31 julio 2016

Auge, caída y regreso de Piper Chapman


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis terminado ya la cuarta temporada de "Orange is the new black"? Si es así, no pasará nada porque sigáis leyendo.

Hace un mes, más o menos, hablamos en Yo disparé a J.R. sobre el principio de la cuarta temporada de "Orange is the new black", y nos centramos bastante en si Jenji Kohan y compañía habían dejado de saber cómo escribir para Piper Chapman, el personaje cuya entrada en la cárcel nos sirvió para ir conociendo todo el microcosmos de Litchfield. Aún sigue siendo la protagonista nominal de la serie, aunque ésta se haya vuelto mucho más coral ya desde la segunda temporada y Piper haya pasado a integrarse en la estructura de los capítulos del mismo modo que las demás; en algunos episodios figura más prominentemente y en otros, deja paso a que otras reclusas ocupen el centro de atención. Pero su evolución en la cárcel siempre va a estar en el punto de mira de la serie.

Sobre la cuarta temporada de "Orange is the new black", en conjunto, ya he hablado en ¡Vaya Tele!, y esta entrada va a ser más una reflexión sobre si, como creía mi compañero Pere, el personaje de Piper había quedado demasiado desdibujado por su conversión a magnate del contrabando de bragas usadas durante la tercera temporada, y la borrachera de poder que sufre en el principio de la cuarta. Realmente, darse cuenta de que las cosas estaban empezando a salirle como ella quería potenció el egoísmo de Chapman; estaba demasiado ocupada con la "canguro", como la llama Alex, y con la pequeña parcela de poder que se labró para darse cuenta de, por ejemplo, los problemas de Vause o lo que pasaba a su alrededor.

En la cuarta temporada, sigue sin darse cuenta de que existe un mundo fuera de su propia burbuja personal, pero ese mundo la asalta con fuerza. Las latinas se vengan de su estratagema, fallida, para evitar que le roben el negocio de las bragas, una estratagema que, de rebote, propicia el ascenso en la cárcel de un grupo de supremacistas blancas, y es justo lo que Piper necesita par adarse cuenta de que ha estado engañándose a sí misma. En un encuentro Times Talks, que organiza The New York Times, dedicado a "Orange is the new black", Taylor Schilling, su intérprete, apuntaba que Piper no sabe aún quién es y se dedica a "probar" diferentes personalidades, para ver cuál de todas ellas se ajusta mejor. A veces, recuerda un poco a Hannah Horvath, en su ceguera hacia todo lo que no le afecte personalmente, pero la cuarta temporada ha ido recuperándola lentamente como personaje.

El punto bajísimo de la esvástica grabada en su brazo es el momento en el que Piper se da cuenta de que no ha estado siendo una persona decente, simplemente, y va recomponiendo poco a poco las piezas de su identidad. Su solidaridad con Flores cuando es castigada a subirse encima de la mesa, la recuperación de su relación con Alex o ese momento confesionario fumando crack en medio del maíz son todas partes de la recomposición de Chapman, de su recuperación como personaje. La serie no la ha perdido de vista; sí que la llevó por un camino resbaladizo al final de la tercera entrega, pero ha sabido traerla de vuelta. El truco estará en ver si realmente Piper ha extraído unas enseñanzas duraderas de todo eso. Y en cómo se resolverá el motín con el que se acaba la temporada, claro.

Música de la semana: La trama más devastadora de la cuarta entrega de "Orange is the new black" concierne a Poussey, a la que se dedica también el último episodio y la última escena de esa temporada, que se cierra con "Muddy waters", tema de la cantautora LP.

28 julio 2016

Cinco series de otoño para el verano


El calendario de series ya no descansa nunca. Antes, el verano podía ser una buena época para ponernos al día con títulos del otoño/invierno (hasta primavera) que se nos habían escapado en su momento, pero es posible que hasta tengamos dificultades para seguir más o menos al día las series que se emiten en los meses estivales, Sin embargo, si somos de los que queremos mantener la tradición del maratón vacacional de una serie (o varias), hay algunos títulos de la pasada temporada que merecen un vistazo. Y hay hasta variedad de temas para escoger.

"Supergirl"

 Ven por la historia de superhéroes, quédate por la comedia de oficina en CatCo. "Supergirl" ha destacado por ser una serie ligera, optimista y con una protagonista que todo lo puede, y aunque ha tenido bastantes altibajos, cualquier cosa que ocurriera con Kara en su trabajo como asistente de Cat Grant garantizaba una buena diversión. El salto de CBS a The CW para su segunda temporada va a traer, probablemente, algunos cambios, pero su primera entrega resulta entretenida y encontró a una Supergirl muy efectiva en Melissa Benoist.

"The people vs O.J. Simpson"

¿Qué más podía contarse del circo mediático qiue fue, en 1995, el juicio a O.J. Simpson por el asesinato de su ex mujer, Nicole Brown, y de Ron Goldman? Pues muchas cosas. "The people vs O.J. Simpson" es la primera temporada de la nueva serie de antología producida por Ryan Murphy, "American Crime Story", y ha sido una presentación por todo lo alto. Con ritmo, un impresionante elenco actoral, una buena reconstrucción del juicio y una mirada más amplia al contexto social en el que todo se produjo, es claramente la favorita para arrasar en las categorías de miniseries de los próximos premios Emmy.

"iZombie"

Liv Moore es una zombie, pero a veces parece una superhéroe. Su necesidad de comer cerebros humanos para no convertirse en una "Romero" le otorga los recuerdos y las habilidades de esas personas, lo que es muy útil para resolver sus asesinatos. Y, por el camino, Liv tiene que aprender a rehacer sus relaciones con las personas que conocía cuando aún estaba viva, y forja otras nuevas con gente como su jefe en la morgue. "iZombie" es de las series más entretenidas que hay ahora mismo en antena, una que, en la segunda temporada, sabe perfectamente lo que quiere hacer.

"The Knick"

Antes de que irrumpiera "The girlfriend experience", la serie de Steven Soderbergh era "The Knick", con el añadido de que él dirige todos los episodios de sus dos temporadas con un pulso muy contemporáneo, y muy poco de serie de época. La historia del cirujano William Thackeray y del resto del personal del hospital Knickerbocker destaca por la representación de cómo funcionaba la medicina de principios del siglo XX, y cómo sus personajes se mueven en una sociedad que se niega a aceptar todo lo que se salga de sus normas.

"The night manager"

 Las comparaciones con James Bond no han dejado de aparecer desde que se estrenó "The night manager" (o "El infiltrado"), pero la miniserie tiene poco que ver con él, excepto porque su protagonista, Jonathan Pine, se infiltra entre los colaboradores de un peligroso traficante de armas para detenerlo. Como buena historia de John Le Carré, está movida por la indignación moral, y tiene algunos de los mejores personajes del año, como la estupenda y muy decidida Angela Burr.

Y si queréis ver alguna serie más larga, podéis aprovechar para darle una oportunidad a "Person of interest" ahora que ya ha terminado. Son cinco temporadas de una serie que evoluciona y profundiza en sus temas y sus personajes más de lo que parece para un procedimental, aparentemente, de CBS.


26 julio 2016

Los mundos alternativos de "Fringe"


La primavera pasada, cuando Barry Allen explicó en el crossover de "The Flash" con "Supergirl" lo que era el multiverso, los espectadores de "Fringe", probablemente, no pudieron evitar una sonrisa al recordar lo que habría hecho Walter Bishop para explicar algo así. No era el primer dejà vú que el Velocista Escarlata dejaría a la serie fantástica de FOX durante los últimos episodios de su segunda temporada, algo que no era extraño por la capacidad de Barry de pasar a Tierra-2, y porque uno de sus productores ejecutivos, Andrew Kreisberg, fue guionista de "Fringe" brevemente. Lo más curioso ha sido recordar esta serie por culpa de "Stranger things", que en su coctelera de influencias agita también algunas que sobrevuelan sobre esa producción de J.J. Abrams.

