29 febrero 2016

Pedrea de Oscars

Una foto publicada por Mark Ruffalo (@markruffalo) el

Pues sí, Chris Rock no se cortó esta vez y tomó por los cuernos el toro de #OscarsSoWhite en su segunda vez presentando los Oscar. Las críticas a la falta de diversidad de la Academia de Hollywood fueron comentadas por Rock con la honestidad por la que son famosos sus monólogos, afirmando en un momento que Hollywood era racista pero de la modalidad hermandad universitaria: "Nos caes bien, Rhonda, pero no eres una Kappa". Hasta salió al escenario acompañado de los primeros sones de "Fight the power", de Public Enemy. Fue una gala que tuvo unos cuantos momentos reivindicativos, desde las víctimas de violación que acompañaron a Lady Gaga en su interpretación de "Til it happens to you", la canción nominada del documental "The hunting ground", al discurso de Leonardo Di Caprio pidiendo más acción contra el cambio climático o la petición de los productores de "Spotlight" de que el Vaticano persiga de verdad los casos de abusos sexuales.

La victoria de esa película en la categoría reina pilló por sorpresa a más de uno. La inercia parecía estar del lado de "El renacido". Leonardo Di Caprio había ganado su Oscar, Alejandro González Iñárritu había hecho historia al ser el primer director en 65 años que repite premio en dos ediciones consecutivas, Emmanuel Lubezki habñia coleccionado otro galardón y las victorias en los BAFTA y el DGA parecían situar la cinta como favorita. Pero menos los Oscar de Di Caprio y Brie Larson como mejor actriz, todo estaba muy en el aire en el resto de categorías principales, y podía ocurrir que "Spotlight" fue la triunfadora cualitativa, con sólo dos estatuillas (guión original y película), mientras "Mad Max: Furia en la carretera" era la ganadora cuantitativa (seis premios técnicos, incluido montaje).

Es muy probable que su tema y su aire a clásico a lo "Todos los hombres del presidente" decantara el Oscar a mejor película para "Spotlight", pero sigue siendo un premio muy merecido. Como lo fue el de Mark Rylance en mejor secundario, otra sorpresa porque parecía que Sylvester Stallone se había erigido en el favorito sentimental, el que se lleva el premio más como reconocimiento a su trayectoria que por su trabajo en la película nominada. Pero ese hueco, este año, estaba reservado para Ennio Morricone, y a Stallone le pasó como a Lauren Bacall por "El amor tiene dos caras". Quienes han visto "Creed" opinan que era Michael B. Jordan quien debería haber estado nominado, pero probablemente sólo lo hubiera logrado si fuera Will Smith.

En resumen, la 88ª edición de los Oscar se ha dedicado a repartir pedreas. No había una clara favorita en esa carrera que empieza ya en septiembre, y se ha permitido el lujo de dar sorpresas y de encumbrar a Jacob Tremblay como la nueva estrella de internet (le debió hacer más ilusión ver a los droides de "Star Wars" y a Daisy Ridley que cualquier otra cosa en la ceremonia). Ahora llegará el inevitable backlash contra los ganadores, como esa corriente tuitera que parece que quería que "Spotlight" fuera "La gran apuesta" de los abusos sexuales en la iglesia para tomársela en serio, y la obsesión por todos los momentos en los que Di Caprio y Kate Winslet coincidieron durante la ceremonia. Al menos, estos Oscar han dado cierta emoción (y polémica) a una temporada de premios que se ha vuelto tan previsible como los San Antonio Spurs a final de temporada. Y si queréis ver todos los ganadores, están en la web oficial de la Academia.

28 febrero 2016

El Oscar de Leo

Scott Feinberg, el experto en los Oscar de The Hollywood Reporter, escribía el día que se anunciaron las nominaciones a esos premios que "si Leo empieza (en las fiestas) a charlar un poco más y a mostrarse amigable -que no es lo que más le gusta-, esto es suyo". Se refería a la candidatura a mejor actor que Leonardo Di Caprio ha recibido por "El renacido", su quinta y cuarta desde 2004, y la primera en la que tiene posibilidades muy reales de alzarse con la victoria esta noche. La película de Alejandro González Iñárritu es el tipo de cinta que gusta mucho a los académicos (en Vox creen que es la favorita, aunque sea la que tiene peores notas de los críticos de las ocho nominadas), rodada con la idea de ofrecer al espectador una experiencia inmersiva en las penalidades que sufre Hugh Glass, un trampero del siglo XVIII, para sobrevivir en tierras salvajes y heladas.

Los planos secuencia, la brutalidad del mundo en el que se mueve Glass, la espectacularidad de los escenarios naturales en los que se desarrolla la historia y la total entrega de Di Caprio a un papel al que no dejan de pasarle desgracias, y que resiste movido casi exclusivamente por la venganza, le dan muchos puntos extra ante una Academia que encuentra irresistibles estos tour de force, y que justo por eso puede tomarse lo suficientemente en serio al actor para entregarle un Oscar que se le resiste. ¿Pero por qué no lo ha ganado hasta ahora? Más allá de ese movimiento a su favor que se ha generado en internet desde hace unos años (y de ese divertidísimo videojuego retro), es muy probable que haya una razón de peso por la que, hasta este año, los Oscar han ignorado a Di Caprio; que no le gusta hacer campaña.

Uno de los nominados que se estrenan en 2016, el compositor Carter Burwell, explicó en una entrevista que, hasta este año, nunca se había preocupado por participar en la campaña a los Oscar de las películas en las que participaba. Confiaba en que, si a los académicos les gustaba su trabajo, lo votarían, pero eso nunca pasaba. Una banda sonora tan icónica como la de "Fargo" se quedó fuera ante las músicas de "El paciente inglés" (que ganó), "Hamlet", "Sleepers", "Shine" y "Michael Collins", por ejemplo. Sin embargo, Burwell vio que tenía posibilidades este año con la partitura para "Carol" y se aplicó a participar en Q&A post-proyección de la película, mesas redondas, actos variados para los académicos... ¿El resultado? Ha conseguido su primera nominación al Oscar, y sólo la sensación de que Ennio Morricone tiene que ganar por los servicios prestados (más que por la banda sonora de "Los odiosos ocho") se lo puede arrebatar.

Con Leonardo Di Caprio pasa algo parecido. Ir de fiesta en fiesta, de evento en evento, de alfombra roja en alfombra roja, participar en esa "campaña política de alta precisión", como la llama esa actriz secreta que está escribiendo para The Guardian, que es la temporada de premios de Hollywood no ha sido nunca plato de gusto para el actor. Y eso le ha pasado factura. No basta con que des una buena interpretación en una buena película; tienes que mostrar que el Oscar te importa, que realmente "lo mereces". También en The Guardian se apunta que es la narrativa que se establece durante los meses previos lo que acaba decantando quién se lleva la estatuilla. Sí, el rodaje de "El renacido" fue tan complicado como la propia supervivencia de Glass y, además, se han publicitado mucho las disputas que hubo entre el director y los actores por las condiciones de rodaje. "Mad Max: Furia en la carretera" también fue un rodaje difícil, pero ahí todo el mundo parecía llevarse bien y eso no vende.

La cuestión es que si Di Caprio pierde el Oscar esta noche, no será más culpa que de él. Todo juega a su favor: su física y entregada interpretación, las penalidades pasadas haciendo la película, la sensación de que ya le ha llegado la hora de ganar el premio y, lo más importante, que este año sí ha pasado por el aro de hacer campaña. Internet tendrá que buscarse otro objetivo para sus memes de los Oscar.

Música de la semana:  La semana pasada, "The Walking Dead" dio a sus personajes un pequeño respiro, lo que quiere decir que Rick pudo fastidiar un poco a Daryl poniendo música en el coche. Una de esas canciones fue "If my heart was a car", de Old 97's.

26 febrero 2016

Racismo, sexismo y el juicio de O.J. Simpson


Para los espectadores españoles, igual puede ser un poco complicado ponernos en el estado mental de los estadounidenses cuando les hablan del juicio de O.J. Simpson. Una ex estrella de la NFL, primer hombre negro en ser la imagen de una multinacional como Hertz, que había participado como actor en algunas películas de la factoría ZAZ y que, en 1994, tenía un estatus de ídolo de masas, era acusado del brutal asesinato de su ex mujer, Nicole, y de un amigo de ella. Desde que la policía llegó a la casa de Nicole Brown Simpson, las cámaras de televisión lo registraron y retransmitieron todo: la detención de O.J., su huida en el famoso Ford Bronco blanco (emitida en directo), las sucesivas ruedas de prensa de su "Dream Team" de abogados, los nueve meses de juicio, la llamada al 911 de Nicole, el libro de Faye Resnick contando los trapos sucios de su amistad con los Simpson...

