25 abril 2017

La fábula de la criada


Cuando Margaret Atwood publicó "El cuento de la criada", en 1985, lo hizo inspirada por varios hechos que estaban ocurriendo en Estados Unidos. Como explica en esta entrevista en televisión británica, en aquella época estaba empezando a aparecer, como un movimiento con cierta fuerza, la derecha fundamentalista religiosa en el país y, al mismo tiempo, entre 1982 y 1985, treinta clínicas abortistas habían sufrido atentados con bomba. El clima que se respiraba era de extremo conservadurismo, y Atwood se puso a pensar en lo que pasaría si esos fundamentalistas llegaban alguna vez al poder y llevaban al extremo sus creencias y sus posturas sobre los derechos de las mujeres.

Así nació el punto de partida de "The Handmaid's Tale", la serie que debe poner, de una vez por todas, a Hulu en el mapa, y que HBO España estrenará mañana con los tres primeros episodios. Será la segunda vez que el libro (nominado a los premios Booker y Nebula, y ganador del Arthur C. Clarke) da el salto a la pantalla (en 1990 hubo una película con Faye Dunaway, Robert Duvall y Natasha Richardson), y lo hace como una de las apuestas más fuertes de la temporada. Los temas que trata lo han vuelto muy relevante en los Estados Unidos de Trump y su abierta misoginia, razón por la que, probablemente, ninguno de sus responsables quiere asociar la serie con una crítica a él o con un término, "feminismo", que ha adquirido connotaciones muy negativas para una parte del público (por qué razones ha ocurrido esto es un asunto mucho más complejo para explicarlo aquí). Hulu quiere que esta serie sea un gran éxito de audiencia, no sólo que sea adorada por los críticos y, tal vez, por los Emmy.

Porque la sinopsis pinta un panorama muy poco agradable. Los Estados Unidos se han convertido en Gilead, una república teocrática gobernada por fundamentalistas cristianos (protestantes, en este caso) que se toman la Biblia al pie de la letra y que, para sobrevivir a una plaga de infertilidad entre las mujeres, deciden eliminar de un plumazo todos sus derechos y dejarlas reducidas a bestias de cría. El papel de las mujeres fértiles es ser criadas, personas adiestradas en centros de reeducación que dan más miedo que cualquier idea perturbada de Negan en "The Walking Dead", y que son asignadas a Comandantes del régimen (del Movimiento, si queréis que usemos un término más familiar para los españoles), cuyas esposas son estériles, para que les den un hijo.

A grandes rasgos, ése el punto de partida de novela y serie, cuyo responsable es un guionista con experiencia en la ciencia ficción más mainstream como Bruce Miller (ha estado en "Los 100" y "Alphas"), que adapta muy fielmente el libro aprovechando, al mismo tiempo, para ampliar mucho más su mundo y su punto de vista. Offred, el personaje de Elisabeth Moss, es nuestra guía de entrada, con una voz en off llena de sarcasmo, espíritu de resistencia y amargura (el único lugar donde puede ser totalmente libre son sus pensamientos), pero "The Handmaid's Tale" se preocupa de construir a todos los personajes, incluida a la mujer del Comandante, Serena Joy, a la que Yvonne Strahovski imprime enseguida cierto aire de que ella está atrapada también.

La serie es preciosa de ver, muy elegante, con una fotografía de cuadro de Vermeer que hace destacar mucho más, por contraste, la brutalidad y la opresión que se esconden bajo la formalidad con la que se comporta todo el mundo, regida por unas normas muy estrictas. Las interpretaciones son todas estupendas y el panorama que pinta el primer episodio es el de una serie que apunta muy alto, sobre todo en sus flashbacks al ascenso de Gilead, a cómo, poco a poco, la gente corriente va aceptando sus reglas, cómo le va pareciendo normal la situación excepcional en la que viven. Probablemente, lo que dé más miedo de todo es lo que la Tía Lydia (Ann Dowd) les explica a las futuras criadas en el centro de reeducación: todo esto ahora les parece extraño y alarmante, pero dejará de parecérselo. Y las siguientes generaciones les resultará de lo más normal.

