29 abril 2016

La burbuja


En los últimos años se ha popularizado la expresión "burbuja de las series" para denominar lo que los críticos estadounidenses bautizaron como Peak TV, ese abrumador Big Bang de ficciones de producción propia hasta de videoconsolas como PlayStation (que es Sony, pero nos entendemos). Pero, durante mucho tiempo, el término "burbuja" se ha referido a las series cuyo futuro no está claro, que lo mismo pueden ser renovadas que canceladas sin demasiados miramientos. Esos títulos "on the bubble" se encuentran en lo más parecido al limbo seriéfilo que podemos imaginar, y su burbuja es una mucho menos "divertida".

Variety publicó recientemente un resumen bastante útil de esas series sobre las que sus cadenas no se han pronunciado aún esta temporada, apuntando incluso cuáles tienen más opciones de regresar el año que viene, pero lo cierto es que nadie sabe nada en estos casos. ¿Quién le habría dicho a CBS en su momento que, si hubiera renovado 'Moonlight', habría coincidido con la explosión vampírica de 'Crepúsculo' y 'True Blood'? Esa cadena, por cierto, tiene pendientes de decisión a casi todas sus series de estreno este año (menos "Angel from hell", cancelada fulminantemente), y da la sensación de que prácticamente todas van a ser renovadas. Al menos, las que se estrenaron en otoño recibieron cierta inyección de optimismo hace unas semanas, cuando el jefe de la cadena, Les Moonves, apuntó que era muy probable que todas volvieran.

Pero, como hemos comentado muchas veces antes, ya no es tan sencillo averiguar qué series serán canceladas y cuáles no. Si sólo tomamos el caso de CBS, dos de sus mejores debuts de la temporada, "Supergirl" y "Limitless", luego han ido perdiendo audiencia hasta quedarse en la burbuja, y con unas cifras bastante más normales, pero parece que la crítica los ve como entretenimientos con potencial para la segunda entrega, lo que puede ayudar a decantar la balanza por el lado de la renovación. Pero también puede ser que CBS considere que tiene estrenos con mayores posibilidades de ser un éxito, y que opte por cancelarlas.

El tema es que se ha vuelto mucho más complicado de lo que ya lo era hacer estas apuestas, por mucho que el Grim Reaper de Twitter crea saberlo todo. Series que pueden tener audiencias poco impresionantes pero sólidas, como "Nashville" en ABC, pueden sobrevivir a otras que ronden sus mismos datos, pero que no parezcan tener un público demasiado fiel, ni que ofrezcan otras oportunidades de rentabilidad fuera de la emisión en directo. Las cadenas se toman su tiempo para decidir los destinos de sus series, a no ser que sean bombazos inmediatos o fracasos inapelables, y tampoco se atreven a arriesgar con sus proyectos nuevos para la próxima temporada. Sólo quedan dos semanas para los upfronts, así que el panorama empezará a estar bastante más movido antes de lo que nos gustaría.

27 abril 2016

Abajo el placer culpable, arriba el lugar feliz


Hay dos términos en inglés que denominan cosas que nos gustan de una manera irracional, para las que no tenemos explicación: guilty pleasure y happy place. El primero hace referencia a algo que nos resulta placentero aunque sea malo, de ahí lo de culpable, y el segundo apunta a algo que nos hace sentir muy bien, que nos transporta a un sitio en el no tenemos preocupaciones durante media hora, o 45 minutos, a nuestro lugar feliz. El primer término, "placer culpable", está utilizándose quizás demasiado. A todo lo que no sean programas del cable premium o la BBC se le adjudica esa descripción, y no es ésa su razón de ser. De hecho, quizás hasta deberíamos dejar de utilizarlo, como se lleva ya un tiempo abogando desde las redes sociales. Si a ti te gusta "I am Cait" no tienes por qué sentirte culpable, y hasta si te da un poco de vergüenza reconocer que los gemelos de las reformas te entretienen un montón (aunque sus programas se parezcan más entre sí que las canciones de los Ramones, que decían los Petersellers), sigue sin ser razón para que te fustigues por ello. Ni estar enganchado a 'Sálvame'.

¿Por qué nos entretienen esos programas que nuestro cerebro nos grita que no deberían gustarnos? Quién lo sabe. La línera que divide el supuesto placer culpable del "lugar feliz" es bastante fina. Y la que separa ese happy place del fandom más obsesivo, todavía más. Cuando se empezó a hablar de este término, se hacía asociado a "Cougar Town" y las alcohólicas y absurdas reuniones de sus personajes en casa de su protagonista (unas reuniones inspiradas, al parecer, por la propia Courtney Cox). De ahí, pasó a "Parks and recreation" y, desde entonces, cada uno podemos tener nuestros personales e intransferibles lugares felices. Hace unos días, en Twitter, Luis F. Mayorgas decía que los suyos este año habían sido "Steven Universe", "The Flash" y "Supergirl", tres opciones que yo comparto también (especialmente la primera y la tercera), y se pueden añadir muchas más.

"Downton Abbey" fue uno de mis mayores lugares felices porque me resultaba divertidísima, y una serie que está empezando a entrar en esa zona es "Faking it", sobre todo cuando le da más cancha a Lauren y Karma y Amy son amigas sin tanto drama. Es curioso que la animación tenga ese poder para auparse enseguida al Olimpo de happy places, porque recuerdo también los grandes ratos que pasaba con "Gravity Falls" y "The legend of Korra". Y si cuando se acabe "The good wife" la echaré de menos no sólo es porque ha sido una gran serie (hasta con este bajón en su recta final), sino porque era un lugar feliz estupendo. Bastaba con que Eli Gold y su hija compartieran plano.

26 abril 2016

Kimmy, la rara avis


"Unbreakable Kimmy Schmidt" era una comedia de network que acabó en Netflix porque ya no encajaba en la parrilla de la NBC. Con toda la temporada grabada y lista para su emisión en midseason, la cadena se dio cuenta de que el optimismo a prueba de bombas, el colorido brillante, las absurdeces y las referencias culturales no cuadraban ya con su estrategia de atrapar a la audiencia con "The Voice" y sucedáneos de "The Blacklist", y optó por verndérsela a Netflix. Allí, la serie fue renovada automáticamente por una segunda temporada y tuvo la posibilidad de sobrevivir mucho más de lo que lo habría hecho en su hogar original, pero eso no quiere decir que no sea también una rareza entre las comedias de la plataforma de streaming.

El humor de Tina Fey y Robert Carlock, sus dos creadores, es mucho más "Saturday Night Live" que "Girls". El ADN de "30 Rock" está por todas partes, sobre todo en la construcción de los episodios acumulando chiste tras chiste, y lo único diferente es que tiene una protagonista central a la que la serie trata un poco mejor que a Liz Lemon. Kimmy hace muchas cosas locas y sin sentido, pero todo acaba saliendo bien, y el enorme entusiasmo de Ellie Kemper se transmite a todas las partes de la comedia. Pero eso también la hace destacar en Netflix. No se parece a ninguna de las otras comedias de producción propia de la plataforma, que oscilan entre la sitcom tradicional, tipo "Madres forzosas" y "The ranch", y la propuesta más de autor e indie, de "Master of none" a "Love". Netflix quiere llegar a todos los públicos que están suscritos a ella, así que ese gran abanico de opciones es bastante comprensible.

Pero sigue resultando curioso que "Unbreakable Kimmy Schmidt", que continúa siendo en el fondo una comedia de NBC en su segunda temporada, destaque tanto entre ellas. No tiene las pretensiones artísticas de "Flaked" ni va tan descaradamente a por los espectadores nostálgicos de los 90 como "Madres forzosas", pero su apuesta por el gag es aún tan rara avis como lo era cuando "30 Rock" estaba en emisión. Kimmy quiere hacerte reír todo lo que puedas, y aunque de vez en cuando cuela alguna crítica a aspectos de actualidad, ése es su principal objetivo. El humor no viene por las situaciones, ni porque los personajes estén atravesando crisis vitales, y es bastante más absurdo que en las series multicámara.

Y no hay ninguna otra comedia que siga su estela en Netflix (en su catálogo de producción propia, queremos decir).

25 abril 2016

La mujer de rojo


ALERTA SPOILERS: Si no habéis visto "The red woman", el arranque de la sexta temporada de "Juego de tronos", o si pensáis que "la mujer roja" es la Pasionaria, en lugar de Melisandre, es mejor que no sigáis leyendo.

Los principios de temporada de  "Juego de tronos", como toda buena serie de HBO, son introductorios. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvimos en ese mundo, y nuestra memoria necesita un recordatorio. No se pueden lanzar las tramas hasta lo más alto sin afianzar primero sus cimientos. Brienne tiene que encontrarse, de nuevo, con Sansa y Theon, tenemos que ver a Arya en su nueva situación en Braavos, ciega y empezando un entrenamiento que parece diseñado para que utilice la Fuerza (o las enseñanzas de Scott Glenn en "Daredevil"), tenemos que asistir a la devastación de Cersei al recibir no a Myrcella desde Dorne, sino su cadáver amortajado, para que cualquier cosa que pase después tenga sentido y peso emocional.