Para hacernos una idea de lo que eso supuso en la sociedad estadounidense, tendríamos que imaginarnos el caso de Rocío Wanninkhof (o el crimen de los marqueses de Urquijo, o el de las niñas de Alcásser) con un acusado que fuera Butragueño, o El Juli, por ejemplo, y con una cobertura del juicio que no sólo estuviera en los telediarios y en los magazines de la mañana, sino que se viera por televisión en riguroso directo, como si fuera el 24 horas de "Gran Hermano", durante casi un año. Si nos imaginamos eso, tendremos una idea aproximada de por qué a lo que relata "The people v O.J. Simpson" se le denominó el Juicio del Siglo.

En él, se entremezclaban tres aspectos que lo convierten, dos décadas más tarde, en un interesante caso de estudio de cómo es la sociedad norteamericana actualmente. Era el principio de la obsesión por los famosos, de esa cultura de las celebrities que ha endiosado a gente como las Kardashian, cuyo padre fue uno de los abogados defensores de OJ; también había un sexismo latente que queda muy claro en la miniserie de FX en la manera en la que es criticada Marcia Clark, la fiscal encargada del caso, y prácticamente se culpabiliza a la víctima; y entraban en juego asuntos de discriminación racial que la serie deja muy claros al arrancar su primer capítulo con los disturbios de Los Ángeles de 1992.

Manejar los tres temas al mismo tiempo es complicado pero, en los cuatro capítulos emitidos hasta ahora, esta primera temporada de "American Crime Story" consigue equilibrarlos bastante bien. Las puyas hacia la fama de las Kardashian son un poco gratuitas, pero irresistibles, y desde el principio se muestra que aquello no era un mero juicio de asesinato, por muy sensacionalista que fuera; aquello era casi un referéndum sobre la manera en la que el sistema judicial estadounidense trata a los hombres negros. "The people v OJ Simpson" es especialmente relevante por esos asuntos sociales que confluyeron en ella, y porque su retrato de las dificultades que Clark tuvo que pasar durante el caso le dan un toque diferente.

25 febrero 2016

¿Puede Hannah madurar?


Una serie en la quinta temporada está, como dicen algunos críticos americanos, en la mediana edad de la ficción televisiva. Ya no es esa novedad fresca y diferente que llamó la atención de los espectadores de su estreno, y tampoco se pueden escribir artículos sobre su consolidación o su crecimiento porque, a estas alturas, la serie ya está plenamente asentada. Casos como el de "The Good Wife", que se llevó sus mejores críticas en la quinta temporada (o "24"), no son habituales, así que cuando "Girls" arrancó su quinta entrega en HBO, no es extraño que aparecieran críticas que apuntaban que se ha vuelto convencional, algo más parecido a una sitcom tradicional.

Habiendo visto sólo el primer episodio, no se puede juzgar si eso es así o no. Arrancar la temporada con una boda, como la segunda temporada de "Transparent", ya indica que "Girls" pretende meterse en un terreno de crisis vitales aún más pronunciado que en sus anteriores temporadas. Es un paso muy "adulto" para Marnie, aunque da la sensación de que lo ha dado con la impulsividad de la juventud. Las chicas están ya acercándose a la treintena y deberían plantearse si éste es el camino que quieren seguir con sus vidas. Al mismo tiempo, la serie está en la misma tesitura. ¿Se convierte en algo más convencional o busca nuevas maneras de causar el mismo revuelo que en su primera temporada?

Los conflictos del primer episodio no son demasiado diferentes de los que ya hemos visto antes en "Girls". Shoshanna está en su propio mundo, Marnie y Hannah discuten porque las dos quieren ser el centro de atención y Jessa es Jessa. Hannah ahora está con un chico que parece ser bastante más "normal" y comprensivo que Adam, ¿pero acabará siendo demasiado aburrido? Las dudas existenciales de Hannah continúan casi sin resolver, y todavía más después del pequeño fiasco del taller de escritores de la Universidad de Iowa. Aunque también es verdad que, en la vida real, hay quien tarda bastante más de cinco años en averiguar qué quiere hacer con su vida.

Lo más cierto de la serie es que mantiene su capacidad de observar a sus personajes con la frialdad de un escalpelo. No tiene compasión por ellos y no les pasa ni una sola de sus meteduras de pata. Eso da para algunas situaciones divertidas (como todo el susto de Desi) y es cierto que puede resultar agotador, pero esa lucidez a la hora de presentar a sus protagonistas a veces se echa de menos en otras series. Ya sabemos que "Girls" terminará el año que viene, por lo que será interesante ver si Lena Dunham prepara de algún modo el camino hacia ese final, o si Hannah y compañía seguirán dando tumbos por la vida hasta que se den de bruces con su "destino".

24 febrero 2016

El cliffhanger de Scully


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto el final del regreso de "Expediente X"? ¿No? Volved cuando lo hayáis hecho.

Podemos decir que estos seis nuevos episodios de "Expediente X" han sido, realmente, una décima temporada de la serie. No era sólo un regreso como maniobra de nostalgia, sino que, de verdad, era una vuelta al mundo de Mulder y Scully con todas las consecuencias, teniendo en cuenta lo que ambos personajes habían vivido al final de la serie y en la segunda película, que los fans pueden intentar olvidar, pero que para Chris Carter sigue estando muy presente. Cuando se estrenó "Creer es la clave", unos cuantos críticos dijeron que aquellos no eran sus Mulder y Scully, y era cierto; no lo eran porque algo que Carter ha hecho siempre es ser coherente en la evolución de ambos personajes y hacer que sufran algunos cambios por culpa de todo lo que han vivido hasta ese momento.

En los dos últimos episodios vistos este año, los agentes Miller y Einstein representan, de algún modo, cómo eran Mulder y Scully de jóvenes, en las primeras temporadas de "Excpediente X"; Einstein siempre busca una explicación racional y científica y Miller se entrega rápidamente a la conspiranoia, y su contraste con los dos protagonistas permite que veamos hasta qué punto ha evolucionado, sobre todo, Scully. Carter ha explicado más de una vez que "Expediente X", en realidad, es la serie de Scully, que es su crisis de fe y su búsqueda de quién es, independientemente de Mulder, la que impulsa buena parte de las historias, y estos seos capítulos lo han dejado muy claro.

La maternidad de Scully, su decisión de dar en adopción a su hijo, William, para protegerlo ha sido el nexo temático de todos los capítulos, más allá de que averiguar su paradero sea el gran cliffhanger de la temporada. De hecho, es algo que podemos ignorar. La parte mitológica de "Expediente X" dejó de tener el poco sentido que alguna vez pudo albergar allá por temporada seis, o siete, y cualquier intento de revivir ese lado de la serie acaba en fracaso. Esta décima entrega no ha sido una excepción; los mejores capítulos han sido los autoconclusivos (el tercero y el cuarto, principalmente), que dejaban que sus protagonistas fueran quienes son sin enfrentarlos a conspiraciones para acabar con el mundo que perdieron su interés cuando la serie estaba todavía en emisión. En esos autoconclusivos se exploraba quién es Scully ahora, esos sentimientos sin resolver que tiene por su hijo, por su propio pasado al lado de Mulder. Hay espectadores que prefieren la parte conspiranoica y mitológica de "Expediente X", pero hace muchos años que es la parte menos interesante y más desastrosa.

Hay que reconocerle a Chris Carter el esfuerzo por no hacer borrón y cuenta nueva, por darse cuenta de que sus protagonistas están más cerca de los 50 que de los 30 años y que eso implica que no pueden seguir siendo como antes (y mucho menos si los han abducido y una organización secreta dentro del gobierno hasta ha asesinado a miembros de sus familias). Más allá de eso, Carter aporta poco a la serie. Los mejores episodios de esta décima temporada han sido los que él no ha escrito y los que mostraban el dilema vital de Scully a través de otros asuntos que no implicaban alienígenas. Aunque, la verdad, al final parece que se demuestra que Dana sí es inmortal.

23 febrero 2016

La "táctica Wii" de Netflix


A finales de 2006, Nintendo decidió cambiar su estrategia para competir en el mercado de las consolas con Sony y Microsoft. En lugar de sacar una máquina que fuera a por el mismo público que PlayStation3 y XBox 360, decidió ir a por los jugadores potenciales que no entraban en el target de esas dos videoconsolas, es decir, todos los miembros de una familia que no fueran un hombre entre 12 y 34 años. Así salió Wii, una consola orientada al juego en grupo, con una cámara que reconocía los movimientos de los jugadores para que estos pudieran controlar a su avatar con su cuerpo y con un funcionamiento todavía más sencillo. La estrategia funcionó a las mil maravillas, al menos hasta que Sony y XBox desarrollaron sus propios sistemas de reconocimiento de movimiento, y aunque Nintendo no ha podido luego mantenerse en la cima, la Wii sí contribuyó a cambiar un poco el panorama de las consolas.