En concreto (y sin entrar en terreno de spoilers), a veces parece que nos estén contando esos experimentos con cortexiphan que Walter y William Bell hicieron en varios niños durante los 70 y los 80, y de ahí a recordar lo que hacía interesante, y recomendable, a "Fringe" sólo va un paso. Y es justamente el que vamos a dar. Si estáis buscando una serie que maratonear en lo que queda de verano, y os apetece algo de ciencia ficción, las cinco temporadas de esta serie pueden ser una buena opción. El mundo que se va construyendo, y desvelando, en ellas es uno de los más entretenidos que se han visto en la televisión recientemente, con una evolución de sus personajes igualmente destacable.

"Fringe" (estrenada en 2008) era la siguiente serie con cierto componente de misterio en la que J.J. Abrams estaba involucrado en su creación desde "Perdidos", a la que aún le quedaban entonces dos años para terminar. De hecho, la sombra de esa serie, y de "Expediente X", sobrevoló con fuerza la primera temporada, y no sólo porque en su piloto hubiera también un avión en el que pasaba algo extraño. Su protagonista era una agente del FBI, Olivia Dunham, que tenía que reclutar a un científico un poco loco (Walter Bishop) para que le ayudara a resolver casos en el límite entre la ciencia y la ciencia ficción. Pero para poder trabajar con él, tenía que contar también con la ayuda de su hijo Peter, el único que podía sacar a Walter del psiquiátrico donde había pasado los últimos años.

"Fringe" arranca, de esta manera, rindiendo claro homenaje a las aventuras de Mulder y Scully (hasta en sus títulos de crédito), intercalando casos autoconclusivos con una mitología de fondo que se va desarrollando poco a poco, y en la que cuentan los experimentos pasados de Walter y de su amigo William Bell, unos misteriosos personajes trajeados que aparecen en los lugares más insospechados (los Observadores) y las infancias tanto de Peter como de Olivia. "Fringe" necesita la primera mitad de su primera temporada para ir asentando a sus protagonistas y la historia que quiere contar, y acaba esa tanda inicial de capítulos con uno de los giros más sorprendentes de las series recientes.

A partir de ahí, la serie da un salto adelante y ya no vuelve a mirar atrás. Se atreve a hacer pequeños experimentos con sus capítulos 19, a profundizar en las relaciones de algunos personajes de un modo que, al principio, no parecía posible, a dar importantes cambios en su trama en sus dos últimas temporadas y a dejar unos cliffhangers marca de la factoría Bad Robot (de cuyas series es "Alias" la que más influyó en "Fringe"). Para cuando llegamos al final, la serie se revela como la heredera de "Perdidos" con más cariño por sus personajes y con un misterio mejor construido y desarrollado, y con una gran voluntad por probar cosas nuevas y no estancarse. Merece la pena ya casi sólo por el placer de ver en acción a Walter Bishop y a su intérprete, John Noble, pero logra ser más que eso. Todavía se echa de menos su inventiva en televisión.

24 julio 2016

El monstruo, los niños y el cine de los 80


ALERTA SPOILERS: Lo más probable es que todo hayáis visto ya entera "Stranger things", pero si no es así, no sigáis leyendo. ¿Cómo sería un crossover entre la serie de Netflix y "The Americans"?

Las referencias al cine de los 80. Eso es de lo que todo el mundo habla cuando se comenta "Stranger things". Que si Steven Spielberg, que si Stephen King y John Carpenter, que si "Los Goonies", que si "Pesadilla en Elm Street", que si John Hughes, que si "D.A.R.Y.L", que si "Poltergeist"... Hasta "El laberinto del fauno" y "Alien". La lista de influencias, homenajes y hasta plagios que los hermanos Duffer han incluido en su serie es lo que se lleva la mayoría de los comentarios y, curiosamente, es probablemente la parte más floja de la historia. Sí, es muy divertido pillar referencias como el plano de las vías del tren de "Cuenta conmigo" o el corte de pelo de Meryl Streep en "Silkwood" en Winona Ryder, pero todo ese componente nostálgico siempre está al borde de ser excesivo y de impedir que se pueda disfrutar la serie como tal.

Algunas de esas referencias más obvias (como el principio de la historia de Nancy y Steve) impiden que realmente se le puedan colgar a la serie algunos de esos hiperbólicos adjetivos que se han escrito en los últimos días, porque su condición de pastiche ochentero (y de "Dragones y mazmorras", el juego de rol) pesa en ocasiones demasiado. Y sin embargo, como comentaba un crítico estadounidense, pese a todos esos fallos y esas obviedades, "Stranger things" es una serie muy disfrutable justo por su compromiso y su entusiasmo por el cóctel de referencias. Visualmente, logra algunas imágenes realmente potentes (las luces de Navidad en casa de los Byers, el mundo Del Revés...), y el misterio de lo que Once puede hacer realmente y de cómo conseguirán rescatar a Will de ese universo paralelo está bien llevado. Sólo faltan ahí Walter Bishop y una jovencísima Olivia Dunham (y el matrimonio Philip y Elizabeth Jennings) y la mezcla estaría completa.

"Stranger things" acaba resultando bastante más entretenida de lo que debería. Hasta la exploración del duelo por perder a un ser querido está extraída de esos clásicos juveniles de la década de 1980, pero le da cierto empaque emocional al personaje de sheriff y permite que Nancy no se quede anclada en la hermana mayor que quiere ser popular en el instituto siendo la novia del chico guapo y pseudo-malote. Y Once es un hallazgo; lo suficientemente misteriosa, vulnerable y peligrosa para que quieras verla en acción todo lo posible, y para que quieras saber más de ella y quieras que tenga un final feliz, algo que sabemos perfectamente que no va a ocurrir.

Conforme la corta primera temporada avanza, los elementos nostálgicos van teniendo menos peso ante el impulso que va tomando la trama, e importan un poco menos cosas como el cliché del ex marido de Joyce, por ejemplo, o la unidimensional caracterización del personaje de Matthew Modine o de los dos ayudantes del sheriff (que podrían haber trabajado sin problema para el jefe Wiggum de "Los Simpson"). Ése es el principal fuerte de "Stranger things", que la sensación de disfrute se imponga a todo lo demás, y que la resolución de qué pasó con Will Byers termine enganchando. El final, por supuesto, deja el terreno preparado para una segunda temporada, con Will más cambiado de lo que le gustaría aceptar y con la posible supervivencia de Once a su lucha con el monstruo en el aire, y si Netflix se la concede, haría bien en no ampliar el número de capítulos. Ocho es la medida justa para que "Stranger things" funcione; con algunos más, es probable que se le notaran las costuras de una manera mucho más notable y que eso interfiriera en la diversión de su visionado.

Música de la semana: Uno de los aspectos más notables de la serie es su banda sonora, compuesta por una banda de pop electrónico de Austin (Texas) llamada S U R V I V E. Uno de sus últimos singles es "A.H.B."