En la sexta entrega de la serie, todo el mundo quería saber qué pasaba con Jon Nieve, pero incluso ahí hay que tomarse su tiempo y no precipitarse, sobre todo porque nos va a ofrecer un vistazo a Melisandre que, hasta ahora, no habíamos tenido. El episodio acaba con una verdadera sorpresa: el hecho de que la sacerdotisa roja, en realidad, siga el legado de esas brujas de los cuentos que se mantenían jóvenes mediante artes mágicas o sacrificios de bebés. En su caso, es ese collar que siempre lleva, y que disfraza que, en realidad, es una anciana débil y marchita, alguien que llega derrotado al Castillo Negro y, allí, aún se hunde más en una sensación de impotencia, de que es ella quien no sabe nada, en realidad.

El sacrificio de Shireen no sirvió para nada en Invernalia, y sus visiones de Jon en las llamas no evitan que el resto de la Guardia de la Noche lo apuñale como si fuera Julio César en los idus de marzo. Melisandre está derrotada, cansada de jugar al juego de las apariencias por el poder, de las maquinaciones en la sombra (y con la Sombra). Todo lo que ella pensaba que era verdadero, como que Stannis era el profetizado Azor Ahai, acaba siendo nada más que cenizas. ¿Cómo va a recuperarse de eso? Da la sensación de que esa responsabilidad va a recaer en Davos, que sería un Lord Comandante de la Guardia de la Noche bastante mejor que Ser Alliser Thorne, si vistiera el negro.

Ese desánimo en Melisandre, esa cura de humildad, se traslada a otros personajes de "Juego de tronos", en un estreno en el que, curiosamente, vemos a las mujeres asumir casi todo el protagonismo de la historia. Los hombres, que suelen ser los principales impulsores de este tipo de historias, están muertos o incapacitados, y son ellas las que han pasado al frente, las que han resistido todos los embates del juego y, ahora, están en posición de mover las piezas por sí mismas. Pero tampoco están en una situación muy boyante. En Poniente nadie puede permitirse el lujo de creer que está a salvo.

24 abril 2016

Preselección de cabeceras

Ya sabéis que, desde hace unos pocos años, uno de los resúmenes clásicos del año es el de las diez mejores secuencias de títulos de crédito. Siempre suele haber unas cuantas bastante notables para cuando llega diciembre, pero a veces, con el paso de los meses, hay otras que llegan muy pronto y que se quedan un poco olvidadas. Así que, para que eso no pasa, y como las tardes de domingo no están para pensar demasiado, vamos con algunas de las cabeceras más interesantes, o mejor conseguidas, que se han visto, de momento, en esos primeros meses de 2016.

"22/11/63"



La adaptación que Hulu ha hecho de la novela de Stephen King, sobre un escritor que viaja atrás en el tiempo, a 1960, para intentar detener el asesinato de Kennedy, se presenta con unas miniaturas que detallan toda la investigación del magnicidio, con esas cuerdas utilizadas para unir todas las piezas del puzzle. Piezas que, por cierto, van cambiando en cada capítulo. La sintonía es, como ocurre en otras producciones de Bad Robot, obra de J.J. Abrams.

"Las crónicas de Shannara"



Los títulos de crédito de "Las crónicas de Shannara" cuentan, en menos de un minuto, la historia pasada de ese mundo ahora habitado por elfos, gnomos y demonios. Nos muestran, a los sones de "Until we go down", de Ruelle, cómo nuestro mundo acaba transformado en esa especie de Tierra Media en versión MTV, que es la cadena que emite la serie.

"El infiltrado"



Uno de los grandes hallazgos de la miniserie "El infiltrado" son sus títulos de crédito, que a veces parecen una versión mucho más elegante de los de una película de James Bond. Mezclan las armas que vende Richard Roper con elementos de su elevado estilo de vida, y la música de Víctor Reyes termina por ser el gran colofón a todo el conjunto.

"Vinyl"



La serie de HBO sobre la escena musical rock del Nueva York de los 70 tiene una cabecera que destaca por esas tomas al detalle de una aguja de tocadiscos recorriendo los surcos de un disco de vinilo. Y por las drogas y las imágenes de archivo. La canción que suena es una versión un poco más acelerada de "Sugar daddy", de Sturgill Simpson.

Música de la semana: Como mañana regresa "El Ministerio del Tiempo" a la programación, vamos a quedarnos con ese bolero de Toña la Negra, "Azul", que casi cierra el último episodio antes del parón.

22 abril 2016

Pobre Martha


Gran parte de la promoción de esta cuarta temporada de "The Americans" la han hecho Holly Taylor y Alison Wright, que interpretan a Paige, la hija mayor de los Jennings, y a Martha, la esposa/herramienta de Clark, una de las múltiples identidades de Philip, y el personaje con el que, tal vez, más sufren los espectadores desde la primera temporada. Ya se ha convertido casi en un cliché que los periodistas, al hablar de ella, lo hagan con un "poor, poor Martha" (como en esta entrevista para Aol.) porque, desde el principio, es la principal víctima de los engaños y las maniobras de Philip para conseguir que espíe para él a sus compañeros del FBI.

Martha pone micrófonos, saca información clasificada de la oficina y, al final, acaba poniéndose a sí misma en la línea de fuego, como si dijéramos, hasta el punto que Philip no puede seguir manteniendo la fachada de Clark durante demasiado tiempo. La tercera temporada de "The Americans" terminaba con un cambio en el status quo no sólo de Paige sino, sobre todo, de Martha que debilita enormemente la tapadera de los Jennings como ciudadanos estadounidenses normales y corrientes. Si Martha empieza a despertar sospechas en la oficina, y Stan y compañía descubren la existencia de un marido clandestino del que no puede hablar, Philip estaría en peligro inminente. Ése es el filo de la navaja sobre el que se mueven prácticamente todos los personajes este año.

Y ese filo de la navaja ha puesto al frente de la historia a Martha. Ha dejado de ser la víctima engañada y ha pasado a ser alguien un poco más complicado. No conoce toda la verdad, pero sabe que algo no está bien, y no sale huyendo. Las telarañas emocionales de "The Americans" son lo más importante de la serie. Se han ido construyendo desde la primera temporada y, poco a poco, en la cuarta están "floreciendo", están ofreciendo unas consecuencias que, incluso aunque sean casi inevitables (como todo lo que le pasa a Nina), no dejan de sorprender al espectador. La serie cuida mucho a todos sus personajes, se preocupa de darles matices y detalles que hagan que nos interese verlos más en pantalla, consiguiendo así que secundarios como Martha o Nina acaban ganando mucho más protagonismo.

Martha, de todos modos, puede haber evolucionado y puede estar dejándose arrastrar por el lado oscuro de su relación con "Clark", pero seguimos sufriendo mucho por ella. El "pobre Martha" sigue revoloteando a su alrededor.

21 abril 2016

Cat Grant es la jefa


Es curioso, a veces, ver la experiencia profesional previa de los responsables de algunas series. En el caso de "Supergirl", uno de sus creadores, Andrew Kreisberg, había alternado dramas con toques cómicos, como "Boston Legal" y "Eli Stone", con series animadas de superhéroes (y "The Clone Wars"), "Fringe" y "Warehouse 13" antes de recalar en el Berlantiverso superheroico de DC/Warner. Mientras tanto, su showrunner, Ali Adler, tenía una amplia experiencia en sitcoms de media hora y en series de género como "Chuck" y "No ordinary family" antes de acabar en "Glee" y co-creando "The new normal" con Ryan Murphy. Hay más guionistas involucrados en la serie, pero los currículum de sus dos principales responsables ya dan un poco una idea de por qué hay cosas en "Supergirl" que funcionan muy bien, y otras que todavía necesitan mejorar. La entrevista que el podcast The Writers Panel le hace a Adler es muy interesante porque permite ver los cimientos de la serie y, sobre todo, ayuda a que entendamos mejor por qué Cat Grant casi le roba el protagonismo a Kara Danvers.

Decimos "casi" porque lo mejor que le pudo pasar a "Supergirl" fue fichar a Melissa Benoist como protagonista, pero es indudable que es Cat el verdadero personaje revelación. O deberíamos decir que es la relación de Cat con Kara lo que ha ayudado a sacar a flote los episodios más flojos de la primera temporada. No es extraño que hayan salido shippers de estas dos mujeres (aunque también es verdad que esos fans necesitan muy poco para shippear a una pareja) porque la serie se ha tomado su dinámica como una parte fundamental. Adler decía, en la entrevista antes mencionada, que "Supergirl" es un drama familiar, una comedia en una oficina y una serie de superhéroes en un único envoltorio, y es curioso que los tres secundarios que mejor han funcionado en la temporada (Alex, Hank y Cat) estén más encuadrados en los dos primeros apartados. La relación paternofilial que ha ido desarrollándose entre Hank Henshaw y las hermanas Danvers ha sido interesante, pero es verdad que Calista Flockhart y su retrato de Cat Grant era difícil de batir.

