31 mayo 2016

Casi famosos (L)

Los "casi famosos", los ejemplos de actores que ahora son conocidos en algunos de sus primeros trabajos, nunca se agotan. No siempre es posible encontrar los casos más chocantes, pero no deja de ser divertido. ¿Vamos con la tanda de hoy?

Cillian Murphy ya era bastante conocido antes de protagonizar "Peaky Blinders" cuya tercera temporada está a punto de acabar en BBC. Y curiosamente, con esa cara, no es que haya hecho tantas producciones de época antes de que "28 días después" lo hiciera famoso. Al principio de su carrera participó en una adaptación de Trollope, "The way we live now", en la que lucía pelazo y patillas victorianas.

Ya ha quedado claro en varias ocasiones que Eva Green es una de las mejores razones para ver "Penny Dreadful", donde deja claro su gusto por meterse en proyectos que suelen tener un lado oscuro o un poco perturbador. Lo más curioso de su carrera es que la empezó por la puerta grande, trabajando a las órdenes de Bernardo Bertolucci en "Soñadores". Tenía 23 años.

"Preacher" tiene el rostro de Dominic Cooper, alguien que en televisión también ha sido Howard Stark en la llorada "Agent Carter", y su carrera se inició en el teatro, en una de las producciones más recordadas del National Theatre inglés, "The History Boys", que tuvo su correspondiente adaptación al cine poco después. Uno de sus compañeros de reparto, por cierto, era James Corden, que ahora tiene su propio late show en Estados Unidos.

La compañera de reparto de Cooper en "Preacher", Ruth Negga, podría hacerse realmente famosa este año, y no sólo por esa serie de AMC. Tiene una película, "Loving", que podría llegar a los Oscar. Si lo hace, podremos recordar que la vimos en "Agents of SHIELD" y los espectadores británicas puede acordarse también de ella en "Love is the drug", un drama familiar ambientado en Irlanda.

Para éste último casi hace falta una lupa, pero es una curiosidad simpática. Por "Atrápame si puedes" pasaron multitud de actrices que, en 2002, no eran aún demasiado conocidas, como Amy Adams, Jennifer Garner o Ellen Pompeo, y en la foto de arriba hay otra que poco después se haría famosa gracias a "Ángel", y que ahora podemos ver en "Person of interest". La segunda por la izquierda es Amy Acker, que tenía un papel minúsculo como una nueva azafata de Pan Am.

30 mayo 2016

Esta vez, es personal


¿Tienen los superhéroes de The CW un problema con sus grandes villanos? Eso es lo que se pregunta TV Line a la luz de cómo han evolucionado las temporadas de "Arrow", "The Flash" y "Legends of tomorrow". Las tres tenían grandes villanos que prometían bastante en sus inicios, y que se fueron diluyendo con el paso de los capítulos. Vandal Savage, en realidad, nunca fue un malo demasiado llamativo, pero Damien Dahrk y Zoom sí que se presentaron con gran potencial. Aunque el primero no era más que una versión con superpoderes del villano que Neal McDonough interpretó en la tercera temporada de "Justified", sí aportaba una chispa que no estaba presente en Ra's Al-Ghul. Y que Zoom fuera tan poderoso y tan despiadado era un reto realmente grande para el equipo de STAR Labs, mucho más porque ellos le habían abierto la puerta su Tierra.

Sin embargo, es probable que sostener esas historias durante 23 episodios, reservándose el gran enfrentamiento para el final, no sea lo que mejor les conviene a estas series y estos villanos. Siempre hay algún punto en el que la trama da síntomas de agotamiento y hay que buscar nuevos giros para justificar que los héroes no vayan a atacar directamente al malo, o que éste no los aplaste por completo. Pero también puede ser que el problema esté en la concepción de esos villanos, porque todas estas series los han tenido mucho más efectivos. ¿El truco? Que tenían alguna conexión personal con los protagonistas.

Slade Wilson hizo que el tramo final de la segunda temporada de "Arrow" fuera lo mejor que han hecho hasta la fecha porque su relación con Oliver era muy cercana. Y porque la serie había estado construyendo ese personaje durante una temporada y media antes de revelar que era el malvado Deathstroke. Su pasado con Oliver y Sarah en la isla le daba un peso añadido a todas sus acciones, y que estuviera motivado por la venganza personal contra el joven Queen lo convertía en mucho más peligroso que, paradójicamente, alguien que pretende dominar el mundo. Los siguientes intentos de "Arrow" de introducir grandes villanos han fracasado, en parte, porque carecen de esa conexión personal con Oliver.

Que es algo que también le ha pasado a "The Flash" con Zoom. Y eso que este personaje ha estado más integrado en el día a día de Barry y compañía, pero con él faltaba la conexión emocional que tenía Reverse Flash al haber estado involucrado en el asesinato de la madre de Barry. La motivación de Allen para detenerlo era mucho más fuerte, aunque no estuviera en juego el destino del multiverso. Cuando la trama horizontal representa algo muy personal para los protagonistas, es inevitable que den lo mejor de sí mismos. Si la primera temporada de "Verónica Mars" es la mejor de todas es porque el asesinato de Lily Kane era muy personal para Verónica y ella está mucho más implicada en su investigación.

29 mayo 2016

Vampiros, monstruos y almas torturadas


El terror no es un género fácil en televisión. La tensión o los sustos que se pueden conseguir concentrados en una hora y media de película pueden perder mucho fuelle distribuidos durante trece episodios, y la serie tiene que tener algo más que la sostenga. Intentos recientes como "Scream" o "Hemlock Grove" han dejado bien claro la dificultad de mantener la atmósfera de suspense y miedo, sobre todo si no hay unos personajes detrás con la suficiente fuerza, y mejor no metamos "The Walking Dead" en esta discusión. Lo que al final acaba siendo más inresante es ver cómo resuelve "Penny Dreadful" ese dilema.

Su creador, John Logan, es un gran fan de la literatura victoriana y, sobre todo, del terror gótico y los poetas románticos, y lo que busca es plasmar en pantalla las sensaciones que transmitían esas obras, ya fuera la yuxtaposición de la lujuria (más que el amor) con la muerte, o cómo la represión en público de todos esos deseos no hacía más que favorecer comportamientos totalmente depravados que se llevaban a cabo de manera clandestina. La parte final del siglo XIX es el momento en el que el hombre europeo decide comportarse con el convencimiento de que es superior a todas las formas de vida presentes en la planeta (lo que incluye a las mujeres y al resto de hombres que no han nacido en Inglaterra, o en Alemania, o en Bélgica), y aunque no es algo que "Penny Dreadful" trate directamente, se nota en la manera en la que sus personajes se mueven en el Londres de la época.

Todos ellos están, de algún modo, rotos, hasta Sir Malcolm Murray, el epítome del explorador victoriano, pero donde parece que lo estamos viendo más es con Lily, ese siniestro y, al mismo tiempo. razonable personaje al que interpreta Billie Piper. Su segunda oportunidad en la vida le da una gran clarividencia sobre las cosas que quiere cambiar (de una manera muy expeditiva, todo sea dicho de paso) y sobre las cosas que no está dispuesta a soportar. Y luego tenemos a Vanessa Ives, que parecía que podía conseguir algo de tranquilidad tras el final de la segunda temporada, pero que siempre va a estar peleando contra quien es en el fondo.

Siempre va a estar asediada por entes oscuros, vampiros, demonios milenarios. En algún momento, eso acaba cobrándose un precio (que siempre es el de su salud mental), pero no puede permitirse el lujo de bajar la guardia. La señorita Ives siempre tiene que estar atenta, y siempre necesita ayuda, porque es una labor demasiado ingente para una sola persona. Pero su problema es que la tercera temporada de "Penny Dreadful" arranca con todos los personajes desperdigados por el mundo, y luchando contra sus propios fantasmas, y ella, sobre todo, tiene que retomar el control de sí misma antes de estar en condiciones de enfrentarse a la nueva amenaza que se cierne sobre ella.

"Penny Dreadful" tiene tantos detractores como fans, y aunque sospecho que, si uno no ha leído mucho terror decimonónico, no le pilla el truco a la sensibilidad de la serie, puede ser que los lectores de "Drácula" (cuya estructura epistolar toma prestada el principio de la temporada), "Frankenstein", "El retrato de Dorian Gray" o los relatos de Joseph Sheridan Le Fanu, Horace Walpole o Ann Radcliffe (hasta Henry James) no terminen de conectar con ella. Eso no es malo. Es una serie con una clara apuesta estilística y temática; eso le gana adoradores y expulsa a otros espectadores. Es ley de vida.