22 julio 2016

Los temas de las "series de moda"


De vez en cuando hay siempre un artículo sobre series de televisión, escrito por algún columnista de un periódico importante, que mosquea a los seriéfilos por una u otra razón. Puede ser por despreciar las series de Disney Channel (aunque es verdad que muchas son un horror) o por lo que publicó hace unos días el escritor Santiago Roncagliolo en El País. A propósito de "BoJack Horseman" y su tratamiento de asuntos como la depresión o el fracaso, Roncagliolo se venía arriba, coloquialmente hablando, al glosar las virtudes de la serie de Netflix y cerraba su columna afirmando que "curiosamente, las series de moda evitan estos temas. La tele de carne y hueso nos pinta castillos y dragones, conspiraciones políticas y sucesos históricos. Pero nunca pretende incomodar al espectador".

Probablemente, le perdió a Roncagliolo algo de lo que todos somos culpables muchas veces; descubrimos una serie que nos encanta y que nos llega personalmente de un modo muy especial,y creemos que es la única serie buena que se ha producido en mucho tiempo. Hasta podemos creernos un poco snobs y aseverar que todas esas series de seguimiento masivo, como "Juego de tronos", "House of cards" o "El ministerio del tiempo", no son más que vulgares entretenimientos para todos los públicos. Y ese tipo de entretenimientos, ya se sabe, siempre buscan el mínimo común denominador. Si no, ¿a santo de qué iba a ser tan populares? Si el rasero para medir la calidad de una ficción televisiva es incomodar, habrá que ser más específico, porque casi más incómoda de ver que "BoJack Horseman" podía ser "Mystery girls", pero por otras razones.

Todas las series van sobre algo. Hasta las más chuscas tienen algún tema, un hilo conductor de todos sus episodios, aunque no lo traten especialmente bien. Los juegos de poder y la manera en la que las mujeres van afianzando sus posiciones en "Juego de tronos" son temas tan válidos como el esfuerzo de BoJack por no sentirse un fracasado, un "has been". Si buscamos series que planteen preguntas incómodas, ahí está esa "Battlestar Galactica" con la imposibilidad de distinguir amigos de enemigos sólo dos años después del 11-S. O toda esa cuarta temporada de "The Wire", con su mirada al sistema educativo. O ese inquietante subtexto sobre propiedad e individualidad que está al fondo de "Orphan Black". O la constante pelea contra la adicción de "Mom". O la exploración del duelo, disfrazada de historia fantástica con gran nostalgia por los 80, de "Stranger things". O el riesgo que presenta ignorar la historia pasada en "El ministerio del tiempo".

Lógicamente, no todas tocan esos temas de la misma manera, ni con la misma intensidad, porque no son todas iguales, y menos mal que es así. No se puede sobrevivir sólo viendo "BoJack Horseman", o las desgracias y la resistencia a toda costa de los protagonistas de "Treme". Hace falta que "Orange is the new black", por ejemplo, cuele alguna subtrama un poco más tontorrona en medio del tratamiento como si fueran sillas o piezas de maquinaria que la empresa propietaria de la cárcel hace de sus reclusas. Muchas veces, no hace falta que nadie en la serie grite a la pantalla "mira, estamos hablando de cosas incómodas y dolorosas" para que el espectador se dé cuenta. De hecho, las malas series son las que optan por presentar así esos asuntos.

20 julio 2016

El pasado de la Raza


"Dark Matter" fue una pequeña revelación el pasado verano. Era una de las series que Syfy estrenaba en su nueva estrategia de volver a sus orígenes, de programar otra vez títulos ambientados en el espacio o encuadrados en una ciencia ficción un poco más "dura", y ll,egaba de la mano de dos guionistas de la saga "Stargate", Paul Mullie y Joseph Mallozzi. Su punto de partida era interesante; la tripulación de una nave se despierta, de repente, sin recordar quiénes son ni cómo han llegado hasta ahí, y mientras intentan averiguar qué ha pasado, todos los enemigos que se crearon antes van a por ellos. Pero ha habido muchas series que luego no aprovechan ese punto de partida, así que siempre hay que tomárselo con cierta precaución.

Con su segunda temporada ya empezada, puede decirse que "Dark Matter" es una space opera más que digna, y que mantiene la sensación de ligera imprevisibilidad, y de resistencia a adherirse a una fórmula, de su primera entrega. Sus capítulos siguen siendo bastante autoconlusivos (menos los dos primeros), pero ese problema que sus protagonistas tienen que solucionar en cada uno de ellos puede ser cualquier cosa. El hilo conductor de todos, y más en su segundo año, es la importancia del pasado en las vidas de los tripulantes de la nave Raza. No sólo por esas villanos de ese pasado, que no recuerdan, que los persiguen, sino por el tipo de personas que eran entonces. ¿Querrían volver atrás si tuvieran la oportunidad?

Ahí es donde está lo más interesante de la serie. La construcción de los mercenarios de la Raza está dando sus frutos, incluso con giros sorprendentes en el caso de alguno de ellos, y que hayan aceptado quiénes son ahora permite que dejen a un lado, por ahora, las desconfianzas con las que arrancaron la historia. Su viaje pasa a ser uno de supervivencia y de contraataque, porque están decididos a averiguar por qué todo el mundo tiene tanto interés es manipularlos o, en su defecto, en verlos muertos. El mini-arco de la prisión galáctica sirvió para afianzar el sentimiento de equipo entre Dos, Tres, Cuatro y Cinco, y lo interesante ahora será ver cómo responden a esa conspiración formada a su alrededor.

Hay nuevos integrantes en "Dark Matter", de los que todavía sabemos poco, y la Androide continúa con su particular evolución, y la segunda temporada ha planteado varias cuestiones (especialmente alrededor de Jace Corso y de Cinco) cuyas resoluciones pueden dejar buenos momentos. No es la serie del verano, la que va a tener a todo el mundo hablando sin parar, pero sí que sabe bastante bien lo que es y lo que quiere hacer, y sus nuevos episodios son más una evolución gradual de lo visto al principio que un gran salto. Eso siempre es de agradecer.

19 julio 2016

Las "cosas extrañas" de la nostalgia


La nostalgia de los 80, y de un tipo de cine muy concreto que se producía en esa década, es no sólo lo que impulsa sobre todo "Stranger things", sino que es lo que más ha llevado a los espectadores a verla, probablemente. Sólo con ver el primer capítulo pueden citarse, de primeras, referencias como "Los Goonies", "Exploradores", "Cuenta conmigo", "E.T.", hasta las películas de instituto de John Hughes y "Las dos vidas de Audrey Rose". Los dos creadores de la serie de Netflix, los hermanos Duffer, reconocen todas esas influencias, y explican que fue su idea de contar una historia con niños con poderes y experimentos clandestinos del gobierno lo que les llevó a situar la acción a principios de los 80 y, de resultas, llenarlo todo de guiños a las películas que adoraban de niños.

Como decimos, es muy fácil reconocer esas influencias, esa mezcla de Stephen King y Steven Spielberg, pero "Stranger things" necesita algo más para que realmente se eleve por encima del mero pastiche. Para que sea algo más parecido a "Super 8", por ejemplo. El primer episodio no es suficiente muestra para saber si los hermanos Duffer tienen éxito empresa, pero sí hay algunas cosas interesantes. El misterio de la niña y la deasparición de Will, por ejemplo, y los toques un poco más inquietantes están logrados, y no están tan atrapados por los homenajes a los 80 como el resto.

De hecho, la dinámica de los cuatro niños protagonistas está presa en exceso de las ganas de volver a ver a aquellas pandillas de amigos que corrían aventuras increíbles en sus bicicletas. Hasta hay un chaval que tiene un problema al hablar, y que sería el Gordi de la serie, pero el que ejerce de "líder", Mike, arranca la historia un poco más irritante de lo normal. Y la subtrama amorosa de su hermana parece extraída directamente de "Aventuras en la gran ciudad". Es de suponer que el misterio irá tomando un papel más central en la historia y que estas cosas se irán limando, pero la nostalgia no puede servir de coartada para todo.