Se notaba que la actriz estaba disfrutando enormemente con los one-liners de Cat, con su falta de paciencia con sus empleados y con su seguridad de que está en la cima porque ha trabajado muy duro por ello y lo merece, pero también le ha conferido cierto aire vulnerable, más humano, conforme la veíamos interactuar más tanto con Kara como con su alter ego superheroico. Los guionistas han mimado a Cat no sólo dándole las mejores frases, sino llevándola un poco más allá del arquetipo de Miranda Priestley, o Katharine Parker, permitiendo que veamos cómo decide asumir el rol de mentora para Kara. Es su Jack Donaghy, por utilizar una comparación más seriéfila, y ambas están desarrollando una amistad muy del estilo del propio Donaghy y Liz Lemon. Cat y CatCo representan para Kara un ancla, una constante a la que agarrarse si su vida superheroica se vuelve demasiado loca. Y para "Supergirl" es igualmente importante. Casi el momento del final al que la serie más relevancia es a ese "momento del final de Armas de Mujer" de Kara.

Si "Supergirl" ha podido sostener una temporada llena de altibajos, ha sido gracias al personaje de Calista Flockhart y al enorme entusiasmo transmitido por Melissa Benoist. "The Flash" aguantó también sus primeros capítulos por la energía de Grant Gustin, y las piezas para que haya una segunda temporada más cohesionada, si CBS se la concede, están ahí. Ya merecerá la pena sólo por ver cómo evoluciona la relación entre Cat y Kara, ahora que sus posiciones laborales son un poco distintas, y por comprobar cómo Adler y compañía siguen explorando la relación fraternal entre Kara y Alex Danvers. Son los viajes de sus personajes, y su sentido del humor, lo que le ha dado su personalidad a "Supergirl", más que la acción o el nivel de sus villanos (uno de sus puntos débiles más claros), y lo que hará que se la eche mucho de menos si, al final, no sobrevive a esta temporada. CBS no puede quedarse sin Cat Grant.

20 abril 2016

Las mujeres muertas


Desde que "Los 100" mató a un prominente personaje secundario a principios de marzo, un personaje que había ganado un importante seguimiento en redes sociales por lo que representaba, la televisión estadounidense ha entrado en una peculiar dinámica en el último mes, o así. Primero, hubo una racha de personajes lésbicos que morían (de una manera mejor o peor llevada) y, en las últimas dos semanas, ha habido varias series que han optado por matar (o despedir) a sus co-protagonistas femeninas. No estamos hablando de cierta ejecución en "The Americans" (de un personaje secundario en una situación en la que no era una sorpresa que eso pasara) o incluso de una muerte que ha dolido especialmente a los fans de "Arrow", sino de personajes que llevaban el peso de la trama por igual con sus protagonistas masculinos, hasta el punto de que la serie giraba en torno a la relación entre los dos.

(Es muy difícil hablar de este tema sin dar spoilers de las dos series que han optado por estos caminos, así que vosotros veréis si queréis seguir leyendo.)

La crítica de televisión de Variety, Maureen Ryan, apuntaba que esta primavera estaba siendo una de las épocas más raras que había vivido como "plumilla" televisiva, y no le falta parte de razón. Que una serie mate a su co-protagonista femenina puede ser noticiable dentro de su mundo y de sus fans, pero poco más. Que lo haga otra, ya es una coincidencia curiosa. Que, de repente, se sume una tercera parece estar indicando un patrón. Y estos patrones no son rarezas en la televisión estadounidense. Hace algunos años, por ejemplo, unas cuantas series decidieron acabar sus temporadas haciendo que algunos de sus protagonistas sufrieran tumores cerebrales ("Anatomía de Grey" y "Bones" son las que me vienen ahora a la cabeza), y en otra ocasión, lo que se llevó fue dar saltos temporales de varios años para refrescar tramas. Ahora bien, hay que tener en cuenta que los casos de esta tres series son distintos, del mismo modo que todos esos títulos que cayeron en el "síndrome de la lesbiana muerta" tampoco son iguales.

La primera que cayó en la trampa fue "Sleepy Hollow", que cerró su tercera temporada haciendo que Abbie Mills se sacrificara por su compañero, Ichabod Crane. La serie estaba construida, desde la primera temporada, sobre la relación entre Ichabod, un hombre del siglo XVIII con los valores de los ilustrados de la Guerra de Independencia estadounidense, y Abbie, una mujer policía del siglo XXI. Sin embargo, el título empezó a perder el rumbo creativo en la segunda temporada y, por lo que parece, Nicole Beharie llevaba ya un tiempo negociando con los productores su salida. FOX aún no ha confirmado qué futuro tiene "Sleepy Hollow", con sus escasas audiencias y su casi nula visibilidad en los medios. Sin Abbie, a la serie le falta un pilar fundamental.

Después, le llegó el turno a "The Blacklist", que aparentemente mató a su co-protagonista, Elizabeth Keen, provocándole complicaciones en el parto de su hijo con Tom Keen. Megan Boone, su actriz, está embarazada en la vida real, así que no sería nada raro que la serie se hubiera marcado un "Prison Break" y la terminara trayéndola de vuelta más adelante, por mucho que algunos actores de la ficción se despidieran de ella en las redes sociales. Giros de guión más traídos por los pelos hemos visto en "The Blacklist". Y luego tenemos la que ha terminado por incendiar internet, "Castle", que ha decidido que, si es renovada por una novena temporada, no seguirá contando en ella con Stana Katic (Kate Beckett).

Aquí se mezclan negociaciones para renovar la serie a un precio mucho más reducido con una supuesta mala relación entre Katic y Nathan Fillion, el otro protagonista, y el resultado es la extraña decisión de continuar una serie basada en la dinámica romántica entre ambos personajes sólo con uno de ellos. Aún no sabemos cómo va a despedir "Castle" a Beckett (y a Lanie Parish, la forense), ni si ABC acabara renovando la serie (es lo más probable), pero la tendencia está clara. Incluso aunque los casos de las tres series sean distintos, se han juntado en un momento en el que ya había habido varias muertes de personajes femeninos importantes en otros títulos, y se ha acabado creando un panorama extraño.

No busquemos, de todos modos, teorías conspiratorias. Es cierto que la composición de las salas de guionistas y quiénes son los jefes en las series acaban determinando muchas veces qué personajes tienen más probabilidades de morir que otros, pero no hay una "mano negra" que ha decidido que hay que liquidar a las co-protagonistas femeninas para dejar a los hombres solos al frente. Lo que sí ha habido es una serie de coincidencias lo bastante curiosas como para que se acabe hablando de ellas.

¿Y cuántos más pensáis que, en realidad, Laurel y Liz Keen acabarán volviendo?

19 abril 2016

El primer clon


ALERTA SPOILERS: No sigáis leyendo si no habéis visto el arranque de la cuarta temporada de "Orphan Black". Que estará disponible, completa, en junio en Netflix España.

Durante la tercera temporada de "Orphan Black", una de las quejas más habituales de los críticos estadounidenses es que su mitología se estaba volviendo descontrolada y demasiado compleja. Los clones del proyecto Castor y los experimentos de su responsable, la búsqueda del original, los intentos de Delphine por averiguar qué estaba pasando en Dyad, lo proleteanos... Había muchos frentes abiertos y, a veces, se diluía lo que siempre había sido el centro de la serie: los lazos que se habían formado entre Sarah, Alison y Cosima (y Helena) y cómo las tres peleaban no sólo por saber quiénes eran, sino por ser independientes.

El final de la tercera temporada, sin embargo, pareció ser consciente de que la situación estaba a punto de írseles de las manos a sus responsables (un poco como "Alias" en sus últimas temporadas)  y volvía a lo básico, a los elementos con los que "Orphan Black" había iniciado su andadura sorprendiendo a todo el mundo. Y ese regreso al principio se mantiene, y hasta se refuerza, en el inicio de la cuarta temporada. Porque los nuevos capítulos empiezan siguiendo a Beth Childs en los días antes de que su suicidio, enfrente de Sarah Manning, ponga en movimiento todos los eventos de la serie. Es un vistazo al clon que lo inició todo, pero del que sólo sabíamos lo que Art había contado y lo que Sarah había descubierto haciéndose pasar por ella, y este "The collapse of nature" nos permite ver la pesada carga que soportaba sobre sus hombros.

Beth es elegida por otro clon, la misteriosa M.K., para recibir información sobre el proyecto Leda y sobre la Neolución, ese movimiento que aboga por la evolución dirigida por el individuo, pero que parece tener una agenda oculta bastante más siniestra. Y mientras va tirando del hilo, movida por su instinto de policía y por su necesidad de saber quién es, y por qué la crearon, su vida se va tambaleando cada vez más. La Beth que conocemos en este primer episodio es el nexo de unión entre Alison y Cosima, casi su hermana mayor, pero tiene serias dificultades para asumir que, en realidad, toda su vida hasta ese punto no ha sido más que un experimento científico. Para Leekie y sus secuaces, ellas no son más que sujetos (ya vimos en la primera temporada que las habían patentado y todo), y la sensación de no saber quién es, y de que el secreto de su naturaleza es demasiado grande (y demasiado increíble) como para compartirlo con alguien, erosiona poco a poco a Beth.