El mismo caso, más o menos, se puede extrapolar a Netflix con su estrategia de producción de ficción. Empezó con títulos muy "pintones" y de prestigio que querían competir en el mismo terreno que las series de HBO, como "House of cards", y se ha ido diversificando a partir del éxito de esa serie y de "Orange is the new black". Una aventura épica como "Marco Polo", animación infantil como la última temporada de "The Clone Wars" o una serie de "Cómo entrenar a tu dragón", comedia "para señoras" con "Grace and Frankie", un policiaco como "Narcos"... Había quien no terminaba de entender esta táctica. ¿Qué clase de imagen de marca está intentando construir Netflix? Porque, hasta ahora, las cadenas que se animaban a producir sus propias series lo hacían para fortalecer una marca que las diferenciara del resto. ¿Pero qué es lo que busca la plataforma de streaming?

En realidad, los dos jefazos de Netflix ya lo explicaron cuando presentaron su servicio en España, el pasado otoño. Lo que buscan es llegar a toda la familia, que cada uno de sus miembros tenga una serie para él o ella. Que, teóricamente, el padre pueda ver "Narcos", la madre, "Orange is the new black" y los niños, la próxima serie de "Lemony Snicket" (generalizando y estereotipando mucho). La imagen de marca de Netflix es que cada usuario va a encontrar siempre lo que busque, lo que se ajuste más a sus gustos. No es tanto especializarse en hombres blancos de mediana edad en crisis como presentar al resto del público algo que ellos también quieran ver. Así, es mucho más fácil conseguir nuevos clientes y fidelizar a los que ya tienes.

Así, también, es como Starz ha dado un notable salto adelante en audiencias en el último año. Identificó los públicos a los que no se les estaba ofreciendo nada, y desarrolló series para ellos. Y "Outlander" hasta se llevó nominaciones a los Globos de Oro, de postre.

22 febrero 2016

El mejor verano de Diper y Mabel


Después de años buscando, sin éxito, a la heredera de "Perdidos", resulta que estaba en Disney XD y que era una serie sobre dos hermanos que pasan el verano en un pueblo en las montañas mucho menos aburrido de lo que parecía. Ninguno de los intentos de ABC (de "Invasión" a "FlashForward") funcionó en su momento porque, en general, se obsesionaban con construir un misterio y una trama intrigante, y se olvidaban de que los personajes que la vivían tenían que ser, también, atractivos. De algún modo, los enigmas tenían que "nacer" de ellos, que era algo que "Perdidos" sabía muy bien, que "Fringe" terminó por dominar a la perfección y que también distingue a "Gravity Falls", que es quien mejor ha asumido las enseñanzas de la Isla.

El centro de la serie, creada por Alex Hirsch, no es descifrar todos los misterios del pueblo, o descubrir al autor de los diarios que Diper estudia compulsivamente, o evitar que Bill Cipher tome el control del mundo. El centro de la historia está en el último verano que los gemelos Pines pasan como niños. No es casualidad que ese Weirdmaggedon que pone punto y final a la serie ocurra el día en que ambos cumplen 13 años y pasan a ser adolescentes, como se lamenta Mabel. Es su crecimiento y la evolución de su relación como hermanos lo que de verdad impulsa "Gravity Falls", y lo hace rodeándolos de las aventuras más increíbles que un niño pudiera imaginar.

Ahí está el truco para que multitud de espectadores ya talluditos cayeran bajo el influjo de los habitantes del Mystery Shack. El lado canalla de Stan, el entusiasmo de Mabel y la curiosidad insaciable de Diper son los pilares reales de "Gravity Falls", y los que se ponen a prueba en sus últimos episodios. Desde que aparece el tío Ford, se ha explorado lo que es una relación fraternal, qué significa tener un hermano y cómo se puede evolucionar a lo largo del tiempo sin perderlo de vista. Cualquier amago de grieta entre Mabel y Diper causaba a los fans más estrés que las amenazas de Bill de que iba a acabar con esta dimensión. Sabían que, si los gemelos Pines, seguían unidos, todo estaría bien.

Así que, si nunca habéis dado una oportunidad a "Gravity Falls" pensando que es un título de niños con poco interés para los adultos, aprovechad que ya ha terminado para verla y comprobar si estábais en lo cierto. Sólo son dos temporadas y sus episodios apenas duran 25 minutos (menos el último, que es doble), pero están llenos de humor, sorpresas, guiños muy inspirados, aventuras a raudales y, sobre todo un gran corazón a la hora de retratar no sólo a Mabel y Diper, sino también a Soos, a Wendy y al resto del pueblo. Las herederas de "Perdidos" no tienen por qué ser misterios muy serios y trascendentales; pueden ser aventuras para niños con un gran sentido del humor.

21 febrero 2016

Los rebeldes de la galaxia

ALERTA SPOILERS: ¿Cuántos estáis viendo "Star Wars Rebels"? ¿Y cuántos habéis visto, al menos, el reencuentro de Hera con su padre? Si sois de los que sí habéis llegado ahí, podéis seguir leyendo.

En diciembre, poco antes de que se estrenara en cines "Star Wars. El Despertar de la Fuerza", "Star Wars Rebels" cerraba en Disney XD la primera mitad de su segunda temporada, una entrega más larga que la inaugural (serán 20 episodios) y en la que se empieza a profundizar más en la Rebelión contra el Imperio. Ezra, Kanan y los demás ya han dejado de plantearse si deberían unirse a ella; lo han hecho, y sus preocupaciones pasan a ser conseguir repuestos, equipos y naves para los rebeldes, rescatar a comunidades en problemas por la actividad imperial y buscar una base de operaciones que permita tomarse un respiro de vez en cuando. Y escapar de los Inquisidores que persiguen a Ezra y Kanan, pero la primera mitad de este segundo tramo de la temporada no les ha dado aún demasiad cancha.

Lo que estamos viendo son diversas misiones que nos permiten conocer mejor a los personajes que no son el jedi y su padawan, todos con relaciones complicadas con su planeta natal, como Zeb, o con su familia, como Hera. La piloto y capitán de la Alianza Rebelde ha ganado, de hecho, bastante más peso en estos capítulos. Ella era quien empujaba a la tripulación de la Ghost a luchar contra el Imperio en la primera temporada, así que es normal que, una vez que se integran entre los insurgentes, adquiera algo más de relevancia. La serie nos ha enseñado no sólo su habilidad como piloto, sino su valía como líder y como luchadora contra la opresión imperial. Hera representa las principios más altruistas y más prácticos en "Star Wars Rebels" frente a un Kanan que tiende a mostrarse siempre más reticente de inicio (también se han permitido retratarlos un poco más como pareja, o algo así), y también ha ido ocupando un rol de mayor responsabilidad.

Eso se se aplica, en realidad, a todos los personajes. Ezra y Kanan no han centrado tanto el tramo intermedio de la temporada y se ha abierto un poco más el campo, permitiendo también que regresen personajes de "The Clone Wars" y que haya apariciones de gente muy conocida de la saga como la propia princesa Leia, de la que vemos a lo que se dedicaba antes de cruzarse con Luke y Han en "Una nueva esperanza". Sólo es una misión más en la serie, pero muestra que han ido aprendiendo a integrar bastante bien los guiños a la saga original en la trama. No obstante, lo que elevó el nivel de la temporada fue la acción de esos nuevos Inquisidores, que es de suponer que volverán a adquirir más relevancia cuando estemos cerca del final.

La persecución de los jedi casi hasta su extinción es lo que da a "Star Wars Rebels" un lado un poco más ocuro e interesante, menos de aventurillas ligeras, y que pone a sus personajes ante retos realmente importantes. Sí, la formación y fortalecimiento de la flota rebelde es entretenida (estoy deseando ya que anuncien Hoth o Endor como su base), pero es en ese otro aspecto donde está el gran potencial de la serie, más allá de un divertimento muy estimable para fans de "Star Wars".

Música de la semana: "Vinyl" es la apuesta dramática de HBO para el primer trimestre del año, una serie ambientada en la escena musical de la Nueva York de los 70. Su primera secuencia lleva a su protagonista a un concierto de New York Dolls, uno de los grupos más provocadores y con mayor personalidad propia de la época, que "derrumban" un edificio a los sones de "Personality crisis".

19 febrero 2016

El poso

"Esta es una película de las que deja poso". Seguro que habéis leído esa frase en más de una crítica, muchas de películas que tratan temas difíciles o muy serios. Se refiere a filmes que cuesta sacudirse de encima, que no son de lo que olvidas en cuanto sales del cine. Podríamos decir que son películas sobre las que sigues pensando unos días después de haberlas visto, o que mejoran al día siguiente, dando de margen la noche para madurarlas. No son iguales para todo el mundo, pero si te topas con una de ellas, es que tenía algo especial.