Música de la semana: Otra que va ya por una muy avanzada tercera temporada, ésta en BBC, es "Peaky Blinders", la serie de los gángsters de Birmingham en los años 20 con una banda sonora de rock contemporáneo muy potente. Uno de sus artistas de cabecera es Nick Cave, del que utilizan "Breathless" para ambientar una boda.

27 mayo 2016

El buen predicador


Siempre ha habido libros y cómics cuya adaptación a la pantalla se consideraba imposible. "Juego de tronos" era uno de ellos hasta que llegaron David Benioff y Dan Weiss en HBO, y "Predicador", de Garth Ennis y Steve Dillon, era otro. Desde la publicación de su primer número, en 1995, se pensaba que era demasiado burro, hasta rozando lo blasfemo, como para que alguna cadena se atreviera a emitir una serie basada en él, y la mezcla de géneros y la acumulación de historias dificultaba su traslado al cine. Hasta que llegaron Seth Rogen, Evan Goldberg y el guionista Sam Catlin para ofrecerle a AMC una serie sobre "Predicador" que mantuviera su espíritu irreverente.

El primer episodio de esa "Preacher" se vio en Estados Unidos justo después del final de media temporada de "Fear the Walking Dead", y el mayor brío de la primera destacaba enormemente en ese programa doble. La historia que cuenta es lo suficientemente loca como para que sólo pueda funcionar si se le da un toque gamberro y de humor negro. Porque su protagonista, Jesse Custer, es un hombre de oscuro pasado que vuelve a su pueblo de Texas para retomar la labor de predicador que antes ejerció su padre, pero no se le da demasiado bien. El pueblo está lleno de gente que guarda sus propios secretos y perversiones, y él tiene qye esforzarse mucho por escucharlos y por no entregarse a quien era antes.

Ese hombre capaz de tumbar él solo a cinco tipos en una pelea en un bar va a salir de su desgana a la fuerza. Primero aperece en el pueblo Tulip, su ex novia, una criminal con más recursos que MacGyver y más cool que Michael Westen. Y después aterriza, bastante literalmente, Cassidy, un vampiro irlandés pendenciero al que persiguen unos misteriosos hombres. Además, hay una misteriosa fuerza haciendo explotar a hombres de fe (y que da para un memorable chiste digno de "South Park") y a Jesse se le empiezan a acumular las peticiones de ayuda de sus feligreses. El resultado es un primer capítulo que construye perfectamente el ambiente caluroso y opresivo de Annville, y que despliega una gran energía en las escenas de acción. Y que nos sitúa en el punto de partida del resto de la serie, que los lectores de los cómics se saben de memoria.

Para quienes no hayan leído "Predicador" (culpable), la serie apunta a ser algo bastante entretenido y curioso. El trío Dominic Cooper-Joseph Gilgun-Ruth Negga funciona perfectamente, y el aire de western con toques sobrenaturales está muy conseguido. En una AMC tomada al asalto por los zombies, se agradece una propuesta un poco diferente, que busque algo menos trascendental y con unos personajes bastante mejor construidos desde el principio. Después de lo que pasa al final del capítulo, hay mucha curiosidad por ver qué hace Jesse cuando se dé cuenta de lo que puede hacer.

26 mayo 2016

El día que se encontraron 'The Flash' y 'Fringe'


ALERTA SPOILERS: "The Flash" acaba de terminar su segunda temporada. Como siempre, si no lo habéis visto, no sigáis leyendo.

Andrew Kreisberg, uno de los responsables de "The Flash",  pasó brevemente por "Fringe", una serie que introdujo en la segunda temporada la idea de que había un universo paralelo que estaba en guerra con el de los protagonistas. De hecho, el final de la tercera temporada planteaba la posibilidad de que hubiera una tregua en dicha guerra, pero a cambio de un importante sacrificio personal que, esencialmente, creaba una línea temporal alernativa. ¿A qué viene todo esto? A que los pequeños guiños que ha habido a "Fringe" en esta segunda temporada de "The Flash" eran más que meros divertimentos de Kreisberg y compañía: bien podrían estar apuntando a la dirección que puede seguir la tercera entrega.

La crítica de Alan Sepinwall del último episodio, de ese último enfrentamiento contra Zoom, incluye en los comentarios justo una digresión sobre aquella cuarta temporada alternativa de "Fringe", una temporada en la que muchos espectadores se empeñaron en que lo que habían visto antes no valía para nada (lo cual no era cierto, pero no es tema para volver a discutir aquí). Tampoco es la primera vez que Barry crea una línea temporal alternativa; ya lo hizo en la primera temporada y en el crossover con "Arrow" del pasado otoño, y en ambas ocasiones se dio cuenta de que había sido un error y volvió sobre sus pasos para deshacer los cambios que había ocasionado. Pero esta vez es distinto. Cegado por el dolor de la muerte de su padre e incapaz de superarlo, Barry hace lo que no pudo al final de la primera temporada; salva la vida de su madre. ¿Cómo habrá cambiado todo cuando regrese a su tiempo?

Los lectores de cómics han apuntado que la serie podría animarse a adaptar "Flashpoint", una saga de cómics de 2011 que mostraba justo un mundo alternativo en el que Barry había conseguido evitar la muerte de su madre, y eso había hecho desaparecer a Superman, la Liga de la Justicia, y había creado un sinfín de problemas adicionales. Es una posibilidad, desde luego, y hay quien indica que los crossover con las otras tres series de superhéroes de The CW (previstos para diciembre) estarían encaminados a resolver todo ese embrollo. De momento, todo son especulaciones, por supuesto, pero sería un curso de acción más o menos lógico.

La cuestión será también si, cuando Barry vuelva a su tiempo, recordará que proviene de otra línea temporal. O si esos recuerdos irán apareciendo de repente, que era algo que pasaba en la cuarta temporada de "Fringe". O si será algún personaje externo el que le avise de que algo no está bien en ese nuevo tiempo. Barry ha estado toda la temporada muy agobiado por su incapacidad para enfrentarse a Zoom y por la sombra constante de que podría haber evitado la muerte de su madre, y eso es lo que guiado su evolución hacia los últimos momentos del capítulo final. En la misma crítica de Sepinwall se apuntaba que, en parte, se echaba también de menos ver algo más del Barry más despreocupado y encantado de ser un superhéroe de la primera temporada, y de su paso por "Supergirl". Para justicieros perseguidos por el peso de sus decisiones ya está Oliver Queen.

25 mayo 2016

Con la Historia no se juega


ALERTA SPOILERS: "El Ministerio del Tiempo" ha cerrado su segunda temporada, así que, si no sabéis qué pinta Felipe II en todo esto, no sigáis leyendo.

Para una serie tan dada a jugar con paradojas temporales como "El Ministerio del Tiempo", ya era extraño que no se animara a plantear su propia distopía. En este caso, no le hacen falta Observadores para presentar un mundo totalitario y opresor como el de la quinta temporada de "Fringe"; sólo hace falta alguien con poder para acceder a las puertas y para suprimir toda resistencia a su paso, y con los suficientes delirios de grandeza para acometer sucesivos cambios en la Historia que le permitan perpetuarse en el poder. Eso es lo que hace ese Felipe II en el final de su vida, asediado por los recuerdos de los errores que ha cometido y al que le llega en el peor momento la noticia de que su Armada Invencible, su orgullo nacional, ha sido derrotada por los ingleses más por la ineptitud de sus jefes que por la propia pericia del enemigo.

Dale a un hombre así, con la Inquisición a sus órdenes, la capacidad de viajar al pasado y cambiar la historia, y tienes la receta no sólo para el desastre, sino para un estupendo episodio final de la segunda temporada de "El Ministerio del Tiempo". La dictadura de Felipe II en el siglo XXI enseña las consecuencias indeseadas extremas de que un poder así esté en manos de alguien que sólo se mueve por sus propios intereses y justifica de algún modo lo que Salvador le decía a Julián cuando éste entra nuevo en el Ministerio: la Historia de España no es la mejor, pero es la única que tenemos, y Dios sabe qué interferencias se pueden crear alterando las partes que no nos gustan. Es la versión de la serie del "Virgencita, que me quede como estoy".

