parece a veces sacado del inicio de "Indiana Jones y el Templo Maldito".

28 diciembre 2014

Partidas de caza y sueños de Navidad

ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto los especiales de Navidad de "Downton Abbey" y "Doctor Who", lo mejor es que no sigáis leyendo. Los dos podrían haber tenido de banda sonora "Christmas is all around".

En más de una ocasión hemos comentado que una de las ventajas de las series de televisión es la posibilidad de construir algo a lo largo de los capítulos y las temporadas, hasta lograr que ese algo ternine teniendo un clímax, una conclusión que funciona sólo porque hemos visto cómo iba forjándose durante años. Esto se aplica tanto a la marcha de Alicia Florrick de su bufete de abogados como a esa escena que casi cierra el especial de Navidad de "Downton Abbey", la escena en la que Carson le pide a la señora Hughes que se case con él. La relación entre el mayordomo y el ama de llaves ha venido construyéndose poco a poco desde el principio, con él confiando sólo en el juicio de ella y ella aprovechando esa circunstancia para lograr que él relaje un poco algunas de sus normas. En las pocas escenas que ha compartido con Lady Mary hemos visto que Carson es mucho más sentimental de lo que parece, así que esa proposición entró completamente en su personalidad.

Aparte de ese pequeño momento shipper (que entra ya en una lista de los más destacados de 2014), el capítulo cerró varias de las tramas de la quinta temporada, incluyendo la de la Condesa Viuda y su príncipe ruso y, parece que por fin, la de el enésimo problema con la ley de los Bates. Los futuros Carson hace tiempo que ocuparon el puesto que antes tenía esa pareja en cuanto a entrañabilidad, yu hasta Baxter y Molesley les han pasado por la izquierda. Mientras tanto, hemos tenido un vistazo un poco más de cerca a la familia política de Rose, que teniendo en cuenta que la serie se acerca cada vez más a los años 30 y las posturas germanófilas de parte de la sociedad y el gobierno británicos, es probable que la familia de Atticus vaya a ganar más peso de aquí en adelante. Fue un especial en el que los cierres sentimentales de algunas tramas fueron bastante notables. Y sí, Lady Mary y Alicia Florrick van a compartir ahora a Matthew Goode.

Justo los cierres emocionales fueron también el punto fuerte de "Last Christmas", el especial navideño de "Doctor Who" (que lamentablemente no utilizó la canción homónima de Wham!). Aunque la historia del capítulo fuera autconclusiva, quedaba un fleco sentimental que afrontar del final de la octava temporada, el fleco que concierne a Clara, su duelo por la muerte de Danny y su decisión de abandonar los viajes con el Doctor. La metáfora de Papá Noel y el Doctor puede ser demasiado evidente, pero la cara con la que Clara la sugiere la vende mucho mejor de lo esperado. La relación entre los dos protagonistas es lo principal del episodio; se ha vuelto demasiado estrecha como para que terminara como lo hizo. Y aunque están bordeando peligrosamente el terreno shipper (que para ellos no es necesario), nunca es aburrido ver a Peter Capaldi y Jenna Coleman compartir la pantalla.

En cuanto al monstruo de la semana, no es una mala idea eso de aplicar los facehuggers de "Alien" a criaturas que inducen hermosos sueños mientras te devoran el cerebro, pero el puzzle dentro del puzzle, a lo "Origen", no termina de cuajar del todo. Da la sensación de que el equilibrio entre el misterio y la trama emocional de Clara no está bien logrado, y que ésta última roza el melodramatismo. Al menos, Nick Frost está divertido como Santa Claus, y lo que sí es cierto es que las pistas de que todo lo que estamos viendo es un sueño están plantadas ahí desde que el trineo de Papá Noel se estrella en el tejado de Clara. Lástima que no tuviéramos al final un homenaje completo a "La cosa" (o a "Hielo") en la estación polar, porque podría haber sido realmente divertido.

Música de la semana: Hablando de "Doctor Who", en uno de sus primeros episodios de la octava temporara utilizó "Run boy run", de Woodkid, alias de Yoann Lemoine, que también tiene una carrera paralela como director de videoclips de Katy Perry, Taylor Swift o Lana Del Rey.

26 diciembre 2014

Series sin prejuicios

La diversidad racial (y sexual) en los repartos de las series ha sido uno de los temas más comentados en las webs estadounidenses en los últimos meses. De "Orange is the new black" a "How to get away with murder" y "Transparent", los críticos han estado discutiendo sin cesar lo beneficioso que es tener personajes que no sólo sean blancos y heterosexuales como protagonistas de las series, lo explícitio que ha sido el sexo gay en las dos primeras (aquella escena entre Poussey y su novia alemana bien está entre las más tórridas del año también) y cómo ayudan a representar más adecuadamente cómo es la sociedad norteamericana en realidad. Todos estos títulos pueden ser muy tolerantes y abiertos, pero donde podemos encontrar las series más desprejuiciadas de la televsión es en los canales infantiles. Unas cuantas de las series emitidas allí muestran como algo que no merece ser destacado aspectos como parejas del mismo sexo o interraciales; para ellas, es normal y no distrae de lo principal, y cuando se le da un tratamiento un poco diferente o especial, es por algo justificado dentro de la trama. Del mismo modo que, para una serie como "Faking it", el sexo entre adolescentes no se ve como algo excepcional o de lo que tener miedo, para esos títulos de Nickelodeon o (Dios mío) Disney Channel, la homosexualidad o las parejas mixtas no son tampoco algo extraño.

Y, sin embargo, a veces se organizan jaleos importantes cuando alguna trama se centra mucho en alguno de esos dos aspectos. En enero, Disney Channel se vio enmedio de una de esas polémicas de baratillo organizada por One Million Moms al mostrar a una pareja de lesbianas llevando a su hijo a jugar con la niña protagonista de "Good luck, Charlie". Que el niño tuviera dos madres no era más que parte del chiste sobre cómo los padres de Charlie querían tener siempre razón (cada uno había conocido a una mujer diferente), pero encontrarse aquello en televisión llevó a las críticas habituales de "¡qué están mostrándoles a nuestros hijos!" Sin embargo, la controversia no fue al final para tanto. La respuesta más extendida fue "mi hijo también tiene amigos que tienen dos padres, o dos madres" (algo que el propio Barack Obama apuntó cuando explicó su cambio de opinión sobre el matrimonio homosexual), y ahí quedó todo. Pero cada vez que una serie juvenil o infantil toca el tema, los debates vuelven a surgir, incluso aunque sólo sea para determinar si eso es "canon" o no.

Es lo que ha pasado esta semana con el final de "The legend of Korra", una serie de aventuras de Nickelodeon cuya protagonista tenía una dinámica de amistad con otro personaje femenino de la serie, Asami, que tenía a los fans especulando como locos sobre si ahí podía haber algo más o no. Los dos creadores ofrecieron sus propias explicaciones apuntando que les parecía absurdo que nunca hubieran intentado explorar esa relación, lo que llevó a que el título fuera saludado como uno de los más subversivos de la televisión reciente estadounidense, aunque su última temporada y media se haya visto en la web de Nickelodeon, en lugar de en su parrilla. "Korra" ha aprovechado la capacidad metafórica de la fantasía para hablar de temas más serios y con raíces históricas importantes, algo que las series infantiles han hecho muchas veces sin que haya pasado nada. ¿O ya no nos acordamos de "Alfred J. Kwak"?

Los niños no son tontos. "Doctor Who" es otro ejemplo de serie que no los trata como tales y que no tiene prácticamente ningún prejuicio racial o sexual (vale, está esa cuestión de cuándo habrá una Doctora, pero eso lo dejamos para otro día). Jack Harkness podía flirtear tanto con Rose Tyler, como con el Doctor como con Chantho, la extraterrestre de la foto de arriba, y eso no lo convertía en alguien menos heroico. Más de una vez hemos apuntado el hecho de que, hasta que llegó Clara (que es profesora), la acompañante con una mejor posición social de todas era Martha Jones, médico, que es la única que no es blanca. Y "Doctor Who" mantiene la misma tendencia de la ficción británica de mostrar parejas interraciales sin que eso represente nada especial. Quizás no todos los niños se den cuenta de lo que están viendo, pero eso que ven refleja cómo es el mundo real, del mismo modo que los cuentos de hadas les advertían de los peligros que podía haber lejos de sus casas.