La decisión de empezar la cuarta temporada echando una mirada al pasado, al principio, no sólo recalibra las tramas de "Orphan Black" sino que, al mismo tiempo, da la sensación de que todo lo que Sarah está haciendo lo hace, un poco, por Beth. Su desafío a Dyad y la Neolución, su búsqueda incesante de la verdad y sus esfuerzos porque todos dejen al Club de los Clones en paz son una manera de honrar la memoria de la primera clon que conocimos, la que no pudo soportar la enormidad de la lucha, el terremoto que saber su naturaleza causó en su vida. M.K. sabe muchas cosas que Sarah y las demás desconocen, y toda ayuda va a ser pequeña ante los despiadados métodos de los neolucionistas. Y no, Alison y Donnie aún no tienen su propia sitcom.

18 abril 2016

La Ciudad de la Luz, la Tierra de la Noche


ALERTA SPOILERS: Huid si aún no habéis visto "Nevermore", el episodio de la semana pasada de "Los 100", ni os suena de nada ALIE.

En la ciencia ficción televisiva, tener algo así como una aparición en forma de mujer que viste de rojo, a la que sólo unas pocas personas pueden ver, y que se dedica a decirles a esas personas qué deben hacer para cumplir su misteriosa agenda remite inevitablemente a la cylon Seis en "Battlestar Galactica", y en concreto, a la versión que Gaius Baltar veía en su cabeza. La primera aparición de ALIE en "Los 100", justo en el último capítulo de la segunda temporada, tenía que remitir a ese personaje incluso aunque Erica Cerra mida doce centímetros menos que Tricia Helfer y sea morena, y con menos pinta de supermodelo. ¿Un ente robótico con la capacidad de que Jaha, en sus delirios proféticos, la siga en todo? Las comparaciones eran inevitables.

La tercera temporada de la serie de The CW ha tardado en adentrarse por el camino de la Ciudad de la Luz, más interesada inicialmente en profundizar en el retrato de los terrícolas y sus complicadas alianzas y en mostrar cómo la gente de Arkadia podía confiar en un líder cuyo único plan para su supervivencia era eliminar a todo el que se les interpusiera en el camino. Esa ampliación de su mundo ha hecho que se vieran resentidos algunos de los pilares fundacionales de la serie: las tramas han ido demasiado aceleradas y había, además, demasiados hilos argumentales que seguir en cada episodio para que todos pudieran tener la fuerza y el interés necesarios. La evolución de Bellamy o la muy controvertida muerte de Lexa han sufrido justo por eso, pero ésta última ha tenido, al menos, un propósito muy claro en el gran plan de la temporada. Empezaba a conectar la historia de los terrícolas con el pasado de Skaikru y, sobre todo, con ALIE y con el evento original de "Los 100", ese holocausto nuclear que obligó a parte de la población a refugiarse en el espacio.

La reencarnación tecnológica de los comandantes terrícolas y los intentos de ALIE de encontrar a su versión 2.0 han confluido para dar al tramo final de la temporada una urgencia que hacía mucha falta. La conversión de los habitantes de Arkadia en algo sacado de "La invasión de los ultracuerpos" resulta, al menos, inquietante, y ha servido para que "Los 100" explorara un poco mejor a uno de sus mejores personajes desde el inicio, Raven. Con ella, que tiene una pierna paralizada y sufre un dolor constante, que le costó mucho superar la muerte de Finn a manos de Clarke y que se pregunta constantemente cuál es su valía si, físicamente, no está en plenas facultades, entendemos mejor el atractivo de la Ciudad de la Luz. Cada chip que Jaha reparte provoca un estado artificial de paz que no se diferencia tanto de una droga, y que engancha del mismo modo. Ya no sientes dolor, estás en otro plano de existencia... O estás muerto, o en pleno viaje de LSD, y para Raven es muy tentador dejar de lado sus preocupaciones, sus cargas emocionales, hasta sabiendo que el precio a pagar es su memoria.

Lo que ALIE pretende es salvar a la humanidad destruyéndola. Ya lo intentó lanzando los misiles nucleares sobre la Tierra, y ahora lo va a intentar atrayéndola a esa Ciudad donde el cuerpo físico no es lo importante. Es una amenaza muy de ciencia ficción y que, y aquí está lo interesante, es igual de peligrosa para la gente del Arca y para los terrícolas. De repente, las maniobras de la Nación del Hielo por colocar a una de los suyos como comandante se ven como algo nimio; si ALIE se hace con esa otra versión suya que durante generaciones se ha fusionado con la conciencia de los comandantes, no habrá nada por lo que pelear. Por todo esto, "Nevermore", el capítulo en el que nos quedamos con los personajes principales de "Los 100" desde el principio, y con la carrera contrarreloj por salvar a Raven, es un importante punto de inflexión.

Bellamy y Clarke necesitan que alguien les recuerde el camino de muerte que dejan a su paso, Octavia necesita darse cuenta de que, como le dice Monty, ella no pertenece a los Skaikru ni a los terrícolas, sino a esos cien originales, y todos tienen que darse cuenta que, si quieren de verdad sobrevivir, tienen que hacerlo juntos. El título del episodio, "Nevermore", y la lectura de Raven del poema "El cuervo", de Edgar Allan Poe, un par de episodios antes, presentan el dilema sobre el que apunta que van a construirse estos últimos episodios: ante el dolor y la pena extrema, ¿es preferible olvidar y dejarlo todo atrás, como propone ALIE, o recordar y sacar fuerza de esa memoria? John Locke sostenía que la memoria nos convertía en quienes somos, nos da nuestra identidad. No es difícil adivinar por qué el plan de ALIE es erróneo.

17 abril 2016

Casi famosos (LIX)

Hace tiempo que no hacíamos un repaso por los rincones más recónditos de las páginas de IMDB de algunos de los actores televisivos más conocidos actualmente. Y es un pasatiempo que a veces deja cosas realmente sorprendentes o, simplemente, simpáticas, como éstas.

Jeffrey Dean Morgan no es ningún novato en esto de la interpretación, y mucho menos en televisión. El gran público igual lo descubrió en "Watchmen", aunque fue "Anatomía de Grey" su gran lanzamiento como el paciente del que se enamora Izzie, y este año se ha hecho con el papel de Negan, ese villanísimo con el que "The Walking Dead" ha estado jugando toda la sexta temporada. Dean Morgan ha sido el padre de los Winchester en "Sobrenatural" y el marido fallecido de Nancy Botwin en "Weeds", ademásde volver loquita a Alicia en "The good wife", pero la foto de arriba corresponde a la etapa de su carrera en la que hacía muchos episódicos en series como "JAG, alerta roja". De hecho, hizo dos personajes en esa serie: un tripulante de un submarino en 1995 y, años después, un agente de la CIA.

"El infiltrado" ha sido la mejor carta de presentación para Elizabeth Debicki, joven actriz que, en su corta carrera, ha conseguido colarse en proyectos de bastante envergadura (tanto como su 1,90 de altura). Para las revistas, empezó a llamar la atención en "Operación U.N.C.L.E.", en un año en el que también se la vio en el "Macbeth"con Michael Fassbender y en "Everest", pero donde se puede decir que comenzó a destacar para Hollywood fue en "El gran Gastby", de Baz Luhrmann. Su próximo trabajo va a ser "Guardianes de la galaxia 2", así que va directa a lo más alto.

Otro joven actor para el que la televisión va a ser su mejor trampolín es Frank Dillane,  Nick en "Fear the Walking Dead". Su padre es el también actor Stephen Dillane (Stannis en "Juego de tronos") y su carrera es todavía bastante corta. Aparte de un par de películas con su padre, Dillane consiguió colarse en "Harry Potter y el misterio del príncipe", donde daba vida a un Tom Ryddle adolescente y en camino a convertirse en Lord Voldemort. El año pasado se le pudo ver brevemente en "Sense8" y en "En el corazón del mar", de Ron Howard.

Calista Flockhart ya no necesita presentación. Ya antes de recalar en "Supergirl", había compartido pantalla durante cinco temporadas con Sally Field, Matthew Rhys o Rachel Griffiths en "Cinco hermanos" y, a mediados de los 90, se había convertido en toda una estrella gracias a "Ally McBeal". Aunque había hecho alguna que otra película, fue esa serie de David E. Kelley la que la sacó del teatro neoyorquino, donde se había hecho un nombre en obras como "El zoo de cristal", de Tennessee Williams, que fue su debut en Broadway en 1994. Diez años más tarde, la obra volvería a representarse con un reparto formado por Jessica Lange, Sarah Paulson, Josh Lucas y Christian Slater.

Y ya que estábamos en el teatro y hemos mencionado "El infiltrado" y "Supergirl", vamos a acabar con el punto de contacto entre esos tres temas: David Harewood. Este actor británico se hizo famoso en "Homeland", pero ya tenía una larga carrera a sus espaldas, una que incluía papeles en multitud de series inglesas, en una miniserie sobre Nelson Mandela y el hecho de ser el primer actor negro en interpretar a "Othello" en el National Theatre londinense... en 1997.