Lo más interesante de este "Cambio de tiempo" es lo mismo que ha dado su cohesión a estos trece episodios: el viaje vital de sus personajes. Los corazones de Alonso, Julián y Amelia (y especialmente el de ella) sostienen la serie con sus vaivenes, su evolución, sus intentos de adaptarse a nuevas situaciones y de superar viejos traumas. Son, como ocurre hasta en las series más autoconclusivas, el hilo conductor de todos los episodios, su elemento serializado. La principal tensión en el capítulo era ver si Alonso y Julián se daban cuenta de que, aunque esa distopía les diera lo que ellos más anhelaban (sendos futuros con Elena y Maite), no era más que una farsa, un pálido reflejo de lo que sus corazones realmente buscaban. La postura egoísta que adoptan ante las explicaciones de Amelia de que aquello está mal es un autoengaño. Los dos son conscientes de que nada encaja, de que Amelia tiene razón, ¿pero cómo renunciar a sus sueños, por muy corrompidos que estén?

Este último episodio vuelve también al tema que se veía en el primero de que lo más importante en el Ministerio no es la institución, o la labor de proteger la Historia, sino apoyar a los compañeros. No se abandona a ninguno en medio de una misión, y menos si está en peligro. Sobre todo, se nota que, cuando los tres protagonistas vuelven a ese presente alterado, lo que más les duele es la situación de Irene, que aquí se ha convertido en la mujer sometida y reprimida que podría haber acabado siendo si el Ministerio no hubiera entrado en su vida, la que se planteó muy seriamente tirarse por una azotea. La visión de esa Irenenate ya es un pinchacito en la ilusión que se empeñan en mantener Alonso y Julián, y un impulso a la determinación de Amelia de enfrentarse a Felipe II y obligarle a deshacer todo lo que ha cambiado.

"El Ministerio del Tiempo" cierra así una temporada que ha potenciado su capacidad de diversión y de probar diferentes aventuras en cada episodio. Ha habido algunos que han funcionado mejor (como el del Cid o el de Houdini, por ejemplo) y otros peor (como el de la cuarentena), pero en lo que la serie siempre ha mostrado un buen nivel es en el manejo de sus personajes. Es interesante comprobar cómo Amelia se ha ido adueñando del centro del show con sus dudas emocionales y su compromiso en las misiones, y también ha sido un acierto dar más relevancia a Salvador y a Angustias. Aún no sabemos si TVE le concederá una tercera temporada pero, hasta entonces, tenemos 21 capítulos que proporcionan un entretenimiento muy recomendable.

24 mayo 2016

El curso seriéfilo 2015/16, en 13 momentos



La temporada televisiva 2015/16 ha terminado oficialmente en Estados Unidos. En cuanto pasan los upfronts, y aunque queden aún algunos finales de series por verse, ya podemos decir que entramos en la temporada veraniega, y eso quiere decir no sólo que ha arrancado también oficialmente la carrera a los Emmy (con las mesas redondas de The Hollywood Reporter, por ejemplo), sino que es el momento de recordar algunos de los grandes momentos de estos nueve meses (casi diez) de series. Se van a quedar muchos en el tintero porque, para poner cierto orden, sólo he elegido doce, y uno de ellos ya está en el vídeo de arriba. Éste ha sido mi curso seriéfilo 2015/16.

- "West Covina, California", de "Crazy ex-girlfriend"

- El rescate del avión en el piloto de "Supergirl"


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- La demostración de las armas de Roper en "El infiltrado".

- La pelea en el pasillo y la escalera de "Daredevil".


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- El asesinato en el autobús, al ritmo de Soft Cell, de "The Americans".

- El número inicial, en plano secuencia, de "Grease Live!"

- La bofetada de "The good wife". Sabéis a lo que me refiero.

- Root disparando por debajo de un coche en "Person of interest".


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-"Hold the door" en "Juego de tronos".

- Los bebés de Brightborn en "Orphan Black".

- La "fiesta" en el parking de Max Rager en "iZombie".


- El "juicio por combate" de Lexa contra Ronan en "Los 100".

- Jacqueline, atravesando un coche de lujo para evitar a una de sus "amigas" en "Unbreakable Kimmy Schmidt".

¿Los vuestros?

23 mayo 2016

Los otros apocalipsis zombies

ALERTA SPOILERS: Este aviso de spoilers es doble; manteneos alejados si no habéis visto el final de media temporada de "Fear the Walking Dead" o el de la segunda temporada de "iZombie". Ya está.

"Fear the Walking Dead" puede ser una serie muy frustrante. Que los espectadores sepamos más de ese nuevo mundo en el que se mueven los personajes que ellos mismos no es ninguna ventaja en este caso, no crea suspense ni aporta ningún toque extra. Lo único que consigue es que tengamos cada vez menos paciencia con gente como Nick, que se cree las patrañas de Celia sobre que los zombies no están muertos, que sólo están cambiados, y que siguen siendo las personas que eran antes. Nick es un adicto que va sustituyendo las drogas por otras cosas que le proporcionen el mismo subidón y, en este caso, su descubrimiento de que pasa desapercibido entre los caminantes su va cubierto de la sangre de uno de ellos le hace sentirse invencible y nubla su juicio.

El principio de la segunda temporada del spin off de "The Walking Dead" prometía un nuevo escenario al situar a todos sus personajes en un barco, pero sigue pesando demasiado sobre ella la sombra de su serie madre. La hacienda de Celia ha sido una versión concentrada de la granja de Hershel, con la persona al mando creyendo que los zombies pueden contenerse (o curarse) y los protagonistas preguntándose si son buenas personas, si están preparados para sobrevivir en este mundo apocalíptico. Y todo eso genera fracturas profundas entre el grupo principal, que nunca estuvo demasiado unido.

No ha sido un final de media temporada demasiado memorable, y lo peor es la importancia que se le sigue dando a Chris, uno de los personajes más irritantes que hay actualmente en la televisión estadounidense. El traslado de la egolatría adolescente a un escenario donde uno se juega constantemente la vida no está dejando momentos interesantes y, francamente, hace a su padre quedar como un tipo bastante tonto por no darse cuenta de que su hijo ni siquiera es un psicópata; es un niño demasiado terco y demasiado mimado para apreciar que el mundo no se ha acabado para fastidiarle la vida precisamente a él.

Es curioso que, mientras "The Walking Dead" siempre se lleva grandes elogios cuando decide lanzar a hordas de zombies contra sus protagonistas, haya dos series que consigan en ocasiones ser más eficaces que ella en los escasos momentos en los que han hecho escenas parecidas. "Juego de tronos" le saca mucho provecho al ejército de muertos de los Caminantes Blancos, mientras que "iZombie" acaba su segunda temporada en plan película de terror: una fiesta en un parking cerrado, un grupo de zombies desatados y tres protagonistas que cada vez tienen menos opciones para escapar de allí con vida. Esa lucha por sobrevivir la masacre del sótano de Max Rager lleva todas las líneas argumentales que la serie ha manejado desde el principio a su punto de ebullición.

No sólo se resuelve el asunto de los efectos "indeseados" de esa bebida energética, sino que Clive sabe, por fin, el secreto de Liv, se nos presenta a los malos de la próxima temporada y, de remate, Blaine va camino de convertirse en el Spike de "iZombie", como decía un crítico norteamericano. "Veronica Mars" sabía hacer finales de temporada como las mejores series, y Rob Thomas (el guionista, no el cantante) y compañía no han perdido el toque en este título. Los tres últimos episodios de la temporada se suceden sin descanso, enfrentando a sus personajes a secretos que ya no pueden ocultar por más tiempo, y llevándolos por un camino que puede cambiar la serie por completo el año que viene.

La revelación de que hay muchos más zombies funcionales ahí fuera, y de que están planeando un verdadero apocalipsis (y uno distinto del del universo de "The Walking Dead") es un cierre a la altura para una tanda de episodios sumamente entretenida, y que ha profundizado en el retrato de todos sus personajes. "iZombie" está acercándose a la mezcla perfecta de humor, referencias pop, tramas de fondo bien construidas y personajes a los que no te cansas de ver, y la amenaza zombie le da, además, un componente de acción y terror que estaba muy bien llevado en su último episodio. Sin que nadie le preste demasiada atención, The CW tiene entre manos un producto muy sólido.

22 mayo 2016

Hacia la Ciudad de la Luz


ALERTA SPOILERS: ¿Habéis visto el final de la tercera temporada de "Los 100"? No sé qué hacéis leyendo esto entonces.