23 diciembre 2014

Navidades tecnológicas y paródicas

Los capítulos especiales de Navidad son una tradición de la televisión británica (si, además, esos especiales cuentan una historia de fantasmas, es imposible ser más inglés). Al igual que en la Premier League, en la que algunos de sus partidos más esperados se juegan el 26 de diciembre, las cadenas de televisión se reservan episodios importantes de algunas de sus series más populares para las últimas semanas de diciembre. A veces, hasta traen de vuelta títulos que llevan tiempo fuera de antena, como hizo BBC con “Absolutamente fabulosas” hasta no hace mucho y como hará con “Miranda” este año. O como ha hecho Channel 4 con “Black Mirror”, cuya segunda temporada se vio a principios de 2013 y de la que nunca se sabe con certeza si va a haber más capítulos. En gran medida, depende de la agenda de su creador, Charlie Brooker, que siempre está involucrado en otras trescientas cosas al mismo tiempo, así que no es de extrañar que los fans reciban cualquier nueva entrega como agua de mayo.

El especial de Navidad es, de momento, lo último visto de la serie, y es un capítulo un poco más largo que resulta curioso porque parece una amalgama de algunos de los gadgets presentados en las dos temporadas anteriores, utilizándolos juntos en una misma historia y hasta dándoles a algunos, como aquel chip de “The entire history of you”, un giro todavía más inquietante, si cabe. En un principio, parece que estamos ante uno de los esquemas más clásicos de los episodios navideños, una historia contada por uno de los personajes, pero enseguida empezamos a comprobar que hay un fondo bastante perturbador debajo de lo que estamos viendo, que inicialmente no parece serlo tanto. Puede ser un poco incómodo, pero no tan oscuro como resulta serlo en realidad. Este “White Christmas” es bastante efectivo en esa reunión de los “grandes éxitos” de “Black Mirror” (hasta se recupera “Anyone who knows what love is”), yendo un poco más allá con ellos y manteniendo el mismo sarcasmo y la misma capacidad para puntualizar que es el uso que damos nosotros a la tecnología lo que puede ser malo.

Mientras este capítulo ha sido de los primeros especiales de Navidad en verse en la televisión británica, lo que ya se ha podido ver es otra de las tradiciones de la programación en estas fechas; los especiales benéficos. “Children in need” o “Red Nose Day” son los más conocidos porque atraen siempre a grandes nombres (tienen hasta mini-capítulos de “Doctor Who”, como aquel famoso “Time crash” con David Tennant), pero “Text Santa”, el organizado por ITV la semana pasada, puede haberse llevado casi toda la atención por ese sketch de “Downton Abbey” en el que participa George Clooney. La presencia del actor estadounidense llevó a que hubiera una gran confusión en Internet sobre su papel; había quienes pensaban que salía en el especial de Navidad propiamente dicho, que cierra la quinta temporada y que se emite el jueves (Nova va a emitirlo en España sólo con media hora de retraso a su estreno en ITV), pero no es así.

Clooney presta su imagen autoparódica de los anuncios de Nespresso a un sketch de algo menos de diez minutos en el que “Downton Abbey” se entrega también a la autoparodia usando como excusa otro de los trucos más viejos de los capítulos navideños”: ¿cómo serían las cosas si yo no hubiera nacido? Con eso, tenemos metarreferencias de todo tipo, desde a las críticas de que la trama de la serie a veces no tiene sentido, hasta a una parodia de “Downton Abbey” y “Upstairs Downstairs” que el equipo detrás de “Absolutamente fabulosas” hizo para el Red Nose Day de 2011. En ese “Uptown Downstairs Abbey” aparecía Joanna Lumley, que en este sketch especial es el ángel que lleva a Robert Grantham como si fuera James Stewart en “Qué bello es vivir”. Son diez minutos muy simpáticos. Y Molesley a lo Tom Cruise en “Cocktail” no tiene precio.

22 diciembre 2014

La serie de las decisiones difíciles

ALERTA SPOILERS: Si no sabéis qué nueva decisión difícil ha tenido que tomar Clarke en el final de media temporada de "Los 100", volved cuando lo hayáis visto.

Es probable que hayamos comentado en otras ocasiones las deudas que "Los 100" tiene hacia "Perdidos". La introducción de Monte Weather y su rollo un poco Dharma, pero más inquietante, ha terminado de afianzar esas deudas, lo mismo que el retrato que se está haciendo de los líderes de los supervivientes del Arca y, sobre todo, de Clarke y Abby puede recordar a cómo Jack tenía esas dudas sobre si quería ser el líder del grupo y qué tipo de responsable iba a ser (si esto os suena de "The Walking Dead", es que también tiene unas cuantas deudas con los náufragos del Oceanic 815). Pero también hemos señalado en otras ocasiones que "Los 100" comparte con "Battlestar Galactica" su voluntad por explorar hasta sus últimas consecuencias los caminos que todos sus personajes están dispuestos a seguir por sobrevivir, cómo esos caminos pueden afectarlos. La pregunta clásica del almirante Adama, si la raza humana merece sobrevivir, también planea por encima de esta serie.

El capítulo que cierra el primer tramo de la segunda temporada, "Spacewalker", es una muestra del tipo de serie en el que se ha convertido "Los 100". Es un clásico dilema del grupo protagonista, que tiene que decidir entre varias opciones complicadas (e imposibles) para salir de una situación muy, muy delicada. En este caso, los terrícolas quieren que les entreguen a Finn para que responda por la masacre en el poblado (que ha sido un poco el "momento Pegasus" de la serie), y la gente del Arca se debate entre si sacrificarlo por el bien de la mayoría, o salvarlo y buscar otra solución. Pero ninguna de esas otras soluciones parece que vaya a funcionar, y también es cierto que, en cuanto un título de este tipo dedica un capítulo a mostrarnos flashbacks de algún episodio del pasado de un personaje, sabemos que ese personaje está condenado.

Ya sabemos que Finn acabó en prisión protegiendo a Raven, y también sabemos que es un personaje que empezó la temporada bastante atascado, como si Bellamy le hubiera robado la inercia y el interés que podía tener en el arranque de "Los 100". Así que la serie decide quitárselo de encima y utilizarlo para que Clarke continúe evolucionando hacia la Jack Shephard del Arca, o una Laura Roslin más de acción. Ella sabe perfectamente cuál es la decisión correcta desde el principio, aunque se resista e intente evitarla, y sabe que es mejor que ella misma sacrifique a Finn, que dejar que los terrícolas lo torturen. "Los 100" es, en gran medida, el viaje de Clarke hacia convertirse en el canciller que su gente necesita para poder vivir en la Tierra y navegar todas las distantas facciones enfrentadas allí. Por supuesto, su sacrificio de Finn va a traer unas consecuencias que tampoco van a ser sencillas, porque si algo sabe esta serie es que toda acción tiene una consecuencia. Como decía también Adama, no puedes huir de las cosas que has creado.

21 diciembre 2014

Veinte episodios de 2014

Las listas de repaso de lo más destacado del año en este rincón bloguero llegan a su fin. Después de haber recordado las series (en dos partes), las películas y hasta las cabeceras, ha llegado el turno de la última, la de los capítulos. Es una costumbre bastante reciente, pero que puede resultar más interesante porque puede dar opción a que aparezcan series que no entran de otro modo en las listas "importantes", es decir, las de las series del año. La foto de arriba, de todos modos, es una de las menciones especiales que no está en esta lista de 20 capítulos, y pertenece a "Some of the things molecules do", el segundo episodio de "Cosmos" (en versión de 2014), que dedicaba toda la hora a explicar la evolución y a defenestrar el creacionismo sin mencionarlo nunca por su nombre. Vayamos a por esos episodios, sin un orden particular.

1.- "How your mother met me" ("Cómo conocí a vuestra madre"): El capítulo en el que por fin nos presentaron como Dios manda a la Madre fue emocional, simpático y sirvió también para introducir a Cristin Milioti como una actriz a tener en cuenta para el futuro.

2.- "The sign of the three" ("Sherlock"): El discurso del padrino más largo en la historia de las bodas, y uno de los momentos más conseguidos de la tercera temporada de la serie.

3.- "Beach House" ("Girls"): ¿Puede la amistad de Hannah, Shoshanna, Marnie y Jessa sobrevivir a un fin de semana en los Hamptons? Su baile a los sones de Nilsson es uno de los momentos del año.

4.- "The secret fate of all life" ("True detective"): No, éste no es el del plano secuencia, sino el siguiente, en el que vemos cómo lo que Marty y Rust le cuentan a los detectives en 2012 no se corresponde exactamente con lo que pasó de verdad.

5.- "The grove" ("The Walking Dead"): En la quinta temporada, la serie ha tenido varios buenos episodios, pero aún cuesta olvidar éste del tramo final de la cuarta. "Mira las flores, Lizzie".

6.- "2x05" ("Line of duty"): Lindsay Denton es otro de los personajes del año, y en este episodio vemos finalmente cómo se despliega toda la historia que los protagonistas han intentado averiguar desde el principio.

7.- "Oppo research" ("The good wife"): La preparación de Alicia para presentarse a fiscal del distrito incluye desvelar los trapos sucios que sus rivales tienen sobre ella, lo que da para una hora tensa y, al mismo tiempo, muy divertida.

