05 marzo 2015

El ministerio de los frikis

"El Ministerio del Tiempo" sólo lleva dos capítulos emitidos, pero las conversaciones que se pueden tener sobre ella casi son más de final de temporada. La razón no es otra que su mudanza del martes al lunes y su consiguiente descenso en audiencia, por debajo de los tres millones de espectadores y del 13% de share (que es la vara de medir los éxitos en España), y los fans ya están mordiéndose las uñas con el incierto destino que puede tener la serie más allá de sus ocho capítulos iniciales. Hay quien ya está planteándose que habría que mandar a TVE dentro de una campaña de "salvad la serie" (¿burofaxes?), y también quien intenta discernir por qué un título tan de aventuras para toda la familia no consigue atraer la atención de un público que, por ahora, ha preferido "Bajo sospecha" y "Los nuestros" a los funcionarios del tiempo.

Más allá del evidente hándicap que presenta la mala imagen actual de La 1, es posible que también el género sea otro obstáculo para que llegue a una masa de espectadores más amplia. Ciencia ficción y audiencia española nunca se han llevado especialmente bien, y es fácil imaginar que, en unos cuantos hogares, pensaran que eso de pasar a otra época a través de puertas era una estupidez, y decidieran ver a un grupo de parejas que se casan sin conocerse para participar en un programa de televisión. No es extraño que alguien pueda decirte que las trilogías de "El Señor de los Anillos" y "Star Wars" son películas "raras" y que no las ha visto en su vida, ni ganas. Si en España "Doctor Who" es algo minoritario, y si taquillazos en Estados Unidos como "Star Trek. En la oscuridad" pasan con más pena que gloria por nuestra cartelera, podemos hacernos una idea de lo empinada que es la cuesta que "El Ministerio del Tiempo" tiene que subir.

Es posible, al mismo tiempo, que sea una serie que está más hecha para esos nuevos tiempos de consumo de series en los que nos encontramos. En La información se hablaba hoy, tal vez un poco prematuramente, del final de la dictadura del audímetro, de cómo se está empezando a medir la presencia de las series en las redes sociales y su impacto en ellas. Ser trending topic durante varios días, como ocurrió con Lope de Vega tras la emisión del segundo capítulo de la serie de TVE, no garantiza que el título vaya a ser un éxito, pero sí indica que hay ahí un público fiel y muy ruidoso que puede aprovecharse financieramente de un modo distinto al tradicional. En Estados Unidos estamos viendo cómo la audiencia en directo ya no tiene tanto peso a la hora de decidir el futuro de algunas series (The CW no podría sobrevivir de otra manera), pero en España no sólo nos movemos más despacio en ese aspecto, sino que la masa potencial de espectadores es mucho menor y la programación a nichos no tiene tanto sentido, por ahora.

Sin embargo, "El Ministerio del Tiempo" está enfocada claramente a los frikis, a los espectadores entregados, fieles y ruidosos, y se nota sobre todo en la estrategia de comunicación online. No se sabe si sus responsables han estado estudiando la web de "Doctor Who" en la BBC, pero a veces lo parece. Esos especiales sobre cómo hicieron los capítulos, que se emiten justo después de que éstos terminen, tienen un aire muy "Doctor Who Confidential" y ayudan a fidelizar más a su audiencia al ampliar información sobre el hecho histórico que se ha contado o desvelar algunos de los secretos del rodaje. La activa presencia de la serie en Twitter, hasta con live-tweetings de sus episodios, todavía fomenta más esa intención. Son muy conscientes de cuál es y dónde está su público más afín, y es muy probable que esté viéndose bastante a través del servicio A la Carta de la web de TVE, pero lo complicado es dar el salto a la audiencia que, habitualmente, huirían corriendo al escuchar la frase "viaje en el tiempo". Ése es su mayor reto.

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