La muerte de Lexa pudo ser el giro más controvertido que "Los 100" pudo acometer en su tercera temporada, pero también fue el momento que salvó esta entrega. El primer tramo estuvo dividido entre las luchas internas por el poder entre los terrestres, la deriva más violenta e intolerante de la gente del Arca y, por otro lado, Jaha en plan Gaius Baltar con su propia Head Six, sólo que ésa era una inteligencia artificial con unos propósitos tirando a sospechosos, y ninguna de las tres tramas terminaba de ganar tracción ni acababa de cuajar. La del Arca, con la evolución de Bellamy y el ascenso de Pike, iba demasiado rápido para que funcionara más allá del lado teórico; la de los terrestres y las amenazas al liderazgo de Lexa profundixaba la relación con Clarke, pero no mucho más, y la de ALIE y su búsqueda de acólitos para su Ciudad de la Luz estaba disfrazada al principio de delirios de mesías por parte de Jaha.

Sin embargo, el momento en el que Lexa muere (de una manera muy chapucera, pero no es eso de lo que estamos hablando ahora), y sale de su cuello otro chip como el que Jaha está dando a todos sus seguidores, algo hizo clic en "Los 100". De golpe, todas las tramas estaban conectadas porque todos los personajes estaban amenazados por lo mismo, por el intento de ALIE de llenar su Ciudad de la Luz y acabar con la humanidad otra vez, aunque ella afirma que lo está haciendo es salvarla. Ese episodio nos muestra los primeros momentos del holocausto nuclear, los intentos de Becca, la creadora de ALIE, por contrarrestar su fría lógica a lo Samaritan y el origen de los mitos de los terrestres alrededor de sus comandantes, reencarnación incluida, y desde ese momento también parece muy claro que Clarke sólo va a tener un curso de acción posible en el final de temporada: tendrá que ir a la mismísima Ciudad de la Luz para detener a ALIE. Y que va a tener que implantarse ella misma la Llama.

Como ya es tradición en los finales de temporada de esta serie, están repletos de acción y de decisiones difíciles, y Clarke es la que tiene que hacer lo necesario para salvar a sus compañeros, por el momento. Quizás lo más interesante sea la venganza de Octavia, incapaz de olvidar que Pike, que ahora lucha codo a codo con ellos, no sólo mató a Lincoln, sino que pretendía exterminar a todos los terrestres. ¿Por qué oscuro camino se va a deslizar ahora? ¿Y podrán todos los que cayeron bajo el influjo de ALIE seguir viviendo con el recuerdo de las cosas que hicieron? Como "Los 100" tampoco ha sido nunca una serie sutil, Clarke deja claro a ALIE cuál ha sido uno de los mensajes de la temporada (el dolor no se aparta y se olvida; se supera, se aprende a vivir con él, y hay que dar a la gente la posibilidad de elegir lo que quieren), justo cuando la propia ALIE lanza una revelación que, evidentemente, nos lleva hasta la cuarta temporada: la amenaza inexorable de las centrales nucleares abandonadas de la Tierra.

La entrada de Clarke en la Ciudad de la Luz no sólo la reúne con Lexa, que es el avatar que la Llama utiliza para protegerla de ALIE, sino que permite a "Los 100" recuperar parte de sus raíces en la ciencia ficción, y hasta recordar un poco a uno de los episodios más peculiares de "Fringe", "Lysergic acid diethlamyde", en el que Peter y Walter se metían en la mente de Olivia. En este caso, Clarke entra en un mundo virtual, una especie de Second Life más inquietante en el que uno puede olvidarse de sus problemas y sentarse a comer un helado en un banco de la calle mientras el mundo vuelve a irse por el desagüe a sus pies. Entra en Matrix, básicamente, y su cometido es ser la Neo que despierte a todo el mundo de sus ensoñaciones. Es un final mucho más interesante que el resto de la temporada, que ha ido in crescendo, sobre todo, desde la muerte de Lexa. Era el revulsivo que "Los 100" necesitaba.

Música de la semana: "iZombie", como "Verónica Mars" antes que ella, tiene un buen oído para elegir canciones. Como estoy haciendo un maratón de su segunda temporada, ahora es cuando he notado que Major escucha "Kingpin", de Wilco, para desenterrar unos cadáveres. Es una larga historia.

20 mayo 2016

Las leyendas de las Gemas


ALERTA SPOILERS: La tercera temporada de "Steven Universe" acaba de arrancar en Cartoon Network, y como no sé si alguno de vosotros la ve, o está pensando en verla, mejor aviso de que habrá spoilers de los capítulos "Watermelon Island" y "Gem drill".

La mitología de fondo de "Steven Universe" es más elaborada de lo que podría parecer inicialmente. La serie comienza con las tres Gemas de Cristal (Garnet, Pearl y Amethyst) intentando proteger y, a la vez, enseñar a Steven a manejar los poderes que tiene por ser medio humano, y lo único que sabemos de ellas es que juraron defender de la Tierra de cualquier amenaza exterior. Con el paso de los episodios vamos descubriendo que muchas de esas amenazas son de otras Gemas que quieren controlar el planeta, y que Garnet, Pearl y Rose Quartz, la madre de Steven, son parias, rebeldes que decidieron ir contra las normas de su mundo natal, y tuvieron que marcharse.

La historia de Amethyst, nacida en un complejo para "crear" Gemas a escala industrial en la Tierra, empieza a darnos una idea de lo que pretenden las que llegan de Homeworld, como lo llaman en la serie. Querían utilizar el planeta para generar nuevas Gemas, pero los experimentos que realizan para conseguirlo no salen bien, y el proyecto se abandona, no sin dejar allí tiradas partes de gemas que buscan desesperadamente fusionarse con otras para poder estar completas. Y, además, dejaron en el centro de la Tierra un cúmulo de embriones de gemas que debe unirse, eclosionar y destruir en el proceso el planeta. Más o menos, ése ha sido siempre el plan que Steven y las Gemas tenían que evitar, pero no es eso lo más perturbador de la historia, sino cómo la serie nos describe Homeworld.

El contraste entre la rígida estructura social de las gemas allí, con los Diamantes como jefes supremos y las demás joyas repartidas en trabajos muy específicos, y cómo son nuestros cuatro protagonistas en Beach City ya dice mucho de lo que hay detrás de esa lucha constante entre ellas. Y la reacción de Steven cuando Peridot y él se acercan al cúmulo enterrado afianza su posición como el héroe de la historia, la persona que tiene la capacidad para acabar con todo esto. Si atacan al cúmulo, él sufre, pero todavía no sabe la naturaleza de su conexión con esas gemas, ni tampoco conoce demasiado cómo funciona Homeworld. A través de la historia de Ruby y Sapphire tiene bastante más información que antes, y hasta puede hacerse una idea de las razones que tuvo Rose Quartz para rebelarse, pero todavía hay muchas lagunas.

¿Cuál es el papel de Steven en todo esto? Además de formar un entrañale dúo cómico con esa Peridot que poco a poco deja de ser tan cuadriculada. ¿Sabremos cómo empezó la revuelta liderada por Rose? ¿Explotará Steven todo su potencial mágico? ¿Será capaz de fusionarse con alguna de las Gemas?

19 mayo 2016

La farsa verdadera de Amy y Karma


Las comedias de instituto no son fáciles de llevar. Hay unos lugares comunes en los que todo el mundo cae (el baile de promoción, la primera vez -con el sexo, las drogas o lo que toque-, la rebelión hacia los padres, las amistades de la infancia que se resquebrajan) porque son cosas por las que todos pasamos en la adolescencia. Una época en la que se está formando la personalidad adulta, en la que la influencia de los amigos empieza a ser casi más fuerte que la familiar, tiene que ser sobreexplotada por el cine y la televisión a la fuerza, y lo complicado es encontrar títulos que tengan algo distinto que decir. O, simplemente, algo propio que aportar.

MTV tenía dos de esas series, "Awkward" y "Faking it". La primera termina este año en su quinta temporada; la segunda ha sido cancelada la semana antes de que emitiera el último episodio de su tercera entrega. La primera apostaba por el humor ácido para retratar todas las situaciones embarazosas en las que se mete su protagonista; la segunda tiraba más de la exploración del lío emocional de sus dos personajes principales, Amy y Karma, amigas desde niñas que atraviesan una prueba crucial para su amistad. Probablemente todos sepáis de qué iba "Faking it": arranca con Amy y Karma confundidas por pareja, en lugar de sólo amigas, un estatus que las convierte en muy populares en su instituto. Para seguir con la farsa, Karma besa a Amy delante de todos sus compañeros, y ese beso despierta en Amy algo que define la serie; ella no finge, ella está de verdad enamorada de Karma.