Y eso que los hermanos Duffer (o J.J. Abrams) no son los primeros que han tirado de sus visionados de infancia para construir una serie, o una película. Indiana Jones nació, precisamente, de los recuerdos de George Lucas y Steven Spielberg de las películas seriales de aventuras de los 40, y cosas como "Flash Gordon" son tan importantes en el germen de "Star Wars" como el viaje del héroe de Joseph Campbell o las historias de samurais de Akira Kurosawa.

18 julio 2016

El invierno de HBO


Las especulaciones sobre cómo quedará la nueva HBO post-"Juego de tronos" llevan siendo uno de los pasatiempos preferidos de los periodistas especializados en televisión desde el año pasado. La confirmación de que la séptima temporada de la serie sólo tendrá siete episodios ha vuelto a dar alas a las teorías de que habrá una octava, y última, entrega, también con menos capítulos de lo normal, y que Poniente echará el cierre definitivamente en 2018. Encajaría con las sospechas que levantó el anuncio de renovación de "Juego de tronos" por esa séptima entrega, sin especificar número de capítulos, y lo que apuntaba David Benioff hace unas semanas, de que Weiss y él estaban negociando con la cadena si el tramo final de la serie eran trece o quince horas.

Nadie se atreve a ser más específico porque, para esa octava temporada, quedan aún dos años y HBO quiere controlar el flujo de información sobre la serie. Pero, además, esta decisión implica también el final de su segunda época dorada, una que no ha estado marcada por una familia de mafiosos italoamericanos de Nueva Jersey, sino por una fantasía épica pseudo-medieval que se ha convertido en un fenómeno pop que nadie imaginaba. Además, esta segunda edad dorada está marcada por la tirando a mediocre cosecha de dramas que ha acompañado a "Juego de tronos". Cuando "Los Soprano" estaba en antena, HBO tenía también en sus parrillas "The Wire", "Deadwood" o "A dos metros bajo tierra". En estos últimos seis años, a los dragones de Daenerys la han acompañado "Boardwalk Empire", "The Newsroom", "The Leftovers", "Vinyl" o "True Detective". Sólo la última tuvo una oportunidad de ser el éxito de crítica y público que fueron aquellos dramas de principios de los 2000, pero su estrella se apagó en la segunda temporada.

No vamos a volver sobre los problemas de HBO para lanzar nuevos dramas porque es un tema que ya se ha comentado mucho. Lo que puede ser más interesante es ver qué hace la cadena en estos dos últimos años de "Juego de tronos". Tener dos temporadas finales más cortas no es nuevo ("Los Soprano", mismamente, se emitió de esa manera, sin tener que recurrir a los ejemplos de AMC); se aprovecha mejor el último tirón de la serie hasta para presentarla a los Emmy, y da un poco de margen para ir preparando el "cambio de guardia". La renovación de la ejecutiva de HBO ya se ha completado, y los nuevos responsables de ficción y programación tienen que responder a un mercado en el que sus competidores se mueve más rápido que ellos.

Sobrevivir al invierno que dejará tras de sí "Juego de tronos" no va a ser coser y cantar, y justo por eso va a ser tan fascinante ver qué hace la cadena en estos próximos meses. Aparte de expandir su servicio de streaming por Europa, claro.

Música de la semana: "Roadies", la serie de Cameron Crowe para Showtime, parece estar haciendo mucho menos ruido del esperado. Pero lo que no podía dejar escapar era la oportunidad de incluir una canción de Pearl Jam en su primer episodio, "Given to fly". Al fin y al cabo, Crowe dirigió su documental por su 20º aniversario, "Pearl Jam 20".

15 julio 2016

Emmys cantores

Las nominaciones a los Emmy siempre dejan comentarios, discusiones y curiosidades para todos los públicos, y algunas de las más interesantes suelen estar escondidas en las categorías denominadas técnicas. Por ejemplo, la de mejor canción original presenta este año una mezcla realmente curiosa, que viene además muy bien para pasar la tarde del viernes.

"Crazy ex-girlfriend"



La variedad musical de la comedia de The CW es realmente notable. Lo mismo incluyen canciones que parodian éxitos del R&B que optan por otras del estilo de los estándares de los 30 y los 40, hasta homenajeando las películas de Fred Astaire y Ginger Rogers. Pero, por supuesto, con una letra llena de chistes. De esta "Settle for me" comentaron más cosas la propia Rachel Bloom y Adam Schlesinger, otro de los compositores de la serie, en Vulture.

"Empire"



La nominación en esta categoría de la serie de FOX se va para una balada, "Good people", pero no romántica, sino para superar un momento duro para la familia.

"Galavant"



Llena de metarreferencias (muchísimas), bromas tontorronas y con esa cualidad pegadiza de las canciones de Alan Menken, "A new season" tiene todas las papeletas para darle al compositor su EGOT.

"Garfunkel and Oates: Trying to be special"



"Frozen lullaby" no es lo que parece. En realidad, es una canción sobre reproducción asistida. Y muy divertida. Este dúo cómico, formado por las actrices Kate Micucci y Riki Lindhome, da el salto a las grandes ligas de verdad.

"The hunting ground"



Es verdad que este "'Til it happens to you", cantado por Lady Gaga, estuvo nominado al Oscar, pero el documental en el que suena se vio en CNN, así que entra en los Emmy. Y, curiosamente, es la nominada que más desentona en esta categoría justo por su seriedad.

14 julio 2016

Los Emmy tienen de todo



A los Emmy siempre les ha costado reconocer series nuevas, o títulos que se salen del sota, caballo y rey al que están acostumbrados. Hay tantos candidatos para elegir en esa primera ronda de votaciones (en unas papeletas que parecen un periódico, de lo grandes que son), que los académicos se van a lo que ya les suena, a lo seguro. Se dice que la forma más fácil de que te nominen a un Emmy es que ya hayas sido nominado antes, y eso explica muchas de las candidaturas de la edición de 2016, que podéis consultar completas aquí. Al mismo tiempo, sin embargo, los premios intentan todos los años cambiar sus métodos de votación para dar entrada a series con muy buena prensa entre los críticos que la academia ignora sistemáticamente, algo que suele funcionar muy de vez en cuando.

Pero cuando funciona, la sensación que dejan las nominaciones es muy satisfactoria. Este año, los galardones ampliaron el número de candidatos en las categorías importantes a un máximo de ocho, y eso ha permitido que entrara una novedad que ha hecho mucho ruido mediático, como "Mr. Robot", y una de esas joyas críticas con poca audiencia, que aguanta en el aire por tozudez de su cadena: "The Americans". Hasta este año, sólo Margo Martindale, como actriz invitada, había conseguido colarse, pero FX se ha marcado esta vez un "Friday Night Lights", que siempre pasaba desapercibida en los premios hasta su última temporada, cuando Kyle Chandler dio la gran sorpresa y ganó como mejor actor de drama.

"The Americans" ha podido entrar, con su cuarta temporada, en mejor drama, actriz (Keri Russell) y actor (Matthew Rhys), y se ha sumado a otra serie de candidaturas relativamente sorprendentes, pero igualmente muy merecidas, como la de Maisie Williams en secundaria de drama por "Juego de tronos", Olivia Colman también como secundaria, pero de miniserie por "El infiltrado" o el absoluto dominio de "The people v O.J. Simpson" en esa categoría. Al final, ni Lifetime ni Starz han conseguido que sus campañas de "UnReal" y "Outlander" tuvieran éxito, y tampoco ha llamado la atención de los votantes "The girlfriend experience". Ya habían cubierto su cupo de novedades con las antes citadas, y con "Black-ish".