Música de la semana: "The Americans" es, probablemente, una de las series que mejor sabe utilizar las canciones de la época en la que se ambienta, la primera mitad de la década de los 80. Después de hacer que cambiara nuestra concepción de temas de Fleetwood Mac, Roberta Flack o Soft Cell, esta semana le ha tocado el turno a aquel dueto entre Queen y David Bowie, "Under pressure".

14 abril 2016

Tócala otra vez, Buffy


Hay dos capítulos de "Buffy, la cazavampiros" que concentran buena parte de los escritos que ha habido sobre la serie desde su final, en 2003. Uno es "The body", de la quinta temporada, que enfrenta a Buffy, de la manera más austera imaginable, con la muerte de su madre, y el otro es "Once more, with feeling", el episodio musical de la sexta entrega, un capítulo del que se han hecho representaciones en institutos y grupos de teatro locales de todo Estados Unidos, cuya versión sing-along ha cerrado durante muchos años la Comic-Con de San Diego y que hasta tuvo un pase especial en la última Muestra Syfy. No era la primera vez que una serie dedicaba un capítulo entero a un musical con canciones escritas especialmente para la ocasión ("Xena, la princesa guerrera" lo había hecho en 1998), pero este "Once more, with feeling" es el que ha acabado convertido un poco en el estándar para otros intentos similares.

La razón no sólo está en que hay unos cuantos guionistas y showrunners actuales que fueron en su momento muy fans de "Buffy" (o que, directamente, trabajaron en ella), sino que el episodio no es una digresión divertida, un pequeño divertimento en medio de la temporada para tomarse un respiro de todo lo que se había contado hasta ese momento, sino que sirve como culminación de unas cuantas líneas argumentales: los problemas en la relación entre Tara y Willow, las dudas de Xander y Anya ante su boda y, sobre todo, lo difícil que resulta para Buffy adaptarse de nuevo no ya tanto a su vida normal después del final de la quinta temporada, sino a la vida, simplemente. Gran parte de las canciones hacen referencia a esa sensación de que no está realmente viva, de que le falta algo, y de que ninguno de sus amigos puede comprenderlo porque ninguno ha pasado por el mismo trance que ella.

La reemisión diaria que Syfy está haciendo en España de la serie está permitiendo que quienes la vimos en su momento (cuando eran Canal+ y La 2 quienes se repartían su programación) recordemos por qué nos gustaba en su momento y por qué había en 2012 más de 200 escritos académicos sobre ella, sólo en Estados Unidos. La metáfora de los demonios y los vampiros de lo que es la adolescencia y el consiguiente paso a la edad adulta ya ha sido muy comentada desde 1997, cuando The WB la estrenó, pero es cierto que es la característica más destacable, sobre todo vista una vez que hace tiempo que estás en esa edad adulta. "The body", por ejemplo, duele un poco más. Pero, al mismo tiempo, se nota que "Buffy, la cazavampiros" era realmente divertida, y que aunque sus responsables se tomaran en serio a sus personajes y sus evoluciones, nunca pretendían que la serie fuera algo más de lo que era.

"Once more, with feeling" no es, probablemente, el mejor capítulo de "Buffy", pero es uno que representa bastante bien lo que era. En su centro está la evolución como persona de su heroína, busca ingeniosas (y mucho menos sutiles de lo que parece) maneras para dejar claro que la relación entre Tara y Willow no era platónica (en una cadena que se resistía a que se besaran más de una vez por temporada), muestra la sensación de Dawn de que nadie la toma en serio, y recupera running gags como el miedo de Anya a los conejos. Es sencillo ver por qué es un episodio especial para los fans, más allá de que sea musical, y su mezcla entre seriedad y levedad (y tontuna) es justo la receta de toda la serie.

13 abril 2016

El día del beso


Parece que hay días mundiales, nacionales e internacionales para todo, ¿no? Hoy, por ejemplo, es el Día Internacional del Beso, y es inevitable que surjan las listas de los mejores besos del cine, o de la televisión, o los besos más históricos, o más románticos, lo que se os ocurra. Los besos pueden ser una culminación muy relevante de años y años de tensión sexual no resuelta, o representar un momento emocional o, incluso, reflejar una realidad social que la sociedad no está acostumbrada a ver televisada para todo el país. Ya hemos comentado en otras ocasiones que las series, en este caso, no se producen en una burbuja y que las circunstancias sociales de su época las permean de un modo u otro, y la utilización de algunos besos entra de lleno en ese comentario social que puede hacerse, incluso de una manera no premeditada.

Las fotos de arriba representan 48 años de historia de la ficción estadounidense. La de la izquierda corresponde a "Star Trek" y al primer beso interracial de la televisión de ese país, en 1968, un beso que tiene lugar porque tanto Uhura como Kirk están siendo controlados telepáticamente por una malvada raza alienígena. La foto de la derecha corresponde a "Supergirl" y culmina la tensión romántica entre Kara y James Olsen sin que haya manipulación mental de por medio (más o menos). No es un momento importante para la serie (más allá de esa culminación), y aunque ya casi nadie vaya escandalizarse por ver a un hombre negro besar a una mujer blanca, sigue siendo una visión poco habitual. Un artículo de The Guardian sobre el verdadero primer beso interracial de la televisión (en una obra teatral filmada, emitida en el Reino Unido en 1962) explicaba justo lo raro que es ver algo así en las series actuales, referido a una pareja entre una persona blanca y la otra, negra.

Los besos de ficción pueden ayudar enormemente a visibilizar y normalizar comportamientos. Cuando Ellen DeGeneres besó a Laura Dern en "Ellen", en 1997, no era el primer beso lésbico de la televisión estadounidense (ese honor le correspondió, seis años antes, a "La ley de Los Ángeles"), pero fue probablemente el que provocó una reacción más enconada y controvertida. Cuando Piper y Alex se besan en la ducha en el piloto de "Orange is the new black", más una década después, a nadie le parece ya un escándalo. Se comprende que "Modern family" fuera muy criticada porque Mitchell y Cameron nunca se besaran, pese a ser una pareja ya muy asentada a la que veíamos en la intimidad de su hogar, y se entiende la larga lista de artículos que fomentó aquel beso entre Jack y Ethan en "Dawson crece".

En el mundo real hay parejas interraciales, del mismo sexo, y mostrarlas en pantalla no sólo ayuda a que la sociedad mayoritaria las acepte, sino a que llegue un momento en el que a nadie le parezca algo extraño. Un beso en la televisión española como el de Maca y Rizos en "Vis a vis" permite ir dando pasos hacia una normalización y una mayor aceptación de esas parejas que son tan normales como las de un hombre y una mujer blancos. Puede no ser más que un beso en la serie, pero para los espectadores (que forman parte de una sociedad que tiene sus prejuicios y sus comportamientos discriminatorios) puede representar un momento significativo.

12 abril 2016

La rabia del espía


"El infiltrado" ha sido una de las pequeñas sorpresas del primer semestre del año, especialmente en el Reino Unido. Allí, su emisión en BBC llegó a congregar a ocho millones de espectadores en el penúltimo capítulo y, casi enseguida, comenzaron a circular rumores y especulaciones de que podría haber una segunda temporada. La adaptación de la novela de John Le Carré del mismo título está concebida como miniserie, pero seguro que algún que otro ejecutivo se ha permitido pensar en maneras de continuar con la "marca", si no con la historia. Al fin y al cabo, la misión de Jonathan Pine se cierra en el sexto y último episodio, ¿pero quién dice que no podríamos seguir viendo otros trabajos de Angela Burr (siempre colaborando con Joel Steadman, a ser posible?

"The Night Manager" (que en AMC Estados Unidos se estrena el próximo martes) era un proyecto con cierto pedigrí que, sin embargo, tenía también sus riesgos. Los nombres de Tom Hiddleston y Hugh Laurie ayudaban a vender el producto, pero es verdad que se nota mucho que, como han comentado todos los implicados, está estructurada como una historia continuada de seis horas y, por lo tanto, está un poco dividida en dos mitades. La primera comprende los tres primeros episodios y nos muestra, primero, quién es Jonathan Pine; después, quién es Richard Roper y, por último, cómo se organiza la operación para que Pine se infiltre en el negocio clandestino de tráfico de armas de Roper.

En la segunda mitad, una vez que ya conocemos a los principales involucrados y el mundo en el que se mueven, la trama avanza sin descanso hasta un final lleno de tensión y en el que se libera toda la rabia y la indignación que han ido impulsando tanto a Pine como, sobre todo, a Burr. Porque "El infiltrado" está construida sobre un tremendo cabreo, sobre el enfado ético y moral ante las actividades de un tipo al que le parece de lo más normal aprovechar una oportunidad de mercado, que es vender armas a, básicamente, señores de la guerra que se dedican a agitar el polvorín de Oriente Medio, y que trata sus negocios de la misma manera que si estuviera vendiendo de verdad maquinaria agrícola. Los intentos de Stringer Bell en "The Wire" de vender más droga en las esquinas de Baltimore aplicando tácticas de marketing empresarial podían suscitar alguna que otra risa; que Roper haga lo mismo con bombas de racimo, que considere la guerra un deporte con espectadores, no tiene maldita la gracia.