Con ese giro, ya tenemos lo que acaba por definir a la comedia, que es la búsqueda de todos sus personajes de su identidad como individuos. Hasta que no sepan qué personas quieren ser, no pueden ser buenos amigos o buenos amantes, y se suceden los malentendidos por sentimientos que no se atreven a compartir. En ese proceso de maduración tiene bastante relevancia la identidad sexual de cada uno de ellos, ya que, al fin y al cabo, la serie empieza con dos amigas haciéndose pasar por pareja, y ahí es donde puede decirse que ha sido todo un soplo de aire fresco en la televisión estadounidense. Emitirse en MTV le ha dado más manga ancha para adentrarse por esos terrenos, para desarrollar todo lo posible la atracción no correspondida de Amy por Karma, o la posibilidad de que a la primera también le atraigan los chicos, o los esfuerzos de la segunda por no perder la amistad con la primera, o las propias inseguridades de Lauren porque, si alguien sabe que es intersexo, la trate de manera diferente...

"Faking it" ha sido una serie bastante divertida a lo largo de su tres temporadas (programada también de manera un poco errática por MTV, con 8, 20 y 10 capítulos respectivamente), con mucho más corazón del que podía parecer en un principio y que se ha preocupado por ir matizando poco a poco a todos sus personajes. Sus veinte minutos por episodio se pasaban en un suspiro, y se ha beneficiado de que sus dos protagonistas, Rita Volk y Katie Stevens, han tenido siempre una química estupenda. Carter Covington, su showrunner, decía, en una carta para los fans, que le habría gustado que la última temporada explorara la posibilidad de que Amy y Karma estuvieran juntas, sólo para darse cuenta de que, aunque estaban unidas por lazos muy fuertes, ser amigas era lo que de verdad las hacía más felices. Porque el final de la serie es, en realidad, un final de temporada. Y eso es lo que acaba dando más rabia de todo.

18 mayo 2016

Los zombies también tienen su corazoncito


Es curioso que todavía sigamos descartando The CW como una cadena menor (lo es en audiencias, desde luego) cuando en su parrilla tiene algunas de las series que mejor funcionan de la televisión estadounidense. No tienen grandes pretensiones y tampoco grandes presupuestos, y muchas ni siquiera lucen grandes actores frente a la pantalla, pero proporcionan un entretenimiento que ya quisieran para sí títulos de las otras grandes networks o de su hermana mayor corporativa, la CBS. Probablemente haya sobre ellas menos presión, menos expectativas, y eso anime a sus creadores a probar otras cosas. O, simplemente, a explorar más en profundidad a sus personajes protagonistas.

No vamos a decir que "iZombie" (que AXN estrena en televisión en España el día 23, aunque su primera temporada está ya disponible en Netflix) sea una de las mejores series actualmente en emisión, pero sí es una de las que ha aprovechado mejor su segunda entrega para dar más matices al retrato de sus personajes y a la construcción de esa Seattle que tiene todo un submundo de zombies de los que sus habitantes no son conscientes. Y un submundo que funciona según sus propias reglas mafiosas y que está amenazado por esa bebida energética que quiere dominar el mundo convirtiendo a sus clientes en violentos y agresivos asesinos en potencia.

Como buena serie co-creada por Rob Thomas, "iZombie" tiene en su centro a una protagonista femenina que no es tan cínica como lo era Verónica Mars, pero que ya ha sufrido su ración  de desgracias para afrontarla de otra manera. Al fin y al cabo, Liv está no-muerta. Ese "pequeño" matiz cambia las relaciones con la gente de su alrededor, incluso si saben que es una zombie. Liv necesita cerebros humanos para mantenerse funcional, esos cerebros provocan en ella efectos secundarios a veces muy inoportunos y, además, si se encuentra en una situación de vida o muerte, puede convertirse en un verdadero monstruo con una fuerza y una agilidad que ya las querría Hulk. ¿Cómo puedes llevar una vida medianamente normal cuando pareces salido de "The Walking Dead", pero sin que el mundo se haya acabado?

El principal atractivo de "iZombie" es su capacidad de entretener y de hacernos pasar un buen rato sin insultar nuestra inteligencia y cuidando que sus personajes tengan unas evoluciones medianamente interesantes. El dúo que forman Liv y Ravi es de los mejor compenetrados y más divertidos que pueden verse en la televisión actual, y Blaine ha seguido mostrando que es algo más que el villano nominal de la serie, y que tiene otros puntos interesantes aparte de la evidente diversión de David Anders interpretándolo. Quizás uno de lso mejores ejemplos de esa capacidad para no tomarse a sí misma demasiado en serio, para las referencias pop y para la versatilidad de Rose McIver interpretando a esa Liv "puesta" de la personalidad de los dueños de los cerebros que se come, es el episodio en el que, finalmente, "iZombie" permite a su protagonista ser una versión en muerto viviente de Black Canary. Las oportunidades de crossover con los superhéroes de The CW son infinitas, y están llenas de potencial.

17 mayo 2016

En manos de Samaritan


ALERTA SPOILERS: CBS está emitiendo la quinta temporada de "Person of interest" deprisa y corriendo, así que si no habéis visto aún "6.741", el cuarto episodio, no sigáis leyendo.

Uno de los mejores episodios de la historia de "Person of interest" es "If-then-else", un capítulo que transcurre casi por entero dentro de la "mente" de la Máquina, que ejecuta varias simulaciones de una situación muy complicada en la que se han metido sus "agentes". La última de todas ellas es la que nos deja ver mejor hasta qué punto la Máquina conoce a sus colaboradores (además de ser un metacomentario divertidísimo sobre una parte importante del ADN de la serie), y la que también nos muestra que siempre hay algo imprevisible que no entraba en sus cálculos (en este caso, el sacrificio de Shaw). Ese episodio es también el momento en el que las huestes de Samaritan capturan a Shaw, así que es bastante lógico que "6.741", el capítulo en el que vemos qué han estado haciendo con ella en todo este tiempo, funcione de algún modo como una secuela espiritual de "If-then-else".

En lugar de ver cómo piensa la Máquina, vemos cómo Samaritan pergeña un mundo virtual para torturar psicológica y emocionalmente a Shaw y conseguir que desvele dónde se esconden Finch y los demás. Porque, aunque no sea más que una simulación, para ella es muy real, y saca a la superficie los sentimientos que tiene hacia todos sus compañeros. Sí, éste es el ya célebre episodio en el que Shaw y Root consuman su tensión sexual (muy evidente desde su primera aparición conjunta), y aunque sea algo que sólo ocurre en la cabeza de Sameen, las emociones expuestas ahí sí son verdaderas, hasta el punto que Samaritan nunca consigue su objetivo porque, al final, Shaw siempre prefiere volarse ella misma los sesos que matar a Root. Y lo elige las 6.740 veces que ha vivido esa simulación hasta ahora, y lo seguirá eligiendo hasta que Samaritan consiga "romperla".

Este episodio deja todavía más clara la crueldad de los métodos de Samaritan, y cómo se diferencia de la Máquina. La primera está dominada por la fría lógica y ve a los seres humanos como objetos para servir a sus propósitos; a la segunda, Finch le inculcó la idea de que la vida merece la pena ser protegida, de que las personas no son entes abstractos ni piezas de un juego. Una tiene algo parecido a consciencia moral; la otra sólo se mueve por su propio interés. Samaritan es una versión todavía más fría y calculadora de Alice Morgan, que "Luther" presentaba como alguien tan inteligente, que se había desconectado, mental y emocionalmente, del resto de la humanidad.

¿Pero puede ser que a Samaritan le pase lo mismo que le ocurre a la Máquina en "If-then-else"? En su terrible tortura de Shaw (porque está atacándola en la parte más íntima de su personalidad), siempre subestima la intensidad de su conexión con Root, siempre hay una parte del comportamiento humano que no puede predecir. Da miedo lo bien que conoce a todos los personajes para generar una simulación virtual tan cercana a la realidad, ¿pero puede simularlo todo? ¿Es capaz de adelantarse a cosas imprevisibles? ¿Puede la repetición ad nauseam de un despiadado castigo funcionar?

16 mayo 2016

"Demasiado femenino"

El equivalente en Estados Unidos a los libros de Los Cinco en Europa parece que es Nancy Drew, una detective adolescente a la que CBS quería darle una vuelta de tuerca más moderna con "Drew", uno de sus potenciales pilotos para el año que viene. Para que nos entendamos, Nancy Drew podía ser una de las plantillas que Rob Thomas utilizó para crear "Verónica Mars", si Raymond Chandler no se hubiera metido por enmedio, y el giro que buscaba CBS era mostrarla como una adulta en Nueva York, que trabajaba como detective de policía y que estaba interpretada por Sarah Shahi.