A los Emmy no se les puede pedir una revolución total en sus nominaciones porque no funcionan así. Lo suyo es intercalar los candidatos de piloto automático ("Downton Abbey" y "Modern family", por ejemplo), con opciones que llevaban tiempo mereciendo un reconocimiento ("The Americans") y los fenómenos mediáticos del año ("Mr. Robot" y "The people v O.J. Simpson"). Es mucho pedirles que, de repente, le dediquen medio pensamiento a The CW (y a "Crazy ex-girlfriend") o "Penny Dreadful", y su modus operandi es, por ejemplo, volver a nominar todo lo nominable de "Juego de tronos" y "Veep", las vencedoras el año pasado. ¿Repetirán victoria en septiembre? ¿Será todo tan obvio?

12 julio 2016

El negocio de los Emmy


Hace cuatro años, TV Guide y The Daily Beast publicaron sendos reportajes sobre lo que costaba ganar un Emmy que ayudaban a que entendiéramos mejor cómo funcionan estos premios. Por ejemplo, los estudios pagan 150 dólares por cada episodio enviado a cada grupo profesional de la academia (175 dólares si es en streaming), y luego cuesta 1.500 dólares por capítulo mandar los DVDs correspondientes a los votantes. Ambos medios calculaban que, sólo en este apartado, estudios y cadenas podían gastarse casi medio millón de dólares, y eso sin tener en cuenta que, en 2012, aún no habíamos entrado de verdad en esa época del Peak TV en la que hasta PlayStation quiere tener una serie de producción propia.

Por eso, las campañas "For your Consideration" de cara a esta edición de los Emmy arrancaron a mediados de marzo, en cuando Hollywood dejó atrás los Oscar. Lifetime, de hecho, se adelantó todavía más y empezó a mandar DVDs de "UnReal" en enero. Pero teniendo en cuenta que el número de ficciones que podrían intentar conseguir una nominación supera las 400, no es extraño que cadenas con series con buena prensa intenten llamar la atención de los académicos antes de que HBO, por ejemplo, los abrume con su caja de screeners. En eso se incluyen los diferentes eventos de pases de episodios, fiestas y Q+A (de los que Indiewire ha resumido algunos de los más peculiares); no se puede descartar nada si se quiere ser tomado en consideración. Nada de esto garantinza la nominación, pero los estudios no pueden "pasar" del circo. Nunca saben cuándo algunos de estos eventos FYC darán resultado.

Da la sensación, además, de que los Emmy han ido ganando mayor relevancia con el paso de los años. Antes, podían interesarles a los críticos y a los fans muy entregados, pero cada vez hay más gente pendiente de quiénes son los nominados, y de si éstos lo merecen o no. Y las cadenas cada vez aprecian más el valor promocional que pueden tener en series que, a lo mejor, han sido poco vistas hasta ese momento, o que van a vender en el mercado internacional. La coletilla "Emmy nominated" o "Emmy winner" ayuda, desde luego, a destacar.

11 julio 2016

La familia (intergaláctica) es lo primero


Una saga familiar sobre el fondo de una larga guerra intergaláctica. Ese sería el resumen fácil de "Saga", el ambicioso cómic que Brian K. Vaughan y Fiona Staples llevan escribiendo y dibujando, respectivamente, desde 2012. Y el adjetivo "ambicioso" no es gratuito aquí. A lo largo de los seis volúmenes publicados hasta ahora (el último ha salido, en inglés, hace unos días), asistimos a la huida de Alana y Marko de los dos bandos que llevan enfrentados durante años en esa guerra, dos bandos cada uno de un planeta diferente, y de una raza distinta. Como no podía ser de otra forma, Alana y Marko pertenecen a esos bandos en guerra, pero se enamoran, se escapan y acaban teniendo una hija, Hazel, que es una aberración para sus jefes. Así que todo el mundo se dedica a perseguirlos.

Y en ese todo el mundo entran cazarrecompensas de lo más variopinto (uno de ellos es una gigantesca araña, de hecho) y hasta unos seres robot con apariencia humana que, en lugar de cabeza, tienen un monitor. Con cada nueva aventura de Alana, Marko y Hazel vamos descubriendo nuevos rincones de ese vasto universo imaginado por Vaughan y Staples, y también entramos en contacto con otros miembros de la familia, ya sean directos o "adoptados" durante la huida. Es la propia Hazel quien va narrando la historia, ya que la vemos crecer durante los capítulos, y lo hace como recuerdos de su infancia. Lo que ella quiere narrar es quiénes eran sus padres y qué cosas hicieron para proteger y mantener a salvo a su familia, un tema muy "mundano" si no fuera por el envoltorio de space opera a su alrededor.

Con esta fiebre por adaptar cómics a la pantalla, "Saga" podría ser una candidata idónea para que alguien se animara a tener su propia "Guardianes de la galaxia", con la diferencia de que hay más sexo, más violencia explícita, más historias muy perturbadoras y que sería casi imposible trasladar al cine o la televisión los mundos reflejados en el cómic, con naves arbóreas o gatas gigantes que siempre saben si mientes. Lo que hace al cómic tan recomendable es ese impresionante despliegue de imaginación, anclado en una historia muy humana de padres e hijos. El propio Vaughan afirmaba que había tenido la idea de "Saga" con el nacimiento de sus hijos, así que es bastante personal para él.

Y cuando ya no os queden más volúmenes nuevos de este cómic por leer, podéis optar por otro título de este autor que parece que sí va a dar el salto a televisión, "Y, el ultimo hombre", que está en desarrollo en FX después de que, durante años, se intentara adaptarlo para el cine, sin éxito. Su protagonista, Yorick, es el único hombre que sobrevive a una misteriosa plaga que sólo afecta a los machos de todas las especies. El mundo queda en manos de las mujeres.

10 julio 2016

De Litchfield al páramo de Culloden


Con las series de Netflix, una nunca sabe cuándo escribir. Si esperas dos semanas para ello, ¿deberías comentar directamente la temporada entera? ¿O no pasa nada por hablar sobre la primera mitad, si es que no has podido ver nada más? Es el dilema anual de "Orange is the new black", de la que resulta aún más imposible huir de los spoilers que de "Juego de tronos". Es curioso darse cuenta de cómo, en los seis primeros capítulos, se va preparando el drama que, al parecer, se desata al final. Incluso en subtramas más serias, hay siempre un hueco para el humor, como en la subtrama de Lolly y Alex, pero la llegada de todo ese contingente de nuevas presas, unido al poco espacio disponible en Litchfield, no presagia nada bueno. Y eso sin necesidad de que Piper vaya metiendo más la pata que de costumbre. El retrato de la protagonista nominal de la serie ha resultado controvertido, pero ya hablaremos de ello cuando acabe la temporada, y vea si se confirma mi idea de que Piper Chapman es, básicamente, Hannah Horvath.