"La bruja" es una de esas películas. Es una historia de fanatismos religiosos, miedos primordiales, supersticiones variadas y mujeres reprimidas ambientada en las primeras colonias inglesas en Estados Unidos, a mediados del siglo XVI. Aquellos colonos (muchos, puritanos) habían huido de Inglaterra por cuestiones religiosas y, en el nuevo mundo, habían establecido sus asentamientos siguiendo sus rígidos principios morales, y confiando en la oración para solucionar todas sus desgracias. Y a la familia protagonista le pasan muchas. "La bruja" ha recibido muchos premios en festivales (de Sitges a Sundance) por la seguridad en sí mismo con la que la dirige un debutante como Robert Eggers y por su aire de leyenda popular, de historia de Filandón, de cuento de hadas oscuro y primitivo. Y por seguir un camino poco transitado en el terror actual.

"La bruja" es la película con la que se presentó ayer la 13ª Muestra Syfy, y la reacción del público dejó clara que no es una cinta para los aficionados del horror convencional. Pero, curiosamente, sí es un filme sobre el que sigues pensando el día después de verla: sobre esas imágenes que parecen sacadas de un cuadro (Eggers afirma haberse visto muy influido por las pinturas negras de Goya), sobre la situación imposible de Thomasin, sobre la cerrazón y fe ciega de sus padres, que se refugian en la oración para no ver el peligro que tienen delante, sobre lo que representa la bruja del bosque... Eso quiere decir que es una película con un algo especial. No da miedo, pero sí tiene un poso inquietante.

En los últimos meses, ha habido más películas de "reflexionar", de las que piensas en ellas bastante después de haberlas visto. "Spotlight" es una candidata clara y también lo es "Carol", sobre todo por la manera en la que se cuenta esa historia de amor. O el documental "Tig" por esa lucha de su protagonista por superar los obstáculos que le va poniendo la vida. Pero también lo puede ser, en mi caso, al menos, "Star Wars. El despertar de la Fuerza". Sólo el papel de Rey da para pensar bastante sobre ella, hasta más allá de las teorías de los fans sobre su verdadera identidad. O "Magical Girl", que es una propuesta tan diferente, que es inevitable seguir dándole vueltas unos días más tarde. Ese "poso", que no se puede predecir, es una buena referencia para saber si una película nos ha convencido. A veces.

18 febrero 2016

Las fans de los vikingos

En 2011, cuando HBO estrenó "Juego de tronos", se hizo muy célebre una crítica de The New York Times en la que se despachaba la serie como una fantasía para chicos adolescentes con poco interés para un público que ya había dejado atrás esas tonterías. Según aquella crítica, la audiencia femenina no iba a encontrar nada para ella en una serie en la que los principales protagonistas del primer capítulo eran todos hombres que se dedicaban, por ejemplo, a vender a uno de los personajes femeninos a un señor de la guerra bárbaro a cambio de su ejército. Todos sabemos cómo ha ido evolucionando "Juego de tronos" después (incluso con las críticas, algunas válidas, que se le hacen por su manejo de las violaciones), pero esa crítica inicial del New York Times es interesante por su aplicación a lo que se saludó, en su momento, como el "Juego de tronos" de History Channel: "Vikings".

Como ocurre con todas las comparaciones, se sostiene en algunas parte y en otras, no. En este caso, puede ser su ambientación medieval y la brutalidad de su mundo lo que emparente ambas series, pero luego, cada una tiene su propia identidad. En el caso de "Vikings", resulta muy significativo que una historia centrada en Ragnar Lodbrok y las expediciones vikingas hacia el oeste haya conseguido atraer más mujeres a un canal tan orientado a los hombres de cierta edad como History. Sus reality shows, por ejemplo, están protagonizados por leñadores, o dueños de tiendas de empeños o restauradores de coches, todos tipos que, físicamente, no desentonarían en "Vikings", y su primera miniserie, "Hatfields & McCoys", también se dirigía a la audiencia masculina.

Pero he aquí que apareció Lagertha, inicialmente la mujer de Ragnar, un personaje que el creador de la serie, Michael Hirst, rescató de las sagas nórdicas e imbuyó de muchas de las cosas que las vikingas podían hacer en la época, como ser propietarias de tierras o separarase de sus maridos. Era perfectamente capaz de cuidar de sí misma y hasta de ser una líder para su comunidad, así que el fandom a su alrededor fue creciendo con cada temporada. Su intérprete, Katheryn Winnick, apuntaba que la audiencia femenina aumentó, también, con ese mayor rol, con lo que "Vikings" terminó diversificando el público que llega a History Channel.

De hecho, es probable que la gran visibilidad de que disfruta la serie en las redes sociales (y en Tumblr) se deba a esa suma del público femenino. El propio Hirst reconoce que ha recibido mensajes de grupos feministas estadounidenses que le piden que ni se le pase por la cabeza matar a Lagertha, que se ha convertido en todo un icono para los fans. Y esa ampliación del target habitual de History ha llevado a que "Vikings" supere a veces los cuatro millones de espectadores, ampliamente. Repartir el protagonismo entre el clásico "héroe" y una mujer a su altura funciona.

17 febrero 2016

Series para impacientes


Si una película la vemos hasta el final antes de decidir si nos gusta o no, ¿hay que hacer lo mismo con una temporada de una serie? Ya hemos hablado en otras ocasiones de si hay que ser pacientes o no con las series, si debemos pasar del piloto aunque no nos haya gustado y si se puede hablar con propiedad de ellas sin haber visto más. La Vanguardia publica hoy, en su edición en papel, un reportaje que se pregunta, precisamente, cuántos capítulos hay que dar de margen a una serie para decidir si seguimos con ella y si nos gusta. ¿Uno? ¿Cuatro? ¿Toda la primera temporada? Es una vieja discusión entre seriéfilos, todavía más relevante en esta época del Peak TV y la clásica excusa de "hay demasiadas series para que perder tres episodios con ésta".

En el reportaje del diario barcelonés (escrito por mi media naranja podcastera, hay que puntualizar) se exponen varios puntos de vista diferentes sobre este tema, desde los que abandonan a las primeras de cambio a los que son más pacientes, y también se recuerda esa estrategia de las networks estadounidenses de hacer que los cuatro primeros capítulos sean como cuatro nuevas versiones del piloto, con la esperanza de atrapar a los espectadores que no hayan visto la serie desde el principio. ¿Pero se da alguna solución a esa pregunta? No, porque es un tema bastante subjetivo. A una serie que nos gusta le vamos a dar más cancha que a una que nos horroriza, pero siempre hay ejemplos de títulos que recompensan nuestra paciencia con ellos.

Ahora, por ejemplo, la emisión de la tercera temporada de "Los 100" está haciendo que bastantes espectadores pregunten, con curiosidad, si la serie merece la pena. Que se emita en The CW provoca ciertos recelos en muchos de ellos, pero las críticas que llegan de Estados Unidos y el insistente ruido que genera cada episodio en las redes sociales (más el "efecto Netflix") provoca que haya quien se pregunte si no está perdiéndose algo interesante. También es común que se reenganchen espectadores que la abandonaron tras ver su piloto. Demasiado actor guapo y joven, y demasiada telegrafía de posibles triángulos amorosos, para que pudieran tomarse en serio aquello.

En aquel primer capítulo, sin embargo había encerrada una serie mucho más estimable, si los guionistas se atrevían a sacarla a la superficie. Para un fan del género, como yo, puede ser más fácil ser indulgente con "Los 100" y otorgarle tres o cuatro capítulos más de margen, mientras otro considera que podría estar viendo "Halt and catch fire" en su lugar. No hay una única respuesta ni una solución válida para esto. Sí es verdad que la paciencia con las series merece la pena si encontramos algo que nos llame la atención al principio (como Cat Grant en "Supergirl"), y que para ello, a veces, hay que enfrentarse a ellas con una mente abierta, como diría Mulder . Pero también es verdad que no merece la pena continuar con una serie que no nos atrae. De ahí al hate-watching sólo hay un paso, y eso sí que es síntoma de que deberíamos estar dedicando nuestro tiempo a otras cosas.

16 febrero 2016

Los padres de Rey y Jon

Hay un aspecto muy entretenido para los fans acérrimos de determinados títulos: teorizar como locos en internet sobre los misterios más importantes presentes en ellos. Curiosamente, dos de los mayores fenómenos pop de los últimos tiempos generan el mayor número de teorías alrededor de los padres de dos de sus personajes principales, sobre todo porque su herencia genética parece que va a ser importante para la resolución de la historia. Son especulaciones muy para fans, que pueden llegar a volverse bastante retorcidas y extrañas pero que resultan divertidas, y que ayudan a pasar el rato hasta que veamos la sexta temporada de "Juego de tronos" o el episodio VIII de "Star Wars".