8.- "Shiizakana" ("Hannibal"): El final de temporada es igualmente memorable, pero la historia del asesino que se cree una bestia salvaje tiene grandes implicaciones para Will.

9.- "Best new girl" ("Transparent"): Mort se va, en 1994, a un campamento de travestismo en el que cree que puede encontrar lo que está buscando. Es un largo flashback que muestra el origen de mucho de lo que vemos en la serie.

10.- "The strategy" ("Mad Men"): Los roles de Peggy y Don han cambiado, pero verlos de nuevo trabajando juntos en una campaña siempre será un punto álgido de la serie.

19 diciembre 2014

La consagración de Stella


ALERTA SPOILERS: No, la Stella del título no es la de "Un tranvía llamado deseo" (por cuyo montaje en Londres fue reconocida recientementte Gillian Anderson, por cierto), sino la protagonista de "The Fall". Si habéis visto el final de la segunda temporada, podéis seguir leyendo.

La segunda temporada de “The Fall” ha presentado una curiosa división de opiniones entre la crítica británica. Están quienes creen que el edificio construido por Allan Cubitt se hundió estrepitosamente, y quienes sostienen que alcanzó un final a la altura de las expectativas, pero no hay término medio (aún más curiosamente, algunas de esas posturas son inversamente proporcionales a las opiniones sobre “The Missing”, la última serie de estreno que ha tenido a los críticos británicos fascinados. The Guardian, por ejemplo, alaba el final de “The Missing” mientras desprecia el de “The Fall”). La serie de Cubitt, desde luego, puede criticarse por algunos de sus personajes, como Katie, cuyas motivaciones y propósitos nunca terminan de encajar bien, o incluso la trama del maltratador y su mujer. Es cierto que acaba siendo fundamental para el desenlace de la historia, pero tampoco acaba de funcionar del todo en el camino para llegar hasta allí. Sin embargo, el interés de “The Fall” no reside tanto en la resolución del caso, como en el complejo retrato que hace de sus personajes centrales.

Desde su primera temporada, el retrato en paralelo de las personalidades de Paul Spector y Stella Gibson ha sido lo que la ha distinguido de otras series basadas en la caza de un asesino en serie. Esa táctica se ha perdido en cuanto Gibson descubre la identidad del depredador y la trama pasa a ser un policiaco más convencional, pero lo que ha hecho la serie es centrarse todavía más no tanto en Spector (que al fin y al cabo no deja de ser un asesino en serie cruel, sí, pero menos especial de lo que a él le gustaría), sino en Gibson. La segunda temporada se ha encargado de mostrarnos las heridas, el corazón tras la armadura de las blusas de seda y la melena perfectamente peinada. Todas las escenas de la policía observando los interrogatorios de Spector, de Katie Benedetto, de la hija de Spector refuerzan esa sensación; Stella está seria, sin variar el semblante, pero sobre todo con la pequeña Olivia, sus ojos traicionan su aparente compostura y se llenan de lágrimas.

El interés detrás de la superintendente no se ha cimentado de verdad hasta esta temporada, hasta que no hemos visto cómo la tensión del trabajo empieza a hacer mella, cómo intenta buscar una conexión personal con alguien ligando descaradamente con la doctora Reed Smith (cuánto cachondeo trajo esa escena para quienes vemos “The good wife”), cómo al final resulta ser mucho más hábil en la compartimentalización de sus sentimientos que Spector. Esa teatral conversación de casi veinte minutos en la sala de interrogatorios entre Spector y Gibson es la esperada confrontación entre los dos personajes, y en ella queda claro que él puede ser un asesino en serie despiadado y capaz de justificar sus acciones de las maneras más terribles, pero la que sabe en todo momento lo que está haciendo, la que puede ser mucho más fría y determinada es Stella. Nos quedamos sin saber si ese último intento de Spector por hacerle daño, al llevarla al lugar donde escondió a Rose Stagg, funciona porque entra en juego ese elemento para el que nunca se puede planificar y que siempre puede estropearlo todo, ese elemento que siempre pasas por alto hasta en las preparaciones más cuidadosas.

“The Fall” podría tener tercera temporada, y lo cierto es que sería una nueva entrega muy esperada sólo por ver hacia dónde va Stella Gibson. Se ha afianzado como uno de los personajes más femeninos más complejos y difíciles de leer de la televisión reciente; no es una antiheroína, pero tampoco es una heroína. Podemos decir que tiene el aspecto de una rubia de Hitchcock, pero se reprime menos que ellas. La comparación con Jane Tennison que han hecho algunos críticos británicos es bastante adecuada porque las dos son mujeres con poder navegando un mundo de hombres, y enfrentándose a él de manera diferente. Ninguna pide disculpas por ser cómo es, aunque podríamos estar horas y horas discutiendo sobre las posiciones sobre la política de género y las actitudes de poder entre hombres y mujeres que expone “The Fall”. Justo eso la ha hecho tan interesante.

18 diciembre 2014

Cómics en la tele

Recientemente, el crítico Alan Sepinwall incluía en sus repasos al año televisivo lo que habían dado de sí las series basadas en cómics, un recurso cada vez más habitual, y por qué nunca iban a poder ser el fenómeno en audiencia que las cadenas esperaban. Sepinwall apunta que los cómics eran un medio enormemente popular durante su edad de oro en la década de los 40, cuando Superman, Batman y compañía empezaban a patrullar las calles de Metrópolis y Gotham City, pero que cayeron en desgracia con el gran público hacia la década de los 60, convirtiéndose en reducto de niños y frikis. Las películas de superhéroes funcionaban bien, sí, pero sus protagonistas eran precisamente Superman y Batman, los más fácilmente reconocibles por los espectadores a los que ni siquiera les sonaba el nombre de Wonder Woman. Es cierto que “X-Men” cambió un poco ese panorama, poniendo las primeras piedras de la situación en la que vivimos ahora, pero nadie aseguraba a Marvel que “Iron Man” iba a ser el taquillazo que fue, y mucho menos que “Los Vengadores” sería una de las películas más taquilleras de la historia.

Las series de superhéroes nunca han estado a esa misma altura. Como Sepinwall apunta bien, no dejan de ser títulos de nicho, por mucho que alguien pensara que “Agents of SHIELD” podía arrastrar a ABC a los millones de personas que vieron “Los Vengadores”. El jaleo que se montó durante el pasado Festival de Series con el Birraseries Fight Club y el apoyo de los fans a “Arrow” muestra bien a las claras que estas series siguen viéndose como dirigidas a frikis, como títulos infantiloides que no merecen compartir la misma frase no ya con “Breaking bad”, sino ni siquiera con “Juego de tronos” (que es fantasía, pero como es HBO, se le perdona). Lo que quiere decir que trasladar un cómic a la pantalla no es sinónimo de éxito inmediato. El propio Sepinwall apunta que lo que pasó con Marvel fue un accidente feliz que corre el riesgo de implosionar ante el peso de todas esas películas que tiene previsto estrenar en los próximos seis años (y esto si no sumamos el intento de DC de su propio universo cinematográfico compartido), y que lo que funciona en el cine no tiene por qué hacerlo en la tele.

Las series basadas en cómics son un poco como “Perdidos”; su alma es totalmente friki, pero el título de la ABC tuvo la suerte de calar entre el gran público. Es algo similar a “The Walking Dead”, de la que aún es difícil de explicar cómo un producto tan de nicho, en un canal de audiencias tan pequeñas como AMC, de repente se convirtió en la Estrella de la Muerte de las audiencias. Lo curioso es que es en televisión donde, probablemente, está el medio más adecuado para adaptar los cómics, como Robert Kirkman ha reconocido varias veces. La naturaleza episódica de las series se ajusta más a la de los tebeos y permite incluir gran parte de lo que los hace interesantes en la historia, en lugar de descartar casi todo para poder hacer una película de dos horas. Siendo los cómics tan de nicho, una televisión con audiencias cada vez más fragmentadas es el matrimonio ideal.

Dicho todo esto, me encantaría ver a Kate "Ojo de halcón" Bishop en "Agents of SHIELD" (o en la próxima "A.K.A. Jessica Jones"), o que por fin alguna cadena lleva a televisión "Y, el último hombre", o que FX decide continuar "American Horror Story" con "Fatale". Puestos a pedir...

17 diciembre 2014

"Serial" no es una serie

Es probable que, en las últimas semanas, hayáis leído o escuchado sobre “Serial” (aquí ya hablamos de él hace como un mes, más o  menos). El fenómeno desatado en el mundo angloparlante ha dado el salto a España, con reportajes en El País  y entradas en blogs de Fotogramas, mientras en Inglaterra terminaba de desbordarse por completo el asunto con una serie de reportajes de The Guardian sobre el Baltimore del podcast, y la obsesión (no muy sana) en Reddit por él. “Serial” aparecía en el especial que Slate ha dedicado a los diez años que ha cumplido el podcasting, y la expectación ante su último programa, que se cuelga en iTunes mañana, probablemente sólo tenga parangón ahora mismo con el final de la primera temporada de “True Detective” (sí, antes de que todos decidiérais que ya no molaba). Su responsable y presentadora, Sarah Koenig ha dado entrevistas en los sitios más insospechados, incluido “The Colbert Report”, y su caso ha impulsado también los inevitables artículos sobre si es ético subirse al carro de un fenómeno en el que hay implicadas personas de carne y hueso.