La mayor relevancia de las presas latinas recuerda un poco a la trama de Vee Parker en la segunda temporada, y se hace más explícito el racismo entre los diferentes grupos en los que se juntan las reclusas. Al haber tantos personajes, hay muchos que vemos demasiado poco (como Gloria o Taystee) y otros a los que se les da la oportunidad de dar un paso al frente que no habían tenido antes. Es verdad que, incluso en su punto medio, la cuarta temporada de "Orange is the new black" va evolucionando lentamente hacia el drama, aunque tenga algunos personajes que utilice sobre todo para no dejar de lado la comedia (como Judy King, en un escalón por encima de Chapman en cuanto a los privilegios porque, además de ser blanca, es rica y famosa). En realidad, son más interesantes los pequeños dramas alrededor de la gran trama central de las "bandas" carcelarias que esa trama central, desde la situación de Sophia a esa tierna relación entre Poussey y Soso. El fuerte de "Orange is the new black" está en las pequeñas viñetas de las vidas de sus protagonistas en prisión.

La que no puede utilizar pequeñas viñetas como estructura es "Outlander", que ha terminado la segunda temporada recordando un poco a la tercera de "Perdidos". Los saltos temporales arrancan y terminan una tanda de episodios que han sido un despliegue de diseño de producción y vestuario, aprovechando todo lo posible el interludio parisino de Claire y Jaime. Y también han representado un cambio en el tono de la serie. Su protagonistam Claire, ya no es una extraña en ese mundo. Asume que va a ser su vida, y decide hacer todo lo posible para mejorarla. En este caso, intenta cambiar la historia, pero lo hace siempre de una manera muy egoísta, como si dijéramos. No pretende salvar el modo de vida de los clanes escoceses; su intención es, solamente, salvar a Jaime. Es la supervivencia de su familia lo que la mueve.

Las intrigas palaciegas en Francia ha sido una prueba un poco más dura de lo habitual para algunos fans, pero esas intrigas sí dejaron un episodio emocionalmente muy duro, "Faith", que es de los mejores capítulos que ha hecho la serie hasta ahora, y permitieron a Jaime ser algo más que el galán rudo, pero gentil. Lo mejor que tiene "Outlander" es la exploración del carácter de su protagonista, incluso en ese último capítulo en el que tiene que enfrentarse a otro tipo de dilema. Es probable que "Dragonfly in amber" enfatice demasiado las expresiones intensas de amor, pero sí resulta un círculo muy interesante con el principio de la serie, y abre unas posibilidades aún mejores para la tercera temporada.

Por cierto, que ha sido curioso ver cómo los títulos de crédito iban cambiando dependiendo de dónde se encontraran Claire y Jaime. Empiezan con una instrumentación claramente de orquesta de cámara cuando están en Francia y, al regresar a Escocia, se potencia la percusión para dar a entender que vuelven a un país en guerra.

Música de la semana: La banda sonora de ese último capítulo de "Outlander" alterna la música de Bear McCreary con unas selecciones musicales realmente curiosas, ya que parte de la trama transcurre en 1968. La última canción, por ejemplo, es un tema bastante épico (dura nada menos que once minutazos) de The Chamber Brothers, "Time has come today", pero antes, a mitad del episodio, es posible escuchar uno de los mayores éxitos de finales de los 60: "Reach out", de los Four Tops.

08 julio 2016

Las canciones de Steven Universe


A estas alturas, ya sabréis que "Steven Universe" es una de las series favoritas de este rincón bloguero. La errática, por decirlo finamente, programación de Cartoon Network hace que haya que esperar muchísimo tiempo por los capítulos nuevos, pero ya que la emisión de la tercera temporada se retoma el próximo lunes 18, un viernes por la tarde es un momento inmejorable para hacer una recopilación de uno de los aspectos más destacados de la serie: sus canciones.

Rebecca Sugar, creadora de "Steven Universe", se encargaba de las canciones en "Hora de aventuras", sobre todo, las de Marceline,  y trasladó a su nueva serie su talento musical. Cada tema resulta importante para contarnos la situación emocional de los personajes, y dependiendo de quién lo cante o de lo que quiera contar, cambia de estilo musical. Éstas son sólo cinco de mis canciones favoritas de "Steven Universe".

"Giant woman"



La "mujer gigante" a la que se refiere Steven es la fusión entre Pearl y Amethyst, que no están muy por la labor. Es una de nuestras primeras tomas de contacto con las fusiones de Gemas.

"Be wherever you are"



Sadie debe ser uno de los personajes más entrañables de la serie, y se lleva buena parte del protagonismo de esta canción que Steven canta mientras los tres amigos están atrapados en una isla.

"What can I do for you?"



Una balada rock muy clásica para contar el principio de la historia de amor entre Rose Quartz y Greg Universe.

"Strong in the real way"



Las canciones son la manera en la que tenemos un vistazo a los sentimientos de Pearl, que presenta siempre una fachada de maniática del control. En ese aspecto, es muy destacable "Do it for her/him".

"Stronger than you"



El talento de Estelle se aprovecha poco en la serie, pero en el gran momento de Garnet sí que se le da una opción para mostrar el lado por el que es más conocida.

Bonus: "We are the Crystal Gems"



La versión extendida de la sintonía de "Steven Universe" resume toda la serie en dos minutos y, de paso, muestra lo pegadizas que son sus canciones.

07 julio 2016

Las reglas del suspense


Pongámonos un poco en plan Sophia Petrillo e imaginemos un hombre que entra, solo, en una casa vacía, grande y amplia, a plena luz del día, en una calle concurrida y ancha de un buen barrio. El hombre se da una vuelta por el salón en la primera planta de la casa, con unos grandes ventanales, y de repente, sin previo aviso, sale una sombra de la escalera que lleva al sótano y se lo come. La sorpresa y el susto que nos llevaríamos sería mayúsculo.

Ahora pensemos de nuevo en esa escena, pero esta vez vemos, al mismo tiempo que ese hombre entra en la casa y se da una vuelta por el salón, que en el sótano hay una extraña forma oscura que está buscando la manera de salir de allí y subir a la primera planta. Tenemos un plano de los pies del hombre caminando por la habitación, por ejemplo, y otro de esa forma "escuchando" pegada al techo del sótano. De esa manera, no se está construyendo una sorpresa, sino que se está creando tensión porque los espectadores sabemos que el hombre está en peligro, que hay algo que puede matarlo en cualquier momento, algo de lo que él no es consciente. Cuando ocurre lo que llevábamos temiendo que pasara, el impacto es un poco más duradero que el del mero susto.

Eso es el suspense. Alfred Hitchcock lo explicaba con una pareja sentada a una mesa y una bomba situada debajo, pero el principio es el mismo: los espectadores saben más que los personajes. Lógicamente, existe el riesgo de que dichos personajes actúen de maneras un poco estúpidas porque, precisamente, no disponen de toda la información, pero ése es otro tema. Lo que nos interesa aquí es la construcción en el público de esa tensión, de esa expectación por ver si lo que cree que va a pasar realmente tendrá lugar, o si lo que está viendo subvertirá sus expectativas. La ejecución de Ned Stark en "Juego de tronos" funciona justo por lo que esperamos que pase, o que no pase, en este caso; nuestra experiencia previa con historias de ese género nos hace esperar un determinado resultado que, cuando no se produce, nos deja muy impresionados.

Pero ahí no hay apenas suspense porque todos, audiencia y personajes, están en el mismo plano informativo. En la famosa escena que arranca el último capítulo de la sexta temporada de "Juego de tronos" sí que se da la disonancia informativa necesaria para crear el suspense y la tensión. Ha habido algunas quejas de que era "previsible" (quejas que comentan en el especial sobre la temporada de Ohhh! TV); pero no era una escena que buscara la sorpresa, sino otro tipo de reacción.

(A partir de aquí habrá spoilers de ese último episodio. Por si, de todos modos, queréis ver la escena en cuestión que tanto ha dado que hablar, es ésta.)