(Si alguno queréis considerar que a partir de aquí hay spoilers de las dos, no sigáis leyendo).

En el segundo caso, casi desde el momento en el que terminó el primer pase de "El despertar de la Fuerza" el día de su estreno, surgieron por todas partes teorías sobre los padres de Rey, y por qué ella era tan importante para Kylo Ren y el líder Snoke. Los paralelismos entre su historia y la de Luke Skywalker en la "Star Wars" original, y el hecho de que sólo ella fuera capaz de atraer el sable de Luke, y no Ren, llevaron enseguida a que se propusiera que era hija del caballero jedi, una hija a la que envió lejos para mantenerla a salvo de la purga puesta en marcha por Ben Solo. Pero los jedi son lo más parecidos a monjes que hay en el universo de "La guerra de las galaxias", lo que quiere decir que no pueden mantener relaciones sentimentales. Realmente, teniendo en cuenta que la saga cuenta la historia de la familia Skywalker, esta opción es la más obvia, lo que deja abierta la cuestión de quién es su madre, y de si eso será importante más adelante. Un poco como ocurre en el caso de Jon Nieve.

Las últimas noticias de que Laura Dern se ha unido al episodio VIII han animado aún más las teorías sobre si puede ser la madre de Rey y, en ese caso, quién es realmente. Cualquier otra solución quitaría algo de peso emocional a la historia y al despertar de la Fuerza en la joven, pero con J.J. Abrams y con Rian Johnson, director de la nueva película, nunca se sabe.

Mientras la aventura de Rey no ha hecho más que empezar, la de Jon en "Juego de tronos" está ya enfilando su recta final, lo que hace que los fans estén deseosos de ver si la serie da respuestas a algunos de sus enigmas más persistentes. Uno de los más comentados es, evidentemente, si sus padres son, en realidad Rhaegar Targaryen y Lyanna Stark (la famosa R+L=J), una teoría que convertiría a Jon en una de esas tres cabezas del dragón de la profecía de Daenerys (en los libros, al menos). Realmente, la quinta temporada de "Juego de tronos" ya parece haber dado por buena dicha teoría, con los recordatorios de varios personajes del torneo de Harrenhal en el que Rhaegar conoce a Lyanna, y también parece ser la que mejor explica el comportamiento de Ned al volver de la guerra que derrocó a Aerys Targaryen.

Se ha comentado que la sexta temporada va a utilizar más flashbacks para contar la historia pasada de esa guerra, una historia que se vuelve cada vez más importante. La actitud de los dornienses tiene mucho que ver con el asesinato de Elia Martell, la esposa de Rhaegar, y sus hijos, por ejemplo, y para bastantes personajes, el peso del pasado comienza a notarse mucho en las decisiones que deben tomar en el presente. El Invierno y sus seres terribles, que todo Poniente pensaba que no eran más que cuentos de niños, están llegando, así que echar la vista atrás para poder salir adelante.

15 febrero 2016

A través de la puerta del tiempo

A veces, tendemos a olvidar que lo primero que tiene que hacer una serie es entretener. Está muy bien que se quiera reflejar una realidad social, o reivindicar algo o, directamente, protestar contra una determinada situación y denunciarla, pero la ficción, aunque puede cumplir todos esos roles, tiene que entretener al espectador. De nada sirve una serie muy ambiciosa en lo temático si no hay unos personajes bien definidos e interesantes que sustenten todo su entramado. En más de una ocasión hemos apuntado que son ellos, más que la trama, lo que permite que la serie aguante ad infinitum.

También es verdad que lo ideal es que todo el conjunto del programa esté tan bien afianzado, que la marcha de un protagonista no haga que se resienta. En el principio de la segunda temporada de "El Ministerio del Tiempo", descubrimos que Julián va a estar un tiempo apartado de la patrulla que forman Alonso y Amelia  y que ellos van a tener un nuevo compañero, pero eso no hace tambalearse los cimientos de la serie. Sí, Julián era importante en el inicio porque era los ojos del espectador, era nuestro guía a través de la puerta del tiempo, con el que nos íbamos acostumbrando a pasar a épocas pretéritas para evitar que se cambiara el presente. Pero a su alrededor se fue armando el resto del mundo de la serie, desde sus compañeros de patrulla a los directivos del ministerio, y se iba creando poco a poco la mitología de fondo de sus aventuras.

"El Ministerio del Tiempo" vuelve esta noche a La 1 con una segunda temporada que pueden ver quienes no siguieran la primera, pero que sólo se puede disfrutar de verdad si se han visto sus ocho primeros episodios. Como toda serie que se precie, el impacto emocional de algunas escenas sólo se siente de verdad por acumulación. La mirada de Amelia en la cafetería del Ministerio sólo se comprende si conocemos todo el torbellino emocional que la ha precedido, y su "enfrentamiento" con Spinola parece apuntar que el corazón de la serie va a girar un poco más sobre ella.


La primera temporada ya apuntó que moverse entre tiempos con tanta facilidad deja secuelas, y "Tiempo de leyenda", el episodio que da inicio a la segunda, parece indicar que dichas secuelas van a seguir explorándose más adelante. Como ocurría con los agentes de "Warehouse 13", los funcionarios del Ministerio siempre corren el riesgo no tanto de morir jóvenes, sino de sacrificarse mucho más allá de lo que dicta el deber para cumplir las misiones, para mantener la continuidad temporal y honrar el objetivo de su trabajo. En ese episodio se profundiza en ese lado oscuro del Ministerio como institución y en casi la misma motivación que presidía, por ejemplo, el retrato de los soldados en "Hermanos de sangre". Como dice un personaje en el capítulo en cuestión, los compañeros son lo primero.

Música de la semana: Con su visita a Tierra-2, "The Flash" por fin dejó que Jesse L. Martin, que interpreta a Joe West, desplegara su faceta de cantante de musicales al interpretar "Where or when", un clásico estándar de jazz cuya letra hace referencia a cosas que pasaron y vuelven a pasar o que el cantante no logra recordar dónde o cuándo pasaron. Una canción muy apropiada para el multiverso. La versión con la que nos quedamos es la de Peggy Lee y el trío de Benny Goodman.

11 febrero 2016

Teoría y práctica del super-multiverso

Cuando "The Flash" arrancó su segunda temporada, ya comentamos que todo apuntaba a que iba a integrar en su trama Tierra-2, un mundo alternativo que, para quienes no lean cómics, puede recordar más a "Fringe" y su Otro Lado, pero que tiene una larga historia en las páginas de los títulos de DC. El Multiverso es una de las historias más conocidas de esa editorial, un entramado de Tierras paralelas (hasta 52) que ha permitido todo tipo de combinaciones de superhéroes, reinvenciones y tramas (y que ha tenido también su propio reboot), y que parece que va a guiar también los pasos del particular universo compartido de Warner/DC en televisión.

Hasta ahora, eran las series de The CW las que existían todas en el mismo plano. "The Flash" era un spin-off de "Arrow" y, a su vez, "Legends of tomorrow" nacía a partir de personajes que habían aparecido previamente en esas dos. Incluso Constantine se pasó a echar una mano a Oliver Queen una vez que fue cancelada su serie en NBC. Sin embargo, fuera de este conjunto, el resto de series DC existían en sus propias burbujas. "Gotham" no tenía nada que ver con Barry y Oliver y ninguca de las tres anteriores parecía existir en el universo de "Supergirl". Lo único que muchas de ellas tienen en común es la productora de Greg Berlanti (y, por tanto, comparten a bastantes de los mismos guionistas y productores), y esa circunstancia hacía que los periodistas se preguntaran si la costumbre de Barry y Oliver de visitarse de vez en cuando se podría trasladar también a la serie de la Mujer de Acero en CBS.

Hace unas semanas, la cadena confirmó que iba a producirse un crossover entre "The Flash" y "Supergirl" (del que hay ya algunas fotos del rodaje), pero no se sabía cómo iba Barry Allen a visitar National City si, allí, en ningún momento se ha mencionado Central City ni ninguna otra cosa que ocurra en The CW (que es un detalle que sí se nota en las otras tres series superheroicas). ¿La respuesta? El Multiverso. El último episodio de "The Flash", "Welcome to Earth-2", incluía entre sus guiños varias imágenes de otros personajes de DC mientras atravesábamos el vórtice entre ambas tierras. La más destacada, por supuesto, era la de Supergirl, lo que parece confirmar que Walter Bishop disfrutaría enormemente este crossover (que encima se titula "Worlds finest").