Serial” es un fascinante caso de estudio se mire por donde se mire, y no sólo por cómo todos sus seguidores nos hemos dejado llevar por las teorías y las especulaciones como si esto fuera “Perdidos”. El hecho de que hayamos perdido de vista tan rápidamente que es una historia real tiene bastantes lecturas, y nos abre a críticas tanto a los oyentes como al equipo de Koenig. Ella no ha hecho nada que el director de “Capturing the Friedmans” o un programa de reportajes televisivos (o “Salvados”) no hagan constantemente, que es presentar una historia real del modo más entretenido para que el mensaje tras ella nos llegue perfectamente, pero el sorprendente éxito que ha tenido “Serial” la expone a críticas sobre si no está aprovechándose de la familia de Adnan Syed, en la cárcel desde 1999 por el asesinato de su ex novia, si no está convirtiendo en un espectáculo de masas una tragedia muy personal.

Aquí hay opiniones para todos los gustos y podríamos estar debatiéndolas durante días. El podcast es siempre bastante respetuoso con todos los involucrados, desde Cristina Gutiérrez, la abogada de Adnan, a los amigos de Hae Min Lee, el propio Adnan y hasta Jay, el chico en cuyo testimonio se construyó el caso. Intentan mostrar que hay dos versiones de prácticamente todos los hechos, que lo que para ti es sospechoso, para mí puede ser una nimiedad, y que el caso tuvo repercusiones muy reales en Woodlawn, el suburbio de Baltimore en el que ocurrió todo. Tal vez eso sea lo más interesante de todo lo que se cuenta en “Serial”; Koenig tal vez empezó a seguir la historia porque quien se la refirió piensa que Adnan es inocente, pero ella cuenta mucho más que la nueva investigación del caso. Nos hace llegar el clima social, la situación personal de los principales protagonistas, se esfuerza por mostrar que son personas. Ellos no intentan que el podcast sea un éxito masivo (no puede esconder sus raíces en NPR, la radio pública estadounidense), pero el componente de misterio inherente a una historia de estas características ha hecho el resto en esta era de las obsesiones por las redes sociales.

Ya hay oyentes pidiendo una resolución concluyente del caso, queriendo saber si Syed lo hizo o no, si Koenig ha encontrado una pista que pueda llevarlo a su salida de la cárcel, como si esto fuera una de esas películas en las que el abogado de un preso en el corredor de la muerte necesita probar su inocencia en cuatro horas para evitar que lo ejecuten. “Serial” no es eso. En realidad, se parece más a “The Wire” en que su campo de visión es más amplio. Probablemente, si la historia de la muerte de Hae Min Lee hubiera durado una durado una hora, estaría más centrada en la investigación, pero al haberse alargado durante doce episodios, nos han contado cómo es la comunidad islámica de Woodlawn, cuáles eran las actividades de ocio habituales de los chavales del instituto en la época del asesinato o cómo trabajan los detectives de Homicidios en casos de este tipo. En el penúltimo programa, Koenig lee una carta de Adnan en la que él dice que está deseando que “Serial” termine. Esto es una historia real, ella ya ha contado todo lo que sabe sobre el asunto y ya no hay más.

16 diciembre 2014

Doce películas de 2014



Éste es un año un poco extraño para hacer estas listas de películas destacadas. Casi todas las que se consideran favoritas de cara a las nominaciones de los Oscar se verán en España a partir de enero (lo que es significativo teniendo en cuenta que varias de ellas se estrenaron en Estados Unidos entre septiembre y, como mucho, primeros de noviembre), y para quienes crecimos sabiéndonos de memoria la trilogía original de "Star Wars" (y vimos en cine el reestreno de 1997), ver cinco segundos del Halcón Milenario cruzando de nuevo la pantalla en el trailer del episodio VII, "The Force awakens", con esa fanfarria inicial de John Williams, casi sirve para borrar de nuestra mente cualquier otra cosa que haya pasado en Hollywood estos últimos doce meses, pirateo de los servidores de Sony incluido. Como de costumbre, esto son las películas con las que yo más he disfrutado este año, no exactamente las mejores, casi todas se estrenaron en España a lo largo de 2014 y sí, me faltan bastantes por ver, así que no esperéis encontrar aquí "Mommy".

- "A propósito de Llewyn Davis": La cinta de los hermanos Coen tuvo bastantes detractores por la difícil personalidad de su protagonista, pero justo por el retrato de ese cantante folk que se dedica a autosabotearse constantemente merece la pena. Y por esa "Please, Mr. Kennedy" realmente divertida.

- "Dallas Buyers Club": Merecidos Oscars para Matthew McConaughey y Jared Leto, esta historia ambientada en los inicios del sida en Estados Unidos, y de la incomprensión e intolerancia que lo acompañaba, es menos complaciente de lo esperado y muy interesante. Formaría un curioso tándem con "The normal heart", la tv movie de HBO sobre el mismo tema.

- "Her": Un Spike Jonze más contenido, menos en la búsqueda de lo original y más centrado en lo emocional, entrega una bonita y humana historia de amor entre un hombre y un sistema operativo. Como todas las buenas historias de ciencia ficción, habla de nosotros mismos y los vericuetos de nuestro corazón.

- "Snowpiercer": Hablando de ciencia ficción, la película de Bong Joon-Ho sobre un tren en perpetuo movimiento en una Tierra helada es una de las cintas más entretenidas del año, con un retorcido sentido del humor (presente sobre todo en la escena en el vagón-escuela), una Tilda Swinton desatadísima y un final muy coherente con todo lo que cuenta hasta ese momento.

- "Coherence": En esta lista hay dos títulos que podrían calificarse de experimentos, más o menos, y éste es uno de ellos. Lo mejor es verla casi sin saber más que se centra en un grupo de amigos y el paso de un cometa. Y ya.

- "El gran hotel Budapest": Wes Anderson refina aquí sus marcas de la casa y las pone al servicio de un Ralph Fiennes sensacional, una dirección artística fantástica y un humor que esconde tragedias y tristezas, todo ambientado en un ficticio país europeo a punto de verse envuelto en una ficticia guerra que, sin embargo, queda muy claro que es la Segunda Guerra Mundial.




- "Under the skin": En cuanto a película original y con mayor división entre el respetable del año, quizás gane la de Jonathan Glazer con Scarlett Johansson interpretando a una letal alienígena. Críptica, malrrollera, muy potente visualmente, enervante para unos y fascinante para otros, no deja a nadie indiferente. Ésta aún no se ha estrenado en España.

- "La isla mínima": La atmósfera opresiva de esos pueblos de los marismas del Guadalquivir está muy lograda en la cinta de Alberto Rodríguez, una historia detectivesca que, de paso, radiografía una sociedad española que, en 1981, aún sentía la sombra del franquismo sobre ella.

- "Perdida": Amy Dunne es uno de los personajes del año, y la adaptación que David Fincher hace del libro de Gillian Flynn es malsana, inquietante y también una gigantesca broma macabra sobre el matrimonio, el poder de los medios de comunicación amarillistas y la manipulación que hacemos de otras personas para lograr nuestros propósitos.

- "Interstellar": Tal vez sea la película más ambiciosa de Christopher Nolan siendo, al mismo tiempo, la más personal. La aventura de Cooper en busca de otros planetas, dejando atrás a su familia sin saber si volverá a verla, mezcla conceptos físicos como agujeros de gusano y viaje relativista con la relación entre un padre y su hija. Es todo un espectáculo.

- "Al filo del mañana": En el apartado de los blockbusters, esta especie de "Atrapado en el tiempo" mezclado con "Starship troopers" es imaginativa, entretenida y tiene no sólo a Tom Cruise muy acertado como el cobarde protagonista, sino a Emily Blunt transformada en una estupenda heroína de acción. Lástima que pasara más bien desapercibida.

- "Boyhood": Seguramente, las infladas expectativas con las que llegaba de Sundance y Cannes provocaron el resurgir de ese temido "no es para tanto". Es una película pequeña, pero muy interesante y que retrata bastante bien el transcurrir del tiempo y cómo recordamos nuestra vida, a través de pequeños momentos en los que se mezclan lo importante con lo mundano.

Menciones especiales: La Viuda Negra y la trama de espionaje de "Capitán América. El soldado de invierno", las historias personales de superación de "A 20 pasos de la fama", el enorme carisma de Chris Pratt y la diversión de "Guardianes de la galaxia" y la indignación y la emoción que recorren "Hillsborough".