El proyecto, sin embargo, ha sido descartado por la cadena por ser "demasiado femenino", lo que ha generado no pocos cachondeos y críticas en Twitter y en varias webs estadounidenses. Más de la mitad de la audiencia televisiva está compuesta por mujeres, pero el dinero parece seguir queriendo dirgirse a un público más masculino, y ésa es una razón muy importante por la que las cadenas deciden qué series incorporar a sus parrillas para la próxima temporada. Si tenemos tres series de "NCIS" y, de momento, dos de "Mentes criminales", y los frikis de pega de "The Big Bang Theory" siguen funcionando muy bien, ¿para qué queremos series con protagonistas femeninas al frente? Es curioso que CBS considerara que "Drew" no encajaba en su parrilla tomada al asalto por los procedimentales, si bien es cierto que éstos suelen girar alrededor de un equipo en el que el personaje principal siempre es un hombre.

Es curioso, de hecho, comprobar que, entre todos los policiacos que las cadenas en abierto tienen en antena, prácticamente ninguno está protagonizado por una mujer. "Shades of blue" en NBC, en todo caso, y "Ley y orden: UVE", dependiendo de si Olivia Benson tiene más o menos en relevancia en la temporada en emisión, porque en esa misma cadena ya no continuará "The mysteries of Laura". Y es curioso porque las tornas parecen haberse dado la vuelta entre el cable y las networks en ese aspecto, y las primeras tienen ahora mismo más series protagonizadas por mujeres que las segundas, si descontamos The CW (que recordemos que se queda con otro descarte "demasiado femenino" de CBS, "Supergirl").

Y el caso de "Drew" (que perfectamente podría haber sido un tostón, al mismo tiempo) destaca en CBS cuando la cadena ha anunciado que su remake de "MacGyver" tendrá una primera temporada de trece capítulos aunque no tengan todavía un guión definitivo para el piloto, y prácticamente lo único que no haya cambiado desde que se anunció su puesta en marcha es su protagonista, el joven Lucas Till. La marca de "MacGyver" se ve como más lucrativa, y merece la pena apostar por ella. También NBC pensaba eso con la nueva versión de "El coche fantástico" y, probablemente, nadie se acuerde ya de ella.

Música de la semana: "Faking it" es otra de las series que han caído víctimas de la guadaña de la cancelación en estos últimos días, así que vamos a honrarla quedándonos con una de las canciones que sonó en su penúltimo episodio, "Cloud nine", de los londinenses Haelos.

13 mayo 2016

Los alegres superhéroes de The CW


Aquella frase de Cat Grant en "Worlds finest", el crossover con "The Flash", ha terminado siendo profética para "Supergirl": "Parecéis el atractivo y diverso, y no amenazante, reparto de una serie de The CW". Aunque se había estrenado con muy buenos números en CBS (casi 13 millones de espectadores y por encima del 3 en la demo), fue perdiendo audiencia progresivamente hasta rondar los 8 millones en sus buenas semanas, y era difícil sacarse de la cabeza la idea de que no acababa de encajar en la parrilla de su cadena, por mucho que se afirmara que siempre se había desarrollado con ese hogar en mente.

Pero los dioses de las renovaciones pre-upfronts son caprichosos. Aunque su futuro parecía más o menos claro, el alto coste de sus episodios (tres millones de dólares) no era demasiado rentable para CBS con esa audiencia, así que no es de extrañar que Warner haya optado por ofrecérsela a The CW, donde encaja mucho mejor. Es un caso de sinergia empresarial que habría encantado a Jack Donaghy, porque Warner y CBS comparten la propiedad de esa cadena, cuya imagen ha mejorado enormemente en los últimos dos-tres años, y el estudio puede así comprobar si hay potencial en "Supergirl" para convertirse en un éxito al nivel de "The Flash".

Ésta, de hecho, se utiliza en sitios tan insospechados como Vanity Fair para lanzarle recaditos a Warner para su universo cinematográfico de superhéroes; menos oscuridad y depresión y un poco más de humor y optimismo de vez en cuando. Hasta "Arrow", la serie que lanzó este "berlantiverso" de superhéroes en The CW, ha introducido toques más ligeros para que no someter a los espectadores a cuatro años de traumas de Oliver Queen, modelado en la fragua del Batman de Christopher Nolan. En televisión, esta aproximación a estos personajes "secundarios" de DC ha funcionado bastante bien, y por eso se ha visto como algo bastante lógico el aterrizaje de "Supergirl" a partir de la temporada que viene.

La cadena va a tener su propio MCU (el "flarrowverso"), con "The Flash", "Arrow" y "Legends of tomorrow" transcurriendo todas en el mismo universo y "Supergirl", en otro paralelo que abre la puerta a más crossovers que trasladen a televisión el multiverso de los cómics, y puede crear ahí su propio emporio de superhéroes optimistas y con ganas de serlo, con seguidores jóvenes y ruidosos en redes sociales. El encaje en la parrilla va a ser harina de otro costal, porque The CW ha renovado también todas sus series en emisión este año y no tiene tantos huecos como otras cadenas, pero será interesante ver hasta dónde deciden integrar sus cuatro series de superhéroes.

11 mayo 2016

El noir rural


Al hablar del noir, del género negro, siempre tendemos a pensar en grandes ciudades y en detectives solitarios, en bares oscuros y llenos de humo y en tiroteos en callejones. Sin embargo, en el noir americano hay todo un subgénero ambientado en el campo, en lo que llamaríamos la América profunda. Sus protagonistas no son tanto detectives como sheriffs o tipos que malviven en los límites de la ley, con trabajos mal pagados y siempre esperando al siguiente colega que les diga que tiene un trabajo para ellos fácil y rápido. En esa segunda categoría se encuadra "Hap and Leonard", una miniserie de Sundance TV que en España estrena AMC el día 23, y que está basada en una serie de novelas de Joe R. Lansdale.

Se sitúa en Texas, a finales de los años 80, y sus dos protagonistas son Hap Collins, blanco, y Leonard Pine, negro, dos amigos de la infancia que trabajan recogiendo rosas y que, de vez en cuando, hacen algún "trabajo" para ganarse un dinero extra. Así es como arranca la acción; Trudy, la ex mujer de Hap, les propone buscar un millón de dólares que dos atracadores dejaron en un coche, hundido en el fondo del río a finales de los 60. En teoría, es un trabajo sin complicaciones. Pero claro, eso es en teoría, porque por allí pululan también unos hippies trasnochados y una pareja de la que es mejor no decir nada, para mantener como una sorpresa su entrada en acción.

La temática criminal (o pseudocriminal), la caracterización de sus protagonistas como dos tipos de clase trabajadora y sin nada que perder, muy marcados aún por la sombra de Vietnam (Hap, como objetor que fue a la cárcel, y Leonard, como ex marine), más la presencia de una femme fatale y de una trama que se va a ir complicando sin remedio, encuadran "Hap y Leonard" en ese noir rural, y sureño, que casi sólo puede darse en Estados Unidos. Sigue un poco la estela de "Justified" por su ambientación en pueblos de mala muerte con pocas salidas y, aunque opta por situarse al otro lado de la ley de "Longmire", mantiene el espíritu de individuos que actúan según sus propios principios. O según su propia supervivencia, que es lo que ambos amigos buscan ante todo.

El primer episodio de "Hap and Leonard" sólo presenta la situación y a los principales implicados, pero apunta a ser algo interesante. Es muy destacable la estupenda química entre James Purefoy y Michael K. Williams y, por supuesto, cómo el pasado siempre está acechándolos. El noir rural (que no "The rural juror") tiene una nueva integrante televisiva que apunta buenas maneras.

10 mayo 2016

El mejor final


En apenas un mes, en CBS habrán terminado dos de sus series más veteranas (si descontamos "NCIS" y "Mentes criminales", claro). El pasado domingo ya cerró su andadura "The good wife", y en junio lo hará "Person of interest", así que vamos a tener, de nuevo, esas entradas periódicas sobre cuáles son los mejores finales de series, que siempre aparecen cuando se acaban títulos con bastante seguimiento y cierto recorrido. Y en los listados incluidos en ese artículo también es habitual que figuren las mismas series en los puestos más altos, con "A dos metros bajo tierra" como gran dominadora. Ya casi es un lugar común decir que su final fue el mejor de la televisión, así que vamos a obviarlo (y porque está muy bien, pero no es de mis favoritos).