Desde la segunda temporada de la serie sabemos que Aerys II, el Rey Loco, almacenó grandes cantidades de fuego valyrio en el subsuelo de Desembarco del Rey. Tyrion lo utiliza para repeler el ataque de Stannis en el Aguasnegras y, durante toda la temporada, hemos tenido las visiones de Bran y los recuerdos de Jaime (¿os acordáis de aquel baño con Brienne en la tercera temporada?) para contarnos que el propósito de Aerys era quemar toda la ciudad antes de que el ejército de Robert Baratheon pudiera entrar en la Fortaleza Roja. Esas reservas de fuego valyrio han estado ahí, al fondo, como la proverbial pistola de Chéjov, y cuando vemos a Cersei, Tommen, Margaery y el Gorrión Supremo prepararse para los juicios de Loras y la propia Cersei, "Juego de tronos" comienza a darnos las primeras pistas de va a pasar algo terrible.

Desde el momento "El padrino" de Qyburn utilizando a sus "pajaritos" para asesinar al maestro Pycelle y Lancel Lannister adentrándose en las catacumbas bajo la ciudad, y descubriendo esos barriles de explosivo verde, se intercalan esas escenas con el juicio de Loras y un Gorrión Supremo cada vez más seguro de que tiene todo el poder. Pero, como es de rigor, los espectadores sabemos más que él. Sabemos que Cersei no ha ido al Septo, incluso aunque es a ella a la que se juzgará, que ha encerrado a Tommen en sus habitaciones, y que  los Irregulares de Baker Street del maestre Qyburn están dejando velas encendidas en esas catacumbas. Ni el Gorrión ni Margaery son conscientes de todo eso, pero el público sí, y ahí se genera el suspense. ¿Logrará Margaery avisar al Gorrión? ¿Podrá Lancel apagar las velas? ¿Realmente Cersei se atreverá a quemarlo todo?

Ésa es la gracia de esa escena, no que sea más o menos predecible. La nueva reina se ha atrevido a ir donde el Rey Loco no pudo, y ver paso a paso cómo lo consigue es lo que de verdad impacta. Es la sensación de que está a punto de ocurrir una atrocidad y de que nada puede impedirlo. Ahí está su éxito.

06 julio 2016

La leyenda de los 80


Un niño que desaparece sin dejar rastro en un pueblo, un grupo de amigos que se dedica a buscarlo y cierto toque sobrenatural. Y unos posters, y unos trailers, que parecen una destilación de "Cuenta conmigo", "E.T." y, en general, todo el cine de Steven Spielberg en los 80. Sólo con eso, "Stranger things", la próxima serie de Netflix, ya se ha llevado una atención mediática tal, que parece que el propio Spielberg estuviera realmente detrás del proyecto. En realidad, lo que ha hecho es aprovechar el tirón de esa nostalgia por la década de 1980 que no parece pasarse de moda nunca.

Entre el aniversario de "Regreso al futuro", la nueva versión de "Cazafantasmas" y la expectación por la segunda parte de "Guardianes de la galaxia" (que respira una atmósfera de aventuras ochenteras que va más allá de su banda sonora y los cameos de Howard, el pato), la industria del entretenimiento vive intentando exprimir, tres décadas más tarde, lo que enganchaba de niños a quienes ahora están en los puestos ejecutivos para dar luz verde a esta ola de proyectos nostálgicos y remakes. Sólo así se entiende la serie de "Arma letal" en FOX y la nueva versión de "MacGyver" en CBS para la próxima temporada. Esos chavales de los 80 ahora tienen el dinero para entregarse sin problemas a su añoranza de aquellos años.

"Stranger things" es, probablemente (y sin haber visto aún nada más que trailers), el intento más descarado de subirse a este tren. Está por ver que realmente sea algo más que una fotocopia desvaída de "Exploradores", por ejemplo. Un alumno aventajado de Spielberg como J.J. Abrams consiguió algo bastante notable con "Super 8", pero el riesgo de quedarse en la superficie, en lo formal y en los tres o cuatro elementos más típicos de aquellas películas es muy palpable.

El gran riesgo detrás de todo esto es la mistificación de una década cuyo clima político dejó algunas propuestas cinematográficas y televisivas bastante sonrojantes, y no sólo por cómo se presentaba a los rusos como villanos de tebeo. "The Americans" es una representación bastante fiel de lo que eran aquellos años, mientras esta ola nostálgica acaba tirando muchas veces hacia algo más tipo "The Carrie Diaries", que tenía mucho encanto, pero cuyos 80 eran los de nuestros recuerdos y los programas recopilatorios de grandes momentos de la década. Ya ha pasado el suficiente tiempo desde entonces como para que se pueda tratar una serie ambientada en esa época como "histórica", y entre eso y el factor de añoranza de la infancia, el revival ochentero no parece tener visos de detenerse.

05 julio 2016

La clásica discusión de los Emmy


El próximo jueves 14, Anthony Anderson y Lauren Graham leerán las nominaciones a los 68º premios Emmy, unos premios cuya campaña está alcanzando las mismas cotas de gastos y circuitos de eventos, proyecciones con preguntas y respuestas y mesas redondas que la de los Oscar. Se nota también porque The Hollywood Reporter lleva ya un par de años cubriéndola casi al mismo nivel, con la diferencia de que, en la temporada de los Emmy, no hay sucesión de galardones menores que intentan aprovechar la sombra en el horizonte de los Oscar para conseguir algo de relevancia. Aquí están los premios de la TCA (la Asociación de Críticos de Televisión, que se entregan en agosto), y ésos nunca han intentado predecir lo que puede gustar a los académicos, sino justo reconocer lo que ellos suelen olvidar.

Lo que sí es común a ambas campañas son las listas de los críticos y los periodistas especializados intentando adelantarse a lo que la academia puede nominar, lo que tiene más probabilidades de ganar y lo que debería ser candidato en su lugar (y llevarse la estatuilla, claro). Con las series puede ser más fácil acertar, incluso aunque no haya esa retahíla de círculos de críticos dando sus premios, porque los Emmy llevan una inercia que cuesta más virar que al Titanic frente al iceberg. Si el año pasado arrasaron "Juego de tronos" y "Veep", lo más probable es que vuelvan a dominar, como mínimo, las nominaciones, y tal vez hasta repitan sus victorias a mejor drama y mejor comedia porque no parece haber surgido esta temporada ningún rival que de verdad pueda hacerles sombra.

Así que lo divertido está, otra vez, en especular con qué novedades puede haber entre los candidatos. Y novedades reales, no que "Supergirl", por ejemplo, se cuele entre las nominadas a mejores efectos especiales. Desde el estreno de la segunda temporada, a principios de abril, Starz está empujando con fuerza "Outlander" para que, al menos, Caitriona Balfe y el impresionante vestuario de Terry Dresbach estén en la gala de septiembre, y Lifetime está promocionando "UnREAL" todo lo que puede, enfatizando especialmente a Constance Zimmer. Si, además, USA logra que el Globo de Oro a mejor drama que se llevó "Mr. Robot" cristalice en una candidatura al Emmy, ya veremos unas nominaciones un poco más entretenidas de lo habitual.

Cada año hay más aspirantes intentando llamar la atención de los votantes, que tienen que estar atentos a networks, cable y plataformas de streaming, y que ya no tienen que justificar haber visto los episodios elegidos por los nominados para decidir quiénes se llevan las estatuillas aladas.  La competición se está volviendo tan despiadada como la de los Oscar, aunque la gala no llegue todavía a esas cotas de espectacularidad, y donde los Emmy sí pueden sacar pecho, si continúan animándose a ello, es en la diversidad de sus candidatos. Muy mal tienen que dársele las cosas a Viola Davis para que no repita nominación en protagonista de drama.