Y lo que parece indicar también que, en lugar de integrar todas sus series en un único universo compartido (a lo Marvel), DC se va a decantar por el Multiverso. Así se puede justificar por qué Kara nunca ha oído hablar de Oliver Queen pero Barry puede visitarla, por ejemplo. Y, así, las series no tienen por qué ser tan esclavas de una continuidad global. Ya vimos que eso no es bueno en los episodios en los que "Arrow" y "The Flash" tenían que preparar el terreno para "Legends of tomorrow", limitando parte de la diversión que proporcionan siempre los cruces entre ambas series.

Desde luego, hay curiosidad por ver cómo evoluciona todo (un camino sugerido por Geoff Johns, responsable de entretenimiento de DC, en esta entrevista de finales de 2014) y si es un camino que, en algún momento, acaba cruzándose de algún modo con las películas o no. Con "The Flash", Warner (y The CW) tiene un éxito claro, y hay que decir que ese primer episodio en Tierra-2 está realmente bien. Siempre es divertido ver las versiones alternativas de los personajes que ya conocemos, y Zoom es un gran villano.

10 febrero 2016

La brecha generacional


Elrubius. Si descontamos a Dani Rovira por las críticas que ha recibido por la última gala de los Goya (y a Antonio Resines), el youtuber ha sido la persona de la que más se ha hablado en las redes sociales españolas en los últimos días. ¿La razón? Por si habéis estado encerrados en una cueva, todo empezó a partir de una entrevista en Papel, el suplemento dominical de El Mundo, que pretendía acercarse a Elrubius y al fenómeno de los youtubers a través de alguien lo más alejado posible de ese mundo. Es el truco más viejo en el manual del periodismo y, a veces, ha salido bien.

El País envió una vez a su crítico de ópera a un concierto, si no recuerdo mal, de Iron Maiden, y el hombre salió impresionado del entramado melódico que esconden las canciones de la banda. También es verdad que el propio crítico expresaba cierta curiosidad por ver cómo resultaba la experiencia, una curiosidad que no estaba tan presente en la entrevista de la discordia. Elrubius ha contestado a todo el jaleo, cómo no, en su canal de YouTube, y se ha sucedido una cascada de reacciones al asunto. Casi todas ellas acaban coincidiendo en que la entrevista estaba presidida por la condescendencia y la falta de un intento de comprensión del fenómeno que representa Elrubius, dejando patente una brecha generacional que no se ha tenido ningún interés en superar, por mucho que los medios tradicionales estén obsesionados con recuperar a esos millenials que han huido hacia YouTube o Facebook.

En parte, esa entrevista también expone, aunque sea tangencialmente, otro aspecto no tanto del periodismo sino de la crítica audiovisual en España, que es que tiende a hacerse a través de una postura bastante snob, de buscar reforzar una opinión ya preexistente, antes que dejarse sorprender por lo que se va a ver. Ante un blockbuster, por ejemplo, la postura de partida por defecto es la de "esto es un sacadineros sin vergüenza", y ante una serie juvenil, se tiende a prejuzgar con un "todos son guapos, va a ser un culebrón". Se suele decir que, en política, los lectores de un periódico o los espectadores de un telediario no quieren escuchar opiniones distintas a las suyas para poder comparar, sino que quieren reforzar las que ya tienen. Y, muchas veces, parece que la crítica de series, en este caso, también se ejerce de esa manera.

Si es escandinava, o de HBO, o de la BBC o la escribe Aaron Sorkin, tiene que ser buena. Si viene de The CW, MTV o CBS, no me hace falta verla para saber que es mala. Es una discusión muy vieja, es verdad, pero son esas preconcepciones las que hunden la entrevista a Elrubius y las que, al final, más hay que superar para dejar que, simplemente, nuestra curiosidad nos lleve a descubrir cosas que merecen la pena, o a darnos cuenta de que nos equivocábamos con respecto a determinados temas. Internet, además, tiende también a los extremos, a no aceptar ningún punto intermedio en las respuestas a series, películas, libros... Lo que sea. Y así tampoco se puede hacer ninguna crítica que merezca la pena.

09 febrero 2016

El atasco de HBO

"HBO compra demasiado". Esa frase aparecía en un reportaje que The Hollywood Reporter dedicaba a la cadena de cable el pasado mes de junio y a su esfuerzo por mantenerse en lo más alto del negocio televisivo. Contaba cómo Michael Lombardo y Richard Pepler se habían hecho cargo de la empresa tras el despido de Chris Albrecht en un momento en el que, además, HBO perdía también a la que había sido su puntal para hacerse con el trono de la ficción televisiva mundial: "Los Soprano".

Su estrategia para regresar a lo más alto en el podio de la audiencia (premium), las críticas y los premios se vio descarrilada momentáneamente por AMC, con "Mad Men" y "Breaking Bad", y aunque "True Blood" le permitió mantenerse en el zeitgeist (y tuvo realmente buenos datos de audiencia), no era suficiente para ser la sucesora de "Los Soprano". Fue "Juego de tronos" la que asumió finalmente esa posición, pero con su final ya casi a la vista en el horizonte, HBO vuelve a estar casi en la casilla de salida. Las comedias le están yendo razonablemente bien ("Girls" se acaba también el año que viene, pero "Silicon Valley" ha sido todo un acierto), pero es en el drama donde necesita, otra vez, un recambio.

Carrusel de Series publica hoy una entrada en la que se pregunta qué está pasando en HBO, en la que ha habido varios proyectos de alto perfil que no han salido (como los dos con David Fincher) y que va a estrenar muy pocos nuevos dramas este año ("Vinyl", que se estrena el domingo, y "Westworld"). Mientras tanto, series que podrían haber encajado en su marca se escapan a Netflix o a otras cadenas de cable, y esto nos lleva de nuevo a la frase con la que empezaba este artículo: "HBO compra demasiado". Que quiere decir que se queda con demasiados proyectos para su ritmo de desarrollo, en el que pueden llegar a descartar series como "The Corrections" ya con el piloto rodado y que parecía ser una apuesta casi segura.

Si HBO sólo estrena, a lo mejor, cinco series nuevas al año y compra decenas y decenas de guiones (se dice que tiene un centenar de proyectos en desarrollo), es inevitable que haya creadores que prefieran no esperar demasiado para que les digan si sus series van a emitirse y prueben suerte antes en Netflix, Amazon, Starz o hasta FX. Es el riesgo de que te devore tu propio éxito, y es inevitable. Y si tienes la presión de buscar el nuevo "Juego de tronos", más todavía. Especialmente, porque HBO ya se ha visto en esta situación antes y sabe cómo va esto.

08 febrero 2016

Alicia Florrick se retira


Una de las comparaciones más repetidas por este blog es la de "The good wife" y los San Antonio Spurs. Los tejanos son un equipo de baloncesto de la vieja escuela, de los que basan su juego en el movimiento del balón, y han resistido a todos los intentos de analistas de la NBA y otros rivales de "retirarlos" porque ya son "viejos" (sus estrellas pasan de los 35 años) y su apuesta por el baloncesto colectivo sigue viéndose como una rareza en la liga, aunque los Golden State Warriors ganaran el año pasado justo de esa manera. De una manera similar, "The good wife" es un exponente de lo que eran los buenos dramas de network, de un modo de hacer televisión que ya no se consideraba sexy ni "importante" ante las "series de prestigio" del cable, pero que fue haciéndose un hueco entre las listas de lo mejor del año a base de buenos personajes, capítulos interesantes y una apuesta estilística por la elegancia y la huida de los fuegos artificiales.

Es decir, que Robert y Michelle King no reinventaron la rueda, pero sí sacaron todo el jugo posible a esos dramas de las 10 de la noche que ellos solos volvieron a poner en el radar de las cadenas en abierto. Por eso, "The good wife" dejará un pequeño hueco cuando llegue a su final, el próximo 8 de mayo. Aquella teoría del número de palabras en los títulos de los capítulos ha terminado teniendo algo de razón, y en esta séptima y última entrega hemos vuelto a los episodios denominados con una sola palabra, y a otra reinvención de Alicia, que se adentra en una etapa de su vida no demasiado distinta de cuando la conocimos por primera vez. Está empezando otra vez, ahora trabajando ella sola, sin el apoyo de un bufete detrás, y sigue planteándose hasta dónde apoyará a su marido, que se enfrenta a su propia encrucijada.

La serie no va a seguir del todo una estructura circular (lo hizo un poco en la sexta entrega, con los devaneos políticos de Alicia) pero sí va a continuar con su retrato y su disección de su personaje protagonista. La evolución de la señora Florrick desde aquella ama de casa adinerada que tenía que trabajar de nuevo como abogada para ganarse la vida a la persona más libre y más independiente de esta séptima temporada ha sido siempre el tema de "The good wife", más allá de sus casos inspirados en la realidad o de su acertada manera de integrar el mundo de internet en sus tramas. Para lo bueno y para lo malo, Julianna Margulies y su personaje han sido los motores de toda la serie, el centro alrededor del que orbitaba todo lo demás. Por la construcción de un protagonista tan complejo e interesante como Alicia es por lo que "The good wife" pasará a la historia.