Ah, por cierto, esta lista tiene su correspondiente playlist en Spotify.


15 diciembre 2014

La tele es de Shonda Rhimes



Hace algún tiempo, Beyoncé y Jay Z coincidieron con Barack y Michelle Obama en un acto del que no recuerdo a beneficio de qué era. Pero la reunión entre ambas parejas, aunque fuera breve, generó un enorme revuelo entre los medios estadounidenses, que llevan años bromeando con que el rapero y la cantante son más la Primera Familia del país que los Obama. Uno de los periodistas que cubrían el acto le preguntó al presidente Estados Unidos, en referencia a Michelle Obama, qué tal era eso de estar con la mujer más poderosa de la nación, y Obama respondió que no lo sabía, que le preguntaran a Jay Z. Si le hubieran hecho esa pregunta este año, probablemente habría contestado que buscaran al novio de Shonda Rhimes, porque esta mujer se ha convertido en una de las productoras más poderosas de la televisión casi sin que nos diéramos cuenta.

2014 puede llevar, en la televisión norteamericana, el subtítulo de “el año de Shondaland” sin ningún problema, porque entre la dominación en audiencias de sus tres series en los jueves de la ABC y el discurso que dio aceptando un premio otorgado por The Hollywood Reporter (que le dedicó una de sus portadas en octubre), la guionista y productora se ha llevado más elogios que nadie en un año en el que la prensa estadounidense ha debatido hasta la saciedad la necesidad de una mayor diversidad racial en la televisión. Los repartos de las series de Rhimes, empezando por el de “Anatomía de Grey”, no suelen prestar demasiada atención al color de la piel de sus personajes, mezclando sin problemas a blancos, negros, asiáticos y latinos y tratándolos a todos por igual, y el hecho de que haya colocado a dos mujeres  negras al frente de dos de sus títulos aún ha sido más comentado en un país en el que ha habido dos temas que han dominado las conversaciones mediáticas en los últimos meses; la situación de las mujeres en la sociedad estadounidense y la violencia policial contra jóvenes hombres negros.

El discurso de género y el racial se unen en Shonda Rhimes, que es una excepción en Hollywood por ser mujer y por ser negra. Sus series pueden parecernos mejores o peores (yo nunca he sido especialmente fan), pero lo que está claro es que tienen algo que conquista eso que los americanos llaman el zeitgeist (aunque sea una palabra alemana), la conversación cultural del momento. Las webs de televisión llevaban dos años totalmente obsesionadas con “Scandal” y, esta temporada, la han sustituido por una fascinación incondicional por “How to get away with murder”. En esa serie confluyen multitud de las narrativas que dominan el discurso crítico televisivo reciente en Estados Unidos: el paso de una actriz consolidada en cine, y ya por encima de los 40, a la tele; la diversidad racial del reparto; la representación sin tapujos (sexuales, sobre todo) de una relación homosexual y la capacidad de la serie para convertirse en el tema favorito de discusión por Twitter a la mañana siguiente.

Poco importa que las series sean buenas o no; capturan la atención de los espectadores de un modo que otras no consiguen, y su calidad de fenómenos culturales las impulsa también hacia nominaciones a los Emmy y los Globos de Oro. Sólo por levantar ella sola la noche de los jueves de la ABC, Shonda Rhimes ya merece que se hable de ella en cualquier recapitulación de lo que ha sido 2014, pero además lo merece porque los títulos que ella produce son entretenimiento masivo, para todos los públicos. Sus pretensiones no son diseccionar los fantasmas de la sociedad estadounidense, o hacer una metáfora filosófica de ella; sólo busca no aburrir, y es realmente curioso lo que ha conseguido con ello.

14 diciembre 2014

Teleadicciones de 2014 (y II)

El repaso por las series que han marcado 2014 en este blog termina hoy, aunque aún queda una última lista de capítulos destacados que llegará la semana que viene. Como la semana pasada ya explicamos un poco la motivación de esta lista de 25 series en dos partes, no hace falta volver a repetirlo. Hagamos como Diane y Alicia y vayamos directamente a los martinis, a lo bueno.

- "Transparent": Una de las grandes revelaciones del año ha sido esta comedia dramática con la que Amazon ha entrado por la puerta grande en el mismo juego que Netflix, HBO y AMC. Maura Pfefferman y toda su familia han protagonizado una serie con sus toques de humor, con una mirada muy comprensiva a sus personajes, aunque éstos no sean capaces de ver más allá de su propio ombligo y de sus neuras.

- "The Good Wife": Ya lo habréis leído prácticamente todo del nuevo giro que da la vida de Alicia Florrick entre las temporadas quinta y sexta, pero merece la pena repetirlo; el estándar de calidad y entretenimiento que se autoimpone esta serie es de las mejores cosas que ha dado la televisión reciente. Porque la emita CBS no quiere decir que haya que mirarla por encima del hombro.

- "Downton Abbey": Es cierto que no debería seguir entrando con tanta asiduidad en las nominaciones de Emmy y Globos de Oro, pero eso no debe menospreciar el hecho de que es sumamente entretenida y cada vez ha ido desarrollando más su propio sentido del humor. Todas las series deberían tener una señora Hughes solucionando problemas.

- "Doctor Who": Un nuevo Doctor siempre conlleva la inevitable división entre el respetable, pero Peter Capaldi ha sido un cambio muy bienvenido para la serie. Su genial dinámica con Jenna Coleman ha hecho que la octava temporada haya sido muy divertida, y la relación entre Doce y Clara ha traído aire fresco a la TARDIS.

- "Los 100": Entre las sorpresas que ha dado The CW este año ha figurado también este título de ciencia ficción que enseguida ha explotado todo lo que subyacía bajo el exterior de "adolescentes sobreviviendo solos en el bosque". Es la mejor heredera que tiene "Perdidos" ahora mismo, y sin buscarlo.

- "Homeland": La serie de Showtime siempre funcionó muy bien en sus tramas de espías, que son las que han ocupado el centro en la cuarta temporada. Carrie sigue igual de tocada del ala, pero ahora está en una situación bastante más peligrosa y volátil que la mera duda inicial de si el sargento Brody era un terrorista encubierto o un héroe.

- "Arrow"/"The Flash": Los dos superhéroes de The CW han tenido un 2014 realmente notable. La primera terminó una segunda temporada que la situó definitivamente en el radar de la prensa de televisión, mientras la primera arrancó con la misma fuerza con la que su protagonista sale corriendo por las calles de Central City.

- "Outlander": Una adaptación en Starz de una novela romántica de viajes en el tiempo no apuntaba nada bueno, y la sorpresa fue ver que las aventuras de Claire Randall en la Escocia de 1743 estaban mejor escritas, dirigidas e interpretadas de lo que deberían. Y dejaron el momento más tórrido que podáis ver en todo el año, tanto en cine como en televisión.

- "Faking it": La premisa de esta comedia de MTV tampoco apuntaba a nada bueno y parecía que podía ofender a todo el mundo, pero el modo en el que se ha centrado en los sentimientos y las dudas de todos sus personajes le ha dado bastante interés. El título de serie más desprejuiciada de la televisión se lo ha quedado sin problemas.

- "Penny Dreadful": "The league of extraordinary gentlemen" del terror gótico nos ha dejado a Vanessa Ives, uno de los personajes del año, y una historia que, tal vez, se disfrutaba más si uno ya era conocedor previamente no tanto de los personajes, sino de los códigos y la atmósfera de esas novelas de terror decimonónicas.

- "Masters of sex": El cambio de época en la actividad de Masters y Johnson dejó a algunos espectadores fríos, pero el complicado camino vital y profesional de los dos continuó siendo interesante de ver. La serie sigue teniendo un don para los secundarios instantáneamente memorables porque se dedican a rompernos un poquito el corazón. En la segunda temporada, ese rol lo cumplió la doctora DePaul.

Menciones especiales:  La química de Karen Gillan y John Cho en "Selfie", el salto adelante de "Agents of SHIELD", el retrato de las perspectivas de Noah y Allison en "The affair", el genuino amor por la música de "Sonic highways", el mundo fronterizo de "The Bridge", Mabel en "Gravity falls" y el contraste entre la banda sonora electrónica y la ambientación en 1900 de "The Knick".

Música de la semana: Ya que hemos mencionado "Outlander", era muy notable la manera en la que señalaban al principio que Claire no pertenece al siglo XVIII, situando de fondo música de los 40 ambientando sus paseos por el castillo Leoch. Una de esas canciones es "I'm gonna get lit up (when the lights go out in London"), un estándar de aquellos años, cantado por Carroll Gibbons, que refería el Blitz de Londres, o lo que es lo mismo, los constantes bombardeos alemanes sobre la ciudad al principio de la Segunda Guerra Mundial.