La escena de la demostración del arsenal a la venta deja bien claro qué motiva a "El infiltrado", que es lo mismo que motiva a muchos espías de John Le Carré. Todos tienen un cierto sentido de la moralidad, de lo que es correcto, de lo que se debe y no se debe hacer. El panorama al que se enfrentan Pine y Burr está corrupto y podrido, pero ellos no dejan de intentar cambiarlo, aunque sea mínimamente. Hay una rabia en su interior que no les permite detenerse.

11 abril 2016

¿Se puede cambiar la Historia?


"El tiempo es el que es". Es casi lo primero que Salvador le dice a Julián cuando le explica el funcionamiento de "El Ministerio del Tiempo": su misión es preservar la Historia. Sin embargo, lo más habitual es que los viajeros temporales busquen exactamente lo contrario; cambiar algo en el pasado para que su presente sea mejor. Es lo que pretendían los terroristas de "Continuum", es la razón por la que viaja a 1960 el protagonista de "22/11/63", y es la misión que Claire decide asumir cuando Jaime y ella se ven forzados a huir a Francia, en el principio de la segunda temporada de "Outlander". Cuando ella, una mujer de 1945, aparece de repente en 1743, sabe que los highlanders escoceses que la rodean serán derrotados y humillados por el ejército británico dos años más tarde, en una batalla de Culloden que certificó el final de su cultura.

¿Pueden sus conocimientos del futuro y su amor por Jaime obrar el milagro y cambiar la Historia? Aquí no hay consideraciones históricas, valga la redundancia, ni éticas. Claire se mueve un poco como si fuera Lola Mendieta; ve algo que le parece injusto e intenta evitarlo. ¿Pero sufrirá las consecuencias que sufre James Franco cada vez que se acerca a un evento que podría ayudarle a impedir el asesinato de Kennedy? ¿Contraatacará el pasado? ¿Se resiste la Historia a ser alterada? El primer episodio de la segunda temporada de "Outlander" ofrece una pista al respecto (que no vamos a desvelar), una pista que, en realidad, no es lo que más le interesa a la serie. No es lo que constituye su centro, su corazón.

Diana Gabaldon explicaba en su momento que, cuando escribió "Forastera", el primer libro de la saga en la que se basa "Outlander", su editor le propuso una elección: podían publicarlo como ciencia ficción, y vender 5.000 copias, o hacerlo como novela romántica y vender cinco millones. El resto es historia, que se suele decir, pero la verdad es que, aunque sea la relación entre Jaime y Claire lo que ocupe la mayor parte de la atención, es la propia evolución de su protagonista femenina lo importante. Y en esa evolución entra en juego su condición de mujer del siglo XX (incluso aunque sea aún la primera mitad del siglo) en unos entornos del siglo XVIII que están dominados por códigos que le son totalmente extraños.

Va a ser más interesante ver cómo Jaime, Claire y Murtagh se manejan en las intrigas a media voz y las indirectas de la aristocracia francesa de la época que si, realmente, tienen la capacidad de cambiar la Historia de Escocia. Porque no nos engañemos, todos nos imaginamos cómo va a acabar esa pretensión. Sin embargo, lo que los personajes sí pueden alterar es su historia personal, su propio camino como personas. Claire todavía la alianza de su matrimonio con Frank, pero es por Jaime por qquien está haciendo todas estas cposas, por quien emprende esta nueva aventura en Francia. El plano personal es donde está el interés en "Outlander".

10 abril 2016

Los ídolos caídos del Juicio del Siglo


Un mes antes de que FX estrenara "The people vs O.J. Simpson", The Hollywood Reporter publicaba un reportaje que contaba cómo el libro "The run of his life", de Jeffrey Toobin, había acabado en manos de dos guionistas como Larry Karaszewski y Scott Alexander, más dedicados al cine que a la tele, y cómo el proyecto había pasado de FOX a FX en cuanto Ryan Murphy entró como productor, utilizándolo como el primer paso bajo el paraguas de su pseudo spin off criminal de "American Horror Story". También adelantaba las razones por las que todos los implicados habían querido ponerlo en pie: trataba un caso de hacía más de veinte años, pero los temas que tocaba están más vigentes en la actualidad que nunca.

El tono de las críticas que Hillary Clinton recibe en su campaña en las primarias del partido demócrata y los casos de Trayvon Martin, en Florida, o Michael Brown, en Ferguson demuestran que el sexismo con el que se trata a mujeres en puestos relevantes y que los comportamientos racistas en las fuerzas policiales no son cosa del pasado en la sociedad estadounidense. El crisol del juicio de O.J. Simpson permite a la serie, con la ventaja que da el paso del tiempo, explorar cómo todos esos temas confluyeron en el veredicto final, cómo se empezaron a dar los primeros pasos de la cultura (u obsesión) de las celebrities y de la búsqueda del sensacionalismo más rápido y barato para rellenar 24 horas de programación de "noticias" (y para llamar más la atención que los competidores). "The people vs O.J. Simpson" utiliza algunos planos y zooms radicales para puntualizar el dramatismo o la importancia de ciertos momentos (como la prueba de los guantes), pero su principal virtud es, precisamente, huir del morbo. Lo que la mueve es explorar todos los puntos que hicieron del caso de O.J. lo que fue y, sobre todo, contextualizarlo en un instante de la historia reciente estadounidense que no sólo influyó en la resolución del caso, sino que sus ramificaciones se notan todavía en la actualidad.

Ha conseguido volver a atrapar al público con un asunto que se pensaba que estaba más que analizado, contado y discutido (como explica la serie al final, sólo el juez Ito no escribió un libro sobre su experiencia en el Juicio del Siglo), y lo ha hecho mostrando lo que se movía entre bambalinas, las motivaciones de todos los involucrados y, especialmente, humanizando a personajes que, para millones de estadounidenses, al cabo de un año de juicio televisado casi se habían convertido justo en eso, en personajes de un drama en lugar de ser personas reales que se estaban desenvolviendo en un hecho real. "The people vs O.J. Simpson" muestra que los métodos de Johnnie Cochran podían ser cuestionables, pero que su lucha por denunciar el trato discriminatorio de la policía hacia los hombres negros era verdadera, o nos enseña que Marcia Clark fue criticada salvajemente en los medios sólo por ser una mujer más que eficaz en su trabajo. De hecho Clark y Chris Darden acaban siendo un poco las dos figuras más reivindicadas y los "héroes" de toda la historia. El estupendo retrato que hacen Sarah Paulson y Sterling K. Brown de ellos (y la química que despliegan) ayuda a que los veamos, en cierta medida, como dos personas que se ven, de repente, luchando contra todos los elementos por conseguir lo que ellos ven como correcto, que acaban solos y prácticamente presentados como "villanos" en toda la historia.

De hecho, se puede argumentar que la serie se inclina por mostrar que O.J. Simpson era culpable, sobre todo, a través de su otro gran hallazgo, Robert Kardashian. Su intérprete, David Schwimmer, contaba que Kris Jenner, ex mujer de Kardashian, le había contado cómo era él y que, cuando se anunció el veredicto, sólo viendo su expresión incrédula, ella sabía que Robert no estaba seguro de que The Juice, su amigo de años, fuera inocente. Kardashian se transforma, de algún modo, en el corazón de la serie, en su verdadera figura trágica. Su sentido de la lealtad y de la amistad se ve tremendamente puesto a prueba con todas las revelaciones que se hacen en el juicio, y esa mirada que comparte con Clark cuando acaba todo es bastante reveladora.

Al final, lo que "The people vs O.J. Simpson" acaba mostrando es una colección de ídolos caídos. El Juicio del Siglo fue tratado más como un entretenimiento que como un juicio real por un doble asesinato. Las experiencias recientes con "Serial" y "Making a murderer" muestran lo fácil que es eso ocurre, que se analicen y comenten historias reales como si fueran ficción, pero la primera temporada de "American Crime Story" añade a eso la circunstancia de que la enorme exposición mediática cambió para siempre las vidas de todos los implicados, y no del todo para bien. ¿Cómo puede alguien recuperar cierta sensación de "normalidad" después de haber estado en el centro de semejante circo descontrolado?

Música de la semana: "The people vs O.J. Simpson" termina con dos canciones: "Ain't no sunshine", de Bill Withers, y parte del Trío Op 100 de Schubert que hizo famoso "Barry Lyndon", pero es otra elección musical con la que nos vamos a quedar: esa "Feeling good", de Nina Simone, que suena mientras Marcia Clark y Chris Darden apagan las luces de la oficina de la fiscalía y se marchan.