Y será curioso ver todos los recordatorios que se harán el 8 de mayo porque a la serie le costó bastante superar las reticencias de buena parte del público a dar una oportunidad a un título de abogados de la CBS. ¿Cómo podía ser que una serie así, y no de HBO o AMC, se llevara toda clase de parabienes durante su estupenda quinta temporada, por ejemplo? Quienes se animaban a verla, enseguida se daban cuenta de que esos elogios estaban justificados, y que no hacía falta ir de transgresor para acabar siéndolo. Y "The good wife" también fue un ejemplo de que, para encontrar series que merezcan la pena, hay que buscarlas con mayor amplitud de miras. Hay vida más allá de "Breaking Bad".

07 febrero 2016

Historias de periodistas

Los periodistas son unos de los gremios más tratados por el cine. Cuando quieres tener una historia de misterio, pero no quieres que haya policías ni abogados involucrados, tirar de un reportero es siempre un buen recurso, y el ritmo diario de las redacciones de los periódicos (o de las webs de noticias, sitio aún poco explotado) puede dar tanto para dramas tipo "The Paper" como para comedias locas a lo "Luna nueva" y las otras diferentes versiones de la obra de teatro en la que se basa ("Primera plana" entre ellas). Las películas de periodistas casi es un subgénero en sí mismo, pero también es verdad que puede dividirse en historias con periodistas e historias de periodistas. Entre las primeras podría entrar, por ejemplo, "El informe pelícano" (Denzel Washington es el reportero que ayuda a Julia Roberts en su investigación), mientras la gran definición y estándar de las segundas es "Todos los hombres del presidente".

Esas películas de periodistas no sólo muestran cómo persiguen una historia y le van dando forma, sino que sólo por el hecho de mostrar ese proceso, están comentando sobre la importancia de su labor. Tom McCarthy, el director de "Spotlight", ha comentado en muchas entrevistas que quería resaltar la relevancia del periodismo de investigación como el que llevó a cabo el equipo del Boston Globe que destapó, en 2002, el escándalo de abusos sexuales, y encubrimiento por parte de los altos cargos de la Iglesia Católica, de la archidiócesis de Boston. Y lo hace enseñando, simplemente, cómo esos cuatro periodistas hacen su trabajo. Nada más. En ese aspecto, la deuda que tiene con "Todos los hombres del presidente" es muy clara, pero también con otras películas aparentemente tan alejadas como "Zodiac", que también se dedica a seguir la investigación de quién puede ser el Asesino del Zodiaco sin muchas florituras.

"Spotlight" es el reportaje sobre cómo el equipo del Boston Globe consiguió su reportaje de investigación en profundidad. No adorna la historia con grandes dramas y opta por la sobriedad, por dejar que hablen directamente las víctimas, los periodistas que, al principio, no se dan cuenta de la historia que tienen, la ciudad que no se atreve a pedirle cuentas a una institución tan importante y clave en su vida como la Iglesia Católica... Es el encubrimiento sistemático y el silencio impuesto sobre los abusos lo que termina por dominar la historia, pero es notable que tampoco se olvide el lado de las víctimas y que nada de todo esto se dramatice de más. No hace falta. "Spotlight" es consciente de que cuenta algo importante, pero no se da demasiada importancia para hacerlo.

La manera de rodar de Tom McCarthy y las interpretaciones de un reparto estupendo siguen ese tono natural y sobrio, de "sólo estoy haciendo mi trabajo", y sitúan a la película en una situación muy curiosa para compararla con otras historias de periodistas que han querido comentar sobre el estado de la profesión, en la que ya no hay recursos ni tiempo para los reportajes de investigación y se busca conseguir más lectores, o el mayor número de visitas, de manera rápida y espectacular. Una de ellas es "The Newsroom", la serie de Aaron Sorkin que presentaba una redacción de noticias ideal, y la otra es la quinta temporada de "The Wire", en la que el propio McCarthy participó como actor, interpretando a un reportero del Baltimore Sun que se inventa o "adorna" las noticias para que sean más impactantes y atrayentes.

Ninguno de los dos retratos terminaba de funcionar y alcanzar su objetivo de reivindicar el trabajo periodístico. Ambos eran demasiado obvios; "The Newsroom" sermoneaba demasiado y "The Wire" perdía un poco de perspectiva. "Spotlight" es más lo que esa quinta entrega de la serie de David Simon aspiraba a ser en su trama periodística, y eso es una gran virtud.

Música de la semana: El jueves, Movistar+ emitirá en España "Grease Live!", la aportación de FOX a ese género de los musicales en vivo que lanzó NBC hace unos tres años. Es una aportación muy interesante a nivel técnico (los actores se movieron por una parte importante de los estudios de la compañía durante la "representación") y dejó alguna grata sorpresa en el aspecto artístico. Toda la escala del musical ya se aprecia en "Grease (is the word)", la primera canción, que cantó Jessie J recorriéndose todos los escenarios.

05 febrero 2016

Casi famosos (LVIII)

Los viernes por la tarde no son para leer reflexiones sesudas, pero sí pueden ser un buen momento para una nueva entrega de "casi famosos". Ya sabéis, son vistazos a momentos iniciales en la carrera de esos actores que ahora son muy conocidos pero que tienen un pasado, como todo el mundo. Sólo que el nuestro no queda inmortalizado en la televisiòn o en las películas.

Esta semana tenemos a Sarah Paulson un poco por todas partes. Aparte de que se estrena "Carol" en España, en FX ha arrancado ya "The people v O.J. Simpson", la primera entrega de la nueva serie de antología de Ryan Murphy, "American Crime Story". Allí está una de sus actrices fetiche, Sarah Paulson, que se ha ido haciendo un nombre poco a poco gracias a sus colaboraciones en televisión con Murphy y a papeles en cine como el de "12 años de esclavitud". Uno de sus primeros trabajos fue, curiosamente, una serie de terror, "American Gothic", centrada en un pueblo con un malvado sheriff. Era la hermana del niño interpretado por Lucas Black.

Buena parte del reparto de "Los 100", que acaba de arrancar su tercera temporada, proviene de Australia, donde participaron en series noventeras tan "míticas" como "Las hermanas MacLeod". Es el caso de una de sus actrices invitadas con mayor fandom, Alycia Debnam-Carey, o lo que es lo mismo, la comandante Lexa. Está también en "Fear the Walking Dead", pero ahí no tiene el mismo alcance que en la serie de The CW, aunque su audiencia sea mucho mayor.

Hay actores que tienen cara de series de época. Es lo que le pasa a Aidan Turner, que fue un enano en "El hobbit" y cuyo último trabajo relevante es la nueva versión de "Poldark". Su camino en el costume drama ya quedó marcado por "Desperate romantics", una miniserie sobre los pintores pre-rafaelitas del Londres del siglo XIX. Y es verdad que Turner participó en la versión original de "Being human", pero casi es una excepción en su carrera.

Uno de los estrenos que más curiosidad levantaban en esta midseason era "Legends of tomorrow", el mashup de superhéroes de The CW que cuenta entre sus protagonistas con Arthur Darvill, que arrastra consigo a todos los fans que se ganó en su etapa en "Doctor Who" como Rory. Como buen actor británico, Darvill ha pasado también por su cuota de adaptaciones literarias de época. De hecho, uno de sus primeros papeles fue el del hermano de la protagonista de "Little Dorrit", llevando esa pinta de caballerete ocioso aunque estuviera en una prisión de morosos junto a su padre.

Por último, y ya que el regreso de "Expediente X" está funcionando tan bien en audiencia, no está de más rescatar la etapa de David Duchovny en "Red shoe diaries", una serie de antología de historias erótico festivas de Showtime. Por su participación en esta serie hacía siempre tanta gracia la afición de Mulder al porno.

04 febrero 2016

La paradoja del "Peak TV"

WGN America fue de los últimos canales más o menos pequeños en Estados Unidos que se subieron al carro de la ficción de producción propia. Arrancaron con "Salem" y sus brujas y hace unos días estrenaron su nueva serie, "Outsiders", pero no consiguen que ninguna de ellas haga realmente ruido en el sobrepopulado panorama de las "series de prestigio". La que tuvo las mejores opciones para conseguirlo, "Manhattan", cayó presa de esa burbuja de ficciones llamada Peak TV en Estados Unidos y fue cancelada ayer por la cadena. Había cosechado buenas críticas (mejores aún con su segunda temporada), pero no lograba romper los dos techos de cristal imprescindibles para sobrevivir con bajas audencias: los premios y la visibilidad mediática.