12 diciembre 2014

Los sacrificios de Oliver

ALERTA SPOILERS: ¿Sabéis a qué se refería "el ascenso" del título del final de media temporada de "Arrow"? Si no es así, no sigáis leyendo.

“Dales un gran final y olvidarán lo que vino antes”. Este verso formaba parte de la última canción que se vio en “Smash”, y también puede aplicarse a esta especie de catarata de Reichenbach que “Arrow” se ha marcado para cerrar la primera mitad de su tercera temporada. Es un paralelismo curioso con la última escena del capítulo inicial de esta entrega; allí, Sarah “el Canario” Lance caía desde la azotea de un edificio, atravesada por varias flechas. Aquí, es el propio Oliver Queen quien cae desde la cima de una montaña tras ser atravesado por la espada de Ra’s al-Ghul, precisamente asumiendo una culpa por la muerte de Sarah que habla bien a las claras del tipo de héroe que es. Oliver está dispuesto a sacrificarse por las personas a las que quiere, y  también a hacerlo por un bien común, en este caso, la supervivencia de los habitantes de Starling City. Ésta es una de las diferencias entre él y Barry Allen que tanto se hablaron y se pusieron de manifiesto en el crossover entre “Arrow” y “The Flash”; el superhéroe de Central City aún no se ha visto ante las mismas tesituras que Oliver para tener que seguir un curso de acción tan drástico.

Lo curioso, por supuesto, es saber cómo demonios sobrevivirá Oliver a esa caída. ¿Lo rescatará el Bus de “Agents of SHIELD” en un crossover imposible (aunque yo pagaría por ver a Felicity interactuando con Fitz-Simmons, May y Skye)? ¿Habrá desobedecido Diggle la orden de no ir con Oliver a la montaña? ¿Aparecerá Barry? ¿Lo atraparán los habitantes del Monte Weather de “Los 100”? Aunque sería un auténtico y sorprendente game changer que Oliver muriera y que Roy pasara a ser la nueva Flecha Verde, sabemos perfectamente que no va a pasar, así que lo interesante es ver qué se sacan de la manga para justificar su supervivencia. ¿Magia? ¿Dejarán que el resto de los personajes crean que está muerto durante un par de capítulos? Esto podría empujar definitivamente a Laurel a ser Black Canary, o a empezar a serlo.

Lo que sí ha logrado esta supuesta muerte del Vigilante es que el camino un poco dubitativo que la serie estaba llevando hasta este punto prácticamente se nos olvida con este final. Una de las virtudes de “Arrow” es justo la de conseguir unos cierres de temporada, o de media temporada, que te dejan con ganas de saber qué pasar ahora y que pueden ayudar a que la historia se centre un poco más. En teoría, Ra’s al-Ghul va a ser el gran villano del año, pero no lo hemos visto hasta hace sólo un par de capítulos, y las apariciones de Malcolm Merlyn han sido también con cuentagotas. Es de suponer que, una vez sabemos que él orquestó el asesinato de Sarah, esa línea argumental gane más peso, lo que deja en el aire la gran duda de la temporada; el papel de Ray Palmer.

Aparte de formar un dúo bastante entretenido con Felicity, Ray está preparándose para convertirse él mismo en un vigilante, en ese Atom que, por ahora, no son más que siglas de un ambicioso proyecto de tecnología militar. Es posible que Ray vaya a entrar en juego hacia el final de la temporada o que, como ocurrió con Slade Wilson, toda su trama no entre de verdad en funcionamiento hasta la próxima temporada. De momento, se mantiene bastante desconectado de la acción principal, lo que motiva a pensar que lo suyo es un plan a más largo plazo. Mientras tanto, a “Arrow” le estaba faltando, por el momento, la inercia que impulsó su segunda entrega, inercia motivada por ese villano claro en el horizonte al que tenían que derrotar, y por la conexión personal de dicho villano con el pasado de Oliver. Los flashbacks de Hong Kong tampoco han empezado a tener demasiado interés hasta este último capítulo, así que la segunda mitad de la temporada se presenta abierta a bastantes posibilidades interesantes.

11 diciembre 2014

Los Globos del estreno

Para los cinéfilos, los Globos de Oro sólo son un poco más prestigiosos que los Hollywood Film Awards. Para los teléfilos, son los primeros premios en los que pueden entrar los estrenos que más hayan llamado la atención en la temporada de series, y esa excentricidad de la que suelen hacer gala permite que entren nominados que los Emmy jamás pensarían que existen, merecidos o no. Este año, la preferencia de estos premios por las series nuevas (y por actrices revelación jóvenes) se ha notado con fuerza, mientras en el lado del cine han ayudado a aclarar un poco más una carrera hacia el Oscar que estaba siendo bastante incierta, y que todavía puede serlo bastante.

Como de costumbre, esto no es un listado de todos los candidatos, sino un comentario de las opciones más peculiares, o de los posibles favoritos en cada categoría, o de esas nominaciones que sólo se les ocurren a los Globos de Oro, que ya sabéis que, tanto en cine como en televisión, separan sus nominaciones en comedia (o musical) y drama.

PELÍCULAS
La principal duda aquí estaba en ver cuál de las tres principales incógnitas de la carrera perdía definitivamente pie, y ha terminado siendo “Invencible”, la película de Angelina Jolie. “Foxcatcher” y “Selma” se han colado entre los mejores dramas, donde “Boyhood” continúa recogiendo palmadas en la espalda. Elegir un favorito no es tarea sencilla, aunque en el apartado de comedia o musical, “Into the Woods” parte con ventaja. Con ella, por cierto, han entrado dos cintas pequeñas como “Pride” (que ha gustado mucho en Estados Unidos) y “St. Vincent” (no confundir con el alter ego de la cantante Annie Clark).

ACTORES
Desde septiembre, los oscarólogos no dejan de repetir que, como viene siendo habitual en los últimos años, las nominaciones a mejor actor principal y secundario en los Oscar van a estar muy caras, pero lo cierto es que ya empiezan a repetirse los mismos nombres, desde Benedict Cumberbatch, Eddie Redmayne y David Oyelowo a Michael Keaton, J.K. Simmons o Mark Ruffalo. Curiosamente, Timothy Spall (“Mr. Turner”) ha sido el damnificado aquí. ¿Podrá Ralph Fiennes dar la sorpresa en la categoría de comedia por “El gran hotel Budapest”.

ACTRICES
Que aquí se repitan los mismo nombres se debe, sobre todo, a que no hay tanto donde elegir, por desgracia. Favoritas iniciales como Rosamund Pike (“Perdida”), Julianne Moore (“Siempre Alice”) o Reese Witherspoon no se han perdido las nominaciones, y los Globos hasta han guardado un hueco en la categoría de comedia para Quvenzhané Wallis por ese remake de “Annie” que nadie parece tener especial interés en ver cuando se estrene en Navidades. La pugna en secundarias entre Patricia Arquette, Keira Knightley, Jessica Chastain (por “A most violent year”), Emma Stone y Meryl Streep puede ser épica.

SERIES
Como decíamos antes, a los Globos les gusta ser los primeros en reconocer algunos de los estrenos del año, y lo han hecho acordándose de varios de los veraniegos y otoñales. La mayor sorpresa la ha dado “Jane the virgin”, que culmina aquí su escalada de apariciones en casi todas las listas de lo mejor del año (y en las diez series de 2014 para el AFI), y que se las verá con otro estreno de comedia que ha entrado con fuerza, “Transparent”. En el lado de los dramas, es “The Affair” la que pone la nota novedosa. Y, por cierto, “Modern family” ha desaparecido de la categoría de mejor comedia.

ACTORES
Clive Owen (“The Knick”) es el nuevo gran nombre que se une a una lista de nominados en la que se estrena también Dominic West, y donde los Globos son capaces de premiar a James Spader (“The Blacklist”) sin problema. En el apartado de comedia, Jeffrey Tambor podría iniciar su camino triunfal hacia el Emmy por “Transparent”. En los secundarios, con tanta mezcla de comedia, drama y miniseries, tanto podría ganar Matt Bomer (“The nornal heart”), como Alan Cumming (“The good wife”) o Colin Hanks por “Fargo”.

ACTRICES
Las nominaciones han tenido más novedades que en las masculinas porque se han colado Viola Davis, como estaba previsto, por “How to get away with murder” (cubriendo la cuota Shonda que tenía hasta ahora Kerry Washington), Ruth Wilson (“The Affair”) y, en una sorpresa que recuerda a la de America Ferrera por “Ugly Betty”, Gina Rodríguez por “Jane the virgin”. Entre las secundarias, Uzo Aduba no ha perdido el mojo que la acompañó en Critics’ Choice y Emmys, y la que se ha colado es Michelle Monaghan por “True Detective”.

