04 mayo 2016

Tu episodio es demasiado largo


"Tu episodio de televisión es jodidamente largo". Más o menos así publicitaba en Twitter James Poniewozik, crítico de televisión de The New York Times, un artículo que publicó a finales de abril sobre otra de las tendencias en la ficción televisiva que habían introducido las plataformas de streaming: que los episodios de sus series duraran lo que les diera la gana. Poniewozik resumía esa tendencia diciendo que "se ha hablado mucho en la industria sobre 'demasiada televisión', el exceso de cientos de series originales cada año. Pero hay un corolario: televisión demasiado grande. Incluso mientras el tiempo de los espectadores se vuelve más escaso, los episodios individuales se inflan. La televisión sufre un caso de gigantismo".

Tradicionalmente, en la televisión estadounidense hay unas duraciones muy marcadas para los capítulos de dramas y comedias. En networks, los primeros duran entre 42 y 45 minutos, y las segundas, unos 23 minutos. Con los anuncios, se redondea hasta una hora y 30 minutos, respectivamente, y todos los guionistas saben hasta dónde tienen que incluir los cortes para publicidad en cada capítulo. En el cable, esas duraciones se vuelven un poco más flexibles, sobre todo en los canales premium, donde un episodio de un drama puede durar 55 minutos tranquilamente. El bloque de programación sigue siendo igual (30 y 60 minutos), y la duración de cada capítulo depende de lo que cada cadena dedique a publicidad. Aquí, por ejemplo, estaba uno de los escollos de aquella negociación interminable entre AMC y Matthew Weiner para renovar "Mad Men" al final de su cuarta temporada.

La aparición de Netflix y Amazon ha cambiado las reglas del juego. Primero fueron sus tácticas de lanzar toda la temporada del tirón, fomentando el binge-watching, luego el ligero cambio en las estructuras narrativas de esas temporadas para ajustarse a ese visionado en maratón y, ahora, le ha tocado el turno a la duración de los episodios. Poniewozik apunta que los canales de cable básico se apuntaron ya antes a estirar algunos capítulos de sus grandes éxitos (como los finales de temporada de "The Walking Dead") para convertirlos en eventos, pero las plataformas de streaming han optado por el libertinaje en este tema, podría decirse. No pocos críticos se quejaron en su momento de que no era necesario que un episodio de "Love" durara 40 minutos, y cada vez es más habitual leer críticas en las que se afirma que, si en lugar de entregarse a sus veleidades creativas y dejar un capítulo de 65 minutos, el guionista en cuestión se hubiera ajustado a 50, dicho episodio sería mucho mejor.

El caso es que es una discusión interesante sobre cómo está influyendo Netflix, sobre todo, en la industria televisiva, pero vista desde España, casi que resulta adorable. Aquí estamos acostumbrados a que los episodios de las series duren 70 minutos, sean dramas o comedias, porque las cadenas quieren llenar todo el prime time con un solo programa. Existe la concepción de que el espectador medio español se sienta delante de la tele por la noche y, en cuanto se acaba lo que está viendo, se va a dormir, da igual que dure 40 minutos que dos horas y media. Y lo cierto es que, cuando ha habido intentos de adelantar el inicio del prime time o de programar series con capítulos de 50 minutos, han acabado fracasando. Así que criticar que una comedia tenga episodios de 40 minutos casi nos parece una utopía.

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