08 abril 2016

'Star Wars' es de las mujeres


Cuando se estrenó "Star Wars. El despertar de la Fuerza", ya comentamos que donde se notaba, principalmente, la mano de su director y co-guionista, J.J. Abrams, era en el hecho de que su gran protagonista era una mujer (y se había elegido a una actriz desconocida para interpretarla). La relevancia de Rey en la trama se ocultó en la promoción previa todo lo que se pudo, para preservar las sorpresas cuando se estrenara finalmente la película, pereo eso no evitó las controversias por la falta de representación de Rey en el merchandising de la cinta y, por supuesto, también empezó a enseñar la cabeza ese feo fantasma de la misoginia que asoma la cabeza por internet en cuanto hay mujeres al frente de alguna gran franquicia cinematográfica o de videojuegos. Es decir, en cuanto alguien reconoce que a las chicas también nos pueden gustar los MMORPG y la ciencia ficción.

Hasta ahora, no obstante, Rey parecía estar sola en el universo de "Star Wars". De todas las cosas que Disney está haciendo en él, sabemos que hay en marcha una película sobre la juventud de Han Solo y en Disney XD está la serie "Star Wars Rebels", cuyo protagonista es un joven aprendiz de jedi. Y, por supuesto, es la trilogía "madre", y nos faltaba por ver cómo iba a lanzarse esa serie de películas de "antología", historias ambientadas en el mundo de "Star Wars" pero que cuentan cosas que no están relacionadas directamente con la línea argumental principal. La primera de ellas es "Rogue One", cuenta la misión para robar los planos de la Estrella de la Muerte (algo crucial para que Luke pueda destruirla en el episodio IV) y se estrena el 16 de diciembre. Y el primer trailer que se ha visto de ella ha causado mucho revuelo por las razones incorrectas.

¿Incorrectas? En concreto, quejarse de que, de nuevo, tenemos a una protagonista femenina en su centro, Jyn Erso, a la que da vida una actriz ya más famosa como Felicity Jones. Es preferible no reproducir esos comentarios y resumirlos en "¿dos películas seguidas de "Star Wars" con una mujer de proptagonista? ¿Qué tipo de moda progre de mierda hollywoodiense es ésta?" Más o menos. Se pasa por alto que la película se presenta como una de aquellas cintas de misiones imposibles en la Segunda Guerra Mundial, tipo "Los cañones de Navarone" o, si me apuráis, hasta "Doce del patíbulo". Se elige a un soldado (una soldado, en este caso) con recursos y capaz de sacar adelante una misión así, tras las líneas enemigas, aunque sea un poco rebelde, se lo rodea de compañeros heterogéneos y capaces y voilà, ya está lista la aventura.

Dejando de lado que Jyn Erso transmite cierto aire a lo Kara "Starbuck" Thrace que puede ser muy interesante, parece que, con estos movimientos, "Star Wars" se suma a un movimiento que lleva mostrando su fuerza en la televisión desde hace unos años, y que pone a mujeres en el centro de historias de acción, ciencia ficción o misterio. De Sarah Manning en "Orphan Black" a Carrie Mathison en "Homeland" (por no remontarnos hasta "Alias"), pasando por superheroínas como "Jessica Jones" y "Supergirl", en las series nadie ve como algo raro que haya una protagonista central capaz de "patear culos" y de ser la jefa en una misión de combate. Tener una mujer en el centro de este tipo de series da, a veces, otros matices y nuevas facetas a historias que, si no, podrían estar más que vistas, pero el cine se resiste a dar ese paso.

El temor a esos trolls interneteriles parece seguir moviendo muchas de las decisiones de los grandes estudios de Hollywood, que siguen dirigiéndose a ese público de chicos adolescentes que va en masa el primer fin de semana a ver sus grandes blockbusters. Pero si éstos quieren de verdad batir récords, tienen que atraer a una audiencia mayor. Las chicas frikis no son un animal mitológico, existen. En este sentido, puede resultar útil recordar lo que contaban los creadores de "The legend of Korra" cuando le presentaron el proyecto a Nickelodeon. Su protagonista es una chica, una adolescente poderosa, pero impulsiva, y los ejecutivos de la cadena tenían miedo de que, justo por ser una chica, su público más común (chicos pre-adolescentes) no quisiera verla. En los visionados de prueba del primer capítulo, todos esos chavales contestaban lo mismo al cuestionario que tenían que rellenar después: les daba igual que fuera una chica. Korra molaba, y ya. No todo está perdido.

07 abril 2016

Otros zombies


Los zombies son la salvación de la cadena AMC. Al menos, ésa es la sensación que da su programación desde que "The Walking Dead" se convirtió en todo un fenómeno. El final de la sexta temporada superó los 14 millones de espectadores (con un 6,9 en la demo), así que no era nada extraño que quisiera seguir exprimiendo esa naranja, además, con una serie producida sólo por ellos (en "The Walking Dead" anda metida también FOX). Esa lógica empresarial es la que llevó a la creación de "Fear the Walking Dead", ese spin off/precuela/serie de acompañamiento que el domingo estrena una segunda temporada de quince episodios (el lunes llega a AMC España) y que sigue teniendo el mismo reto que tenía cuando debutó, el pasado verano: diferenciarse de su serie madre.

No basta con trasladar la acción a Los Ángeles y tener como protagonista a una familia que asiste a los primeros momentos del apocalipsis zombie, que ve con sus propios ojos cómo la idea de desplegar a los militares para contener la situación es un fracaso. Eso puede servir para el arranque de la serie, pero conforme avancen los episodios y los personajes se convenzan de que están viviendo el fin del mundo, más se irán acercando a "The Walking Dead" y a ese mundo desesperanzado (y dominado por gente como Negan) en el que malviven. Los caminantes de "Fear the Walking Dead" son "frescos", no llevan meses descompuestos, y los supervivientes no se han acostumbrado aún a verlos rondando por ahí. Tampoco se han acostumbrado todavía a desconfiar por sistema de cualquier desconocido que se acerque a ellos, lo que es un cambio con respecto a Rick y los suyos, pero un cambio que, probablemente, vaya a durar poco.

El final de la primera temporada prometió un escenario diferente (un barco) y darle más cancha a un tipo misterioso como Strand, que parecía tenerlo todo demasiado preparado para marcharse cuando se desató el infierno en Los Ángeles. Y la muerte con la que Travis se da cuenta de que su mundo ya no es el que era, irreversiblemente, puede acarrear consecuencias interesantes tanto en él como en el resto de personajes. Pero, si "Fear the Walking Dead" quiere separarse realmente de "The Walking Dead", tiene que buscar su propia identidad. Los dilemas de si hay que matar para sobrevivir, de si hay que supeditarlo todo a la supervivencia y preocuparse sólo de tu grupo, los hemos visto explorados hasta la saciedad en la serie madre y, aunque acaban siendo inherentes a una serie sobre el fin de la civilización, no pueden presentarse del mismo modo en el spin off.

Hasta ahora, "Fear the Walking Dead" enseñaba cómo todos los personajes tenían que adaptarse a que, de repente, el mundo ya no fuera como ellos lo conocían. Todas las situaciones que vivían eran nuevas, pero esa novedad ya se ha pasado. Todavía no conocen el alcance de la situación, no saben que no hay refugios de verdad seguros y tampoco están informados de que el "virus" zombie está dentro de todos ellos. Cuando se habitúen a las nuevas reglas y a ese nuevo mundo del que hablaban los Salvadores en "The Walking Dead", ¿qué tendrá "Fear the Walking Dead" para diferenciarse como una serie independiente?

05 abril 2016

Los últimos del Ministerio


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto el final de media temporada de "El Ministerio del Tiempo"? Mal, regresad cuando lo hayáis hecho.

Habéis leído bien, sí: final de media temporada. TVE ha anunciado esta mañana,  por sorpresa, que la segunda parte de "Tiempo de valientes" marcaba el inicio de un hiato de varias semanas en la programación de "El Ministerio del Tiempo". ¿Cuántas? Eso está por ver, pero no sería raro que no volviéramos a ver a la patrulla de Amelia, Alonso y Julián hasta septiembre. Sólo faltan cinco capítulos para terminar la temporada, y La 1 ha seguido el ejemplo, poco recomendable, de Telecinco cuando partió, también sin previo aviso, la última temporada de "El Príncipe" en dos. Como bien sabe Antena 3 con la segunda entrega de "Vis a vis" (otra que va a parar a mitad de la temporada), no se puede jugar tan alegremente con los días de emisión y los parones de las series, porque el público se olvida de ellas.

Mientras tanto, "El Ministerio del Tiempo" ha cerrado el arco que llevaba contando desde el principio de esta nueva entrega:  el del regreso de Julián. Mientras él ha estado intentado ser de utilidad con los soldados españoles que perdieron Cuba y Filipinas en 1898, la serie ha introducido a un nuevo personaje, Pacino, que no sólo ha calado entre los fans, sino que ha dejado su huella en sus compañeros. Compartiendo piso con Alonso o la cama, aunque fuera brevemente, con Amelia, el policía de 1981 puede haber generado unos cambios inesperados. La línea temporal de Amelia se ha alterado, para empezar, como comprobamos al ver que su tumba ya no es suya, y los comportamientos y sentimientos de sus compañeros de patrulla tampoco van a ser los mismos. Julián vuelve a un Ministerio ligeramente diferente, con un Salvador más accesible (y nuevo robaescenas oficial), y con amenazas ya menos secretas.