“True Detective”, por cierto, aquí ha sido “degradada” a miniserie, donde tendrá que pelear con “Fargo” y “The normal heart” por el premio, y no tiene tan sencillo ganar. Ahora, ya puestos a especular a lo loco, lo que estaría bien es que, en las categorías de televisión, los Globos también se animaran a renovar sus ganadores. El año pasado lo hicieron con “Brooklyn Nine-Nine” ( a la que este año, sin embargo, han ignorado), y si Ferrera se llevó premio por la primera temporada de “Ugly Betty”, la victoria de Gina Rodríguez puede no ser tan descabellada como pensamos. Va a ser la Tatiana Maslany de este año (ya que es otra de la que se han olvidado después de nominarla en 2013).

09 diciembre 2014

Los críticos contra Sorkin


Que la relación entre los críticos de televisión estadounidenses y Aaron Sorkin lleva años siendo… complicada es algo plenamente conocido. La breve “Studio 60” empezó a fracturar el aura autoral y de imbatibilidad que el guionista se había ganado en “El ala oeste de la Casa Blanca” (especialmente en sus cuatro primeras temporadas, las que él supervisó), con los críticos buscando grietas en ese idealismo con el que Sorkin presenta la política americana, la responsabilidad social de los espacios de humor y, al final, la de los canales de noticias 24 horas. Probablemente, en cuanto empezó a dar lecciones de lo que debía ser el buen periodismo se puso él mismo una diana en la espalda, y más cuando su última serie, “The Newsroom”, se servía de noticias reales de algunos años atrás para dar esas lecciones. Los sorkinistas siempre han defendido que la serie es una versión idealizada, la mejor a la que puede aspirar este tipo de periodismo, mientras sus detractores le acusan de ser un ventajista precisamente por utilizar eventos en los que es bien conocido cómo se desarrollaron y qué errores se cometieron en su cobertura informativa.

Con la serie en su tercera y última temporada en HBO, ambas posiciones parecían haber llegado a una entente. Sorkin reconoció que se había equivocado en algunas cosas, especialmente en la primera temporada, y se propuso entregar una “The Newsroom” mejor en las dos temporadas siguientes, y buena parte de los críticos adoptaron una posición de buena voluntad ante sus nuevos capítulos. Sin embargo, todo eso da la sensación de haber saltado por los aires con “Oh Shenandoah”, el episodio emitido el pasado domingo, en el que todas las viejas acusaciones contra el guionista, sobre todo en su tratamiento de Internet y de los personajes femeninos, han regresado con más fuerza que nunca. Antes de comentar esa controversia, hay que contextualizarla un poco, y también hay que apuntar que yo no he visto el episodio de la discordia. Abandoné “The Newsroom” en la primera temporada, sin que me convenciera la superioridad moral de Will McAvoy y sin que terminara de apasionarme la trama periodística, aunque tenía algunas secuencias con un gran ritmo. Lo que se recoge aquí es el cruce de críticas entre periodistas, el propio Sorkin y hasta una de sus guionistas sobre una subtrama concreta del capítulo; la investigación de Don de una joven universitaria que había acusado a otros dos estudiantes de haberla violado y que, como nadie hacía nada al respecto, había creado una web para que otras víctimas denunciaran hechos similares.

Lo que hay que tener en cuenta a la hora de comprender las reacciones es no sólo si las acciones de Don nos convencen o no (repito que no he visto el capítulo, sólo he leído lo que gente como Emily Nussbaum describe en The New Yorker, o James Poniewozik en Time, sobre la declaración de Don de que está moralmente obligado a creer al hombre acusado de violación), sino el momento social en Estados Unidos en el que se ha emitido ese capítulo, escrito y rodado hace meses. Se ha visto en medio de una enorme polémica por un reportaje de la revista Rolling Stone en el que se denunciaba la violación de una estudiante de la universidad de Virginia por parte de un grupo de miembros de una fraternidad, reportaje del que la revista se ha retractado cuando han empezado a surgir dudas sobre lo que esa estudiante contó al periodista. Este escándalo anima más un debate que la sociedad estadounidense tiene en marcha ya un tiempo sobre si hay una “cultura de la violación” en los campus universitarios, sobre si las denuncias se toman en serio y sobre los principios éticos que se deben seguir al cubrir estos temas. Hay toda una trama en la tercera temporada de “Veronica Mars” y un capítulo muy reciente de “The Good Wife” que tocan todo esto. Y ya ni hablamos del enorme escándalo de abusos sexuales alrededor de Bill Cosby.

Hay que añadir los tuits de una de las guionistas de “The Newsroom” sobre sus discrepancias con Sorkin sobre esa historia, y la propia respuesta del creador, para que se haya cocinado una controversia que termina de cristalizar todos los problemas que Sorkin y los críticos estadounidenses han tenido en los últimos años, y que se personifican en Mackenzie McHale, esa productora presentada en el piloto prácticamente como una super-reportera adalid del rigor periodístico y la verdad, y que en la primera temporada queda reducida a una histérica que necesita que Will la salve. Los que habéis visto el episodio y habéis seguido la serie, ¿qué opináis? ¿Ha metido la pata Sorkin en esa historia de la violación en el campus? ¿O los críticos estadounidenses se la tienen jurada? ¿Y puede ser que en España seamos tal vez demasiado benévolos con él?

08 diciembre 2014

El valle de los problemas

La guionista Sally Wainwright era más conocida hasta ahora por haber creado "Scott & Bailey", una serie policíaca ambientada en Manchester y cuyas protagonistas son dos mujeres. El centro de esa serie es más la amistad entre ellas dos (y con su jefa) que los casos que tienen que resolver, pero éstos siempre suelen tener su punto de sordidez, de que son actos cometidos por gente que no tiene nada que perder y que hace tiempo que dejó de tener la esperanza de que su vida puede cambiar, como no sea a peor. Este sentimiento acompaña gran parte de lo que ocurre en "Happy Valley", la siguiente creación de Wainwright y la que le ha dado más reconocimiento y mucha más visibilidad entre la blogosfera (como dice Crítico en serie, "Scott & Bailey" está más hecha para el consumo interno que para la exportación). También se traslada a sus dos protagonistas, la sargento Catherine Cawood y su hermana, buena parte de la dinámica y de la relación entre las dos detectives de la serie anterior; Siobhan Finneran (sí, era O'Brien en "Downton Abbey") y Sarah Lancaster enseguida desarrollan una química fraternal muy creíble.

La familia, de hecho, es un punto muy importante en esta serie. Catherine no ha superado la muerte de su hija, años atrás, y mucho menos por las circunstancias en las que se produjo, y mientras tanto trabaja como policía en uno de los barrios más arrasado por las drogas de esa ciudad del norte de Inglaterra en la que, como dice la canción de Jake Bugg que le sirve de sintonía, lo único bonito es la idea de marcharse de allí. Mientras tanto, un tipo muy gris y muy Jerry Lundegaard en "Fargo" decide "vengarse" de su jefe poniendo en marcha una trama criminal en la que acaba involucrado un delincuente sumamente peligroso e impredecible, y el modo en el que todas estas líneas argumentales acaban cruzándose es uno de los aspectos más satisfactorios de la serie. Como ocurría en la película de los Coen (y en la serie de FX), la situación se descontrola muy rápido porque allí nadie sabe lo que está haciendo, los mueve la avaricia y el sentimiento de que ellos no tienen la culpa de sus propias decisiones, de que todo es culpa de quien tienen por encima y de sus presiones.

De todos modos, si por algo ha destacado "Happy Valley" no sólo ha sido por su historia o por el retrato social de esa ciudad deprimida económicamente, sino por la sargento Cawood. Policía muy experimentada, y que empieza a estar cansada de que nada de lo que hace sirve para cambiar la situación, la exploración de su complicada vida familiar es lo que diferencia esta serie de otras que traten también de secuestros, tráfico de drogas y delincuencia a pequeña escala en barrios pobres. Ahí se aprecia el toque de Sally Wainwright, que tiene a su mejor aliada en una Sarah Lancaster absolutamente fantástica tanto en los momentos íntimos de Cawwod como dejando ver la rabia que la acompaña a todas partes, y de la que es incapaz de librarse. Es una heroína poco convencional para televisión, pero muy efectiva como centro de esta serie, que BBC renovó por una segunda temporada.

Ah, por cierto, no confundáis esta "Happy Valley" con un documental del mismo nombre que trata sobre un escándalo de abusos sexuales en el equipo de fútbol americano de la universidad Penn State, y que tiene pinta también de no ser un visionado demasiado fácil.