"Manhattan", por si alguien no sabe de qué iba, seguía a varios científicos que trabajan en el proyecto de la bomba atómica de Estados Unidos, en un asentamiento militar secreto en medio del desierto, en plena Segunda Guerra Mundial. Los secretos que debían guardar, la paranoia ante la posible existencia de espías (no sólo alemanes, sino muy especialmente rusos), la frustración de vivir encerrados en un sitio que no deja espacio para nada que no sea la bomba... Todo eso se contaba de una manera detallista en la que se notaba la influencia de "Mad Men", pero con terminología de física nuclear, y protagonizada por un grupo de personajes que iban ganando interés y matices con el paso de los episodios.

No era, sin embargo, una serie explosiva o innovadora, por lo que la atención de los grandes medios nunca estuvo de su lado, y aunque la crítica especializada la adoraba, eso no sirvió para llevar más espectadores a WGN America. "Manhattan" se perdió en la vorágine de las más de 400 series producidas en 2015 en Estados Unidos, pero al mismo tiempo, representa una de las más grandes paradojas de esta edad "glotona" de la ficción televisiva, y que más de un crítico resaltaba al comentar la noticia por Twitter. "Una parte de mí cree que 'Manhattan' habría recibido más atención si no fuera por el Peak TV, pero por otro lado, no podría haberse hecho". Así lo expresaba James Poniewozik, del New York Times, exponiendo las virtudes y los defectos de esa histeria por el contenido propio que ha alcanzado hasta a PlayStation.

Esta burbuja seriéfila ha favorecido que "Manhattan", cuyo tema, de primeras, resulta árido y peculiar, encontrara un hogar en una cadena que busca hacerse un nombre a través de sus series, pero esa misma burbuja le ha impedido alcanzar la suficiente visibilidad para llegar más allá de la segunda temporada. Ahora mismo, las series tienen que ser buenísimas o conseguir audiencias millonarias (y seguidores muy fieles y ruidosos en redes sociales) para llamar la atención en medio de tanto ruido. No basta con ser una producción sólida con cosas que decir, hay que tener a Cookie Lyon vestida de leopardo y soltando sentencias a diestro y siniestro para tener una mínima oportunidad. La televisión estadounidense sí que es los Juegos del Hambre.

03 febrero 2016

Mulder y Scully contra el lagarto


Cuando empezaron a aparecer las primeras críticas en Estados Unidos del regreso a FOX de "Expediente X", todas coincidían en afirmar que el principio no era el ideal, por decirlo finamente, pero que el tercer capítulo era realmente bueno. En sólo seis episodios, Chris Carter quería ofrecer, de nuevo, una muestra de la variedad tonal y de historias que la serie hacía en cada temporada (de entre 22 y 24 capítulos), empezando con episodios más "mitológicos" y centrados en la conspiración (que acabaron siendo de los más flojos al final de la vida de la serie) y siguiendo después con los "monstruos de la semana", que son los que han acabado aguantando mejor el paso del tiempo. Entre ellos, los más particulares siempre fueron los escritos por Darin Morgan, que solían tener en su centro a un "monstruo" que sólo quería que lo dejaran en paz.

El "lagarto" estilo "La mujer y el monstruo" (que es como se tituló en España "Creature from Black Lagoon") de "Mulder and Scully meet the Were-Monster" es, en ese aspecto, una creación muy "Expediente X". Es una criatura que no desentona al lado de Clyde Bruckman o del patético protagonista de "Small potatoes" (aunque ese episodio lo escribiera Vince Gilligan), alguien bastante corriente que no tiene mayores aspiraciones que seguir con su vida tranquilamente, y que se en medio de todo el torbellino que arrastran con ellos Mulder y Scully. Un torbellino que es realmente divertido y que está lleno de guiños y homenajes a las anteriores nueve temporadas, desde la lápida de Kim Manners, a Tyler Labine haciendo otra vez de colgado o a Scully asegurando que es inmortal. Al mismo tiempo, sin embargo, reconoce que el tiempo ha pasado para todos, y por todos.

El desencanto inicial de Mulder o el reconocimiento de Scully de que estaba disfrutando de nuevo con un caso forman parte de esa sensación de paso de los años que va más allá de ver cómo han envejecido David Duchovny y Gillian Anderson. Estaba presente en el segundo episodio, en su conversación sobre William y el sacrificio que hicieron por él, y sobrevuela todo lo que hemos visto hasta ahora en esta décima temporada. También deja pequeños chistes como la inutilidad de Mulder para aclararse con la cámara de su móvil y permea el retrato que se hace de los dos agentes del FBI. Son los de siempre pero no son los de siempre. Los años y los sufrimientos les han dejado sus cicatrices.

Eso sí, la versión de "Expediente X" de este tercer capítulo siempre fue mi preferida. A la hora de autoparodiarse y de incorporar humor, eran verdaderos maestros, y los "chorrisodios" que luego harían otras series, como "Sobrenatural", partieron en gran medida de lo que hacían, sobre todo, Carter, Morgan y Gilligan. Esos capítulos eran graciosos y, a veces, un poco absurdos, pero tenían cierta melancolía subyacente, cierta tristeza que les daba un toque extra. Clyde Bruckman, en la tercera temporada, es quien mejor los representa; tiene un don que es más un suplicio para él que otra cosa, y que le impide llevar la vida monótona que prefiere, pero también resulta divertido y, sobre todo, muy humano.

02 febrero 2016

La chica maravilla

En el mundo de los superhéroes, la fuerte entrada de las protagonistas femeninas en el último año y medio, o así, ha sido, seguramente, el tema más comentado. Estos cómics tienen que renovarse periódicamente porque, en más de 70 años de historia, ya swe ha hecho prácticamente todo y, además, tienen que adaptarse a nuevas situaciones sociales, a los gustos de nuevos públicos acostumbrados a cosas diferentes de los lectores de los años 90, de los 70 o hasta de los 40 (por cierto, para quienes tengáis curiosidad por esa época, leed "Las asombrosas aventuras de Kavalier & Clay"). El movimiento que ha hecho Marvel por diversificar algunos de sus héroes (convirtiendo a Thor en mujer, a Spider-Man en un chico latino o a Capitán América en un hombre negro) encaja en esa adaptación. muy necesaria si quieren seguir exprimiendo su catálogo de superhéroes hasta el infinito. Y entre todos ellos, pocas han recibido más atención que Kamala Khan, la cuarta Ms. Marvel en la historia de la editorial.

Pero es la primera que no es blanca, sino una adolescente musulmana de origen paquistaní y que vive en Jersey City, un sitio más cercano a Tony Soprano que a Steve Rogers. Por eso, probablemente, es una fan fatal de los Vengadores (hasta escribe fanfics sobre ellos) e idolatara a Carol Danvers, la primera Ms. Marvel que, actualmente, es la Capitán Marvel. Toda la historia de "Ms. Marvel" es realmente curiosa porque su guionista, G. Willow Wilson, se convirtió hace tiempo al Islam, y la editora de Marvel que impulsó la renovación del personaje, Sana Amanat, fue igualmente en su momento una adolescente mususlmana en Nueva Jersey que se sentía dentificada con los X-Men porque ellos tampoco acababan de encajar en ninguna parte. Su creación ha ayudado enormemente a encontrar un nuevo público para los cómics de Marvel y ha ejemplificado, en parte, el mayor interés de una nueva generación de lectoras por estas historietas.

¿Pero qué tiene Kamala para enganchar a tanta gente? Que, en el fondo, es una chica normal. Suficiente tiene con equilibrar las expectativas de su familia, que quiere que sea una joven pakistaní de bien, con lo que significa ser una adolescente en un instituto corriente de Estados Unidos, como para encimar añadir a eso la adquisición inesperada de unos poderes que le permiten cambiar de forma, hacerse más grande o más pequeña a voluntad, y dependiendo de lo que la situación requiera. El primer volumen, sobre todo, tiene un encanto de historia juvenil, de alguien que descubre que tiene un enorme potencial que tiene que aprender a dominar y a aprovechar y, al mismo tiempo, de cotidianidad que se ve muy fomentada por el dibujo de Adrian Alphona, que no sigue los cánones habituales de los cómics de superhéroes.

Además, Kamala entra en la tendencia de Barry Allen y Kara Danvers en televisión de sentirse realmente excitada y entusiasmada por probar sus nuevos poderes, incluso aunque le causen algún que otro problema. Y no deja de ser un poco friki (se comporta un poco como una fangirl alrededor de Lobezno, por ejemplo) y, por eso, resulta entrañable y muy divertida. Eso es lo mejor de "Ms. Marvel", que transmita la sensación de diversión de Kamala cuando derrota a algún villano, y también sus inseguridades siendo nada más que una chica de 16 años relativamente normal. Porque, en realidad, ninguno somos del todo normales, hasta sin tener superpoderes.