13 abril 2015

El nuevo juego de Poniente

"Yo no soy una política, soy una reina". Esta frase de Daenerys en el arranque de la quinta temporada de "Juego de tronos" encapsula bastante bien gran parte de los conflictos que hemos visto asolar Poniente a lo largo de estos cinco años. Los reyes están convencidos de que deben ser obedecidos sin rechistar, sin que se cuestionen sus caprichos, aunque esas decisiones pongan en peligro no sólo su reino, sino hasta su propia cabeza. Los políticos, sin embargo, saben que a veces hay que ceder, hay que llegar a acuerdos que parecen a priori una derrota, pero que a la larga pueden resultar mucho más beneficiosos e incluso pueden afianzarlos en su posición de poder. De la manera en la que un gobernante se mantiene, o se aferra, al poder ha extraído "Juego de tronos" petróleo, porque es uno de sus temas más importantes.

La diferencia entre conquistar y reinar, y entre reinar y gobernar, es la lección que Dany tiene que aprender en Meereen, pero no es lo único que hemos visto en ese primer episodio. Como toda serie de HBO que se precie, la de David Benioff y D.B. Weiss utiliza siempre sus capítulos iniciales para resituar al espectador, para recordarle dónde se quedó todo al final de la temporada anterior y para echar a rodar las nuevas tramas. Antes de ver qué decidirá Tyrion o hacia dónde van Sansa y Brienne, tenemos que ver cuál es su situación. Uno no puede jugar al ajedrez si antes no coloca adecuadamente las piezas en el tablero, aunque da la sensación de que este juego va a ser ligeramente diferente del que hemos visto hasta ahora. Hay nuevos jugadores que están ausentes del primer episodio y otros de los que empezamos a ver algo, y las normas van a cambiar, principalmente porque otros las dictarán.

Stannis y Melisandre en el Muro y Margaery en Desembarco del Rey se mueven hacia esas posiciones en las que establecen las reglas del nuevo juego (o una nueva variación del mismo de siempre), mientras gente como Varys continúa moviéndose entre las líneas de dichas reglas. Esta temporada parece que va a desvelar, definitivamente, cuál es el plan completo del Eunuco y cuál es el papel que pretende que desempeñe Tyrion en él. Desde que el Enano fue Mano del Rey, Varys ha estado cerca de él, asesorándolo y probablemente juzgando si merece ser incluido en sus maquinaciones, y que haya llegado el momento de poner dichas maquinaciones en marcha no hace más que apuntar a que esta quinta entrega puede ser realmente muy interesante, aunque su arranque parezca tener sobre él la sombra de la controversia.

Dejando de lado la filtración de los cuatro primeros capítulos, donde viene la polémica (un poco de baratillo) es en el hecho de que "Juego de tronos" vaya a comenzar a espoilear los próximos libros de George R.R. Martin. El sexto, "Winds of winter", podría publicarse el año que viene, pero la serie está adaptando al mismo tiempo el cuarto y el quinto y no puede permitirse el lujo de esperar a que Martin acabe su saga. Como decían los creadores de "24", una serie es un tren del que vas construyendo las vías mientras está en marcha, y que nunca puede detenerse. Un fenómeno como "Juego de tronos" no puede tomarse un año sabático (por mucho que se quisiera llenar con una miniserie o una tv movie, o lo que fuera), sino que tiene que continuar hasta su final, que Weiss y Benioff parecen haber marcado para la séptima temporada.

El drama alrededor de que van a "inventarse" tramas que los lectores de las novelas aún no conocen es absurdo porque llevan haciéndolo desde el principio. Se ha vuelto más habitual conforme la serie ha ido avanzando y estaba cada vez más segura en sus propias posibilidades y en su narración, y no hace más que resaltar algo que se repite desde abril de 2011, cuando debutó "Juego de tronos", pero que parece que todavía resulta difícil de enter: serie y libros son cosas distintas, entes independientes, por mucho que tengan la evidente conexión del mundo creado por George R.R. Martin. "Juego de tronos", como serie, tiene sus propias reglas. Es un juego diferente.

P.D.: Durante esta semana, este blog va a tener un ritmo de actualización más errático de lo habitual. Con un poco de suerte, podremos comentar los finales de "El ministerio del tiempo" y "Bajo sospecha", pero voy a estar por tierras centroeuropeas y los deberes blogueriles no van a ser tan prioritarios. En todo caso, volveremos a leernos más asiduamente en unos diez días.

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