03 julio 2016

Las dos guerras de Claire Fraser


Claire Randall se presenta en "Outlander" como ex enfermera militar en la Segunda Guerra Mundial. En el frente francés, además. Una de sus primeras apariciones en el primer episodio de la serie es, precisamente, enterándose del final de la guerra en un hospital de campaña, atendiendo a un soldado herido, y con el uniforme manchado de sangre. La experiencia bélica es una parte importante de su personaje, y ese viaje que emprende con Frank por Escocia pretende acercarlos a ambos y dejar dicha experiencia un poco atrás. La guerra ha consumido casi seis años de sus vidas, supuso un paréntesis en ellas, y cuando finaliza, su intención es retomarlas casi donde se quedaron. Sabemos que no lo consiguen porque Claire "desaparece", viaja al pasado, pero la intención estaba ahí.

En ese aterrizaje en 1743, la protagonista de la serie no sólo lleva su vestuario, muy de 1946, sino esos conocimientos médicos aprendidos en el campo de batalla. La hemos visto curar diversas heridas y enfermedades de los escoceses gracias a ellos, y también hemos visto como su conocimiento de lo que la historia depara a los highlanders jacobitas le permite ganarse la confianza de varios personajes más allá de Jaime Fraser. En la segunda temporada de "Outlander", de hecho, ese conocimiento es el motor de toda la trama; Claire pretende cambiar la Historia, pretende evitar la batalla de Culloden que certificó del modo de vida highlander. Pero no lo hace como una mujer del siglo XVIII. Podrá haberse adaptado, relativamente, al modo de vida de la época, pero sigue siendo una mujer de los años 40, y una mujer que vivió la guerra más terrible y sangrienta que los escoceses a su lado imaginarán jamás.

Lo curioso es que las vicisitudes de Claire en la Segunda Guerra Mundial apenas se tocan en "Outlander". Sabemos dónde adquirió sus conocimientos (y sabemos que la guerra fue un periodo en el que muchas mujeres adquirieron unas responsabilidades y una independencia que no habían podido disfrutar hasta entonces, y que perdieron después, y que inspiraron a Diana Gabaldón para crear al personaje), y que ella se marchó al frente mientras Frank se quedaba en la retaguardia, en Inteligencia, y apenas conocemos más detalles. La condición de viajera del futuro de Claire se utiliza, sobre todo, para dar información sobre el destino al que va abocado el ejército del príncipe Carlos Estuardo, pero poco más. Hasta un episodio de la mitad de la segunda temporada de la serie, que ha generado cierta conversación en internet porque se sale un poco de lo contado en los libros en los que se basa la adaptación en Starz.

En ese capítulo, "Je suis prest", se funden finalmente el pasado de Claire con su presente, aparecen sus recuerdos de la Segunda Guerra Mundial en medio del campamento militar de los escoceses en 1745. Y los recuerdos no son bonitos. Claire va a vivir otra guerra cuando pensaba que había dejado atrás la peor imaginable, y eso despierta algunos traumas que creía enterrados. Es algo que, al parecer, no se destaca en las novelas de Gabaldón, pero que le da mayor profundidad a Claire. Los siglos pueden ser distintos, pero la experiencia del combate y del cuidado de los heridos no va a ser demasiado diferente, con el agravante de que Jaime Fraser está entre los que pueden necesitar de sus cuidados tras la batalla. La Claire de la Segunda Guerra Mundial ayuda a comprender a la Claire de su presente (aunque sea el pasado), ayuda a que entendamos por qué toma esas decisiones y por qué es como es. "Outlander" hace pocos flashbacks, pero éstos son realmente interesantes. ¿Una webserie sobre el servicio de Claire en esa base del ejército británico en Francia?

Música de la semana: Richard Linklater se ha animado con la nostalgia de su época universitaria en "Todos queremos algo" y, además de tener un reparto repleto de jóvenes actores que han empezado a llamar la atención en televisión (con Tyler Hoechlin, Glen Powell y Blake Jenner a la cabeza), tiene una banda sonora llena de éxitos de 1980 (y un poco antes). Uno de los más peculiares es "Whip it", de Devo, sobre todo por lo particular que era ese grupo de new wave y esas especies de conos de obra rojos que llevaban sus miembros en la cabeza.

01 julio 2016

Paquita Salas, representante


"Los Javis" son Javier Calvo y Javier Ambrossi, dos actores que habían participado en "Física o química" o "Cuéntame cómo pasó" y que un día, hace más de tres años, escribieron y estrenaron en Madrid un peculiar musical, "La llamada", sobre una adolescente aficionada al electro latino que una noche, en un campamento de verano de monjas, recibe la visita de Dios, que le canta éxitos de Whitney Houston. La obra, que sólo se representa los fines de semana en un pequeño teatro en el centro de Madrid, ha sido un éxito desde el principio, con espectadores que repiten todas las veces que pueden, versiones en Sudamérica y hasta ha servido un pocop como trampolín para dos de sus actrices, Anna Castillo y Belén Cuesta. Y ha sido la mejor carta de presentación para que Calvo y Ambrossi den el salto a televisión.

En realidad, lo que están preparando es la película de "La llamada", pero antes de que ese rodaje dé comienzo se han animado a crear una serie para Flooxer, la plataforma de vídeo en streaming del grupo Atresmedia. Ésta está apostando fuerte por las ficciones originales, y desde principios de junio está presentando un grupo de series ("El partido", muy recomendable, "Entertainment" y "Temporada baja") en el que destaca "Paquita Salas", la creación de "los Javis", que no podrá verse completa hasta septiembre, pero cuyo primer capítulo estará disponible en Flooxer el próximo miércoles. Es un falso documental sobre una representante de actores que lo fue todo en los 90 y que, ahora, está en decadencia. Sólo le queda Macarena García (hermana de Ambrossi, por cierto), y su estrella está tan al alza, que no se sabe por cuánto tiempo seguirá con ella.

Pero Paquita no se da por vencida. Su lema es "júntate a mi lado y encontrarás el éxito", y sigue intentando conseguir actores jóvenes que representar. Lleva tiempo en el negocio y conoce a todo el mundo, pero las cosas ya no son como en los 90. "Paquita Salas" bebe de "Curb your enthusiasm", de "The Comeback" y de "The Office", pero con más amabilidad y menos vergüenza ajena. Paquita (magistralmente interpretada por Brays Efe) es de esos personajes que logra la comedia con el contraste entre su realidad y sus aspiraciones, pero tiene bastante más corazón de lo que podríamos pensar con esos referentes. El primer episodio de "Paquita Salas" no es cruel, pero sí es muy divertido y hasta entrañable. El dúo que forman Efe y Belén Cuesta (que es Magüi, la asistente de Paquita) es de los que estarías viendo leer la guía telefónica, y que esté ambientada en el mundillo del show business patrio le da un toque diferencial.

No hace falta saber todas las referencias que se manejan para disfrutar "Paquita Salas", pero es más divertido si hemos visto alguna vez "Vis a vis", o si nos suena Luis San Narciso. La humanidad de su personaje central y sus diálogos (que nacieron como una broma en Instagram, y que tienen cierto aire a los del primer Almodóvar) ya le dan un punto de anclaje al espectador. En sólo media hora, logra crear una protagonista muy bien dibujada e interpretada. Sólo por ella ya merece la pena echarle un vistazo.