¿Qué se traía entre manos Susana Torres en sus tratos con Darrow? ¿Qué va a hacer ahora Lola Mendieta? ¿Y cuándo vamos a ver ese prometido vídeo-diario de Angustias? Su capítulo entre "Allo, allo" y "Sister Act" con Napoléon fue realmente divertido, uno que muestra que, efectivamente, las aventuras ligeras se les dan mejor que el drama desatado. Excepto cuando ese drama atañe directamente al corazón de alguno de los tres protagonistas; ahí, suelen acertar casi siempre. Será interesante comprobar la evolción de la relación de Julián y Amelia ahora. Él la llamó a ella, y a nadie más, cuando Salvador le avisó que había sido descubierto en Cuba, y ella se ha liberado de algunas de sus restricciones con Pacino. ¿Seguirá la foto de la boda y la niña existiendo? ¿O habrá sufrido un borrado a lo "Regreso al futuro"?

"El Ministerio del Tiempo" ha continuado echando un vistazo a los perdedores de la historia, como esos "últimos de Filipinas" que resistieron casi un año asediados por un ejército que había dejado de estar en guerra con España tiempo atrás, metiéndose cada vez más en el terreno del coronel Kurtz en "Apocalypse Now" (referenciada bastante explícitamente con ese plano de Pedro Alonso saliendo de las sombras de su cama), y también ha aprovechado estos dos episodios para transmitir un mensaje del que el David Simon de "Treme" estaría orgulloso: el mundo no se puede cambiar, pero no hay que dejar de intentarlo.

03 abril 2016

¿Una 'Oz' a la española?

Las cárceles siempre se emplean para ambientar dramas muy intensos. Y cuando una cadena como HBO quiso empezar a producir dramas propios, decidió meterse de lleno en una serie tan brutal, tan inclasificable y que iba tan a por todas como "Oz". A través de un abogado que entraba en prisión por un atropello mortal, la serie llevaba al espectador a un mundo aislado del exterior que funcionaba según sus propias y salvajes normas, y que buscaba también criticar las condiciones del sistema penitenciario estadounidense a finales de los 90. "Oz" quedó un poco ensombrecida por el rutilante éxito de "Los Soprano", estrenada dos años después, pero permaneció como el estándar más reciente para comparar cualquier otra serie carcelaria emitida después.

"Orange is the new black" sufrió, en su momento, críticas de quienes pensaban que era demasiado amable y que buscaba demasiado el humor. Es, simplemente, otra visión del microcosmos de la cárcel, del mismo modo que "Vis a vis" es otra perspectiva. En su caso, las comparaciones iniciales fueron con la comedia dramática de Netflix porque, realmente, había demasiados puntos de contacto como para no ignorarlos: protagonista que entra en prisión un poco porque ha sido engañada por su amante (una por asuntos relacionados con el tráfico de drogas, la otra por estafa); una de sus compañeras de celda es una mujer mayor que ella con problemas de salud (cáncer y una grave afección cardiaca) y también entabla una complicada relación con otra presa (que en "Orange is the new black" es su ex novia y, en "Vis a vis",  es la presa quien tiene a la ex novia en la cárcel).

Sin embargo, la serie de Antena 3 optó rápidamente por seguir otro camino, uno más cercano a "Breaking Bad" (influencia reconocida por sus guionistas) y, en la segunda temporada, hasta más próximo a "Oz". Se lanzó por la senda del thriller y del drama muy intenso e impredecible, casi marcado por la premisa de "¿Qué más puede salirle mal a Macarena Ferreiro?" La respuesta es: muchas cosas.

(A partir de aquí habrá spoilers del primer capítulo de la segunda temporada. Estáis avisados, no seais "jartibles".)

La sombra de "Oz" sobrevuela el principio de la segunda temporada de la serie porque decide meterse de cabeza en los pliegues más oscuros de Cruz del Sur. Si tienes una cárcel privada (que en España no existen, por cierto) cuya directora se ve presionada por la empresa propietaria para restaurar el control perdido de las presas, y decide entregarle un poder ilimitado al vigilante menos indicado para el puesto, es una evidente receta para el desastre. Valbuena podrá ser el "monito con dos pistolas" necesario para instaurar un estado de miedo en la cárcel, pero es alguien que no sabe cuándo parar , que se emborracha de poder. La violación de Rizos es el paso definitivo de "Vis a vis" en el terreno de "Oz" (hasta donde puede llegar en una cadena generalista en abierto, por supuesto), y la evolución más o menos "lógica" de una serie en cuya primera temporada amenazan a su protagonista con cortarle los pezones (y con practicarle un aborto con una percha, y con darle una paliza...) y Zulema se quema con vapor.

Adoptar un tono más oscuro es un recurso de segunda temporada muy clásico. Enfrentados a retos más complicados, los personajes destapan otras facetas. Realmente, a Macarena le ha pasado ya de todo, así que es Cruz del Sur al completo la que va a soportar nuevos sufrimientos. Cuando Zulema, Saray y ella vuelvan a la cárcel y se encuentren con las nuevas medidas de seguridad, veremos cómo reaccionan. ¿Se unirán todas contra Valbuena, o hará cada una la guerra por su cuenta? ¿Y cómo será de profundo el hoyo en el que se está metiendo toda la familia Ferreiro al completo?

Música de la semana: "Faking it" ya ha utilizado en un par de ocasiones versiones de "Girls just wanna have fun", de Cyndi Lauper. La primera fue en su piloto, si la memoria no me falla, a cargo de STRFKR, y la segunda fue en el episodio de esta semana. Sus responsables son una banda de Portland llamada Chromatics, que han hecho en realidad varias versiones de la canción. Una se escuchó en un anuncio de Mango y la otra es la que suena en una escena clave para la relación entre Amy y Karma. Esa versión, de hecho, se titula "Girls just wanna have some".

01 abril 2016

El Lado Oscuro de Ezra


Las diferentes trilogías de "Star Wars" siempre han girado en torno al aprendizaje de su protagonista de cómo debe controlar el gran poder que hay en su interior. Anakin en las precuelas, Luke en las películas originales, Rey en la nueva trilogía y, en "Star Wars Rebels", Ezra Bridger, el joven con el que arranca la serie. Todos ellos descubren que poseen el don de la Fuerza, un don que les permite conectarse con otros seres vivos y tener una percepción del mundo mucho mayor que la que dan los sentidos tradicionales, y todos tienen que aprender a utilizarla y a darse cuenta de que tiene un lado peligroso. Como se ha repetido hasta la saciedad en todos los reboots de Spider-Man, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. ¿Lo utilizarás para ayudar a los demás, o para tus propios intereses egoístas?

La segunda temporada de "Star Wars Rebels", que acaba de finalizar en Disney XD, se ha adentrado un poco más en las tentaciones del Lado Oscuro a través del proceso de maduración y aprendizaje de Ezra. Todos conocemos la historia de los Skywalker, de cómo, enfrentados a la misma decisión, padre e hijo optan por caminos diferentes. ¿Qué hará Ezra cuando se le presente esa misma situación? La ira, el odio, la agresividad son el camino más seguro hacia el Lado Oscuro, como bien decía Yoda, y a veces hace falta crecer y dejar pasar el tiempo para no dejarse consumir por esos sentimientos, y a veces es necesario algo más. Para un joven tan impulsivo como Ezra, y todavía con el recuerdo muy fresco de cómo el Imperio acabó con su familia, no va a ser fácil resistir la tentación del camino más rápido para vengarse.

Ezra es uno de los personajes que más ha evolucionado en la serie. Del chaval un poco infantiloide e irritante del inicio ha pasado a ser alguien más soportable. Cuando se comporta de manera frustrante, como en esas decisiones que toma sin pensar en el final de la segunda temporada, es más fácil entender por qué lo hace. Quiere respuestas, quiere encontrar algo que le permita luchar contra los Inquisidores y que ayude a la Alianza Rebelde a pelear contra el Imperio, pero no tiene paciencia y, como hará Luke más adelante, quiere ser el primero en esa pelea sin haber completado su entrenamiento ni ser consciente de su propio poder. Las dos veces que Ezra se ha dejado tentar por el Lado Oscuro ha sido capaz de convocar a un terrible monstruo y de abrir las puertas de un templo olvidado por el tiempo. Y esa tentación se va a hacer cada vez más fuerte.

Como ya hicieron con "The Clone Wars", los responsables de "Star Wars Rebels" están dándole un tono poco más serio según pasan los capítulos. Tienen que dárselo, porque todos sabemos hacia dónde se encamina su historia, situada algunos años antes del episodio IV. Los Jedi son más material de cuentos de hadas entonces, y el Imperio actúa con impunidad y crueldad. A la tripulación de la Ghost le espera, con toda probabilidad, una tercera temporada llena de desafíos.