Música de la semana: El primer capítulo de "The Handmaid's Tale" acaba con una canción que adquiere una enorme carga irónica al sonar en sus créditos finales, después de todo lo que hemos visto: "You don't own me", de Lesley Gore, que igual algunos escuchásteis en la presentación de Harley Quinn en "Escuadrón Suicida".

05 abril 2017

Las razones de Hannah Baker


Hannah Baker se ha suicidado. Sólo tenía 17 años y había sobrevivido a duras penas a su primer curso en un nuevo instituto, en una nueva ciudad. La tragedia deja a sus padres preguntándose si podrían haberlo evitado, a la escuela protegiéndose de una demanda por negligencia y al resto de sus compañeros sintiendo cierta culpa- Porque Hannah dejó algo parecido a un testamento, trece cintas de cassette en las que explica por qué acabó decidiendo quitarse la vida, da trece razones para ello, y cada una está personalizada en uno de sus compañeros. En gente que ella consideraba sus amigos.

"Por trece razones", que es el título español de "13 reasons why", es la serie que se zambulle de lleno en la exploración de qué salió mal en la vida de Hannah para que ella decidiera ponerle fin. La acumulación de decepciones, traiciones personales, pequeños fracasos y un creciente sentimiento de angustia y soledad absolutas que acabó culminando en un suicidio en la bañera. Está basada en un libro de Jay Asher y, por las críticas que han aparecido, parece que la serie mejora bastante lo que cuenta su material de partida, añadiendo más matices a sus situaciones y profundizando en sus personajes, especialmente Hannah y en el protagonista principal, Clay, un chaval que empieza a escuchar las cintas y siente cómo, de repente, todo su mundo se desmorona a su alrededor.

Aunque la mayor atención se la haya llevado la producción ejecutiva de Selena Gómez, lo más interesante de la serie es que su principal responsable es el guionista y dramaturgo Brian Yorkey, que se hizo famoso gracias al musical "Next to normal", centrado en una familia cuya matriarca tenía trastorno bipolar. Esa carta de presentación es muy significativa de cara a los temas que trata "Por trece razones", porque no sólo nos muestra la progresiva caída de Hannah hacia la más oscura de las depresiones, sino que enseña cómo sus cintas afectan a las personas que, de un modo u otro, tomaron parte en ese descenso. Ya fueran los chicos que se dedicaban a lanzar rumores falsos sobre ella, o los amigos que terminaron dándole espalda o el chaval que, aunque no deja de ser buena persona, es incapaz de entender nada de lo que está pasando a su alrededor.

La serie tiene en el retrato de esos personajes, y de la propia Hannah, su principal punto fuerte. De Clay conocemos más cosas al mismo tiempo que él va despertando de su letargo de "no sé a qué viene tanto drama en el instituto" y de su retraimiento, y es comprensible que su caracterización haya despertado algunas comparaciones con "Las ventajas de ser un marginado". Hannah, por su parte, está muy bien interpretada por Katherine Langford, todavía con una carrera muy corta, pero que aporta vitalidad y dolor a su personaje, y el resto de chicos del instituto están muy bien elegidos, aunque igual os lleváis un par de sorpresas cuando veais a Sosie Bacon (hija de Kevin Bacon y Kyra Sedgwick) como la rebelde tatuada del insti o a Ross Butler repitiendo su papel de deportista popular de "Riverdale" (con más matices aquí), o a Miles Heizer bastante cambiado desde los tiempos de "Parenthood".

Es cierto que hay algunos aspectos de la trama (relacionados con el trío de amigos atletas) que chocan un poco con el tono que tiene el resto de la serie y que, como ya es marca de la casa en Netflix, habría funcionado de una manera mucho más compacta con tres episodios menos, pero "Por trece razones" acaba siendo muy efectiva emocionalmente y en el detalle con el que muestra a todos esos adolescentes.

Música de la semana: Como buena serie teen, "Por trece razones" tiene una banda sonora realmente notable, de la que una de las canciones más curiosas es "Into the black", un tema de Chromatics que, en realidad, es una versión de un éxito de Neil Young que ha tocado todo el mundo, incluidos Oasis.