17 julio 2012

Bitch is the new black

A la hora de enfrentarse a "Political animals", hay que tener en cuenta cuatro términos que definen la miniserie: Greg Berlanti, Hillary Clinton, USA y Sigourney Weaver. Con esos cuatro podemos hacernos una idea más o menos clara de lo que nos vamos a encontrar, que no es una especie de homenaje a "El ala oeste de la Casa Blanca". El título de Berlanti es un culebrón político entretenido, ni muy serio ni muy ligero, con una Weaver que asume casi sin esfuerzo el centro de toda la historia, basada muy claramente en la trayectoria vital de Hillary Clinton. Clinton fue Primera Dama cuando su marido, Bill, fue presidente en los 90; sufrió las repetidas infidelidades de él (hasta estuvo en peligro su puesto por mentir acerca de su relación con Monica Lewinsky), perdió después las primarias demócratas para elegir candidato a presidente y acabó de Secretaria de Estado del hombre que las ganó. El camino vital de Elaine Barrish es muy parecido al de Hillary, y el propio Berlanti lo ha reconocido en alguna entrevista, añadiendo que también ha metido toques de Madeleine Albright. Sin embargo, suponemos que sólo es un punto de partida para todo lo que venga después.

Esta miniserie de seis episodios, en realidad, parece que va a tener dos grandes protagonistas. Por un lado tenemos a Elaine y, por otro, a Susan Berg, una periodista que ganó un Pulitzer cubriendo las infidelidades del presidente Bud Hammond y que ahora quiere escribir un perfil de la Secretaria de Estado, para lo que pide convertirse en su sombra durante la semana en la que su hijo mayor anuncia su compromiso matrimonial. Desde el principio, las conversaciones entre Barrish y Berg son lo más entretenido del primer episodio. No se caen bien, intentan sonsacarle a la otra información a cada momento, pero también sienten cierto respeto la una por la otra, y Sigourney Weaver y Carla Gugino deben disfrutar enormemente en esas charlas que, a veces, parecen combates de boxeo. Cada una en su lado, van a representar las dificultades que a veces atraviesan las mujeres cuando son ambiciosas y tienen que abrirse camino ante las reticencias de sus colegas masculinos, que por ser mujeres no acaban de contar del todo con ellas, y la posibilidad que se abre con las dos al final del capítulo apunta a cosas entretennidas.

"Political animals" no pretende más que mostrar las intimidades de los Hammond, esa Primera Familia de Estados Unidos que nunca se aparta de la política porque, en realidad, es lo único que saben hacer y lo único que da sentido a sus vidas, y aunque los dilemas éticos en los que intentan meter tanto a Elaine como a Susan pueden no estar todo lo bien trazados que sería deseable, las maquinaciones por la espalda y los secretos que todos guardan van a ser, probablemente, lo que le dé vidilla a la miniserie. El Berlanti de "Cinco hermanos" es el que está presente por aquí (hasta hay una cena familiar encaminada al desastre, y un hermano homosexual con muchos demonios personales), el mismo Berlanti que ya mostró su interés por la política en "Jack & Bobby", y que puede crear dinámicas familiares llenas de problemas pero muy entretenidas de ver. Como hemos comentado, sólo van a ser seis episodios, y tengo curiosidad por ver si Elaine y Susan logran sus objetivos, y si Ellen Burstyn acaba compitiendo con Maggie Smith en "Downton Abbey" por el título de la anciana más deslenguada de las familias bien de la televisión actual.

Y antes de que se me olvide, el título viene de un sketch de "Saturday Night Live" hecho durante las primarias demócratas de 2008, y en el que Tina Fey y Amy Poehler hablan sobre las acusaciones que se le habían hecho a Hillary Clinton de ser una "bitch", una zorra, frente a un Barack Obama que se veía como más digno de confianza. Si tenéis oportunidad, y os manejáis con el inglés, echadle un ojo, porque es realmente genial.

1 comentario:

satrian dijo...

Espero que se quede más cerca del espíritu de Jack and Bobby que al de Cinco Hermanos, pero me temo que tendré una mezcolanza como en el piloto, con una primera parte que casi observé horrorizado, y una segunda que me dejó más tranquilo.
Me ha encantado el título :)