Terminar una serie no es tarea sencilla. Si los guionistas lo tienen planeado prácticamente desde el principio, puede jugar en su contra como en el de "Cómo conocí a vuestra madre", que habría funcionado mejor si la comedia hubiera durado menos temporadas, y si lo diseñan al final, también les arrecian las críticas por haberlo "improvisado". Si resuelven misterios de la serie, se protesta porque esas respuestas no son del gusto de los espectadores, y si no se resuelven, las quejas vienen justo por eso. No hay manera de contentar a todo el mundo (a veces, a nadie, como pasó con "Dexter" y "House"), y escribir un final que se encamine a eso va a fracasar con casi total seguridad. También puede hacerlo si los guionistas se guían más por sus instintos y por la evolución de la serie y sus personajes, pero al menos queda ese consuelo.

Por otro lado, hemos comentado en otras ocasiones que, entre la comunidad seriéfila moderna, parece haberse extendido desde hace unos años la creencia de que, si el final no gusta, invalida todo el camino anterior de la serie. "Perdidos" es la culpable principal de esta tendencia, que se ha extendido a todo tipo de títulos, ya sean comedias, dramas de instituto o procedimentales. Se mide por la misma vara a "CSI", "30 Rock" y "Fringe", y no es lo mismo. Y, en otras ocasiones, da la sensación de que los espectadores no eran conscientes de la serie que estaban viendo.

¿Mis finales preferidos? A bote pronto, tendría que decir "Friday Night Lights", "30 Rock", "Fringe" o "Battlestar Galactica". Y estamos hablando de finales escritos de esa manera por los guionistas, no finales de temporada convertidos a la fuerza en series finale porque el programa fue cancelado. El de "The good wife", por ejemplo, no entraría en esta lista en conjunto, pero su escena final sí lo hace. Es toda una declaración de intenciones que, probablemente, ganará con el paso del tiempo.

09 mayo 2016

De la señora Florrick a Alicia


Durante los últimos siete años, "The good wife" ha sido esa serie que se utilizaba para reivindicar que los dramas de network también existen. Tuvo el honor de ser el único título en abierto (si no contamos "Downton Abbey" en PBS) que logró colarse varias veces entre las nominadas al Emmy a mejor drama, donde la vista de CBS al lado de HBO y AMC era algo realmente digno de verse, y llevó caso en solitario la antorcha de los dramas de las 10 de la noche ante el embite de los antihéroes y las series mucho más cool de primeras del cable. Aquella vieja comparación con los San Antonio Spurs ha estado vigente durante sus siete temporadas: subestímalos bajo tu propia responsabilidad.

Lo mejor que ha tenido la creación de Robert y Michelle King ha sido su personaje central. Alan Sepinwall decía hace poco que los espectadores sólo veían de Alicia Florrick lo que ella quería enseñarnos, y que eso la convertía en una rareza en un panorama televisivo en el que son los hombres los que suelen jugar a ese juego en las series. ¿Quién podía haber más hermético que Don Draper, la esfinge de la televisión actual? Las mujeres protagonistas de sus propias series no suelen llevar tantas máscaras, solemos conocerlas de una manera más íntima y fácil enseguida, pero Alicia no es así. Es consciente de que siempre hay alguien observándola, de que siempre hay alguien juzgándola, como si fuera capaz de romper la cuarta pared y supiera que estamos nosotros al otro lado, pendientes de todos sus movimientos.

Esa cualidad de Alicia es la que la convierte enuno de los mejores personajes de la televisión reciente. Es un protagonista central complejo, alrededor del que giran todas las tramas, un protagonista que nunca terminamos de conocer del todo y del que siempre aprendemos algo nuevo, alguien que evoluciona y se adapta a nuevas circunstancias, que decide empezar a buscar lo que quiere, y no lo que los demás le dicen que quiere. Que sea una mujer es la gran diferencia. Y el enorme peso de Alicia en "The good wife", y cómo las dos últimas temporadas lo acentúan aún más, es parte de ese pequeño declive que la serie ha sufrido en su tramo final. La necesidad de mantener las tramas del bufete de Diane Lockhart, por ejemplo, provocó un desequilibrio en la sexta entrega, cuando Alicia se mete más directamente en política, que no ha conseguido arreglarse.

También ha habido momentos problemáticos con esa rápida sucesión de cambios en la vida de la señora Florrick desde la mitad de la quinta temporada. Apenas la teníamos marchándose por su cuenta, todo el mundo quería integrarla en su bufete, por ejemplo, y apenas había tiempo para que esa nueva situación se asentara antes de modificarla. El esfuerzo de los King por sorprender al espectador, por no ir siempre por donde se esperaba, se ha vuelto a veces en su contra. Pero eso no quita que esos seis primeros episodios de la quinta entrega sean los mejores que hicieron nunca, y que toda la serie merece los elogios que seguro que va a recibir ahora que ya ha terminado. Desde su gran facilidad para presentar nuevos secundarios y convertirlos inmediatamente en memorables a sus estupendos toques de humor (no todos de sus jueces o de Eli Gold) o el permanente aire de sospecha que acompaña siempre a Peter Florrick, "The good wife" ha demostrado que se puede hacer una gran serie con abogados, con casos en cada episodio, sin ínfulas trascendentales y en las que nadie tiene ningún problema en hablar de dinero o en reconocer que son ateos. Y en la que su protagonista pasa de ser "señora de" a tomar las riendas de su propia vida.

Música de la semana: "Person of interest" suele tener muy buen ojo para elegir canciones que arrancan o terminan capítulos importantes. Para empezar su quinta temporada, la que suena es "No wow", una de las primeras canciones de The Kills.

05 mayo 2016

El hombre y la Máquina


ALERTA SPOILERS: "Person of interest" ha regresado, por fin, con su quinta y última temporada a CBS. Si no queréis saber si el #TeamMachine consigue evitar, por ahora, a Samaritan, no sigáis leyendo.

Ha pasado casi un año desde que viéramos por última vez a Harold Finch, John Reese y Root escapando de los operativos de Samaritan, con la Máquina comprimida en un maletín, y con la sensación de que esa guerra entre inteligencias artificiales ya tenía una clara vencedora. La cuarta temporada de "Person of interest" se cerró llevando las tramas decididamente por el lado más de distopía de ciencia ficción pero en el presente, no en un futuro más o menos cercano, y colocando a los personajes en la situación más desesperada posible para empezar su tramo final. En ese aspecto, es inevitable no tener cierto dejà vú con la última temporada de "Fringe", una serie con la que comparte algo más que la producción de Bad Robot (y que J.J. Abrams mencione las dos cada vez que alguien le pregunta por su faceta de productor televisivo). En ambas, los últimos episodios presentaban una amenaza casi todopoderosa para sus protagonistas, pero éstos no se rendían. Resistían hasta las últimas consecuencias (emocionales y personales), y por ese camino es muy probable que se vayan a mover Finch y compañía.

El primer capítulo de esta quinta temporada retoma la historia justo donde se quedó en la cuarta entrega, con el equipo de la Máquina separado, intentado regresar a su base del metro y eludir a los secuaces de Samaritan que quieren acabar con ellos. Al mismo tiempo, vemos cómo Samaritan está ya dirigiendo el cotarro desde la sombra, clasificando a la gente en potencial amenaza o no y, en ese caso, determinando si deben morir. Para Samaritan, todo parece un gran juego, es como si los humanos no fueran más que pequeños lemmings con utilidades muy breves y, por lo tanto, descartables después. La omnisciencia, extensión y omnipotencia de Samaritan es realmente aterradora, así que se entiende perfectamente la desesperación de Finch y Root por mantener con vida a la Máquina.

Ésta, por cierto, continúa presentándose cada vez con más atributos humanos. Su curiosidad por saber más cosas y aprender, su voluntad de evolucionar y sus ganas de agradar a su "admin", a su creador, a su padre, consiguen que acabemos formando una conexión emocional con ella que parecía impensable al principio, cuando la Máquina no era más que un sistema que ofrecía números de personas en peligro. Las dudas iniciales de Finch entre coartar su crecimiento o permitirle evolucionar por sí misma se muestran como las inseguridades de un padre primerizo, un padre que tiene que ser el ejemplo que su "creación" utilice en su crecimiento. Si él está ahí, al lado de la Máquina mientras se reconstruye, puede conseguir que no sea como Samaritan, que se ha "hecho mayor" sin ninguna supervisión. La influencia del #TeamMachine en ella, probablemente, vaya a ser tan importante como el código que Finch y Root añadan a su programación.

La última temporada de "Peson of interest" promete mucha intensidad. Sólo con trece episodios, y concebida como si fuera la última desde antes que CBS lo confirmara, Jonathan Nolan, Greg Plageman y compañía no van a reservarse nada, y la pelea contra Samaritan no va a ser fácil. Ni indoloira. Si esa voz en off de Root que da inicio al capítulo es indicativo de algo, es que van a hacer falta sangre, sudor y lágrimas para acabar con Samaritan.