07 diciembre 2014

Teleadicciones de 2014 (I)

Primer domingo de diciembre, así que la temporada de listas recopilatorias se da por oficialmente inaugurada. Es cierto que ya hice una de parejas y otra de cabeceras, pero hasta que se empieza a elaborar la de las series del año, como que parece que no se comienza de verdad a hacer este tipo de listas. Ya sabéis que la de este blog no tiene un orden en concreto, que no son exactamente las mejores series del año, sino las que me han hecho pasar mejores ratos o me han parecido más interesantes, y que la recopilación viene en dos tandas. Este año son 25, y podrían haber sido más si hubiera terminado las temporadas de "Manhattan", "The Knick" o "The honorable woman". Ya hablaremos de ellas cuando lo haga. Ahora, al turrón.

- "Orange is the new black": La segunda temporada trajo más coralidad a la serie y una villana tremenda en la figura de Vee Parker. Siguió habiendo momentos humorísticos impagables (el guardia hablando con las monjas), hubo tramas un poco más oscuras y Piper confirmó que es más complicada de lo que parece.

- "Juego de tronos": La segunda parte de "Tormenta de espadas" centraba su cuarta temporada, por lo que había momentazos (y potenciales memes) para aburrir. Al mismo tiempo, sirvió como punto y aparte de muchas historias, y del comienzo de otras nuevas. La primavera todavía está demasiado lejos.

- "Hannibal": A oscuridad, nadie puede ganar a la creación de Bryan Fuller, que elevó el tono de pesadilla surrealista y llevó a Will Graham a estar flotando de pie sobre el abismo. Imprevisible, perturbadora y con un doctor Lecter que se puede decir que ya está a la altura del de Anthony Hopkins.

- "Orphan Black": Las secuencias en las que todos los clones comparten plano deben ser un verdadero dolor de cabeza para rodar, pero son de lo más entretenido que se puede ver en televisión. La trama en esta temporada se dispersó un poco, pero nada que Alison y Helena no pudieran solucionar.

- "Fargo": Fue una de las mayores sorpresas del año por el modo en el que "desconstruyó" la película de los Coen y lo que hizo, en realidad, fue trasladar a la pequeña pantalla todo su universo, en especial el de sus cintas con asesinos sin escrúpulos, criminales idiotas y policías que sólo quieren hacer lo correcto.

- "Happy Valley": Entre las series inglesas que más llamaron la atención de los espectadores figura esta historia de venganza, el tirón de la familia y de cómo creerse más listo de lo que uno es puede llevarte a una situación sumamente peligrosa. La sargento Cawood ha sido todo un descubrimiento.

- "The Americans": Todo se ha vuelto más personal para los Jennings en la segunda temporada, y no sólo porque su hija haya desestabilizado bastantes cosas para ellos. La muerte de los dos agentes encubiertos sirve para mostrarnos una interesante exploración de cómo es Elizabeth.

- "Girls": La controversia siempre sigue a esta serie, que mantiene esa quirúrgica mirada a su grupo de personajes sin rumbo en la vida. Al menos, ahora Hannah tiene algo en el horizonte, y Ray ha sido la nueva revelación de la temporada.

- "Line of duty": La segunda temporada de esta serie de policías británicos de Asuntos Internos ha difuminado las líneas entre la ética, la avaricia y lo que somos capaces de hacer cuando tenemos la espalda contra la pared. Keeley Hawes ha tenido uno de los personajes del año.

- "True Detective": Las reacciones exageradas a su alrededor, tanto en un sentido como en otro, y la obsesión por saber detalles de su segunda entrega han dificultado que se vea la serie por lo que es. Y eso es una historia criminal malsana, gótica y totalmente absorbente.

- "Sherlock": Su tercera temporada ha podido pecar de querer volverse más enrevesada, de creerse más lista que los demás, pero lo que es innegable es que mantiene esa sensación de diversión en todas las interacciones entre Sherlock y Watson.

- "Jane the virgin": Si hablamos de diversión, la que proporciona esta mezcla de culebrón, comedia e historia familiar ha sido difícil de batir durante el final de este año. La única lástima es que los espectadires estadounidenses no parecen haberse percatado de su existencia.

- "The Walking Dead": El mayor énfasis en el desarrollo de los personajes que aporta Scott M. Gimple, su showrunner, se ha unido a cierta experimentación en el modo de contar la historia, y ha dado como resultado un finalk de cuarta temporada e inicio de la quinta bastante interesantes. Ah, y nadie se mete con Carol.

Música de la semana: En la televisión estadounidense, a veces se dan coincidencias curiosas. Como que "American Horror Story: Freak Show" decida hacer una versión de "Come as you are", de Nirvana, mientras HBO estaba emitiendo "Sonic Highways", el documental de Dave Grohl, que fue batería de ese grupo. Vamos a quedarnos con la versión que grabaron para el "MTV Unplugged".

05 diciembre 2014

Un año en cabeceras

Entre todas las listas de resumen de final de año que empiezan a proliferar a partir de este fin de semana, una de las que se han convertido en mis favoritas son las de cabeceras de Spoiler Alert. Eligen diez de entre las series nuevas estrenadas durante el año, y es habitualmente una manera simpática de recordar otras series que, a lo mejor, no tienen el suficiente interés como para incluirlas en otro tipo de lista. Además, teniendo en cuenta la atención que ha recibido en 2014 la música compuesta para televisión, hacer un repaso de secuencias de títulos de crédito no está mal. Eso sí, esta selección son las que a mí me gustan más, no tienen por qué ser las mejores, y son sólo de programas nuevos estrenados en 2014. ¿Cuáles son las vuestras?

"True Detective"



La serie que arrancó 2014 como si fuera Eddy "el Caníbal" Merckx tenía una de las mejores cabeceras del año, y ahora no nos pongamos todos finos y nos entreguemos a ese exagerado backlash que siguió a su desmesurado hype. Ese "Far from any road" de The Handsome Family es perfecto para este relato gótico detectivesco.

"The honourable woman"


The Honorable Woman - Open Title Sequence - SundanceTV from SundanceTV on Vimeo.

Ha habido unas cuantas miniseries muy interesantes este año, incluida esta mirada realmente intrigante al conflicto entre Israel y Palestina a través de una historia de espías y secretos enterrados en el desierto. La sintonía, de Marc Phipps, es la perfecta entrada a la atmósfera de la serie de Hugo Blick.

"Cosmos"


COSMOS - Main Title Sequence from BBDG on Vimeo.

La "Cosmos" de Carl Sagan tuvo a Vangelis; la de Neil DeGrasse Tyson tiene a Alan Silvestri. El resultado es todo un espectáculo, y los créditos nos llevan de lleno a todas las maravillas que la serie quiere mostrarnos. Y esto se emitió en FOX, y lo produjo Seth McFarlane, que es de las cosas más curiosas que dejó 2014.

"Sonic Highways"



Sonic Highways Opening Titles from VisualCreatures on Vimeo.

La serie documental de Dave Grohl sobre la grabación del último disco de Foo Figthers podría haber sido unammaniobra promocional descarada, y aunque hay un poco de ello, es un recorrido musical por la historia de ocho ciudades estadounidenses del que se da una pista en la cabecera, cuya sintonía es "Something from nothing", una de las canciones de ese disco.

"Black sails"



Flamante ganadora del Emmy en esta categoría, la secuencia y la música de Bear McCreary son de las intros más potentes que se han visto este año. Desconozco si el resto de la primera temporada está a la altura, pero la cabecera desde luego llama la atención. McCreary también ha tenido este año otra cabecera nueva, la de "Outlander", pero ésa es más convencional.

"Transparent"



Dustin O'Halloran es el encargado de la banda sonora del gran éxito crítico de Amazon, con unos créditos que de inmediato nos transmiten ese tono de melancolía que impregna buena parte de la serie. Las imágenes de vídeos caseros familiares ayudan, claro.

"Los 100"



Si sólo viéramos la cabecera, pensaríamos que esto no es una serie de The CW. En la primera temporada, no tenían créditos, pero es bastante coherente que los hayan incorporado en una segunda entrega que quiere dar un salto adelante. En la secuencia vemos de un vistazo todos los escenarios de la serie, como si fuera un mapa militar. Otra serie de ciencia ficción que ha añadido créditos ya bastante avanzada ha sido "Continuum".

"Halt and catch fire"



Esta secuencia fue una de las mayores sorpresas del verano. Mezcla el aspecto, y el sonido, de los 80 y aquellos primeros ordenadores con un tono subyacente un poco inquietante, incluso. El responsable de la banda sonora de la serie es Paul Haslinger.

"Happy Valley"



"Trouble town", de Jake Bugg, es perfecta para esta miniserie criminal ambientada en una ciudad del norte de Inglaterra de economía deprimida y en la que las salidas laborales, y sociales, son más bien escasas. Las imágenes urbanas ligeramente rotas de la secuencia también aportan su granito de arena.

"Penny Dreadful"



La elección de Abel Korzeniowski para la música de la serie de terror gótico y sangriento de Showtime fue todo un acierto. Le da los toques de romanticismo y horror que requiere la historia, y los créditos ya nos muestran algunas de las estupendas imágenes que pueblan la serie.