P.D.: Este blog va a estar en standby hasta el lunes. Si este fin de semana os pasáis por la Muestra ISFI de series de San Fernando (Cádiz), nos veremos allí.

04 mayo 2016

Tu episodio es demasiado largo


"Tu episodio de televisión es jodidamente largo". Más o menos así publicitaba en Twitter James Poniewozik, crítico de televisión de The New York Times, un artículo que publicó a finales de abril sobre otra de las tendencias en la ficción televisiva que habían introducido las plataformas de streaming: que los episodios de sus series duraran lo que les diera la gana. Poniewozik resumía esa tendencia diciendo que "se ha hablado mucho en la industria sobre 'demasiada televisión', el exceso de cientos de series originales cada año. Pero hay un corolario: televisión demasiado grande. Incluso mientras el tiempo de los espectadores se vuelve más escaso, los episodios individuales se inflan. La televisión sufre un caso de gigantismo".

Tradicionalmente, en la televisión estadounidense hay unas duraciones muy marcadas para los capítulos de dramas y comedias. En networks, los primeros duran entre 42 y 45 minutos, y las segundas, unos 23 minutos. Con los anuncios, se redondea hasta una hora y 30 minutos, respectivamente, y todos los guionistas saben hasta dónde tienen que incluir los cortes para publicidad en cada capítulo. En el cable, esas duraciones se vuelven un poco más flexibles, sobre todo en los canales premium, donde un episodio de un drama puede durar 55 minutos tranquilamente. El bloque de programación sigue siendo igual (30 y 60 minutos), y la duración de cada capítulo depende de lo que cada cadena dedique a publicidad. Aquí, por ejemplo, estaba uno de los escollos de aquella negociación interminable entre AMC y Matthew Weiner para renovar "Mad Men" al final de su cuarta temporada.

La aparición de Netflix y Amazon ha cambiado las reglas del juego. Primero fueron sus tácticas de lanzar toda la temporada del tirón, fomentando el binge-watching, luego el ligero cambio en las estructuras narrativas de esas temporadas para ajustarse a ese visionado en maratón y, ahora, le ha tocado el turno a la duración de los episodios. Poniewozik apunta que los canales de cable básico se apuntaron ya antes a estirar algunos capítulos de sus grandes éxitos (como los finales de temporada de "The Walking Dead") para convertirlos en eventos, pero las plataformas de streaming han optado por el libertinaje en este tema, podría decirse. No pocos críticos se quejaron en su momento de que no era necesario que un episodio de "Love" durara 40 minutos, y cada vez es más habitual leer críticas en las que se afirma que, si en lugar de entregarse a sus veleidades creativas y dejar un capítulo de 65 minutos, el guionista en cuestión se hubiera ajustado a 50, dicho episodio sería mucho mejor.

El caso es que es una discusión interesante sobre cómo está influyendo Netflix, sobre todo, en la industria televisiva, pero vista desde España, casi que resulta adorable. Aquí estamos acostumbrados a que los episodios de las series duren 70 minutos, sean dramas o comedias, porque las cadenas quieren llenar todo el prime time con un solo programa. Existe la concepción de que el espectador medio español se sienta delante de la tele por la noche y, en cuanto se acaba lo que está viendo, se va a dormir, da igual que dure 40 minutos que dos horas y media. Y lo cierto es que, cuando ha habido intentos de adelantar el inicio del prime time o de programar series con capítulos de 50 minutos, han acabado fracasando. Así que criticar que una comedia tenga episodios de 40 minutos casi nos parece una utopía.

03 mayo 2016

Ciencia ficción social y la Muestra ISFI


Más de una vez hemos comentado que las series de televisión no se producen una burbuja y que, al mismo tiempo, la ciencia ficción es, en numerosas ocasiones, un gran espejo de las preocupaciones y las situaciones que se están dando en la sociedad en el momento en el que dichas series se producen. Pues de la unión de todo esto saldrá la ponencia que me toca dar el viernes por la tarde en la primera Muestra ISFI de Series en San Fernando (Cádiz). Si estáis por allí del viernes al domingo, ya tenéis plan.

Ese tema, el de la ciencia ficción social, como quien dice, puede dar para una tesis doctoral muy sesuda, pero tampoco hay que buscar títulos que, explícitamente, afirmen estar haciendo una crítica de la sociedad contemporánea. Generalmente, en las series acaba permeando el clima social de la época y el punto de vista de sus creadores, así que ese componente está ahí si se rasca un poco su superficie. No es necesario que Aaron Sorkin cree la versión futurista de "The Newsroom", por ejemplo.

Y eso que sí es verdad que series como "Battlestar Galactica" (la de 2003) nacieron con el peso de ciertos acontecimientos históricos, como el 11-S, sobre sus hombros, y otras presentaban un rayo de optimismo y tolerancia en tiempos convulsos, como la serie original de "Star Trek" a mediados de los 60, pero es más normal que títulos como "Orphan Black" planteen de fondo algunas cuestiones filosóficas y éticas relevantes sin pretenderlo del todo, sólo por haber elegido el tema y los protagonistas que eligieron sus creadores.

De algunas series más hablaremos el viernes. Y, si sale el tema, también de "Smash", por qué no.

02 mayo 2016

La cultura de los spoilers


La muerte de Chanquete en "Verano azul" no fue ninguna sorpresa para buena parte de los espectadores de la serie. Las revistas que hablaban de televisión en la época, a principios de los 80, adelantaron que el personaje de Antonio Ferrandis moría en el episodio que se emitía esa misma semana, buscando aprovechar el fenómeno para vender más ejemplares a aquellas personas demasiado devoradas por la curiosidad para esperar a ver el capítulo en cuestión. Era una versión primitiva del clickbait actual; di en un titular que Tyrion está muerto (que sólo es un ejemplo hipotético), que te garantizas un buen montón de visitas sólo porque estás hablando de "Juego de tronos".

La situación con esta serie, de hecho, está alcanzando niveles absurdos. Que la sexta temporada se haya separado, en su mayoría, de los libros de George R.R. Martin, y las especulaciones ridículas durante el otoño que intentaban averiguar si Jon Nieve estaba o no muerto por lo largo que llevara el pelo Kit Harington, han hecho que parezca haberse dado carta blanca para destripar en las redes sociales todos los episodios en cuanto se emiten (recordemos que, en España, Canal+ Series programa cada capítulo a las 3 de la madrugada, al mismo tiempo que su emisión en HBO en Estados Unidos). Y no sólo en las redes sociales. La semana pasada, bastantes tuiteros se quejaban de que les habían contado el giro final del primer capítulo en un programa radiofónico el lunes por la tarde. Con "Juego de tronos" hemos perdido todos los papeles.

En Magnet han publicado hoy un artículo precisamente sobre el viejo debate de los spoilers, sobre qué se considera como tal, cuánto tiempo hay que esperar antes de comentarlos libremente, si dar una noticia es también soltar un spoiler, de quién es la responsabilidad de que te los acabes "comiendo", si ser demasiado respetuosos con los spoilers no empobrece la conversación cultural sobre algunas series, o si ser denasiado libertinos con ellos no arruina la experiencia del visionado... Ese "no sabes nada, Jon Nieve" de Ygritte es aquí todavía más cierto de lo que lo era en la serie. Las normas de etiqueta en este asunto dependen de la serie, de con quién estemos hablando, dónde, de qué aspectos de la serie vamos a tocar, de multitud de cosas. ¿Es lícito, por ejemplo, publicar artículos sobre el síndrome de la lesbiana muerta con la foto de cierto personaje, por mucho que haga más de un mes que se emitiera su fallecimiento? ¿O es absurdo seguir protegiendo su identidad, sobre todo cuando se escribe sobre la falta de representación del colectivo en las series más mainstream?

Las reglas, si es que las hay, se establecen sobre la marcha y cambian con cada nuevo fenómeno pop, con cada nuevo tema favorito de los buscadores indiscriminados de clicks, con cada nueva polémica. Lo que está claro es que es diferente que, por ejemplo, yo cuente qué va a pasar en el episodio de la semana que viene de "Vis a vis" a que lo comente esa misma noche, después de su emisión. Una vez el capítulo se ha visto en televisión es cuando vienen los lloros y el rechinar de dientes.

Música de la semana: "Los 100" volvió a tirar de flashbacks la semana pasada y, además, optó por una versión de "Radioactive", de Imagine Dragons, para unir ese flashback con su piloto, que acababa con esa canción.